El Pombero
El Pombero (también llamado Pomberito, Pyrague, Karai Pyhare, Kuarahy Jára, Cho Pombe, Chopombé, Chopombe, Kurupí, Tin-Tin, Chuzalongo, Felipe el Tin-Tín o Felipe) es una criatura que aparece en países sudamericanos como en Paraguay, Argentina, Ecuador y en el sur de Brasil. Es de origen guaraní y/o quechua.
Descripción
Las primeras referencias al Pombero lo muestran como un ser alto, flaco, fornido, feo, y muy peludo. En la versión (la tradicional) que nos ocupa, el Pombero es una especie de hombrecillo pequeño, feo, fuerte, moreno, muy peludo, de brazos largos y manos enormes, codos y rodillas sin articulaciones (por lo cual hace movimientos toscos y grotescos), piernas cortas con pies invertidos que desorientan a quien lo intenta rastrear, un enorme miembro viril para abusar carnalmente de las mujeres, una barba larga —en ciertas versiones, tan grande que le cubre el miembro—, un sombrero de paja y una bolsa al hombro, aunque lo de la bolsa es dudoso, pues proviene de su confusión con el Kari-Vosá, otro ser mitológico.
Mito
Puede llegar a ser tanto amigo como enemigo del hombre, según la conducta de este. Según se cuenta, el hombre que quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña (aguardiente, en otros lados). Generalmente, la gente del campo le pide favores tales como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etc. Pero después de pedirle un favor no deben olvidarse jamás de hacer la misma ofrenda todas las noches durante 30 días, porque si lo olvidan, despertarán su furia haciendo innumerables maldades en aquel hogar. Es capaz de llevarse la cerveza de una reunión dejando a los invitados en estado de conmoción.
Nunca se debe pronunciar su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque esto lo enoja. Puede vengarse molestando, ensañando e incluso golpeando a esa persona. Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores para el resto de su vida. Se dice que si se le imita el silbido, el pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderle, la gente creyente prefiere nombrarlo en voz baja y se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.
Muchos testigos del campo afirman, todavía en la actualidad, que lo han visto. Puede molestar a sus enemigos tirándoles piedras o haciéndose invisible para luego mover las ramas de los árboles o imitar voces de animales salvajes o aparecerse como un asno sin cabeza y cosas por el estilo. Abre puertas y ventanas con violencia. Anuncia su presencia por un silbido agudo en medio de la callada noche. Busca asustar a la gente piando como ciertas aves cuando cae el sol, es otra forma de saber que el pombero está muy cerca. Se dice que le gusta rondar a mujeres embarazadas porque piensa que es el padre, o también a madres con bebés pequeños que no han sido bautizados y se les anuncia por las formas ya mencionadas.
Comportamiento del Pombero
Su función primordial es la de cuidar del monte y los animales salvajes. Se enoja muchísimo si algún cazador mata más presas de las que consumirá. Si eso ocurre, se transforma en cualquier animal o planta y con argucias induce al infractor a internarse en lo profundo del monte donde se pierde. Lo mismo sucede con el pescador, o aquel que corta árboles que no utilizará. Su presencia no siempre puede ser advertida, porque la capacidad de metamorfosearse, hace que vigile subrepticiamente la conducta de los hombres. Es bajito, negro y posee un déficit de pronunciar excesivamente la letra «Z».
Si el Pombero es enemigo, se está expuesto a innumerables peligros dentro del bosque, porque siempre con engaños, intentará perderlo en la espesura. Algunas veces provoca extraños accidentes dentro de los ranchos, como por ejemplo que se cierren solas las puertas, o caigan utensilios de la cocina misteriosamente. Los que están enemistados con él, en las noches, suelen escuchar pasos y voces en los alrededores del rancho, como si alguien caminara por el patio.
En cambio si es amigo, pueden obtenerse grandes ventajas, puesto que él, de manera invisible guiará al cazador hasta el lugar donde se hallan las presas más grandes y gordas, la buena pesca o los mejores frutos silvestres que sirven de alimento.
Origen del nombre
El origen del nombre quizá lo encontramos en el sur del Brasil, donde se llama «Pombeiro» al que espía. Igualmente los aborígenes guaraníes llamaban al que marchaba en las líneas de avanzada, reconociendo el terreno, antes y durante los malones. Por su actitud de acecho, quizá Pombero derive de estas fonías aunque puede derivar de la expresión guaraní «Po mberu» (‘Mano de mosca’), que puede aludir a lo silencioso e imperceptible de este genio de la noche.
El origen y leyenda del Pombero en Ecuador
En Ecuador, se le conoce con el nombre de Tin-Tin (también escrito de diversas formas: Tintín o Tin-Tín), cuyo nombre original fue Tin, que en chino significa Dios y, por lo tanto, hace referencia al Dios de Dioses, es un personaje mítico del folklor del litoral ecuatoriano, originalmente proveniente de la Isla Puná. Su leyenda se ha extendido por la tradición oral de los montubios y cholos costeños en toda la zona costeña del Ecuador.
Su origen proviene de una deidad de la Isla Puná en tiempos prehispánicos, llamado Tin, un noctámbulo Dios Murciélago, quien tenía la facultad de fecundar a las mujeres y así dar vida un nuevo ser. Siendo considerado el Dios de la vida y un Dios de dioses, puesto que era el de la procreación.
Cabe recalcar que las tribus habitantes de la isla, no tenían en claro la idea de que una relación en pareja pueda producir vida, atribuyéndole el acto de seducción hacia las mujeres y germinación de la semilla de vida en sus vientres al dios Tin.
En la actualidad se lo describe como un ser malévolo, que persigue a mujeres jóvenes, solteras o casadas en especial si son cejonas o velludas de enorme cabellera, las seduce e hipnotiza con la intención de poseerlas sexualmente. En ocasiones, si llega a enamorar y las persigue constantemente hasta hacerla su mujer.
Se lo describe como un ser pequeño y cabezón con aspecto de duende o gnomo mágico que usa un enorme sombrero y emite un silbido ululante y lúgubre, algunos lo describen como un enano con los pies virados hacia atrás, garras y un miembro viril tan enorme que lo arrastra por los suelos. Este último aspecto es similar a la versión andina, el Chuzalongo.
En la Isla Corazón de la provincia de Manabíse lo conoce con el nombre de Felipe o Felipe el Tintín, y se cree que vive en los mangles, usa un sombrero enorme y toca melodías que enamoran a las mujeres con su guitarra, además de tener los pies volteados para desviar su rastro en las huellas del fango. En diversas partes de Manabí se lo conoce con el poder de convertirse en ave, específicamente en Pedrote o Motmot. Este ser tiene como objetivo lo material (coito) y lo divino (fecundación) sea cual fuera el lugar de donde se hable de él.
Otra variación del Tin-Tín es el Chuzalongo (en quechua "niño seductor y malvado"), también llamado Chiro o indio del monte, que es una criatura fantástica de la mitología del Ecuador, habitante de las peñas de los Andes.
Existen diferentes versiones sobre el origen del Chuzalongo, una versión indica que podría ser hijo del urcu-yaya y la urcu-mama, esto es, hijos del cerro. Otra versión más terrenal indica que podría ser el fruto de una relación incestuosa entre padres e hijos o entre hermanos.
También hay versiones que indicarían que el mito del Chuzalongo se habría originado en tiempo de los conquistadores españoles, y aprovechado también por los criollos, para eludir responsabilidades sobre la descendencia fruto de las relaciones entre estos y las amerindias, ya que el Chuzalongo es descrito como un ser rubio y de ojoscelestes.
Según las distintas versiones, el Chuzalongo presenta variaciones cuanto a su aspecto. De todos modos, siempre es descrito como un ser de rasgos humanoides, pequeño como un niño de 6 años, y de larga cabellera, que puede ser rubia, y de tez blanca y ojos celestes.
Hay versiones que lo describen con sus pies vueltos hacia atrás, lo cual le serviría para burlar a sus perseguidores. En general, es descrito como portador de un pene enorme, que debe llevar al hombro. También hay versiones que solo lo describen con un trozo de cordón umbilical aún prendido al ombligo, o que este sería realmente solo su pene saliéndole de esa zona.
Simbólicamente, el duende-niño, llamado el Chuzalongo es como un hijo de todas las mujeres, lo cual da una doble carga incestuosa a su existencia, ya que esta criatura se caracteriza por sus agresiones sexuales hacia las mujeres.
El Chuzalongo cuenta con un desenfrenado apetito sexual que lo lleva seduciraudazmente o violar a las mujeres que encuentra solas y a las cuales, posteriormente, suele asesinar.
Se dice que también se alimentaría de la sangre de las personas, aunque no todas las versiones son coincidentes en este aspecto.
Se le considera que no es un ser malhumorado, aunque, en caso de irritarse, puede llegar a asesinar a las personas con un golpe de viento.
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