IV.
―El expreso a Hogwarts ―leyó Dumbledore luego del almuerzo.
Al caer la noche del 31 de Agosto, ni Albus ni Rose ni Dana ni Scorpius podían dormir. Se encontraban ambos en camas diferentes, con unos cuantos kilómetros de distancia. Pero ninguno podía dormir.
A la mañana siguiente, y luego que Albus se haya quedado hasta tarde haciendo nada, Ginny apareció por la puerta de la habitación de Albus, diciendo (o gritando) que se tenía que levantar. Albus soltó un quejido de cansancio, pero se levantó y bajó las escaleras para llegar al baño. Se duchó y se puso ropa muggle para pasar desapercibido.
Salió del auto en cuanto llegaron y caminó junto con su padre. La gente murmuraba cosas a su alrededor, y cuando cruzaron la barrera, Albus sonrió como niño en navidad, y se acercó a Rose, que estaba con su padre, Ron.
―Hola, Rose ―saludó, sonriendo―. ¿Vamos?
―Primero hay que despedirse, no seas ridículo, Potter ―se burló Rose.
Albus se rió suavemente y se despidió de un abrazo con su madre, y luego jaló la túnica de su padre, que se encontraba hablando con Lily.
―Papá ―murmuró, cohibido y sonrojado―. ¿Qué pasa si quedo en Slytherin?
―Atrévanse a decir algo y les parto la cabeza, ¿oyeron? ―amenazó Roseanne la ver que algunos miraban a Dumbledore extrañados.
James no deja de repetirlo.
―¿Por qué no me sorprende? ―murmuró Snape, pero todos lo oyeron.
Harry se rió suavemente, casi como si pensara e ideara una buena frase que dicirle a su hijo favorito (aunque James siga repitiendo que Harry lo quería más que a Albus o a Lily, Harry quería más a Albus porque él sentía que Albus era el que más se parecía a él).
―Albus Severus Potter, te puse los nombres de dos directores de Hogwarts, y uno de ellos fue un Slytherin, y fue el hombre más valiente que he conocido jamás.
―Espera... ¿cómo? ―Sirius detuvo a Dumbledore―. Hablabas de Dumbledore, ¿verdad, Harry?
Harry frunció el ceño.
―Creo que hablaba de Snape ―murmuró, muy confundido.
Una carta cayó de la nada sobre Snape y una voz resonó en el lugar.
―Sí, se hablaba de mi querido Severus Snape, no te sorprendas, Black. ¡DÉJAME HABLAR, QUEJICUS! Bueno, solo vengo a decir que sí, Severus, Harry va a saber sobre tu pasado en Hogwarts.
Snape se había puesto pálido, con más preguntas que respuestas para sus propias respuestas.
―Y ahí estaba de nuevo, otra de sus brillantes frases que alegraban el día―. Y si tanto te preocupa, yo estuve a punto de quedar en Slytherin, pero le pedí al sobrero que me mandara a Gryffindor.
―¿Eso es posible?
―¡Potter es un traidor!
―¡En realidad es una serpiente!
―¡No me jodas, Potter, y apuesto un galeón a que fue tu amiguito Weasley que te dijo que era malo que quedaras en Slytherin, por lo que por eso le pediste esa barbaridad al sombrero!
La voz de Roseanne salió furiosa, molesta, a la hora de hablar, o quejarse.
Albus sonrió agradecido y volvió a abrazar a su padre, feliz de que éste no se haya burlado de él. Albus, a pesar de oír fatales historias del cuadro de Snape, sentía que debía hablarle. Que vea una vez más los ojos de Lily Evans.
―Espera, ¿qué? Disculpen voy a vomitar ―la voz de Harry sonó aguda, estrangulada al hablar.
―Primero que nada, padre ―se quejó la voz de nuevo, pero esta vez era la voz de un hombre―. No vomites, gracias. Segundo, no es lo que crees. Y va a salir, Sev.
Albus conocía perfectamente la historia del sacrificio de Severus Snape
―Sacrificio ―se burló Sirius cruelmente―. Como si Quejicus supiese el significado de Sacrificio.
Snape solamente entrecerró sus ojos y maldijo en silencio a Black.
y el como Snape se esforzaba en mantener vivo a Harry.
―Eso no es verdad.
Roseanne se levantó de golpe, a la vez que sus manos chocaban con la mesa.
―Isi ni is virdid ―se burló―. ¿Y tu primer año en donde el profesor Snape te salvó de Quirrel qué? ¿Te olvidaste o qué?
Al ser parte de la orden del fénix y de los Mortífagos, corría peligro de que Voldemort se enterase de su secreto.
―¡Lo sabía! ―chilló Sirius―. Sabía que eras un traidor.
―¿Escuchaste bien, pulgoso? ―preguntó Snape―. Estoy ""traicionando"" a los Mortífagos, no a la orden. Usa el cerebro imaginario de una vez, Black.
―Sí claro, como digas, Quejicus.
Durante su infancia habían vivido con su padre muggle en un barrio pobre y en ese barrio conoció a Lily y Petunia Evans, siendo la primera una muy bonita pelirroja bruja hija de muggles.
―¿El profesor Snape era amigo de una sangre sucia? ―preguntó un niño de primero, pero Roseanne alcanzó a oír.
―Sí, estúpido, y te recuerdo que esa sangre sucia fue mi madre, así que te callas a no ser que quieras que te castigue ―siseó mirando muy mal al niño.
―Sí, señorita ―se apresuró a decir el niño.
Roseanne sonrió orgullosa de sí misma.
Él y Lily se hicieron amigos, mientras que él y Petunia, enemigos.
Durante el viaje a Hogwarts, Lily y Severus se sentaron accidentalmente con otros tres chicos... James Potter, Sirius Black y Remus Lupin. Lily y Severus empezaron a hablar del como Severus quedaría en Slytherin. Hasta que James les interrumpió hablando mal de Severus y de Slytherin, llamándolo «Quejicus» a modo de burla. De ese modo, Severus y James se hicieron enemigos de por vida.
―¿Osea que mi padre y el profesor Snape se conocían? ―se extrañó Harry. Luego añadió en una exclamación―: ¿Es enserio? ¿ES ENSERIO? ¡Yo no soy James, profesor, yo jamás atacaría a alguien por la espalda!
Snape hizo oídos sordos.
Pero James Potter tampoco era tan valiente como decía, sólo atacaba cuando estaba con su séquito,
―Al fin lo admiten ―soltó Snape con rencor.
―¡James si era valiente! ―gritó Sirius, con odio en su voz.
―¿Alguna vez viste a Potter atacar estando solo, Black? ―se burló Snape―. ¿No, cierto? Así que te callas.
los merodeadores: Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew. Y además de molestar diariamente a Severus, hacía bromas crueles a cualquiera que se metía con él, se comportaba como un imbécil con Lily Evans, y se hacía la víctima diciendo que Severus también tenía algo de malo, solo por ser de Slytherin y ser mejor amigo de su Lilyflor.
―¿Qué? Osea me mintieron toda la vida ―se quejó Harry finalmente―. "Tú padre fue un gran hombre" mis pelotas. ¿Por qué nadie me dijo que mi padre fue un bully? ¿Tú lo sabías, Roseanne? ¿Sirius, tú lo sabías? Ay, ¿que digo? Obviamente lo sabías si tú también lo ayudabas.
Snape se mordió la mejilla para no decirle a Potter algo como «no tienes por qué odiar a tu padre», o «igual si tiene algo de razón».
Así que, durante su quinto año, y luego de atacar a Severus estando éste sin varita, Severus llamó por error a Lily «Sangre Sucia», acabando su amistad por completo. Aquel recuerdo, para el chico, prontamente se convertiría en su peor recuerdo. Un año más tarde, y luego de seguir los pasos de Black para atrapar a Lupin en plena luna llena, fue detenido y salvado por James, quien se mofó de haberle salvado la vida semanas más tarde.
―¿En en serio, Sirius? ¡Ya con 16 años habías intentado matar a alguien! ¡No me sorprende que hayas querido matar a Pettigrew en la casa de los gritos! ―explotó Harry.
―Harry ―siseó Roseanne―. Entiendo perfectamente lo que sientes. Sé que te puedes sentir decepcionado de Sirius, o de James, pero te aseguro... James maduró. Sirius no, a él dile lo que sea.
Harry respiró con más calma.
Años más tarde, luego de quedar como profesor de pociones, Severus Snape conoció a Harry Potter, el mocoso hijo del matrimonio de los Potter, el famoso niño que vivió, supuso que sería arrogante. Pero era extraño, parecía sumiso.
―Por favor que no salga ―rogó Harry en su cabeza.
―¿Sumiso? ¿Tú, Harry? ―interrogó Roseanne―. ¿Tiene algo que ver con lo que me enteré este verano?
Harry no la miró, solo agachó la cabeza.
―Sí ―respondió con simpleza.
Nunca preguntaba cosas en clases, pero nunca aprendía, así que, Snape lo trataba mal. De hecho, la primera clase, no dudó en dejarlo en ridículo preguntando cosas de años superiores.
Pero lo que Severus no sabía, era que la infancia de Harry no había sido la mejor. Había dormido en una alacena toda su vida,
―¿Qué? ―susurró Snape―. Repite eso, Albus.
Había dormido en una alacena toda su vida,
―¿Una alacena? ―repitió Sirius―. ¡No mi ahijado!
―¿Ahora te importa, Black? ―se burló Roseanne.
―Harry, ¿por qué no nos dijiste? ―se quejaron Ron y Hermione casi a la vez.
Harry decidió hablar.
―¿Qué querían que les dijese? ¿«Oigan chicos, dormí en una alacena la mayor parte de mi vida y me dieron un dormitorio decente cuando recibí la carta de Hogwarts»? ―se burló usando un tonó muy agudo a la hora de decir lo que les pudo haber dicho―. No es algo de lo que me siento cómodo hablando dé, así que, ¿qué se esperaban?
había sido golpeado por su tío Vernon,
Snape se mordió el labio queriendo maldecir a cualquier persona.
y bulleado por su primo Dudley y su pandilla. Así que, en algunas partes de su vida, se parecían ligeramente. Ambos habían sido bulledos de pequeños y estando en Hogwarts, aunque Snape había sido bulleado por un grupo de personas de su edad, mientras que Harry por su profesor de pociones.
―¿Yo hago bullying? ¿Rose, yo hago bullying?
―¿Quiere la verdad o la mentira blanca? ―indagó Roseanne como respuesta.
―La verdad.
―Sí, de hecho, los de primero le tienen miedo, profesor ―comentó Rosenne―. Todo Hogwarts le tiene miedo en realidad, emm profesor.
Snape miró al resto con el ceño fruncido pero no dijo nada al respecto.
Pero Harry, no era que no tuviera preguntas o que no entendiese. De hecho, si se esforzara, sería uno de los mejores. Pero sus traumas de pequeño se lo impedían completamente, porque una vez, cuando Harry tenía seis años, superó a Dudley en sus notas y de castigo por ""dejarlos en vergüenza"" lo golpearon y le rompieron varios huesos.
Harry tragó saliva ante la mirada atenta de los demás.
―¡Eso es maltrato infantil, Albus! ¡Yo te dije que no dejaras al señor Potter allí! ―soltó McGonagall resentida.
Dumbledore no dijo nada al respecto.
Incluso, durante su tercer año, y luego que Snape lo hicera leer lo que decía el mapa sobre él,
―Entonces sí era un mapa ―comentó Snape, con expresión triunfante―. ¿Y quienes son esos estúpidos que lo crearon?
―Los merodeadores ―respondió Roseanne como si nada, ganándose miradas de Harry y Sirius―. ¿Qué? De un modo u otro se iba a enterar.
Sirius miró muy mal a Roseanne.
―Maldita.
―Perro sarnoso ―se defendió Roseanne.
Harry pensó que Snape lo golpearía.
―Yo no golpearía a nadie, Potter ―se defendió Snape.
―Eso ya lo sé, señor ―murmuró Harry.
Esperó cinco segundos listo para ser golpeado, pero el golpe jamás llegó. Situación que se repetiría dos años más tarde luego que Harry vea algunos recuerdos de Snape en su pensadero.
Bueno, volviendo al caso, Albus se subió al tren de un salto, y miró al compartimento que tenía en frente, y entró al ver a los dos chicos rubios allí dentro. Dana y Scorpius se sobresaltaron ligeramente, pero le sonrieron a Albus, y a Rose que estaba detrás del niño. Albus se sentó, al igual que Rose.
―¡¿Un Potter amigo de un Malfoy?!
Otra voz resonó en el comedor.
―Sí, manga de estúpidos. ¡Y una Weasley mejor amiga de una Malfoy, chúpense esa!
―¿QUÉ? ¡ESO JAMÁS! ―chilló Ron, molesto.
―Pues sí, padre, mi mejor amiga del alma es Dana Malfoy ―comentó la voz de, al parecer, Rose.
―Hola ―sonrió Rose―. ¿Cómo están?
―Bieen ―respondió Dana, en tono amistoso.
Rose siguió hablando con Dana hasta que la puerta se abrió de golpe y entró una chica de piel blanca y cabello negro azabache.
―Hola, ¿me puedo sentar? Soy Ara, Ara Nosferatu
Rose y Dana se miraron antes de decir, casi a la vez:
―Obviamente, Ara.
Albus y Scorpius compartieron una mirada rápida, antes de asentir con la cabeza también. Ara se sentó junto a Rose y Albus y sacó de su mochila algo que parecía un mp3, y se puso unas cosas extrañas para los chicos. O eso fue hasta que Dana saltó:
―¿Esos son audífonos? Pon la música al máximo y así se va a escuchar en el lugar ―le pidió, casi ordenó la rubia.
Ara alzó una ceja, pero hizo lo que Dana le pidió. Durante un rato, Dana le empezó a hacer preguntas a Ara, quien respondía las preguntas cada vez más confundida.
―¿Ustedes se conocen? ―preguntó Ara, soltando sus dudas de una vez.
―No, ¿por? I mean, Albus y Rose se conocen. Yo y Scorpius por otro lado también nos conocemos. Pero entre nosotros, estamos igual que tú, Ara ―la calmó Dana.
Y así pasaron la tarde charlando sobre sus familias. Ara les contó que su padre, Atlas Nosferatu se había muerto cuando ella tenía diez años, y que ahora, al no tener una madre, estaba huérfana.
―Triste, mira Harry, alguien que nos entiende ―sonrió Roseanne con calma.
―No es gracioso, Roseanne ―se quejó Harry.
Dana le sonrió débilmente, pero Ara le pidió que no se sintiera mal por ella.
Cuando el tren empezó a aminorar su velocidad, los cinco chicos se levantaron (Dana casi se tropieza con su túnica) y salieron del compartimento, para luego bajarse del tren de un salto.
Ara se sobresaltó al ver a Hagrid, que era un semigigante, y se aferró al brazo de Rose.
―Ah, hola Hagrid ―saludó Rose cordialmente―. Ara, él es Hagrid, guardabosques y profesor de Hogwarts.
Ara sonrió tímidamente, algo asustada de ver a algo muy parecido a un gigante sonreirle amablemente. Siguieron a Hagrid por un camino hasta que llegaron a la orilla del lago, y Ara se tuvo que ir para que Dana, Scorpius, Albus y Rose se subieran a uno, pero Rose le jaló el brazo.
―¿Dónde crees que vas, Ara? Vamos, sube. Eres liviana, de seguro no se rompe. ―Rose asintió mientras hablaba.
Ara se confió y se subió en las piernas de Dana. Cuando los botes llegaron a la otra orilla, los cinco chicos se bajaron del bote y siguieron a Hagrid con los otros de primero. Llegaron a una puerta grande de madera, y Hagrid tocó tres veces.
―Fin del capítulo ―comentó Dumbledore.
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