10. La Partera Del Diablo
Ambulancias entrando y saliendo, pacientes dados de alta que se iban a casa finalmente, otros desafortunados que ingresaban, Omegas y mujeres Betas parturientos... Una típica noche normal en la sala de emergencia.
Una vez pasada la medianoche, el hospital quedaba tranquilo, lo cual era algo realmente inusual y por lo que se debía agradecer y aprovechar para descansar un poco, beber algo de café o comer algo. Especialmente para el obstetra y el ginecólogo de turno, en cualquier momento, llegaría un Omega o mujer Beta a punto de dar a luz, con algo de mala suerte, primerizo, y haciendo un verdadero escándalo, y ellos debían estar listos para atender todo el proceso y recibir al nuevo bebé.
- La noche está muy tranquila, ¿no crees, Mu?
- Supongo que sí.- Bostezó el Omega peli-lila.- No quiero sonar cruel, pero ojalá a nadie se le ocurra parir hoy. Me vendría bien al menos una guardia tranquila, Shaka.
- ¿Cuántas noches llevas ya?- Preguntó el obstetra, dándole un sorbo a su café, y ofreciéndole un vaso a su compañero.
- Esta es la cuarta.- Respondió, aceptando la bebida.- Si sobrevivo para el amanecer, por fin veré a mi familia. Espero que mi hijo no haya crecido demasiado.- Añadió como una pequeña broma.
- Por cierto, hablando de eso, ¿cómo están Kiki y Alde? Hace tiempo que no traen al pequeño demonio, y no he coincidido en alguna guardia con Alde.
- Están bien, gracias por preguntar.- Agradeció al Beta, bebiendo algo de café.- Kiki cumplió 9 la semana pasada, y Alde ahora está con él. Últimamente hemos tenido suerte con las guardias, y al menos uno logra llegar a casa a cuidarlo.
- Que los dos trabajen en el área de salud tiene muchas desventajas, ¿no?- Sonrió el rubio.- Te entiendo. Salir con un internista no siempre es fácil, y eso que no tenemos hijos. No quiero ni siquiera imaginar lo que debieron aguantar tú y tu Alpha.
Mu soltó una pequeña risa, dejando el café a un lado.- Sí, el embarazo fue todo un tema... Vaya ironía que un ginecólogo haya tenido un embarazo de alto riesgo y haya terminado hasta en la UCI después de un parto por cesárea, ¿no?
- Y que lo digas.
Ambos rieron un poco al recordar ese tema. Tenían años trabajando en ese hospital, la mayoría conocía esa historia, y aunque en su momento, fue algo que no dejó indiferente a nadie y los preocupó a todos, ahora era una broma bastante recurrente. Ya sabían que en un lugar donde la vida y la muerte danzaban todo el tiempo, era reír para evitar llorar.
- Por cierto, ¿por qué elegiste ginecología entre todas las especialidades?- Preguntó Shaka, buscando algún tema de conversación para matar el tiempo.- Tu madre Omega fue obstetra y trabajó en este hospital por muchos años. ¿Por qué preferiste ginecología?
- Creo que no hay una razón en específico.- Mencionó encogiéndose de hombros.- Simplemente me llamaba más la atención abarcar todo lo que la salud reproductiva implica, y no solo el embarazo. Sin ofender, pero no creo tener la paciencia ni la delicadeza que tienes para atender un parto. Si solo cuando tengo que tomar una ecografía y hacer una revisión antes de pasarte al paciente, se me eriza el cabello solo de escuchar lo fuerte que gritan y la fuerza con la que aprietan lo que tengan cerca... No quiero estar en tu lugar.
- Si supieras todo lo que ha pasado en la sala de partos...- Rió el Beta.- Una vez una Beta primeriza me jaló quitó la cofia y me jaloneó del cabello. Y una vez un Omega me dió una patada.
- ¿Ves a lo que me refiero?- Rió el Omega.- Simplemente, no es lo mío entrar al campo de batalla. Prefiero ayudar a mantener sano el equipamiento.- Añadió, riendo junto a su colega.- No soy como mi madre o mi abuela.
- ¿Tu abuela era obstetra también?
- No, pero puede decirse que era lo más cercano a uno en el pueblo del que era originario en esa época.
- ¿Partero?
Mu asintió, bebiendo otro poco de café.
- Interesante. Todo un linaje de Omegas ayudando a bebés a llegar al mundo. En la mía, lo único sorprendente es que mi madre parece tener una fotocopiadora entre las piernas. Solo mira a mis hermanos y a mí.
Ambos soltaron una carcajada ante ese último comentario. Era una broma ya algo recurrente después de tantos años de conocerse. Shaka era el vivo retrato de su madre Omega, y sus medios hermanos de sus padres.
A decir verdad, la familia de Shaka era de todo menos convencional, y la primera impresión podía ser demasiado sorpresiva. Pero Mu ya se había acostumbrado.
- Pero volviendo al tema de tu abuela... ¿Tiene alguna historia interesante?
- ¿Historia?
- Sí. Los Omegas parteros de la antigüedad tenían demasiadas historias interesantes. En los pueblos pasan muchas cosas...- Mencionó el rubio.- A Milo casi se lo lleva un fantasma cuando fue con su padre y su padrastro a un pueblo. Esa es la razón de porqué nuestra madre nunca volvió a dejarlo ir sólo a ese lugar... Aunque conociendo a ese Omega mañoso como lo conozco, no me extrañaría que fuera solo una excusa para hacer de las suyas... En fin, ¿tu abuela te contó algo interesante?
Mu se quedó en silencio por unos segundos, analizando su respuesta. Ciertamente, había una historia que había pasado de generación en generación desde su abuela, pero ni siquiera él la creía completamente. Para él era solo un invento, pero decidió contarle a su amigo.
- Pues, es una historia que ha pasado de madre Omega a hijos Omegas. Mi abuela solía ser partero en su pueblo, no por necesidad económica, de hecho, mi abuelo tenía una muy buena posición económica. Él lo hacía únicamente por su voluntad de ayudar a los Omegas y mujeres Betas que lo requirieran, sin esperar nada a cambio.- Comenzó su relato el peli-lila.- Era normal que llegaran Alphas, Deltas y Betas a mitad de la noche o en la madrugada a tocar la puerta de la casa, pidiendo la ayuda de mi abuela. Él siempre accedía a ayudar, no importaba la hora, incluso si mi abuelo no se encontraba en casa por estar haciendo alguna diligencia.
- ¿Y pasó algo interesante una de esas noches?
- Fue cuando mi madre, siendo el mayor de cuatro hijos, tenía unos 12 años. Mi tía Yuzuriha y mi tío Tokusa unos 10, y mi tío Atla era un bebé de meses.- Respondió el Omega.- Un apuesto Alpha, vestido muy elegante y con un delicioso aroma, apareció en la puerta de la casa, diciendo que su esposa estaba por dar a luz y necesitaba la ayuda de mi abuela.
Shaka miraba expectante a su amigo, esperanzado de un desenlace interesante.
- Mi abuelo estaba fuera del pueblo por haber ido a hacer unas diligencias. Así que mi abuela despertó a mi madre y le dió la indicación de que cuidara a sus hermanos, y esperara su retorno. Y después, siguió a ese Alpha.- Siguió Mu con la historia.- La abuela dice que ese hombre lo guió por varios campos, hasta llegar a uno que nunca había visto antes, a pesar de haber vivido prácticamente toda su vida en ese pueblo. Dice que había unos árboles de higos, cuyas ramas se enlazaban, formando un especie de arco, y parecía un especie de portal a otro sitio... En fin, el punto es que siguió a ese hombre a través de esos árboles, y llegaron a un lugar donde había un pequeño lago cristalino y una enorme casa. Había muchos niños jugando por todo el lugar, riendo y divirtiéndose. Y en el interior de la enorme casa, estaba la pareja a punto de dar a luz.
- ¿Y qué pasó?
- Dice que simplemente ayudó al Omega en su alumbramiento. Madre e hijo estuvieron bien, y el Alpha estuvo muy agradecido por ello.- Respondió.- El hombre se ofreció a darle lo que quisiera como pago por su ayuda. Animales, tierras, dinero... Lo que fuera que deseara, solo debía pedirlo.
- ¿Y qué pidió?
- ¿Tú qué crees?- Rodó los ojos el peli-lila.- Dijo que no era necesario ningún pago, saber que el bebé y su madre estaban bien era pago más que suficiente. Pero el hombre insistió, hasta que aceptó una bolsa de tela que se sentía bastante pesada y un par de animales de carga. Después de eso, volvió a casa, descubrió que la bolsa estaba llena de monedas de oro. Pero no le dió más vueltas al asunto, hasta que unos días después, cómo solía hacer, quiso ir a visitar a la madre y al recién nacido para revisarlos y verificar que todo fuera bien.
- ¿Y qué pasó?
- Resulta que ese lugar jamás existió.- Mencionó el Omega.- La gente decía que había ese había sido un demonio que pidió su ayuda, y menos mal que no se había negado, porque de lo contrario, seguramente la historia sería otra.- Añadió, dándole un último trago a su café.
- Vaya. He atendido partos difíciles, pero nunca el de la esposa de un demonio.
- La verdad, no creo mucho en esas cosas. Pero ya sabes... Leyendas de un pueblo que pasan de boca en boca.
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