Luego del receso, continuaron el relato y de nuevo me vi sumergido en esos recuerdos tortuosos.

*

El bosque se empezaba a llenar de Lloronas, espíritus de mujeres asesinas de sus propios hijos, que vagan por el mundo condenadas a lamentarse por toda la eternidad.

Los arboles a mi alrededor se empezaban a descomponer y mientras se retorcían producían chirridos espantosos. Risas malévolas empezaban a sumarse a los llantos de las fantasmagóricas figuras. Pequeños huecos se empezaron a formar en el suelo y de estos empezaron a salir diablillos: horrendos y deformes. Saltando de un lugar a otro, rompiendo y quemando las ramas de los arboles a carcajadas. El bosque se llenaba de un caos enorme acompañado de una neblina cada vez mas espesa.

El suelo tembló y enseguida empezaron a pasar cadáveres andantes gritando de sufrimiento y dolor. Se encontraban inmersos en fuego color azul, un fuego especial que arde pero no quema; en otras palabras, estos desafortunados estaban condenas a sufrir de inmolación por toda la eternidad.

― Esta niña me gusto me la voy a quedar ―

Alcance a escuchar antes de darme cuenta de que Aura ya no estaba conmigo.