Capítulo 1
Cordelia terminó de ajustarse el listón color azul bebé en su pelirrojo cabello, se aseguró de que ningún mechón estuviera fuera de lugar.
Cordelia Potter miró por la ventana para respirar un poco de aire fresco y se encontró con la chica Smith del número 7 de Privet Drive, una chica de 19 años salir de su auto toda despeinada, con el rímel corrido y el labial rojo desgastado.
—Que falta de decencia— comentó Druella Black.
—Ninguna señorita respetable se dejaría ver de esa modo— agregó Madame Longbottom.
También noto que su escandaloso vestido lleno de lentejuelas estaba mal ajustado y tenía los tacones en su mano derecha mientras que la izquierda tenía sus llaves.
Cordelia arrugó la nariz al darse cuenta que regresaba de una fiesta.
—De seguro bebió hasta caerse desmayada— murmuró con cierto disgusto ante la falta de decencia de la chica.
—Okey, dice que tiene 19— dijo Lily — Así que si bebió mucho pudo ser por varios motivos.
—Si, porque no supo mantener la decencia en una fiesta— comentó Petunia— ¿Qué gana una chica en emborráchense en una fiesta?
—Bueno, Petunia tiene razón— agregó la señora Evans— Cualquiera pudo hacerle daño.
—Pero algo la llevó a beber. A esa edad de seguro inicio la universidad, pudo ser una evaluación difícil— contestó Lily— ¡O rompió con un posible novio!
—Infidelidad— trató de adivinar Alice.
—Un hombre no lo vale— contestó Marlene.
Ninguna chica debería respetarse andar en la calle a tales horas.
Cordelia entró nuevamente su cabeza su cuarto. Ya había iniciado el verano y las clases culminaron, emocionada guardo debajo de su cama los textos y libretas que había usado en la clase. Al fin la primaria se acabo.
Sus tíos habían facilitado que Cordelia estudiara en Benenden School, ya que ella había conseguido medios porque gracias a sus notas académicas y la recomendación de la señora Dawn (una exalumna de Benenden)
—¿Esperen?¿Tíos?¿Benenden?— dijo James. — ¿No debería estar con nosotros y presándose para Hogwarts?
El comedor se quedó en silencio un momento, hasta que Euphemia Potter sostuvo la mano de James. Y algo se instaló en la mente de James y Lily.
—Moriremos— dijo Lily sin duda. ¿Por qué otro motivo su hija quedaría con Petunia?
Lily se llevó la mano al pecho, tratando de no perder el aliento. Euphemia, con los ojos lloros abrazó a su hijo, aferrándose a él muy fuerte.
¿Por qué la madre magia le quitaba a su hijo? Después de todo el dolor por esos muchos abortos o los dos bebés que nacieron muertos.
Adrian y Aurora Evans tomaron la mano de hija, su pequeña flor muerta. Petunia mantuvo una mascara de frialdad, si bien no se llevaba bien con Lily no se alegraba que su única hermana estuviera muerta.
Luego de minutos de silencio , la profesora McGonagall continuo con la lectura.
Continuaría su formación en ese internado para luego acceder a una buena universidad. Según la señora Dawn, en la universidad podría conseguir un buen marido, cosa que la entusiasmaba.
No importaba si no terminaba de graduarse en lo que sea que vaya a estudiar, su meta era estar casada antes de los 25.
Lily y muchas otras hicieron una mueca ante la ultima frase.
—¿Quién va buscar marido a la universidad?— una Ravenclaw hizo una mueca.
—Por favor, el matrimonio con es una lapida— contestó Bellatrix. — Es la base de esta sociedad mágica, asentarse y seguir con el futuro de esta comunidad para no llegar a la extensión.
—Yo no estoy en contra del matrimonio— dijo Lily— Pero a veces una debe aspirar a más.
—¿Y por que no pusiste en practica tu filosofía— dijo Narcissa Black sentada junto a su prometido el reciente Lord Lucius Malfoy— Te conformas con ser una simple sangre sucia e ignorar las tradiciones y las Vías Antiguas
Lily apretó los puños sobre su regazo, pero se mordió la lengua. Petunia por su parte vio a su hermana con una ceja alzada.
Petunia noto como muchas damas y chicas tenían el cabello recogido en elegantes peinados y usaban guantes, a diferencia de Lily que lo tenia recogido a la mitad. Incluso las dos rubias cerca de Lily tenían el cabello recogido.
—"Interesante"— pensó Petunia con diversión— "La señorita perfecta no es tan perfecta"
Dios, que horror acabaría como tía Marge. Soltera y rodeada de perros pugs que babeaban todo a su paso.
Muchas brujas sangre pura hicieron una mueca, de una muggle se podría esperar eso, al menos la niña tenia sus objetivos claros.
Como era verano, podría dedicar su tiempo a perfeccionar su bordado o seguir pintando. Tía Petunia la había inscrito a un sin número de cursos para que se formara como una señorita educada. Tal vez en Benenden podría aprender francés y mejorar con piano forte.
—¿Cómo puede perder el tiempo en esas cosas?— hizo una mueca Sirius.
—Guarda silencio Sirius— le advirtió su padre.
—Al menos mi yo del futuro le propone los medios para encontrar algún actividad pueda sacar provecho— dijo Petunia—Porque como es mi relación con Lily me sorprende que me haya cargo de la niña cuando bien pude dejarla en un orfanato.
—¡Petunia!— le regañó la señora Evans, pero solo se cruzó de brazos.
Cordelia miró al reloj, ya tocaba hacer el desayuno.
Encendió la radio y comenzó.
Mientras el programa de radio habla de las últimas noticias puso la tetera al fuego, empezó a batir los huevos, calentará el pan, a freír el tocino.
—Una niña no debería cocinar a esa edad— dijo Molly con un pequeño Percy dormido en sus brazos.
—Se llama ser una persona autosuficiente— respondió Petunia— Lily y yo sabemos cocinar lo básico desde los 10.
Lily asintió con la cabeza.
Tío Vernon y Dudley desayunaban su desayuno Inglés completo y mientras que tía Petunia y ella preferían un par de tostadas acompañadas de té o leche tibia endulzada con algo de miel.
—Ah, la leche con miel es deliciosa— dijo Andrómeda a lado de su esposo, quien tenia a pequeña Nymphadora de cuatro años en su regazo.
—Y canela— dijo la pequeña balanceando sus pequeños pies.
—... y al fin lograron recuperar a la boa que había escapado del zoológico..— escuchó Cordelia.
Ella grabó el cumpleaños de Dudley. Solo había separado un momento de tía Petunia para observar más de cerca a las serpientes cuando esa amable boa le contó de Brasil.
Y luego. El caos.
El vidrio desapareció de la nada y cuando la serpiente salió de su exhibición, Cordelia se desmayó de la impresión y solo despertó en la zona médica que contaba el lugar con una bolita de algodón empapada de alcohol para qué recuperará la conciencia.
—¿Le contó?— dijo Lucius con cautela— ¿Habló con la serpiente?
—¿Una parsel hablante?— preguntó Lord Thadeus Nott. El único parsel hablante con quien ha tenido el placer de amistarse era el señor Oscuro.
Muchos que seguían al Señor Tenebroso se mostraron intrigados, otro parsel hablante en el continente.
—Eso imposible— dijo James— El árbol genealógico de los Potter nunca mostro una relación con algún descendiente Slytherin.
—Debe ser una coincidencia— comentó Dumbledore. Muchos Lord y Damas miraron a Dumbledore con frialdad.
La niña de listón azul sacudió su cabeza para sacar esa experiencia, la pequeña cocina se llenó. Tío Vernon y Dudley se sentaron en sus sillas y al segundo, Cordelia estaba colocando los platos sobre ellos y sirviendo las bebidas. Saludó a tía Petunia y atribuyó el té, la leche y las tostadas para ellas.
Cordelia comió su comida en silencio, no era apropiado de una señorita que hablará con la boca llena. Cordelia armó su día, lavaría los trastes, revisaría que ninguna de las flores en el jardín se marchitará y después del almuerzo practicaría su bordado. Hace poco la señora Williams le había regalado un viejo catálogo que mostraba patrones de bordados florales.
—Mis niñas son muy buenas en el bordado— dijo la señora Evans. — Petunia bordó las perlas en las mangas de su vestido de novia.
Cordelia tenía una falda aburrida color beige que pueda dar vida con su bordado.
—Cordelia querida, ve por el correo— dijo Petunia.
—Si tía Petunia— Cordelia se levantó de su silla.
Abrió la puerta y recogió las cartas. Facturas, una postal de tía Marge informando de una leve gripa, la revista de tía Petunia que recibió cada semana (a Cordelia le encantaba la sección de belleza) y una carta para Cordelia.
—¿Las revistas muggles dan consejos de belleza?— arqueó una ceja Bellatrix.
—Algunas traen muestras de perfumes— dijo Petunia.
—¡Y posters de bandas! — se emociono Lily— Mi poster de The Runaways lo conseguí de Rolling Stone hace un año.
—¿Acaso te pregunte?— dijo Bellatrix hacia Evans. Ella se sonrojo de la vergüenza y se mantuvo callada.
Decía su nombre en tinta verde, y nombraba su cuarto.
Cordelia escondió la carta dentro de la revista de tía Petunia y se dispuso a recoger la mesa. La cocina debe estar impecable antes del almuerzo.
—Su carta de Hogwarts y no se emocionó— dijo destrozado James.
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Petunia demostró el sobre, ese maldito sobre. Pensó que la magia no había tocado a Cordelia, pero se equivocó, la niña era una bruja.
Petunia bajó el sobre y respiró.
Sus planos deberían modificarse, si le negaba la magia a la niña, esos vendrían a su casa a verificar que Cordelia estuviera bien.
Muchos miraron a Petunia con la ceja alzada, los mas adultos estaban molestos ante la forma que la muggle se refiero a ellos. La mujer joven de cabellos rubios miró sus uñas pensando seriamente que necesitaba ir con la manicurista.
Pero pensó, más bien sus recuerdos hicieron un eco al pasado. Lily un verano se había mostrado furiosa mencionando a un Heredero algo idiota y patán. ¿Lestrange era? , bueno eso no importaba.
Rabastan miro a Lily. ¿Cómo esa sangre sucia podía referirse a él de esa forma?
Lily no bajo su mirada, solo endureció sus ojos sin apartarlos de Lestrange, fue un duelo de miradas tensan. Los ojos de Lily brillaban como veneno.
Lestrange miro a su prometida.
—Ojos de Gorgona— murmuró Sirius.
—¿Dijiste algo?— preguntó Orión a su hijo.
—Nada— contestó Sirius con una postura recta.
Lily había dicho que el mundo mágico era como la aristocracia. Había Lores y Ladys, casas antiguas de tiempo de la era Isabelina o Victoriana.
Si no mal recordaba Potter era una de sus casas.
Cordelia era mucho mejor educada que Lily. Tal vez Cordelia logre conseguir un mejor prospecto de esposo en el mundo mágica. Después de todo recordó que los Potter estaban podridos en dinero mágico. (Nadie le informó de la herencia que le pertenecía a su sobrina, pero sabía que en alguna parte del mundo había una bóveda llena de monedas de oro y joyas esperando por su sobrina, y sospechaba que nunca le dijeron por qué no era una bruja)
Petunia hablaría esta noche con Vernon al respecto.
—Primero dejan a una heredera lejos del mundo del mágico y luego no dejan a alguien para que ayude a su tutora sobre la herencia de la niña— comentó disgustada Walburga.
—Un completo incompetente el responsable de eso— apoyo Madame Longbottom.
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Esa tarde tía Petunia y ella fueron al número 7 de Privet Drive al tomar el té con la señora Dawn y las otras señoras del vecindario.
Cordelia estaba familiarizada con el lugar debido a que la señora Dawn era la que le instruía en el piano forte desde que tenía siete. La anciana y las demás señoras alababan a Cordelia y su forma angelical de tocar.
—Oh, la señorita Evans hizo bien en instruirla en algún instrumento musical— dijo Euphemia— La disciplina con lo referente musical se nota el modo que fue criada, y la señorita Evans hará un trabajo.
Petunia sonrió ante el halago.
—Abuela— Cordelia alzo la vista para encontrarse con la chica Smith. Tenía el cabello en un desastroso moño y debajo de sus ojos habían ojeras oscuras.
—Que desastre de chica— murmuró Druella Black. Ella estaba orgullosa de sus hijas, el epitome de la elegancia encarnada en tres maravillosas hijas.
—Oh Sammy— dijo la mujer— Tenemos visitas.
—Ah, hola— alzó su mano para luego mirar a su abuela— Abuela, iré al supermercado por cajas, debo terminar de empacar algunas cosas.
—Oh cierto— sonrió la mujer— Pero antes que te vayas, porque no le enseñas tu cuarto a la pequeña Cordelia. De seguro no te llevas algunas cosas como libros o tus viejas muñecas.
—¿Te gustan las Barbies?— preguntó Sammy a Cordelia.
—Si— contestó Cordelia. Cordelia solo tenía una muñeca bebé que llamó Susan.
—Sígueme.
—Oh Barbies—dijo una chica de Gryffindor de segundo año— Yo tenia una, hasta que mi hermano lo tiró al agua caliente.
—¿Qué le paso?— preguntó una Hufflepuff
—Se le derritió el rostro— contestó decaída.
Cordelia se levantó disculpándose con el grupo de señoras para seguir a la chica. El cuarto de Sammy era de paredes violetas y con póster de grupos de grunge. Cordelia sintió que le daba algo al ver ropa en el piso, la cama con varios cosméticos esparcidos sin ningún cuidado, una multitud de vasos y tazas por el escritorio.
¿Cómo podía vivir en ese desorden?
Lo único ordenado era su librero.
—Que falta de orden— dijo Madame Longbottom.
—Se nota que sus padres no le dieron una buena crianza— continuo Walburga.
—"Oh, lo dice la amorosa madre que reparte crucios como si fueran dulces"— pensó Sirius
—¡Aquí están!— dijo con alegría sacando una caja del armario. De un movimiento de brazo que pasó por su cama para arrimar todo el maquillaje a la cabecera para poder sentar ella y apoyar la caja. — Ven siéntate, Cordelia.
Cordelia se sentó al borde la cama a la vez que Sammy sacaba las muñeca de su caja. Las Barbies parecían estar bien cuidadas, con el cabello sedoso y con sus bonitos vestidos.
—Son lindas— dijo Cordelia tomando a una Barbie con vestido de novia. La muñeca sonría envuelta en gasa blanca con flores. Ella esperaba tener un vestido de novia si de bonito.
—Ah, el vestido de novia— sonrió Alice. Ella ya sabia como seria su vestido con Frank.
—El sueño de muchas— agregó Marlene también con su vestido de novia en mente, puede que tenga prometido, pero sabia como seria su vestido.
Lily solo se encogió de hombros, aun no tenia ni la menor idea de como quería su vestido de novia.
—Todas tuyas— le entregó la caja— Dentro de poco me iré a Edimburgo a estudiar Artes y así que es momento de dejar a la vieja Sam detrás.
Cordelia parpadeó. Tía Petunia había dicho que una señorita solo dejaría su hogar con una linda sortija decorando su mano, no era aceptado que las señoritas vivieran fuera del hogar antes del matrimonio.
—¡No, la hermana de Lily Flowers le lavó el cerebro!— dijo Sirius. Lord Black miro seriamente a su hijo y Lady Black le pellizcó el brazo.
—La hice consciente— dijo Petunia— Una amiga de mi curso de Mecanografía se fue a vivir sola. ¿y que paso? Entraron a su departamento y bueno, no es necesario que siga explicando lo que le paso.
Muchas chicas se pusieron pálidas ante el relato de Petunia Evans
Pero Cordelia no comentó nada, una señorita se mantiene en silencio sus pensamientos.
—También esto es para tí— Sam se acercó al librero y tomó dos libros— Algo que una niña saber.
Cordelia dejó la Barbie en su regazo y tomó los libros que le ofrecía Sam.
Una habitación propia y la señora Dalloway de Virginia Woolf.
—O esos libros son buenos— dijo una Ravenclaw— Ósea, Woolf fue una gran exponente en la segunda ola del Feminismo, que la amo.
—No la he leído— dijo Lily.
—Léela— le insistió— De hecho, los tengo en mi dormitorio, luego te la pasos.
—Gracias— sonrió Lily.
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