Personaje(s) Favorito(s)
-Afrodita-
El hombre cabello celeste volteo ante la mención de su nombre y sonrió al ver quien lo llamaba.
-Milo- le saludo al ver a su compañera de armas sobre una columna-Tan extravagante como siempre- pensó con cariño mientras le ofrecía una sonrisa gentil.
La pelirroja entonces dio un impresionante salto y cayo a su lado de forma muy elegante y contralada.
-¿Cuidando de tus queridas flores otra vez?- le preguntó la chica al ver detenidamente que estaba haciendo el peliturquesa.
-Tenía un poco de tiempo libre y ya necesitaban un corte- explico Afrodita con cierto aire vanidoso. Le encantaba hablar de su jardín
-¿Y por qué no le pides ayuda a Shura?- le preguntó Milo divertida.
Afrodita volteo a verla con una cara de ¿en serio?
No es que Shura fuera alguien irresponsable, pero el caballero de capricornio todavía no tenía un completo dominio de su técnica, además de sus cortes demasiado para una actividad tan delicada como cortar unas flores. Además de que con lo perfeccionista que era el caballero de piscis, no iba a dejar que nadie mas que él cuidara muy precioso jardín.
-Tranquilo hombre, solo estoy bromeando- le tranquilizo Milo de inmediato.
-No juegues con esas cosas de nuevo- le advirtió el peliturquesa de forma muy seria- nunca ¿me escuchas?- le advirtió a casi nada de sacar una de sus rosas.
-Vale, vale, ya entendí- le dijo la peliroja levantando las manos en signo de rendición.
-De cualquier forma ¿qué te trae por aquí?- le preguntó Afrodita cambiando de tema.
-Vamos ¿acaso no puedo visitar a mi compañero favorito solo porque el gusto de verlo?- contestó Milo en un tono tan dulce que Afrodita de inmediato sospecho de sus verdaderas intenciones.
-No te queda ese papel Milo, así que déjalo antes de que te haga ver mal-
-¿Soy tan obvia?- preguntó con una gota en la cabeza. Estaba atrapada.
-Digamos que la sutileza no es tu fuerte- respondió con una sonrisa suspicaz.
-¿Qué le voy a hacer?- dijo aceptando la derrota de buena manera- pero bueno, ya que no puedo mentirte seré clara- empezó a hablar ya con mas seriedad.
Dio una fuerte respiración y continuo.
-Quiero tener un duelo contigo- le dijo mientras movía la cabeza para acomodar su cabello.
-¿Por qué?- preguntó Afro, confundido.
Para él, era una petición muy extraña. No es como que Milo fuera con a su templo cada semana para combatir.
-Estoy aburrida y Aioria y Shura no están en el Santuario y ni hablemos de Camus, es tan aburrido que ni me moleste en preguntar- dijo al ver que el otro quiso decir algo- tú eres el único con quien podría tener un duelo decente sin que haya intentos de homicidio de por medio-
Afrodita asintió al escuchar eso.
No era por presumir, pero era obvio porque Milo pensaba eso. Pese a ser el segundo mas joven de la orden dorada, era muy poderoso y peleaba con un gran control de su cosmo. Además, no eran tan fastidioso o quisquilloso en la pelea como DeathMask o Shaka.
-Con cuerdo contigo en todo lo que has dicho- le dio la razón el doceavo guerrero.
-¿Entonces aceptas?- preguntó emocionada.
-Claro ¿por qué no?- acepto finalmente el pisciano.
-¡Si!-
-Pero primero voy a terminar con mi jardín- le cortó el momento a la chica.
-Espera ¿qué?-
-Bueno, dado que llegaste sin avisar y a interrumpir mis planes de hoy, creo que lo que menos puedes hacer por mí- le explico mientras regresaba a su trabajo manual- ya casi termino, así que no desesperes-
-Ahora resulta que tengo que hacer cita contigo para entrenar- farfullo en voz baja la pelirroja.
-Escuche eso-
-No me importa- exclamó la mas baja molesta.
-Mira, si te hace sentir mejor puedes tomar un poco de té en lo que termino- dijo tras dar un pesado suspiro.
-¿Un té de la cosecha especial del glamoroso Afrodita?- preguntó sin podérselo creer. Sus ojos brillaron de emoción.
-No exageres, ni que cosechara una droga o algo así- le pidió rodando los ojos, cansado de los estúpidos rumores que rondaban su guarnición de té personal.
Tendrá que golpear a DeathMask después, por expandir esa ridícula idea a todo el Santuario.
-Igual ya no te puedes retractar- le dijo con una sonrisa victoriosa- eso no sería nada caballeroso de tu parte-
-Si, si, como digas Milo- le respondió sobándose el puente de la nariz.
A veces era tan difícil creer que esta mujer era 7 años mayor que él ya que guardiana del octavo templo podía ser muy infantil a veces.
-Por cierto ¿tendrás pastelitos o algo dulce para acompañar el té?- preguntó en un tono tierno y empalagoso.
-Seguro Milo- fue lo único que dijo Afrodita, resignado por como la situación termino con él, siendo el mayordomo de la pelirroja.
Dejo sus cosas de jardinería, de nuevo, y fue a la cocina a preparar el té y buscar algún bocadillo.
Si no recordaba mal, cosa que no hacía casi nunca, todavía le quedaban algunos panecillos que Aldebarán le regalo hace un par de semanas tras regresar de un viaje a su tierra natal.
-Realmente eres todo un caballero- escucho decir a Milo.
Cuando Afrodita volteo, la vio cómodamente sentada en su mesa para jardín y le daba una sonrisa entre maliciosa y traviesa.
La escorpión se regodeaba de su victoria contra el pez.
Por su parte, Afrodita simplemente acepto la burla de su amiga.
Ya no valía la pena ni responderle.
Luego se encargaría de cobrarse durante la batalla que tendrían en el futuro.
-Mas te vale no hacer un desastre en mi mesa ¿esta claro?- hablo Afrodita preparando las tazas y el agua.
-Ni que fuera DeathMask- dijo entre risas.
Afrodita tambien rio.
-¿Quieres algún sabor de té en particular?-
-Confió en tu gusto refinado-
-Que halagador- comentó Afro con sarcasmo.
-¡Oye!- se quejó Milo.
-No necesito que alguien más me diga lo que ya se- comentó de forma fría pero no tan engreída como podía llegar a hacerlo cuando estaba de mal humor.
-No tienes que ser grosero todo el tiempo ¿sabes?- le reprendió la mujer- eso sí que no es nada caballeroso-
-No soy grosero. Decir la verdad es incomoda, pero no por eso deja de ser cierto lo que digo-
-¿Sabes? Si no fuera porque a veces eres insoportable, serías mi chico favorito en el Santuario- le confeso la pelirroja con cierta coquetería. Era difícil saber si solo bromeaba o de verdad estaba siendo sincera.
-¿Acaso me estas alagando o me estas coqueteando?- redoblo la apuesta su compañero.
Ambos se miraron fijamente por casi un minuto, como si se estuvieran desafiando, peleando una batalla mental, al menos hasta que empezaron a reír cándidamente.
-Ya esta el té, en un minuto te lo sirvo- dijo Afrodita al escuchar la tetera.
-Aquí espero galán- comentó Milo con una sonrisa tierna y un tono dulce.
Definitivamente, Afro era el único con quien podía bromear de esa forma sin que terminara en situaciones incomodas o que la cortaran de tajo. Si, ni Mu ni Camus la dejaban divertirse un ratito. Siempre le decían que se detuviera y bueno, lo hacía.
-Disfruta- le indico su compañero sirviendo el té en una hermosa y elegante taza de porcelana y con un plato de bocadillos.
-Tan elegante como siempre- pensó mientras sonreía encantada por lo minucioso que era su compañero con cada cosa que hacía- gracias Afro- dijo con humildad.
-No quiero migajas en mi jardín- le aviso tomando asiento y tambien sirviéndose para comer.
-Entendido-
Después de eso, no hubo mas dialogo, no era necesario, ese silencio era cómodo entre ambos.
Fuera de bromas, sarcasmo y otros pormenores, ambos agradecían la compañía del otro. Era una buena amistad, una maravillosa hermandad.
FIN
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