Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Angt

-Aioros, el traidor ha muerto, repito, Aioros, el traidor, ha muerto- se anunció por todo el Santuario.

Todos los miembros del ejercito de Athena oyeron atentamente. Desde los soldados rasos hasta la elite del Santuario, los caballeros dorados.

-Ya todo termino- comentó Milo agachando la cabeza, mirando a un punto cualquiera del suelo.

-Así es- dijo Aldebarán sentado en el suelo con un gesto duro.

-Sin embargo, Saga tambien pereció- dijo Mu con un libro en las manos, pero sin leer ninguna palabra de este.

-La diferencia es que Saga murió en el noble cumplimiento de su deber- interrumpió Shura quien se acercaba a sus compañeros con una mirada seria, pero con un brillo triste- él será honrado por todos nosotros como el caballero noble y valiente que fue. A diferencia de ese otro hombre- dijo cambiando su tono de voz cuando empezó a hablar de Aioros.

-¿Ahora resulta que Aioros no tiene nombre?- se escucho la voz de DeathMask, quien había permanecido en la sombra de un pilar cercano.

-¿Hay algo que quieres decir Death?- preguntó Shura entrecerrando los ojos. No le gusto el tono de su compañero.

-Para nada- contestó el peliazul mientras le daba una última calada a un cigarrillo que llevaba fumando desde hace rato- solo que no debería dejar que el nombre del malvado se convierta en un tabú en nuestro santuario. No le des mas poder del que ya tiene al llevarse a nuestro compañero- explico con una media sonrisa. Una sonrisa extraña para el cuarto custodio de las doce casas.

-Mph- soltó Shura con bastante brusquedad mientras giraba para irse lejos de la mirada penetrante de DeathMask.

-A todo esto ¿Dónde esta Shaka?- preguntó Aldebarán cayendo en cuenta de la falta del pelinaranja.

-Fue a avisarle al Patriarca sobre la situación de Saga y Athena- contestó Mu bajando el libro que tenía en manos.

-Menos mal, todo ha terminado- dijo Milo dando un fuerte suspiro.

-¿De verdad ha terminado?- preguntó Camus de forma retorica.

-¿A qué te refieres?- hablo Alde levantando una ceja.

-La traición de Aioros ha dejado una huella imborrable en nuestras filas-

-¿Y?- preguntó Shura golpeando el piso con la punto del pie repetidamente.

-Bajo circunstancias normales, su nombre simplemente estaría manchado por todos nosotros y las próximas generaciones- empezó a explicar el onceavo guardián- pero Aioros ha dejado solo a su hermano menor- esa afirmación dejo shokeado a casi todos los presentes.

Era cierto, Aioros no solo los traiciono a ellos y a su diosa, sino que además tiro a su hermano pequeño, de tan solo 7 años, a las fauces del escrutinio publico. Ahora no solo el nombre de Aioros estaba manchado, sino tambien el de su hermanito. Ahora sería casi imposible para el pequeño el poder librarse del grillete con el que Aioros lo ato al odio de la gente por el simple hecho de compartir sangre por ser hermanos biológicos.

Si bien Aioria no debía pagar por los pecados de su hermano y que el simple hecho de que sean familia no significa que automáticamente el rubio menor tambien se volvería traidor, el daño ya estaba hecho. La marca escrita en sangre lo convertiría en un paria entre el resto de los caballeros, soldados y sirvientes. Su vida, a partir de ahora, sería un calvario.

-Ja no hay duda de que tienes el don para ser maestro en el futuro Camus- exclamó DeathMask con una gran sonrisa y dando un par de aplausos pausados- tienes el don-

El peliverde, al igual que Shura, solo miro a Death unos segundos

-Pobre pequeño- murmuro Milo con una mirada triste. Todo el mundo de ese niño acababa de ser destruido.

-Creo que deberíamos hacernos cargo de él- sugirió Aldebarán muy preocupado por el bienestar del chico.

-Concuerdo, él será nuestro compañero de armas, es lo menos que podemos hacer por él- dijo Mu.

-Supongo que podemos hacerlo, él es inocente hasta que se demuestra lo contrario- tambien concordó Milo.

-Es una forma de vigilarlo, si- tambien comentó Camus.

-Yo me niego- soltó DeathMask para no mucha sorpresa del resto de caballeros.

-¿Te niegas DeathMask?- preguntó Mu mientras se ajustaba sus lentes.

-¿Cómo puedes ser así?- tambien preguntó Aldebaran, casi gritando.

-Ese niño ahora es huérfano ¿y qué?- soltó el peliazul- no es el primero ni será el último-

-Si, pero- trató de hablar Aldebarán

-Si ese mocoso de verdad será nuestro compañero, estará bien- concluyo el peliazul empezando a caminar lejos de sus compañeros.

-¿Y qué pasa si no es su destino ser uno de nosotros?- preguntó Camus cuando Death paso a su lado.

Este solo se levantó de hombros y continúo caminando, dejando de a todos con las palabras en la boca.

-Es un gran tonto- soltó Milo negando con la cabeza por las palabras de su compañero.

-¿De qué se sorprenden? Él siempre ha sido así- dijo Shura sobándose el puente de la nariz.

-Yo considero que hay más que solo la insensibilidad de siempre- se escucho la voz de Shaka, quien se acercaba a ellos del lado contrario en el que se iba caminado.

-¿A qué te refieres?- preguntó Shura cuando el pelinaranja se acercó lo suficiente a ellos para hablar adecuadamente.

-Solo digo que hay muchos secretos bajo la superficie- dijo con una voz tranquila y un gesto relajado.

Eso relajo a sus compañeros que estaban tensos, que eran casi todos salvo Mu.

Si Shaka, que era famoso por leer el corazón de las personas que los rodeaban, decía que no había de que preocuparse.

-Iré a ver cómo están los niños- anunció Milo de la nada- e iré a darle la noticia a Aioria- susurro con cierta tristeza antes de irse sin objeción.

Todos ellos se habían reunido cuando se oyó la noticia de la traición de Aioros y de que Saga y Shura ya lo estaban interceptando.

Los únicos que no asistieron a era reunión para esperar noticias fueron Aioria y Afrodita ya que estos eran apenas unos niños pequeños. Afrodita solo tenía 9 y Aioria 7.

Milo, Aldebarán, Mu y Camus estuvieron de acuerdo en que lo mejor era dejarlos en el primer templo a esperar noticias para no preocuparlos.

Bueno, Milo llegó al templo de Mu, pero para sus sorpresa, solo se encontró con Afrodita, quien corrió hacia la pelirroja en cuanto sintió su cosmo en el templo de Aries.

-Afrodita- gritó Milo- ¿por qué corres y donde esta Aioria?- le preguntó cuando ya tenía al niño frente a ella.

-Ese tonto, salió corriendo y se fue, pero no pude seguirlo...lo perdí luego de 3 kilómetros- le explico el peliturquesa mientras tomaba el bocanadas de aire.

Milo miro detenidamente al niño y no podía creer lo mal herido que estaba.

No fue muy difícil para Milo el adivinar que paso, pero igualmente necesitaba preguntar por lo que realmente paso.

-¿Qué sucedió Afrodita?-

-Escuchamos el anuncio sobre Aioros y Saga y, no se tomo nada bien- empezó a explicar el menor- trate de calmarlo, pero se puso muy violento y, y yo tambien, me frustre, le dije cosas y trate de arreglarlo, pero se fue corriendo. Lo seguí, de verdad traté de hacer que se detuviera y traerlo de regreso, pero no pude, es muy rápido- dijo bajando la cabeza para que Milo no lo viera a él y él no la viera a ella- lo siento, falle en mantenerlo en el templo.

-Esta bien- le confortó la pelirroja con una mano en la cabeza- hiciste lo que pudiste, ahora déjamelo a mí ¿esta bien?-

Afrodita asintió, pero jamás levanto la cabeza.

-Ahora ve que te revisen esas heridas- le ordeno mientras miraba las manos del niño con sospecha.

Era obvio para la mujer que esos dos no solo tuvieron una pelea verbal. Ambos niños debieron tocar puntos sensibles para el otro como para que terminara todo así de violento.

Afrodita asintió y se fue sin decir nada mas.

-Ya me hice cargo de uno, falta el otro- pensó Milo pensando a donde pudo huir Aioria. No estaba en ninguno de los 12 templos, de lo contrario hubiera sentido su cosmo mientras regresaba. Él rubio todavía no lo dominaba por completo así que lo hubiera percibido incluso aunque hubiera intentando ocultarlo en un estado mental tan caótico.

Luego pensó que tal vez Aioria trataría de buscar algún lugar que le diera paz mental, así que trató de recordar donde sería su refugió. Un lugar especial para él y para Aioros.

-Eso es- la respuesta vino de pronto- debió ir allá- pensó con cierta inquietud. Ese lugar era un tanto complicado de acceder y temía que Aioria no midiera el peligro e intentara llegar a ese lugar solo.

Anteriormente, Aioros y Aioria iban juntos para que el mayor entrenara al pequeño de forma mas personal. No era peligrosa la llegada porque Aioros era un caballero experimentado y él se aseguraba del bienestar de su hermano en todo momento.

Pero Aioros ya no estaba.

Milo comenzó a caminar. Con suerte encontraría a Aioria antes de que se lastime.

.

.

.

Ya iba a medio camino cuando unas voces le llamaron la atención.

-¡Déjenme en paz!- se escucho la voz de Aioria y sonaba mal, muy mal.

-¡Cállate!- se escucho otra voz, una que Milo medio reconoció, pero no se le hacía familiar.

Estaba a poco menos de un kilometro cuando finalmente pudo tener a Aioria a la vista, junto con varios soldados rasos acorralándolo.

Por eso la otra voz le sonaba, pero no la reconoció del todo.

-No eres mas que el hermano del traidor, eres escoria- hablo otro soldado.

-Vamos, lárgate de este lugar sagrado- volvió a escuchar la primera voz.

-Si, déjale la armadura a alguien que si honrara el peso de un caballero dorado-

Milo frunció el ceño al escuchar eso. ¿Qué intentaban esos soldados? ¿acaso creen que por el simple hecho de que un caballero dorado muriera o se "retirara" automáticamente podía ser ocupado por cualquier otro guerrero?

-Que ingenuos- pensó

-Que idiotas son ustedes-

Milo abrió los ojos de golpe y rápidamente busco con la mirada a quien dijo eso en voz alta.

Desde el cielo, de forma precipitada, cayo una sombra en medio de Aioria y los soldados que lo estaban hostigando.

Todos, incluyendo a Milo, miraron boquiabiertos como una nube de polvo evitaba identificar a quien o que acababa de caer.

-¿Ese es?- pensó la pelirroja sorprendida. No espero que fue él quien llegara.

-No puede ser- grito uno de los soldados agarrándose la cabeza con las manos.

-Estamos en serios problemas- susurro otro tratando de encogerse para no ser visto.

Mientras los demás solo miraban paralizados.

-¿Tú? ¿qué, qué haces aquí?- preguntó Aioria con dificultad mientras se sujetaba el brazo.

Primero se había peleado con Afrodita, luego se había golpeado con un risco y ahora tenía que aguantar a estos tipos que solo hablaban mal de su hermano.

Y cuando pensó que no nada podía ser peor, llegó.

Justamente tenía que ser él.

-Se señor DeathMask- finalmente pudo pronunciar un soldado cuando la nube de polvo se disipó.

Así es.

DeathMask de cáncer había hecho una entrada estrepitosa, como solo él sabía hacerlas.

-¿Pero que esta pasando aquí?- preguntó con un tono fingido de inocencia- ¿una pelea callejera dentro del territorio del Santuario? ¿territorio donde están prohibidas las peleas personales?- le dijo mirando a los soldados con una sonrisa torcida mientras su cosmo empezaba a despetar.

-No no-

-No es una pelea, se lo juramos-

-Si, es un malentendido-

-Por favor no destruya nuestras almas-

Todos los soldados temblaban.

-No, no, no me mal interpreten, amo una buena pelea con ventaja de numero para un lado- les interrumpió para ya no tener que escuchar sus molestos lloriqueos- no hay nada mas divertido que media docena de adultos acorralando a un niño de 7 años, que claramente ya esta herido, para darle la mayor golpiza de su vida sin posibilidad de defensa o escape porque esta en una clare desventaja ¿verdad?- continuo hablando sin perder su sonrisa falsa mientras caminaba hacia los soldados- quiero decir ¿qué clase de pobres alimañas harían eso, especialmente en nuestro preciado Santuario, verdad?- se inclino hacia el que parecía ser el jefe de ese grupito.

-Cla claro señor- dijo el soldado tratando de no sonar tan nervioso, aunque era inútil. S veía claramente como sudaba por toda la frente.

-Bien, bien- asintió Death, parecía satisfecho con esa respuesta- ahora lárguense antes de que los añada a mi colección de rostros en mi templo- su tono de voz cambio a uno grave y amenazante, y su sonrisa se borro por completo, solo dejando un gesto duro y una mirada asesina.

Todos soltaron chillidos agudos y salieron corriendo sin mirar atrás.

-Puff- bufó el peliazul molestó- estos soldados de pacotilla ya no saben respetar a sus superiores- pensó en voz alta- claro que, hablo por mí por supuesto- dijo volteándose para mirar al rubio de frente- porque los hermanos de los traidores no merecen tal respeto- espeto con sorna contra el niño y una sonrisa burlona.

-No puede estar hablando en serio- pensó Milo lista para atacar contra su compañero.

Bajo la guardia al ver como Death supuestamente defendía a Aioria, pero parece que solo estaba quitando a la competencia para hacerse cargo él personalmente.

-Termina con esto de una vez- hablo Aioria desde que apareció Death.

Para sorpresa de los mayores, el niño no estaba triste o asustado, como se esperaba en una situación similar.

Por el contrario, Aioria mostraba una mirada seria y el ceño fruncido. No parecía tener duda en su mirada, incluso cuando corrían las lágrimas por sus mejillas.

-¡¿Qué estas esperando?!- le gritó con todas sus fuerzas mientras cerraba los ojos y los puños con mucha fuerza- ¡vamos! ¡Termina de una vez!- el niño estaba temblando- ya no tengo nada que perder- eso ultimo lo susurró con la voz quebrada.

-Eres patético- fue lo único que dijo DeathMask.

Aioria levanto la mirada sorprendido y confundido.

-Si vas a dejar que el mundo te aplaste por algo como esto, entonces no eres un verdadero caballero- le dijo Death acercándose al niño.

Antes de que Aioria pudiera preguntar a que se refería.

DeathMask le pateo en el abdomen con tal fuerza que lo mando a volar varios metros.

-¡¿Pero que te pasa?!- le grito Aioria entre tosidos- ¿por qué hiciste eso?-

-No importa- contestó levantando los hombros y dándole una sonrisa relajada.

-Pero, pero- Aioria no podía procesar lo que acaba de pasar porque era extremadamente raro.

-Así funciona la vida niño- le dijo Death- el mundo te golpeara, te escupirá y no te dará un respiro, porque en el gran orden de las cosas tu miseria no es nada a comparación de todo el caos y destrucción que hay en el mundo o en el universo ¿crees que eres quien mas sufre?-

-¿Y qué? ¿dices que no importa como me siento?- dijo Aioria volviendo a llorar.

-Lo que importa es que hagas algo, la verdadera pregunta es ¿qué harás? ¿Llorar y maldecir tu suerte por llevar la sangre de un traidor?- le preguntó de forma hiriente- o ¿te levantaras y usaras tu fuerza para pelear contra tu cruel destino?-

El niño abrió los ojos, pero ya no con shock sino con esperanza.

Era el primero en decirle algo bueno desde que huyo del templo del carnero.

-Pero tienes que decidirte ya, el tiempo no se detendrá por ti y los idiotas como esos no perderán la oportunidad de acabar contigo en todo aspecto posible. Así que dime ¿vas a pelear como un hombre o te rendirás? Porque si te rindes ahora seré misericordioso y te matare para que te unas a tu hermano traidor- dijo con una sonrisa de lado.

Aioria lo miro, no sabía como sentirse con tales palabras. Por un lado, necesitaba escuchar esas palabras para continuar solo, pero por otro lado, esa "misericordia" de DeathMask es aterradora.

No sabía si realmente el peliazul creía en sus palabras como un acto de bondad o si solo era un intento para acabar con él sin meterse en problemas.

-De cualquier forma, Aioria sabía que no podía simplemente esperar a que la muerte llegara por él. Eso pondría muy triste a su hermano e iría en contra de todo lo que le enseño.

Dio un suspiro y se levantó.

No iba a rendirse, iba a vivir con los valores que su hermano le enseño, incluso si él no vivió según ellas hasta el final de su vida.

Él, Aioria de Leo, entrenaría y se volvería un poderoso caballero dorado y, de esa forma, limpiar el nombre de su hermano. Que el Santuario no solo recuerde a Aioros de Sagitario como un traidor, sino que tambien como un buen maestro antes de su muerte.

-Yo voy a pelear, yo voy a vivir- dijo el menor tallándose los ojos.

-Así se habla- sonrió Death con satisfacción- ahora lárgate niño, que me molestas- le dijo frunciendo el ceño empujándolo para quitarlo de su camino.

Aioria, no dijo nada mas, solo vio al mayor irse.

-Tan dramático como siempre- se escucho una voz femenina detrás de él.

-Milo- dijo sorprendido de verla.

La pelirroja, por su parte, no estaba mirando al rubio, sino a su compañero peliazul hasta que lo perdió de vista.

-Es tonto, no puede hacer nada sin armar todo un teatro- pensó en voz alta mientras negaba con la cabeza.

-¿Te encuentras bien Aioria?- ahora si se dirigía al menor.

-No- su respuesta fue concisa- pero lo estaré-

Milo suspiro aliviada al escuchar eso ultimo. Este chico era mas fuerte de lo aparentaba.

-Ven, vamos a la enfermería para que te curen- le dijo tocando su hombro de gorma gentil.

Aioria asintió y ambos empezaron a caminar.

-Parece ser que Shaka tenía razón- pensó Milo cuando DeathMask cruzo su mente- veamos cuanto dura esto- razono siendo un poco sínica.

El peliazul no era alguien precisamente empático o amable, no al menos en términos normales, pero era de suponer que al menos lo estaba intentando, a su muy extraño y retorcido modo.

Tal vez era su forma de mostrar su respeto hacia a Aioros, porque ni él podría negar que lo admiraba, o al menos a su fuerza, pues era sabido por todos que Death buscaba a Aioros para entrenar, y tal vez para que el rubio fungiera como su propio hermano mayor. Claro que Death siempre lo negó frente a todos.

La pelirroja volvió a suspirar.

Rogaba a Athena que las cosas salieran bien pese a esta gran tragedia que golpeo a todos.

Saga y Aioros, ambos se fueron.

El Santuario entero se quedo sin sus grandes héroes, sin sus cuidadores.

Que triste.

Que tragedia.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Creo que, sin querer, hice una historia conectada entre capítulos, al menos los que involucran a Death, a Aioria y a Aioros

¿Ustedes que opinan?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro