Parte 8
Pasaron los años, me dedique a mis estudios; a terminar una carrera. Me dedique a mis nuevos amigos, nuevas novias y nuevos pasatiempos.
Recién me había graduado hace unos meses. Estaba desempacando las cosas que había pasado a mi nuevo departamento. Esta vez propio.
Hace años me había independizado de mis padres y me había id a vivir a un departamento compartió con varios amigos, pero ahora tenía el mío propio y estaba feliz.
Me había graduado de Administrado de empresas, y tengo un buen trabajo. Ahora con mis veinticuatro había conseguido mucho más de lo que había pensado una vez.
Viajaba, salía con mujeres hermosas y tenía una infinidad de amigos. Pero la verdad es que me sentía solo, no había ninguna mujer que me complementara como yo quería, las chicas solo era un pasatiempo que pasaba pagina rápidamente.
No sé porque se me vino a la mente aquella chica que hablaba hace años. Que ridículo me veía ¿Cómo es posible que me haya escrito con alguien por mucho tiempo y nunca la llegue a conocer?
Suspiro y escucho mi móvil sonar.
―Hola madre ¿Cómo estás? ―Pregunto después de identificar a mi madre y me alarmo al escuchar un sollozo.
―¡Oh hijo!― Escucho a mi madre llorar.
―¿Qué sucede mama? ¿Papa está bien?― Pregunto alarmado.
―Tu padre está bien amor... Es tu abuela Ruby... Ella―No logra hablar y escucho como llora con más fuerza y siento que mi corazón se ha parado en ese momento.
―¿Qué paso con mi abuela Ruby, mama?― Mi madre llora sin poder hablar y escucho como mi padre le dice algo y toma el teléfono.
―Hola hijo― Susurra.
―¿Qué paso con mi abuela Ruby papa?― Pregunto desesperado.
―Tu abuela Ruby murió esta mañana hijo― Susurra mi padre.
¡No lo puedo creer! Mi abuela Ruby, no puede estar muerta.
Termino sentándome ante la conmoción de la noticia, escucho como mi madre llora al lado de mi padre mientras que yo no soy capaz de articular alguna palabra.
Lo primero que hice fue en llamar a la empresa a informa que de mi viaje, ya que tanto mis padres y yo íbamos abordar un avión hacia Valencia.
Me sentía afligido, como si una parte de mi hubiera muerto con ella. Empecé a recordar sus historias, sus caricias y su mirada.
¿Cómo pude alejarme de ella tanto tiempo? Ahora ya la había perdido y nunca más podría recuperar ese tiempo.
Me reprimía constantemente, mi falta de afecto hacia ella cuando crecí, de cómo ya no volví a visitarla y ni siquiera una llamada. Solo una vez al mes y después de eso dos o tres veces al año.
Mientras viajaba a Valencia, no deje de pensar en mi abuela.
Sola en esa casa, me hizo sentir terrible hasta un sabor amargo en mi boca.
Vinieron muchas personas al funeral. La mayoría de residentes conocían a mi abuela, su carisma y lo grandiosa que era no pasaba desapercibido.
Volví a encontrarme con algunos amigos, ellos al saber la noticia no demoraron en venir a acompañarme. Aunque ya ni hablaba con ellos, me daba cuenta de su vida gracias a las redes sociales.
Al salir del cementerio, un hombre se nos acerco y se presento como el abogado de mi abuela. Argumento que debíamos ir a casa y el nos explicaría sobre lo que había dejado mi abuela y a quien correspondía la herencia.
Llegamos a casa de mi abuela y la nostalgia golpeo de frente. Mi madre no dejaba de llorar y mi padre no dejo de sostenerla un minuto. Mientras nos sentábamos en la sala, el abogado nos informo de algunas pertenencias.
Sus joyas y algunas cosas fueran dada a su única hija, ósea mi madre. Me sorprendí que mi abuela me haya dejado la casa, después de cómo me comporte con ella de haberla abandonado.
Antes de irse el abogado, me entrego un sobre.
―Tu abuela presentía que no iba a durar mucho y me pidió que te diera esto― Asentí y tome el sobre con mis manos temblando.
Esta era su última carta que leería de ella.
Camine hasta llegar a la parte de atrás de la casa y me senté en su mecedora, abrí el sobre y me dispuse a leer su contenido.
Hola tesoro, si lees esto es porque yo ya no estoy a tu lado.
No quiero que te sientas mal, ni lamentes lo que ha pasado. Siempre te he dicho que tenemos que aceptar como lleguen las cosas y tomar lo mejor de ella.
Sé que tus estudios impidieron que volvieras, también tu trabajo ya era cosas que no podías dejar a un lado.
No quiero que te sientas mal por mi partida, antes dure mucho. Lo mejor es que ahora estaré al lado de tu abuelo y juntos estaremos contemplando desde el cielo.
Solo quiero pedirte una cosa hijo mío, y es que seas feliz con las decisiones que tomes en tu vida. Piensa muy bien antes de dar un paso, no vaya a pasar los anos y mires hacia atrás y no puedas hacer nada al respeto.
Te amo mi gran tesoro, espero que disfrutes de esta casa y puedas venir de vez en cuando a escapar de la ciudad. Acá fuiste feliz una vez y no dudo que lo sigas siendo de vez en cuando.
En el sótano te tengo una sorpresa, solo espero que si no tienes a nadie a tu lado te atrevas a lanzar una última botella, pero esta vez pidiendo un encuentro.
Espero que no sea demasiado tarde ni para ti ni a para ella. Por algo fueron escogidos, ese lazo es inquebrantable.
Te quiere tu abuela Ruby.
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