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Alexandru

Desperté; mí mente estaba enturbiada ante los recuerdos fugaces de la noche pasada, una que escapaba de mí memoria totalmente. Cada célula de mí cuerpo exclamaba por un intenso dolor que recorría mí cuerpo, extendiéndose atraves de todo mí ser, centrándose en mí cabeza en un dolor punzante.
Trate de rememorar todo mí camino ayer hasta llegar a la comodidad de mí casa de mí parroquia, levanté mis manos mientras  mis ojos se centraban en los apuntes.

Cómo un erudito de la teología moderna de Santo Tomás, mi deseo era encontrar una conexión en la ciencia moderna y la existencia de los dioses. Mis análisis eran novedosos y siempre llamaban la atención tanto de mi religión como las que se basaban en All-Mer y otras... Pero cuánto me abrí paso para leer algo, el dolor regresó a mi cabeza mientras alguna fuerza sobrenatural me poseía. Sin control de mi mismo empecé a dibujar en hojas una figura, una figura semejante a la de un majestuoso fénix, mis dedos dolían a medida que aplicaba presión en diseñar aquella fantasiosa figura. En ese trance permanecí por un tiempo indeterminado, cuando recobre el control quedé sin palabras al ver cómo toda mi habitación estaba llena de dibujos de fénix. Fénix... O eso parecían.

En mitad de tantas ilustraciones pude ver algo... O más bien una figura humanoide. Todos los garabatos se juntaban en uno solo; un extraño ente que hacía en el medio de todos, con la figura de un emperador cruel sin rostro.

Mientras el dolor aumentaba me dispuse a salir afuera para tomar aire, las monjas no se cruzaron conmigo, ni mucho menos mis hermanos. Entonces fue que ví mi bolso, aparentemente después de las bebidas de anoche la había tirado, sin percatarme de que no estaba en mi cuarto. Camine con sutileza para tomar, tal vez había algún indicio de lo que había hecho.

Revise mis libros y note un folleto extraño; leyendo me di cuenta de que era de la universidad de Miskatonic. ¿Acaso había estado allí anoche? Mi curiosidad me poseyó, y mientras me aseguraba de no hacer ruido (puesto que no quería que se dieran cuenta de mis problemas de bebida)salí del convento, notando cómo mis zapatos estaban cubiertos de un líquido extraño, pero no le lleve mucho el apunte. Le pedí a un taxista que me llevará, mientras me dirigía a mi destino pude observar que el conductor lucía incómodo, como si le hubiera hecho algo...

"¿Puedo saber que sucede, señor?" Pregunté con una sonrisa.

"¿No recuerda? Lo lleve ayer a su convento" Contestó.

"Perdone, estaba borracho, pero para mí suerte iba acompañado de Alexandru..." Y entonces caí en cuenta; aquella noche anterior no estuve solo. Sino que me hallaba con mi amigo Alexandru, un hombre de complexión formidable y cabeza perfectamente proporcionada. Nariz pequeña, ojos algo grandes y unos labios pequeños, de seguro habría creído que era de las tierras de Midland, de no ser que su piel era negra, como un Afraakiano, me sorprendía su belleza pese a su origen étnico.

"... Si" el hombre tardo en contestar mientras se detenía al frente de la vieja universidad, cuya estructura era gotica y cubierta de un misticismo de ultratumba.

"Bueno, aquí tiene..." Di mi dinero y me baje del coche, ahora con más idea de lo que había pasado. Alexandru y yo estábamos tomando anoche, después de que un grupo de hombres me golpeara por haber salido en defensa de una prostituta. Mientras gemía de dolor el se acercó a mi con una sonrisa y con su lacio cabello azul meciéndose por el viento de invierno.
Su mano era fuerte y algo en su expresión me reconfortaba, no tardamos en entablar una charla.

Fuimos a un bar y nos presentamos; su nombre era Alexandru Kleiton Sieger, peculiar por su apariencia pero entendí enseguida que era de una casta de alguna realeza del éste. Estaba principalmente metido en temas de ocultismo cómo hobby, mientras su principal fuente de estudio era física.

Casi como el destino mismo me explico de un mundo no ligado a las nociones matemáticas, un mundo más allá de la dimensión. Claro que lo tome como un loco, pero el me agarró de imprevisto cuando me dijo que yo estaba tratando de hacer lo mismo al explicar a entes más allá de las percepciones de los 5 (o 6 cómo dijo el) sentidos y estados del ser.
Me habló de un proyecto extraño, uno dónde quería que yo fuera parte, se trataba de una máquina capaz de evolucionar una glándula en el cerebro, misma glándula que permitía a los seres humanos percibir mundos extradimensionales. Aunque sonaba sacado de ciencia ficción me aclaro que; no era nada de eso, pues la información de la 4ta dimensión tan simplemente era tan masiva y grande que mataría por la información alguien de nuestro mundo. Es más, me dijo que nosotros solo éramos menos que nada en la cuarta dimensión, y que la materia tridimensional solo era un objeto flácido y sin masa para este mundo.

Aunque trate de discrepar de este disparate el volvió a agregar algo que me tentó mientras llevaba ya mi tercera cerveza.

"Tal vez... Si sobrepasamos las nociones, no solo tridimensionales, sino, toda noción Dimensional, podríamos llegar a ver la existencia de los dioses" Por unos instantes dude sobre meterme, pues el me ofrecía ayudarle en este experimento.

En el presente, me hallaba caminando por el campus, ahora con más noción de dónde Alexandru me había guiado con una expresión que se volvía más sombría y robótica, ví un candado que no recordaba y entonces usando una piedra entre a la sala subterránea.
La oscuridad y el olor húmedo invadió mis sentidos mientras buscaba el camino hacia donde Alex me había guiado, esa noche un grupo de chicos me estaba esperando, ellos lucian asustados, como si no hubieran dormido en horas, tal vez días. Sus ojos hundidos expresaban pánico mientras en el centro de la habitación se hallaba un asiento conectado a una esfera, dónde dentro se proyectaba un cubo transparente. De alguna forma aquellos estudiantes habían logrado concentrar una fuerte suma de energía de la cuarta dimensión, creando una sombra tridimensional que se proyectaba como un objeto sólido, lo que era un milagro a mis ojos era signo de peligro para ellos, quienes estaban tratando de destruir la máquina. Pero la presencia de mi amigo de cabello azul los detuvo; ahora su sonrisa era una totalmente inhumana, sus ojos se habían abierto de forma antinatural y sus dientes parecían estar hechos de clavo, pero la borrachera me impedía sentir peligro.

Caí sobre la máquina con mareo, mientras los hombres apretaban la extraña maquinaria con un pavor indescriptible. Susurraban cosas como que la cuarta dimensión era inaccesible totalmente, que aunque pudiera ver solo sería una porción menos que minúscula, y que la idea de ver una quinta, sexta, o decima ya era una locura, que mi mente eclosionaria al sentir una infinitud sobre infinitud jerárquicamente colocada una sobre otra en un espiral infinito que se extendía infinitamente, pero Alexandru solo hizo una mueca. Unas gafas se pusieron sobre mi y entonces...

Pude ver, pude ver para mí desdicha, como el mundo a mi alrededor era comprimido como una canica mientras mi cerebro ardía con la intensidad de mil soles... No, con la explosión de cientos de Big Bangs como el mundo tridimensional era reducido a solo un atisbo, frente a mi ahora se hallaban criaturas sin formas, con una geometrías más complejas que no tomaban sentido. A medida que los segundos... ¿Eran segundos siquiera?, pasaban, mi mente y mi ser pudo trascender a ese mundo de 4 ejes, dónde toda la materia, ahora finita ante mi perspectiva, solo era como un punto de una primera dimensión. Los seres eran repulsivos y aberrantes, innarrables ante las perspectivas humanas comunes y de figuras más allá de la que podía definir. Mientras sentía mi cuerpo ser cubierto por aquellas bestias sin forma, llegué a la quinta dimensión y allí empezó una locura... Sentía que mi cuerpo eclosionaba y se reformaba en una figura geométrica cada vez superior, mi mente perdía la cordura y el tiempo ya no significaba nada, ahora cada dimensión que mi cuerpo atravesaba solo se transformaba en sombras con las cuales no podía volver a interactuar o siquiera percibir.

Las criaturas tomaban apariencias cada vez más inexplicables y mi fe flaqueaba cada vez más. Sea como sea, perdí la cuenta una vez atravesé la décimo quinta dimensión, sentí una eternidad y como mis 23 años ahora palideció ante una existencia dónde el tiempo dejaba de significar algo.

Tal vez fue la cerveza o tal vez fue mi auto engañó, pero llegué a un muro hecho de un líquido mientras mi cuerpo atravesaba los infinitos muros. ¿Como podía yo atravesar infinitos infinitos así? ¿Cómo había llegado al límite de cada capa de realidad? Y entonces me percate de algo, mi cuerpo era hundido en aquella masa cartilaginosa que me hizo entrar en un estado más allá del espacio-tiempo, de toda proyección geométrica, más allá del concepto de dimensión. Estaba en un mundo azul donde ahora solo yacia una minúscula parte de mi alma en una existencia metafísica, ví con asombro los campos teñidos de rojo dónde se hallaban los dioses de la humanidad, trate de correr a ellos, pero entonces pude ver la figura de Alexandru... Alexandru, ¿Como estaba allí? ¿Me había seguido? El nego con la cabeza antes de hacer que mi alma explorará en mil pedazos mientras animales alados tomaban mis partes y me mandaban a un mundo incluso superior... Eso me hizo llorar, ¿Un ser superior a nuestro dios All-Mer? Era imposible, el era el uno, el espíritu, el hijo y el padre. Me negaba a creerlo, me negaba a la simple idea de que el universo solo era el tercer nivel de una cadena ascendente de realidad más grandes y que solo una sombra de ellas era incluso más grande que un infinito.

Y entonces lo ví, una bestia rodeada por cientos de aves que se arremolinaban alrededor mío, cruzando, mesiendose, y formando imágenes extrañas ya, seres no euclideos que se transformaba en seres iguales que los que había visto en las dimensiones superiores, todo, se había unido en un único ser que semejaba a una ave, pelaje y delgadas plumas que brillaban en morado, una corona compuesta de cientos de ojos que supuraban líquidos, un pico pequeño y un círculo negro cubría su rostro...

Y entonces abrió su casco de lado a lado, ví con asombro, pavor, sopresa como de su boca brotaba otra boca más pequeña que se volvía más grande, y otra, y otra, y otra...

Tras ese recuerdo volví al presente, ahora con horror observando el cadáver carcomido de los estudiantes y la extraña máquina que aún estaba intacta. Vi las suelas de mis zapatos y quedé aún más shockeado al notar la sangre. Ahora me había dado cuenta... Alexandru era un ser superior a un dios. El solo me había usado para que los otros dioses de ese mundo vieran lo débiles que éramos, y de cómo de solo existir en ese mundo seríamos menos que polvo estelar, mis ojos empezaron tener derrames, mi cerebro había empezado a doler como punzadas de espadas, mis dedos empezaron a rotar en formas asquerosas y mis gritos alertaron a los demás estudiantes.

El viaje me había pasado factura, ningún ser tridimensional era capaz de aguantar la cuarta dimensión. Y mi cuerpo fue lentamente afectado por solo los recuerdos, mi cabeza creció como un globo mientras los policías me apuntaban, solo podía gemir del dolor y gritar con amargura mientras ellos me llevaban con asco de ver cómo mi cuerpo cambiaba de forma repulsiva, pero allí pude verlo, estaba Alexandru, con su sonrisa y su largo cabello azul. Trate de gritar, pero era tarde... Ahora solo me quedaba una cosa, suplicar la muerte mientras mi cuerpo y alma era consumida por las imágenes de bestias de más allá de toda compresión humana.


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