
CAPÍTULO CINCO
Despierto en una camilla de hospital. Intento levantarme pero un dolor punzante en la pierna me impide que lo haga y empiezo a recordar porqué estoy aquí. Doy por hecho que no podré levantarme solo así que solamente observo la habitación. Es completamente blanca excepto por unas franjas verdes que cruzan la habitación en horizontal. También me doy cuenta de que tengo una vía en el brazo derecho que está conectada a un tubo. En la mesilla junto a la cama hay un mando con un botón. Lo pulso y minutos después Cheryl entra en la habitación, seria de preocupación.
- Lo siento - digo.
- ¿Qué sientes? - ella cruza sus brazos y se mantiene en la puerta.
- Siento no haberte contado lo que pasaba. Por nada del mundo creí que pasaría esto - bajo mi mirada, incapaz de mirarla a los ojos.
Ella se acerca a la cama, sigue con los brazos cruzados. Se sienta a mi lado y coge mi mano.
- Eso ya da igual… Lo que importa ahora no es que no me lo hayas contado. Ahora importa que te pongas bien - se le caen las lágrimas y yo asiento.
Después de más de una semana ingresado, me dan el alta. Cheryl me ha traído ropa limpia del apartamento así que me dispongo a ponermela. Llevo puestos unos pantalones negros y una camisa azul cielo. Me siento en la butaca de la habitación para atarme los zapatos de charol negro. Cheryl me está esperando en el pasillo para irnos a casa. Cojo mi maletín y la bolsa con la ropa que llevaba el día del disparo y salimos del hospital.
No se ha sabido nada ni de Williams ni de Edwards en estos días. No se que tan importante es lo que sea que esconde mi jefe como para que lo hayan secuestrado y quien sabe lo que le habrán hecho. Hay que encontrarlo.
El camino a casa lo transcurrimos en silencio, agarrados de la mano pero en silencio. Parece que ninguno de los dos tenemos ganas de recordar lo vivido estos días. Casi llegando al apartamento, miro a Cheryl y ella me devuelve la mirada, confundida.
- ¿Qué pasa? - me pregunta.
- Acabo de recordar algo que tal vez pueda ayudarnos a encontrar a Aaron.
Suelto su mano, me agacho como puedo y apoyo mi maletín en el suelo para poder abrirlo fácilmente. Recuerdo haberla guardado entre todos estos papeles. Me demoro unos segundos pero al fin lo encuentro.
- ¡Aquí está!
- ¿Podrías ser más específico ¿Qué buscas exactamente?
- Esto - le muestro la tarjeta que tengo en la mano - ¿Recuerdas la pelea en el restaurante?
Llegamos al apartamento y según dejo el maletín sobre la cama, cojo mi teléfono y llamo al número apuntado en la tarjeta. Tarda cinco tonos en contestar la voz de una mujer al otro lado de la línea.
- ¿Diga?
- Ho… Hola. Soy el hombre del restaurante de aquella noche. Creo que necesitamos tu ayuda.
Horas después, la noche se siente fría y camino por las calles al lugar donde me encontraré con Olivia, la cazarrecompensas. Cheryl se ha quedado en casa ya que tiene mucho trabajo y está agotada. Entro a un bar llamado Big Bar. La veo sentada en la barra con una copa en la mano y me acerco a ella. Me siento en el taburete a su lado y me mira.
- Bueno, ¿qué necesitas exactamente? . me dice y le da un trago al vaso de whiskey.
- Han secuestrado a mi jefe, llevamos una semana sin saber nada de él ni de su secuestrador.
- Entiendo - dice dando otro trago - ¿Nombre?
- ¿Cómo? - digo juntando las cejas.
- Que cómo se llama tu jefe.
- Aaron Williams.
Tras escuchar el nombre, escupe el whiskey que tenía en la boca y me mira con los ojos muy abiertos.
- Haber empezado por ahí, es uno de los hombres más conocidos. Nadie sabía que lo han secuestrado - me dice y coge una servilleta para limpiarse - Bueno, lo primero sería averiguar quién le ha hecho eso…
- Larry Edwards. Ha sido él.
- ¿Cómo estás tan seguro de que ha sido ese hombre?
- Pues muy fácil… ¡Porque me pegó un tiro en la pierna mientras metía a mi jefe en un helicóptero! - estoy un poco alterado y no sé cómo controlar esto.
- Está bien, lo investigaré. Buscaré toda la información posible y averiguaré dónde está. Después iré a por él.
El camarero me sirve la copa que Olivia le pidió y le doy un trago. Tiene un sabor bastante fuerte pero no me desagrada. Minutos de silencio después tomo la que seguramente sea una de las peores decisiones que podría haber tomado.
- Iremos.
- ¿Perdón? - dice la cazarrecompensas en una carcajada - Iremos ¿a dónde?
- Quiero decir que iré contigo, a buscar a Williams.
- Yo también voy, no te dejaré sólo con esto - oigo una voz a mis espaldas. Bajo del taburete y me giro.
Cheryl.
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