Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

꧁༒𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 2 (parte 1)༒꧂

.❅──────✧❅✦❅✧──────❅.

Habían pasado seis días desde el incidente con la policía y la moto. Mi herida poco a poco iba sanando, mis ganas por subirme nuevamente a una motocicleta, aumentaba con el paso de las horas.

No me quedaba otra opción que esperar, porque la mía había quedado hecha pedazos y según André, Damesse no había podido recuperarla por culpa de su fastidioso hermano.

—¡Mañana por la noche es tu fiesta de cumpleaños! —canturreó mi mamá, claramente emocionada, yo por mi parte no demostraba demasiado entusiasmo —¿Qué te gustaría de regalo? —interrogó ella, demostrando verdadero interés.

Una nueva moto.

—No lo sé, mamá —negué —. Cualquier cosa va a estar bien —concluí, mientras intentaba concentrarme en mi lectura.

—¿Estás bien? —preguntó, rebuscando en su bolso algún artefacto para maquillarse.

La verdad era que no, no estaba bien. Mi mal humor se había intensificado en los últimos días por tres razones: no podia andar en motocicleta, no podía ir a Morbis Desire por culpa de un idiota que denunció la presencia de menores  y por último, se acercaba mi estúpido cumpleaños.

—Sí mamá, estoy bien —respondí con una sonrisa demasiado artificial y levanté la vista para ver como se delineada los labios.

Ella me conocía y sabía muy bien que en ese momento estaba minitnendo, pero tambien tenía claro que estar sola era buena solución para mi mal humor.

—Voy a la oficina de tu papá, nos vemos en la noche —Pasó por mi lado, dejando un beso en mi frente, y un rastro de su perfume dulzón. —. Tu tía vendrá a pasar unos días con su nuevo novio. Él consiguió un trabajo en la ciudad y mientras se buscan un lugar para establecerse, les ofrecí una de las habitaciones de arriba.

Asentí sin darle mucha importancia.

Segundos después de que mi mamá desapareciera por la puerta, mi móvil sonó dejando en evidencia una llamada de mi amiga.

—Esta noche saldremos —sentenció ella, de forma animada.

—Hola y no. No saldré. —Mi voz anodina debía demostrale mi actual humor.

—Sí, saldremos. Marco y André van a ir a Snowball.

¿Y eso porqué me importaría?

—¿Podrías ir con nosotros? Por favor, Cori, de verdad me gusta André.

Aquello captó mi atención, porque jamás lo había dicho tan abiertamente.

—¿A qué hora pasas por mí? —pregunté con voz átona, luego de pensar toda la situación y en que jamás me permitiría fallarle a mi amiga.

Un chillido salió desde el fondo de su garganta.

—Cenaremos en el taller, te envío un mensaje cuando vaya por ti —Su voz irradiaba felicidad, sacándome una sonrisa luego de varios días sin apenas poder disimular mi mal humor —. ¿Qué estabas haciendo? —indagó.

—Masturbandome en mi ducha —dije con ironía.

—Hmm suena incómodo, ¿y quieres ayuda con eso? —volvió a preguntar, haciendo salir de mi boca una risotada.

—Estaba leyendo algo en Wattpad.

—Debe ser bueno para que estés masturbandote en la ducha —bromeó —¿Quién es el autor?

—Hmm... —alejé el móvil para entrar en la pagina de Wattpad y buscar el perfil para investigarlo —Eduardo Ocampo, te envío el link —finalicé.

Nos despedimos y me levanté del sofá. El silencio en la gran casa era encantador, tal y como a mí me gustaba.

—...te–fe-li-cito que bien ac-tuas. Puta canción pegadiza. —Había perdido ya la cuenta de la cantidad de veces en el día que había cantado esa canción en mi mente.

Caminé escaleras arriba, entrando a  darme un baño relajante.

Al salir, busqué algo que ponerme. No era de esas chicas que tenían mil cosas y decian "¡No tengo que ponerme!", yo sí tenía, pero no sabía con que vestirme. No podía usar vestido porque seguramente iríamos en moto. Un top estaba descartado porque en mi espalda baja aún se localizaba una gran raspadura.

Encontré una blusa negra, un jean ajustado del mismo color  y mis botas que llegaban hasta por debajo de mis muslos.

Hice un delineado en mis ojos color café, pinté mis labios de un color rojo fuego, me hice una cola alta en mi cabello negro oscuro y me coloqué perfume floral detrás de mis orejas y en mi cuello.

Eran las diez de la noche y mis padres aún no habían llegado. Agarré un bolígrafo, un post it y lo pegué en la heladera.

"Voy a ver una peli con Pame,
vuelvo más tarde

Besos, Corina  ♡"

Segundos después de escribir la nota, mi móvil sonó con una notificación. Tomé mis llaves sin mirarla, agarré el pequeño rectángulo de cuero que sería mi bolso de hoy y coloqué el móvil junto con algo de dinero y tarjetas de crédito.

Puse la alarma de la casa y luego salí atravesando el jardín. Por el camino de concreto en forma de S, a mi derecha había dos pequeñas fuentes de agua y a mi izquierda un montón de duendecitos sobre un césped perfectamente cortado y muy verde, al fondo del jardin se podía apreciar una pequeña cabaña que solía usar de pequeña para jugar.

Te–fe–li-cito que bien ac-tuascanté —. ¡Ay, maldita canción! —exclamé con fastidio.

—Un placer volverte a ver, niña —La voz varonil de Damesse me hizo vibrar y a su vez, sorprender. Distaba mucho de la voz fina de Pam que esperaba escuchar.

—¿Y mi amiga? —Me acerqué luego de cerrar la gran puerta de salida, mientras preguntaba con voz ligeramente irritada.

—Se la comió el mecánico, nah mentira, me pidió que venga por ti. Ella estaba... —Su pausa no presagiaba nada bueno —ocupada.

Me extendió el casco de acompañante y yo me lo coloqué como pude, intentando no arruinar mi perfecto peinado.

—Gracias —dije, ignorando el aroma grandioso que se extendía por su cuerpo al sentarme detrás de él y tenerlo tan cerca —¿Por qué esta moto no tiene para sujetarse? —pregunté.

—No tiene porque ésta es la moto que uso para que las chicas me abrazen. —Su voz pícara resonó en mis oídos.

—Estás loco si crees que yo te voy a tocar, feo —bufé —. Él hecho de que tengas que hacer eso para que una mujer te toque, es decepcionante.

—Esa es tu decisión, niña—finalizó acelerando de golpe, haciendo que me agarre de su cintura.

—Eso es jugar sucio, Damesse, déjate de niñerías que tengo ganas de llegar, tengo hambre —mentí. Es que este hombre estaba causando algo en mi interior, algo que no quería sentir. Era puramente atracción física, aún no lo conocía demasiado.

Sin cuestionarme, emprendimos viaje al taller de André.

—La pizza llegará en veinte minutos —informó Pame, estaba despampanante con un top negro que se amoldaba perfectamente a su cuerpo delgado, dejando su vientre a la vista y unos jean bien ajustados.

Por la puerta de la cocina entraba André, vestido con unos jeans negros y una camisa celeste estampada con pequeños lunares blancos. Llevaba algunas cervezas y un Dr. Lemon para mí.

—Pon algo de música, Damesse
ordenó mi amigo, sentándose a mi lado.

Marco, que estaba de mi otro lado, se levantó y fue directo al reproductor de audio, conectó su móvil y comenzó a sonar el suave sonido de Watch Me Burn.

—Estoy segura que Michele fue y es el sueño húmedo de muchas mujeres. —declaró mi amiga, llevándose todas nuestras miradas.

—El mío no, demasiado mandón.—comenté, recostada en el respaldo del sofá, sintiendo como junto a mi se hundía el otro espacio.

—Pam, acompáñame a la cocina. Vamos a... buscar unos platos de pizza —Otra vez mi amigo traicionandome.

Se levantaron rápidamente, corriendo hacia la cocina.

—¿Cuántos años tienen? Parecen unos niños. —suspiré dramáticamente, reacomodandome en el sillón.

—¿Cómo está tu espalda? —indagó Damesse, su cercanía causaba un vacío en mi cavidad cerebral.

—Bien, tengo mucha comezón y ya se que no debo rascarme.

Agarré mi bebida y tomé un sorbo del frío líquido con gusto a limón. De fondo ahora de escuchaba Salt  y sentía su mirada clavada en mí con intensidad.

¿Puedo verla? —inquirió, con voz seductora.

Lo miré de pies a cabeza, no había prestado atención en lo guapo que estaba. Un jean desgastado gris y una camisa blanca con pequeños ribetes, la chaqueta la había dejado en alguna parte del taller.

Asentí dudosa, me puse de espaldas a él y levanté mi blusa unos cuantos centimetros. El rose de sus dedos ásperos en aquella parte me hizo dar un escalofrío, mi piel se puso de gallina y mi mente se activo en un sin fin de sucios pensamientos.

¡CORINA! SOLO ESTÁ TOCANDOTE LA HERIDA, ¿QUÉ HAY DE EXCITANTE EN ESO


Sentí su respiración muy cerca de mi oído, en ese punto erógeno que podría encender a cualquiera y yo, por supuesto, no era de piedra.

Su mano fría por el contacto de la botella, se había aferrado a mi cintura en casi imperceptible tacto, dejando un pequeño apretón en aquella zona haciendo escapar un casi inaudible jadeo de mi boca, mientras mis manos apretaban en los puños la tela del sillón.

Sentí una fría humedad en mi lóbulo y el roce de su aliento me hizo estremecer, mis ojos se habían cerrado por instinto, activando otros sentidos.

—¿Sabes que estás cometiendo un delito, Damesse? —murmuré, dejando al descubierto mi cuello, dándole completo acceso —Y a mi no me importaría si vas a la cárcel por esto.

—No sería el primero que cometo —susurró en mi oído, volviendo a apretar mi cintura con más intensidad, apartando mi cabello del hombro —. Dios, no podré sacarme de la mente tu perfume por mucho tiempo

Sentía en mi espalda el cuerpo de él casi pegado al mío por completo, subí mi mano para tocar su nuca, en esta posición debía elevar mi brazo por encima de mi cabeza para tocarlo. Su cabello era suave y fresco, daban ganas de darle un tirón.

—Ya llegó la pi...—Mi amigo salía de la cocina con dos cajas en sus manos, deniéndose burscamente en la puerta al vernos y pude ver el momento exacto en el que mi amiga colisionaba contra su espalda.

Me alejé rápidamente poniendome de pie. Mi rostro se había teñido de un color rojizo, no sabía si por la vergüenza o por la excitación y la sonrisa de André junto con la de Pamela demostraban que estaban ganando el estúpido juego que yo había comenzado.

Miré a Damesse esperando que diga algo, pero estaba con esa maldita sonrisa provocadora, con un cojin sobre sus piernas y acomodándose el pantalón.

Reacomodé mi blusa intentando disimular y caminé hacia la cocina. Pamela colocaba la pizza, mientras yo llamaba con la mirada a André para que me siguiera.

—¿Tienes algo? —pregunté, refiriéndome a la marihuana.

—Cori, si Pamela se entera de que te paso marihuana, me cortará los testículos. —respondió él en un susurro.

—Bueno, si no te las corta ella, te las corto yo —exclamé enojada —. Tuve una semana horrible, solo un poco. —supliqué con fingida angustia.

—En la lata de las tuercas del segundo estante. Fuma afuera delante del portón, yo entretengo a Pam.

—¿Cómo es posible que te asuste Pam y no Damesse que es un poli?

—Marco es mi amigo desde mucho antes que Pam, él entendería esto. Pero ella es tu amiga desde hace más tiempo y quiere cuidarte. Dejaría de hablarme por eso asique ve tú cuánto arriesgo.

—Un día me contarás la historia de Marco Damesse y por qué es el corrupto de los hermanos.

Sonreí y le agradecí, mientras iba hasta el taller tropezando con una gran caja.

Tal como dijo, en el segundo estante estaba los cigarros bien armandos y varias cajas de goma de mascar.

Tomé uno y salí rápidamente. Quince minutos más tarde me sentía más relajada y mi humor había cambiado considerablemente.

—Casi se te enfría la pizza. ¿Estaban bien tus padres? —La pregunta de Pam me dejó en desconcierto, pero la mirada de André me orientaba.

—Sí, solo me avisaron que ya habían visto la nota que les dejé —mentí, y que mal se sentía mentirle a ella.

—Bueno, comamos —ordenó mi amiga, y todos hicimos caso.

Esta vez me senté lejos de Damesse.

—¿Y si jugamos a un juego? —incitó mi amigo mientras volvía con algunas cervezas más, luego de cenar—. Es temprano aún para ir al club.

Su idea no presagiaba nada bueno, pero "Nada puede malir sal" diría Homero Simpson.

Los tres asentimos, mientras yo me sentía en una nebulosa y ahora, incluso después de devorar cuatro porciones de pizza, tenía más hambre.

André y Marco levantaban todo lo de la pequeña mesita para llevarlo a la cocina, dejando solo una botella vacía y nuestras botellas con algo de bebida. Pam y yo estábamos recostadas en el sofá.

—Pam, siéntate entre Marco y yo, y tu Cori frente a ella. —indicó André.

Tomamos nuestros lugares y Damesse  hizo girar una botella.

—¿A la botella? ¿De verdad vamos a jugar a esto?

La botella apuntaba a Pam y a mí.

—¿Miedo? —interrogó Damesse con una sonrisa pícara y sensual.

Me puse de rodillas, mientras Pam hacía lo mismo con diversión mientras aplaudia como niña pequeña. Nos dimos un pequeño roce de labios y volvimos a nuestros lugares.

—Buh, aburridas. —declaró Damesse.

Volví a girar la botella y señaló a Pam y André,  se miraron con hambre por unos segundos y luego se acercaron lentamente.

Marco y yo los mirábamos con atención.

Pensé que no se iban a atrever pero cuando los vi, quede con mis ojos como platos.

El primer contacto de sus labios me pareció extraño y sensual a la vez. A medida que los segundos pasaban el beso se volvía más enérgico, más excitante y más fogoso, lleno de pasión.

Sentía que mi cuerpo se calentaba considerablemente cuando la respiración de André se agitaba y sus manos subían para sostener su rostro. No pude evitar morderme el labio inferior por las sensaciones que se acumulaban al ver a mis dos amigos besarse con tal intensidad.

La nuca me cosquilleaba y al voltear mi rostro para acallar la sensación, vi a Damesse mirándome con lujuria y deseo.

No, no, no.


.❅──────✧❅✦❅✧──────❅.

~ sǝʇuǝɹǝⅎᴉp sǝsod uǝ ouᴉƃɐɯᴉ ǝʇ ɐun ɐpɐɔ uǝ ...sɐʅʅǝɹʇsǝ sɐʅ ɐʌɹǝsqO ~

.❅─────✧❅✦❅✧──────❅.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro