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Capítulo 13

—Yo leo— pidió Remus.

Si había una época del año en donde la dulce personalidad deslumbrante de Cordelia se transformó a una gran señal de "No me toques que me estreso y me muero" es sin duda es en época de exámenes.

—Como una planta— río Edith.

Lily la miro con ojos serios y Petunia con la nariz arrugada a Edith, ella alzó las manos en forma de rendición.

No era que Cordelia se obsesionaba con tener el mejor promedio, todo radicaba a una maestra que en primaria que destruía la autoestima académica en clase de matemáticas. La había sacado al pizarrón para que resolviera un ejercicio matemático que claramente le fue complicado.

La maestra solo le arrebató el marcador y dijo sin ningún tacto que era una chica muy tonta que solo seria un bonito rostro sin cerebro. Cordelia se había sentado en silencio el resto de la clase con la mirada baja y con los ojos llenos de lagrimas.

—Pero que perra— gruñó Lily con deseos de darle una bofetada.

El señor y la señora Evans miraron a Lily sin habla, era casi nulo verla insultar.

—Lily— dijo el señora Evans como advertencia ante su vocabulario.

—¿Qué? Tiene razón— dijo Petunia— Es una maldita perra, decirle es a una niña es horrible.

—Que ese tipo de maestro luego no se quejen que le dejen alimañas en sus maletines— comentó James ganándose la miradas de sus padres

Las matemáticas siempre fueron su talón de Aquiles en cuanto a sus promedios, hasta que un rayo de luz llamado Samantha Smith apareció en su vida.

La nieta de la señora Dawn era campeona en olimpiadas matemáticas desde los catorce años, ( siendo el mayor orgullo de la señora Dawn) así que muy amablemente se había ofrecido como tutora de matemáticas para Cordelia y Dudley. Muy a diferencia de su maestra, Sammy tenia la paciencia de explicarle los ejercicios.

—¿Esa no era la chica de la fuerte resaca?— dijo Bellatrix.

—¿El desastre de vestido de lentejuelas y maquillaje corrido?— siguió Cissy.

—Al parecer si— contestó Sirius— Y esa una nerd.

—Chica para más amable— dijo Lady Potter— Ofrecerse a enseñarles matemáticas a Dudley y Cordelia.

Cordelia nunca más fue un blanco para esa horrible maestra, pero el hecho que la llamaran una tonta frente a sus compañeros dejó en ella esa semilla de demostrar que Cordelia Potter era alguien con cerebro.

—¡Eso pequeña Delia!— dijo Edith dándole una palmada en la mesa— ¡Demuestra quien manda!

Así que apenas llegaron a esa semana de exámenes se pudo ver a Cordelia con sus libros marcando las cosas que sintieron que eran esenciales.

Leía los ensayos que han sido su tarea, incluso preguntó a la prefecta Fawley como fueron los exámenes ella estaba en primer año. Y para su suerte Hermione también era alguien que la semana de exámenes era como la semana más importante del año.

Alice y Marlene miraron a Lily.

—¿Qué?— dijo ante la mirada de sus amigas.

—Nada solo que...— dijo Alice.

—Que tu siempre acabas en la enfermería por agotamiento luego de los exámenes— agregó Marlene— Te desvelas estudiando.

—¡Lily Joy Evans!— le regañó el señor Evans— ¿No duermes tus horas correspondientes?

—Si duermo, papá— contestó Lily mirándolo con ojos de cachorro.

Petunia la miro molesta al notar que usaba su mirada manipuladora.

Hermione tenia una técnica de llamada de estudio tarjetas. Una serie de tarjetas con preguntas y respuestas puntales que leía al lago del día, y muchas veces preguntaba a sus amigas.

—¿De dónde aprendiste esa técnica? - preguntó muy interesado el prefecto Sewlyn

—Mi madre la usó en sus exámenes de la residencia y para su examen de certificación— respondió Hermione al natural— Ella siempre me había dicho que alguien debe hacer una lectura crítica, por que no tiene sentido solo leer responder y olvidarse.

El prefecto Sherlyn solo asintió con la cabeza ante las palabras de Hermione.

—O también puedes hacer pequeñas muletillas— dijo Edith casualmente.

—¿Haces trampa tus exámenes?— preguntó Madame Longbottom con un tono acusatorio.

—Solo fueron las fórmulas para los exámenes de física en le bachillerato muggle— respondió en forma inocente Edith.

En su pequeño grupo se dedicaban a estudiar en la biblioteca donde casualmente también estaba el pequeño grupo formado por los herederos Malfoy, Nott, Zabini, Goyle y Crabbe.

Cordelia pudo notar en que materias eran el punto fuerte entre sus amigas. Ella misma sobresalía en Transformaciones.

Eowyn resalta en Defensa Contra Artes Oscuras.

Hermione brillaba en Encantamientos.

Daphne era hábil en Astronomía y Pansy dominaba pociones.

Así que entre ellas se apoyaban en los temas que no entendían y se intercambiaban apuntes.

Cordelia tenía el buen presentimiento de que sería una buena semana de exámenes.

—Es bueno tener amigos en quien apoyarse en materias complementarias— dijo Lady Potter. —Así se apoyan mutuamente.

—O se pasan las repuestas— murmuró Petunia.

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Como predijo, el trabajo en grupo ayudó.

Lo que no colaboró fue el dolor de cabeza. Si cicatriz ardía, tanto que a duras penas pudo dar su examen de Astronomía sin gruñir del dolor.

Cordelia apenas termino y entregó el pergamino salió sola para ir a donde Madame Pomfrey por algo para el dolor.

Estaba doblando una esquina cuando sentí un frío subir por su columna.

Su mano fue al bolsillo de su túnica para tomar su varita y lanzar cualquier hechizo y echarse a correr.

Pero antes de que pudiera actuar fue atacada y todo se volvió negro.

—¡¿Qué?!— dijo James preocupado arrebatándole el libro a Moony.

—James cariño— dijo Euphemia quitándole el libro, aunque preocupada, mantenía la calma— Deja que Remus siga leyendo.

El libro fue devuelto a Remus a la par que Edith sacaba de mochila su cantimplora.

—Dale un trago rápido— dijo pasándole su reserva de puro.—Hazlo.

James tomó la cantimplora, su anillo de heredero no ardió por lo que no había pociones en ello, y bebió un trago.

Tosió un poco y le devolvió la cantimplora a Edith.

—¿Qué era eso?— preguntó james.

—Algo para los nervios— contestó dejando la cantimplora en su regazo.

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Cordelia recuperó la conciencia en una habitación que jamás había visto con un dolor de cabeza.

En la habitación solo había un gran espejo muy muy viejo.

Cordelia se levantó con la cicatriz ardiendo en fuego, podía sentir su varita en su bolsillo. Cordelia avanzó hacia el espejo logrando leer la inscripción que estaba grabado en el marco del gran espejo " Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse"

—Muévete, niña tonta— dijo una voz a sus espaldas.

Cordelia se giró para encontrarse con el profesor Quirrell, era extraño no tartamudeaba como de costumbre. Cordelia esgrimo su varita en posición de defensa a la vez que se apartaba del espejo.

—Ese hijo de puta— dijo Lily apretando las manos. Su deseo de tener la sangre de ese idiota en sus manos cantó en su mente.

Todos en la mesa de Gryffindor, menos James el tenia sus propios pensamientos destructivos hacia el sujeto, miraron a Lily con sorpresa.

Quirell se acercó al espejo con una mirada hambrienta mientras murmuraba, Cordelia miró hacia todos los lados buscando una ruta de escape, pero la única salida estaba detrás de una pared de fuego.

—Ayúdame, Madre Magia— oró Cordelia en su mente.

—Veo la piedra, se la entregó a mi maestro. - murmuraba Quirell mirando su reflejo— La veo, Dumbledore fue listo en colocarla en el espejo. La piedra será mía. ¡Potter!

Fleamont Potter no pasó por alto la mención de Dumbledore.

Cordelia mantuvo su agarre en su varita, Quirell la jaló de la manga de su túnica y la colocó frente al espejo.

James apretó las manos mientras su respiración se volvía más profunda y una mirada de seriedad e ira cubría su expresión. Algo raro ante las sonrisa habituales y la expresión de tranquilidad.

Una expresión de sorpresa se instauró en el rostro de Cordelia cuando vio su reflejo en el espejo, era ella sin ningún cambio pero a su lado podía ver a dos personas más.

Una bonita pelirroja sangre con sus ojos verdes, el cabello suelto que caía como llamas por sus hombros y un hombre alto, de cabello negro revoltoso y lentes con un marco que era de oro que enmarcaban unos ojos almendrados que ligeros toques azules.

Sus padres. Cordelia estaba viendo a sus padres.

James y Lily soltaron un jadeo.

Lagrimas delgadas cayeron por las mejillas de Lily, Edith le pasó la cantimplora. Lily le dio dos tragos largos antes de devolvérselas.

Ambos prometidos se tomaron las manos al borde de los nervios.

Su madre apoyó su cabeza en la de Cordelia y su padre una de sus manos sobre uno de sus hombros. Su padre sacó una piedra roja con destellos dorados, la lanzó ligeramente al aire para atraparla y ponerla en el bolsillo de la túnica escolar de Cordelia.

El reflejo de su padre besó la coronilla de Cordelia con ojos devotos.

Dumbledore lo notó, era la piedra de Flamel.

James sentía un nudo en el estómago, solo fue el suave tacto de los dedos de Lily sobre sus nudillo que lo mantuvieron calmado.

—¿Qué ves, Potter? - preguntó Quirell ansioso.

—A mis padres— respondió Cordelia con la voz rota.

Quirell la movió molesto llamándola nuevamente niña tonta. Cordelia sintió el peso de la piedra en su bolsillo.

Lily respiro fuerte, el deseo de deslizar su daga por el cuello de ese idiota fue totalmente tentador.

—Muéstrame Quirrell— dijo una voz fría en el lugar. Quirell con las manos temblorosas se destapó su turbante.

En la nuca de Quirrell había un horrendo rostro, color ceniza con brillantes ojos rojos y ranuras en vez de fosas nasales asimilándose a las serpientes.

En el Gran Comedor se escuchó un jadeo. Edith no comprendía la situación, pero debía ser alguien muy malvado por la expresión de todos.

—Cordelia Potter— dijo la voz seseante.

Cordelia retrocedió su varita en alto.

—¿Ves en lo que me ha convertido? - dijo la criatura— En una sombra Quimera, que sobrevive al poseer el cuerpo de alguien deseosos de dejarme entrar en su mente. La sangre de unicornio me ha servido temporalmente, pero la piedra me ayuda a crearme un nuevo cuerpo.

Cordelia sacó la piedra de su bolsillo.

—Dame la piedra— seguramente— Tu padre se enfrentó valientemente y murió por ellos Y tu madre, la talentosa maestra de Runas sacrificó su vida por la tuya. No seas una niña estúpida al desperdiciar tal sacrificio.

Lagrimas bajaron por las mejillas de Cordelia.

Sus padres muertos por ella.

¿Que tenia que hacer? Era niña y no hay ningún adulto cerca para socorrerla, sabia que si lanzaba alguna él, el que Quirell lanzará como ataque seria mucho peor.

Dumbledore meditó.

¿Que haría la niña en esa situación? ¿Protegería la piedra o la entregaría?

—¡Que la entregue!— chilló Lily al borde un colapso. —Que entregue esa piedra.

—Lily— dijo Sirius— Esa piedra debe ser un poderoso artefacto

—¡Que entregue puta piedra!— dijo James muy serio— ¡ No nos importa esa cosa!¡Si eso garantiza la seguridad e integridad de mi hija!¡Que lo haga!

—Es solo una niña— dijo Petunia con toda seriedad— Ella no debería estar en esa situación.

Lily ha este punto estaba sollozando, la señora Potter le pasó un pañuelo mientras Lily apoyaban su cuerpo contra el cuerpo de James.

Este le pasó el brazo por los hombros atrayéndola en un abrazo.

Cordelia miró la piedra en su mano y el espejo pensando en sus padres. La magia vibró por los dedos de Cordelia, un impulso, una decisión.

Cordelia le tiró la piedra a Quirell.

Dumbledore suspiró decepcionado.

—Veo que no eres una niña tonta— dijo complacido la criatura — Y para muestra de cortesía, haré que piensen que peleaste con valor.

Quirell lanzó un hechizo que la lanzó a una de las paredes. Cordelia se golpeo la espalda y la cabeza, y antes de caer en la inconsciencia vio como la pared de fuego se apagaba.

—Fin del capitulo— dijo Remus.

Edith rápidamente le arrebató el libro y bebió un trago largo de su puro antes de empezar a leer. 

N/a: Okey, Edith no es una alcohólica que siempre tiene trago en su mochila, solo que cuando fue llevaba por las Moiras iba a un ritual que se emplea el puro.

Como una limpia

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