Aventuras con sangre divina.
A poco menos de una hora de que el sol se hubiese ocultado, un auto transita por la carretera, con las luces lejanas de un un pueblo alejándose cada vez más mientras se adentra en los bosques montañosos de Grecia.
Los vidrios se muestran opacos, pero no por la oscuridad de la noche, sino porque están polarizados, dejando que el conductor y cualquier persona en el coche vea lo que hay fuera pero impidiendo que cualquiera al exterior observe el interior del auto.
En poco tiempo el auto deja la carretera y se adentra al bosque por un camino de tierra, avanzando todo lo que le es posible hasta que los árboles le bloquean el camino. Cuando el vehículo terrestre resulta incapaz de seguir avanzando, la puerta del conductor se abre, revelando a una bella mujer de tez blanca, camisa gris sin mangas, pantalón de excursión marrón y de aproximadamente 1.75m de altura. La fémina sale y abre la cajuela del auto para tomar su equipo, una linterna, botellas de agua, picos de escalada, un arco, una aljaba llena de flechas y un cinturón de cuero con la funda de un arma.
-"Quizá sea exagerado, pero con los reportes y avistamientos de estas ultimas semanas será mejor estar preparada"- pensó la mujer, revisando el cargador de su arma antes de empezar a caminar entre los árboles.
Mientras tanto, al otro lado del bosque, otra mujer con el mismo tono de piel que la primera (sino es que más claro aún), vestida con una blusa y falda moradas y midiendo casi el metro con noventa corre a una velocidad inhumana, recordando lo que le había sido encomendado.
Por su parte, la primera mujer llegaba a la entrada de una cueva en la base de una pequeña montaña. Había explorado cientos de cuevas, tumbas y templos a lo largo de su vida, pero este agujero no se parecía a la entrada de una cueva natural ni a la de un templo antiguo, más bien parecía que algo había explotado desde el interior de la montaña.
Tomo su linterna y alumbro el interior de la cueva. Era un descenso diagonal por al menos 30 metros, luego parecía ser más horizontal. Se lo peso por un momento, soltando un suspiro cansado antes de empezar a bajar.
-Esto es una mala idea- se dijo a si misma.
El interior era lo que cualquiera esperaría de una cueva, oscura y húmeda. En algunos puntos el techo mostraba largas estalactitas, las más largas llegaban casi hasta el piso, otras estaban partidas en algún punto, mientras que en ciertos sectores el techo parecía haberse derrumbado, dejando grandes cantidades de escombros sobre el suelo.
Pero poco a poco el entorno empezó a cambiar, la temperatura aumentaba y las paredes, si bien eran de la misma roca que el resto del túnel, estaban talladas o tenían inscripciones. Al acercarse y tocar una de las paredes para intentar apreciar mejor las inscripciones tuvo que retirar la mano rápidamente, pues el muro estaba ardiendo.
-Debe haber algún tubo de lava bajo la superficie-
Manteniendo su distancia alumbro con su linterna, observando conforme avanzaba a lo largo de la pared las múltiples ilustraciones. No podía leer lo que estaba escrito, pero podía hacerse una idea de lo que veía. En su recorrido encontró los tallados de tres hombres, cada uno con un símbolo diferente sobre sus cabezas, un tridente sobre el de la izquierda, un casco con cadenas sobre el de la derecha y un rayo sobre el de en medio: Poseidón, Zeus y Hades. Cerca de estos imágenes de lo que suponía eran más dioses más al no tener una peculiaridad que resaltara era incapaz de identificar a la mayoría. También habían escenarios plasmados en la roca, dioses siendo alabados por humanos, dando obsequios, creando lluvia o luchando contra algún monstruo. Uno en particular mostraba al que parecía ser Zeus enfrentando a un sujeto mucho más grande que el, que sujetaba en alto lo que parecía ser una hoz. Múltiples imágenes narraban la batalla, su desenlace y el como tras la partida de Zeus, un extraño ser se acerco al cadáver del gigante de la hoz, pareciendo arrancar algo. Concentrada en la narrativa no prestaba atención a su alrededor, girándose y apuntando con su arma al escuchar movimiento detrás suyo.
Ya tenía experiencia explorando templos y ruinas, por lo que esperaba algo como un monstruo, un sacerdote momificado o algún salvaje listo para atacarla. Fue por eso que se sorprendió al ver a una bella mujer con ropa de la actualidad.
-¿Quién eres tu?- pregunto más tranquila, bajando su arma, pero aún desconfiada -¿Y que haces aquí?-
-Podría preguntar lo mismo-
-Este lugar es peligroso, algo se ha estado llevando a la gente, debe salir de aquí cuanto antes- trato de advertir, no notando la altura de su contraria hasta que esta dio un paso al frente, a lo que respondió retrocediendo dos pasos.
-Eres tu la que debería marcharse cuanto antes- respondió la segunda mujer, pasando a un costado de Croft para internarse más en la cueva -No se que podría pasarle a un mortal si es expuesto a la sangre de un titán- menciono mientras se alejaba, causando confusión en la exploradora.
-¿Sangre de titán?- pregunto, mirando el final de la historia que se narraba en el muro, notando como el extraño sujeto levantaba un collar de color rojo oscuro. Sin entender lo que sucedía decidió seguir a la extraña en busca de respuestas.
-¿Quién eres tu? ¿Qué es este lugar? ¿Qué es eso de la sangre de un titán?- pregunto una vez la alcanzo.
-No me creerías si te lo dijera- respondió con diversión la extraña.
-Pruébame- dijo sin pensar, un poco con el ego dañado. Su ahora "compañera" la miro con una ceja alzada y, por alguna razón, eso le provoco un ligero sonrojo -Q-quiero decir, no me conoces, he visto muchas cosas raras alrededor de todo el mundo- la mujer río por lo bajo.
-Créeme, nada de lo que haya visto se compara con es...- en eso algo capto la atención de ambas. Golpes, crujidos, pisadas y gruñidos guturales. La más alta se coloco frente a Croft de forma protectora y avanzo con ella siguiéndola de cerca, con su arma lista. Más adelante una tenue luz podía verse y al acercarse lo suficiente, se encontraron con enormes estatuas de monstruos mitológicos, que las miraron con sus rojos ojos.
-¡Amazona!- grito uno con cuerpo humano, cabeza de león y cola de escorpión. Lara estuvo a punto de disparar, pero antes de lograrlo, su compañera se arranco la ropa, revelando que abajo de esta llevaba puesto un traje de color rojo y una falda azul. Tenía un brazalete en cada muñeca, un lazo dorado, una espada y un pequeño objeto redondo en la cintura. Velozmente tomo la espada y el pequeño objeto, es cual se desplego en un escudo con un dragón grabado.
-Salga de aquí tan rápido como pueda- le ordeno a Lara, la cual se quedo petrificada unos segundos por la sorpresa -¡Ahora!- fue lo último que le dijo antes de saltar a atacar a las criaturas.
Eso... vale, eso fue raro, esa extraña mujer parecía una guerrera y la estatua la había llamado amazona. Zeus, sangre de titán, amazonas, se había metido en un lío de mitología griega. Pero no iba a irse, esto se había puesto interesante, además ¿Estatuas vivientes tratando de matarla? De toda esta situación, esto era lo más normal.
Con una increíble fuerza la amazona azoto la nuca del león quimera contra el suelo, haciendo pedazos su cabeza y recibiendo a una harpía con una patada que la envió a estrellarse contra el muro.
Un enorme hombre lobo de piedra se arrojo contra ella, embutiéndola y arrojándole la mandíbula al rostro, pero rompiéndose todos los dientes al morder el brazalete de la guerrera. De un rodillazo logro agrietarle el abdomen, pero el licántropo no caería tan fácil, sujetándola de los hombros para arrojarla a un costado. Lo que el lobo no espero fue que el lazo de la mujer se enredara en su muñeca, jalándolo para estrellarlo contra un gran oso humanoide, acabando ambos como escombro.
Por su parte, la humana esquivaba a duras penas el zarpazo de una estatua femenina con cabello hecho de serpientes. Al reincorporarse le vacío todo un cargador en el rostro, destruyendo varias de las víboras y creando grietas en la cabeza de la estatua, pero no logrando acabar con ella.
-Diablos- se agacho para esquivar un ataque, pero su brazo recibió un feo arañazo. Antes de poder recargar su arma la estatua le salto encima. Croft la sujeto del cuello para mantenerla alejada, pero la fuerza de la criatura era tal que seguía avanzando aún en contra de los esfuerzos de su enemiga. Pensando rápido, la aventurera tomo uno de sus picos y con toda la fuerza de su brazo lo clavo múltiples veces en el cuello de la estatua, logrando decapitarla antes de que le arrancara el rostro con los dientes.
Al quitarse la ahora inanimada estatua de encima recargo y disparo contra un centauro, el cual, junto a lo que parecía un demonio, estaba atacando a la amazona, logrando llamar su atención y atraerlo hacía ella, dejando que la guerrera se encargara fácilmente del demonio con su espada.
El enorme toro corrió en dirección a la arqueóloga, esta apenas pudo saltar a un lado para evitar la embestida, provocando que los cuernos del centauro terminaran incrustados en el muro.
-Definitivamente esto fue una mala idea- se dijo Croft, pero entonces algo se le ocurrió. Tomo una de las flechas de su aljaba, una que atrás de la punta tenía un cilindro alargado con una mecha. Con un oportuno encendedor encendió la mecha y disparo la flecha, quedando esta clavada justamente en una de las grietas que habían quedado en la pared. Y justo cuando el centauro logro liberar sus cuernos la flecha exploto.
El enorme toro resistió la explosión, pero el muro se desmorono, mostrando un enorme brillo emergente del fondo, producto de la lava que fluía. Para su mala suerte el centauro avanzo justo cuando el suelo bajo sus pesuñas se desmorono, salvándose de caer el magma.
-Maldita sea- ella se preparo para volver a esquivar la inminente embestida, pero antes de que aquellos enormes cuernos la atravesaran algo se interpuso entre ella y la gran roca asesina.
La guerrera estaba frente a ella, sujetando al toro de los cuernos, no solo resistiendo la enorme fuerza del monstruo, sino que empujándolo hacía atrás. Al final, sin que el toro pudiera hacer nada para evitarlo, fue arrojado a la lava incandescente, donde encontró su final.
Lara se dejo caer al suelo por el cansancio, tomando aire después de la pelea.
-Parece que la subestime, lady...-
-Croft- término la exploradora.
-Lady Croft- escuchar esas palabras, hizo que su interior se sintiera cálido.
-Tu... nunca me dijiste tu nombre- la amazona sonrió, acercándose a ella para extenderle la mano.
-Diana Prince, de Themyscira-
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