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Capítulo 5

El silencio enmudeció las palabras de Nene mientras contemplaba aquella figura divina envuelta de negro que la observaba desde lo alto, como si un animal hubiera despertado su curiosidad desde la comodidad de un paseo por el bosque. Ella escuchaba sus palabras como susurros lejanos que apenas se podían interpretar, como el murmullo de las hojas movidas por el viendo o el chapoteo de la lluvia regar el césped. Sin embargo, a pesar de no comprender lo que aquella presencia le transmitía, sentía en él una mezcla de sensaciones que comparaban la calma y firmeza, y con todo esto, un sinfín de preguntas que se fueron acumulando en su mente.

- ¿Quién eres?- Preguntó finalmente conforme se levantaba del suelo, y al llegar a la altura del caballo, el Flaw abandonó las manos del mestizo para regresar al hombro de Nene.

- Soy Don Corvo, el sacerdote del Refugio de Misgrit. ¿Cómo te llamas tú?-

- Mi nombre es Nene.- Respondió, y tras una pausa de incertidumbre volvió a preguntar.

- ¿Qué es un sacerdote?- Inquirió sin apartar la mirada de los ojos del recién conocido.

- Es aquel que orienta en camino de las almas hacia su verdadero hogar, donde encontrarán piedad divina y la salvación.-

La respuesta del mestizo volvió a confundirla al no comprender a lo que se refería, ya que aquellas expresiones no las había escuchado nunca, sin embargo escuchar "hogar" entre sus palabras, llamó toda su atención.

- Hace poco yo tuve un hogar, pero los humanos lo destruyeron todo.- Señaló cabizbaja ante la mirada del sacerdote. – Desde entonces da igual a donde vaya, cuando nuestra madre nos ayudó a escapar, comenzó una pesadilla que solo ha ido empeorando.-

- Por supuesto que sí.- Señaló Corvo con firmeza mientras ofrecía su mano a Nene. – Sin embargo, el círculo divino ha sido benevolente al traerte hasta mí, ven conmigo Nene, y te aseguro que encontrarás un nuevo hogar.-

Nene fijó su mirada en la mano que le había tendido, y aunque seguía sin comprender al mestizo, sus palabras transmitieron en ella una sensación de seguridad que la llevaron a aceptar su ofrecimiento y montó al caballo junto a él.

Yuri, que había seguido a Nene hasta allí, los perseguía desde detrás de la foresta en un intento de alcanzarles, pero la llegada de una cuadrilla de soldados durante su vigilancia la obligó a esconderse entre los arbustos, y vio a su hermana alejarse de ella de nuevo de forma inevitable. – No puedo protegerte si siempre estás huyendo de mí.- Murmuró dolida.

. . . . . . .

El paisaje natural que rodeaba la aldea del principio parecía más mágico que la primera vez que Nene lo había descubierto, las aves del cielo sobrevolaban las afueras del pueblo entre unos árboles tan altos y frondosos que parecían tocar las nubes con sus copas. El sol se escondía a lo lejos, entre las montañas de los páramos, dejando en semipenumbra las casas y edificios donde la gente ya se había recogido. Algunas criaturas mágicas ahora jugaban por las calles vacías de forma despreocupada, y entre ellas, unas hadas curiosas se acercaron para acompañar a los recién llegados y molestar al Flaw que venía con Nene.

- ¡CHIII!- Protestó el Flaw mientras sobrevolaba a los dos mestizos perseguido por las hadas que reían con malicia.

- Este lugar parece cada vez más parte de un sueño.- Musitó Nene mientras se sostenía de la cintura del sacerdote.

- Hemos llegado. – Indicó Corvo bajando del caballo – Voy a presentarte a las señoritas de la residencia de Ceniza, una de las que vivía allí se aventuró demasiado por el bosque y desapareció, así que tendrás un hueco asegurado. – Indicó ayudándola a bajar y la guió por el camino principal hasta una casa vestida de un blanco pálido por sus paredes construidas por rocas de aspecto níveo, había una decoloración de la madera de sus puertas y ventanas que denotaba sus largos períodos bajo el calor del sol, hasta la luz de las velas que iluminaban el interior parecía ser de resplandor blanco.

El sacerdote llamó a la puerta con los nudillos cuando el Flaw regresó de su carrera hasta los cabellos de Nene para esconderse de las hadas. En el momento en el que la puerta se abrió, la mestiza pareció contener la respiración.

- Don Corvo.- Nombró la joven mestiza con piel moteada y orejas de vaca que apareció tras el umbral de la puerta, su mirada cansada por el trabajo del día descubrió con una naciente curiosidad a Nene al lado del sacerdote antes de volver a dirigirle la atención. - ¿Quién es esta chica? –

- Parece que la resistencia de Briateno dejó ir algunos mestizos por su cuenta.- Respondió mientras posaba su mano en la espalda de Nene para conducirla hacia el interior de la entrada. – Se llama Nene, te encargo su cuidado hasta que se acostumbre.-

La noticia pareció haber sorprendido a la mestiza de vaca y entornó los ojos como gesto de disgusto. – Pero Don Corvo, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que entró alguien nuevo a esta residencia, y todos sabemos cómo acabó, nosotras no somos capaces de enseñar a esta chica correctamente, ni tampoco tenemos tiempo.-

- ¿Cómo qué no?- Espetó una voz detrás suyo y otras dos mestizas salieron del interior del salón para recibir a Nene. – Cuantas más mejor, ¡menos trabajo tendremos!- Añadió la mestiza de gato.

- Es verdad, nunca has sabido divertirte- Señaló la mestiza de búho con sus grandes ojos amarillentos clavados en Nene.

- ¡Agh! Callaos- Exclamó girándose hacia ellas. – Con lo torpes que sois ¿Cómo pensáis enseñar a otra persona un trabajo bien hecho? Está claro que este no es sitio para Nene.- Alegó mientras miraba a Nene de reojo.

- Es por eso que te la confío a ti, le enseñarás todo lo que tiene que saber.- Reiteró de nuevo Corvo mientras tomaba el pomo de la puerta con una sonrisa para cerrarla desde fuera.

-¡Ehh! – Exclamó la mestiza de vaca llevándose las manos a los cabellos.- ¡Quiero una devolución!

A pesar de su desacuerdo, las otras mestizas tomaron de las manos a Nene para llevarla hasta un salón de aspecto humilde pero acogedor y saltaron sobre el sofá que había en el centro.

- ¿Tú de qué Reino vienes? – Preguntó la mestiza de Gato mientras se acomodaba entre los cojines y los rasgaba cómodamente con sus patas - ¿Has visto a los humanos? Dicen que son tan altos como los árboles y capaces de rompen montañas tan solo con la mirada.

- ¡Oye no seas maleducada!- Interrumpió la mestiza de búho- Nene no sabe ni nuestros nombres y ya la estas atosigando a preguntas.-

- Vale, vale. Me Llamo Bhala.-

- Yo soy Sussu- Añadió la mestiza de búho

Nene escuchaba atónita a las dos mestizas, mirando su recibimiento cálido y acogedor como una de las cosas más reconfortantes que le habían sucedido a lo largo de los últimos días.

- Yo...- Musitó conforme se secaba las lágrimas con los dedos

- ¿Qué te pasa? – Preguntaron al unísono las dos chicas

La mestiza vaca que había entrado la última al salón, traía bebiendo una jarra de cerveza para quitarse el disgusto, pero ver a Nene llorar, enrojeció del cabreo. - ¿Veis? ¡Ya lo estáis haciendo mal!-

- ¡OYE QUE NO HEMOS HECHO NADA! – Gritaron al unísono de nuevo

. . . . . . .

El silencio y la calma del salón de la casa de ceniza habían reconfortado a Nene tras su largo viaje de exilio. Las mestizas en su intento de hacerla sentir cómoda, le habían preparado una comida de frutas dulces con algo de pan. No era demasiado, pero suficiente para ayudarle a tranquilizarse.

- Vivía en una pequeña casa, al norte del Reino humano de Eaglorn, en las montañas. Un día fuimos descubiertos por la orden de la eterna llama, y tuvimos que huir, nuestra madre nos ayudó a escapar a mi hermana y a mi para que no nos mataran. Dimos varios tumbos hasta una zona nevada con monstruos que por poco nos habrían comido, pero la resistencia de Briateno nos rescató.-

- Debes haber pasado por mucho.- Observó Sussu mientras la miraba con empatía

- ¿Tu hermana sobrevivió? – Preguntó la mestiza de vaca

- Si, pero ella no ha querido venirse a vivir a la aldea.- Respondió Nene, mirándola apenada - ¿Tú cómo te llamas?-

- Llámame Verna- Respondió antes de dar un gran trago a su jarra para acabar con la cerveza que quedaba. – No te tomes mal mi reacción de antes, solo no me esperaba que metieran a alguien nuevo tan de repente.-

- ¿Qué sabéis de la chica que desapareció?- Preguntó Nene, enmudeciendo a Verna de sopetón, ya que ella no esperaba ese tipo de pregunta tan de repente.

- Bu...bueno, no lo sabemos, simplemente se esfumó.-

- Ella siempre decía que algún día se escaparía.- Añadió Bhala – Suponíamos que al final lo hizo.- señaló con la mirada despreocupada – Aunque tampoco tiene importancia ahora, eso fue de hace mucho.-

- Oye, ¿Qué es eso?- Preguntó Sussu al ver al Flaw asomarse entre los cabellos de Nene, la criatura decidió salir de su escondite, llamando enormemente la atención de las demás mestizas.

- ¡Es un Flaw! pensaba que ya no quedaban los de su especie.- Observó Bhala – Dicen que tienen poderes curativos y que son seres muy antiguos que viven desde la Edad de la Antigua Gracia.-

- ¿Edad de la Antigua Gracia?- Inquirió Nene mientras dejaba que el Flaw se posara en su mano.-

- Nos habló muchas veces Don Corvo de esa Era.- Añadió Verna.- La Edad de la Antigua Gracia fue un período de paz donde solo existían los humanos conviviendo con los señores del santo círculo divino, esta civilización antigua estaba gobernada por el emperador Elon y los siete señores del lazo blanco.-

- Un momento. – Interrumpió Nene. – ¿Qué hay de nosotros, los mestizos?-

- No existíamos.- Respondió Sussu, causando incertidumbre a Nene

- Eso viene más adelante, en la Edad del alma.- Añadió Verna. - Verás, al principio los humanos convivían con los animales como familiares, criaturas que estaban a su cuidado y servicio con la única misión de dar la vida por ellos para garantizar su seguridad. Sin embargo, los humanos llevaron ese papel demasiado lejos y comenzaron a usar la magia oscura con ellos para ser más poderosos  contra otros humanos, fue más adelante en la Edad de Luna cuando aquel poder que controlaban perdió el control y nacimos nosotros como una mezcla de humanos con transmutación de animales.-

- ¿Cómo pasó eso? ¿Aparecimos de repente? ¿Así, sin más?- Inquirió Nene con mayor insistencia.

- Lo siento Nene, yo no sé más de lo que te he contado.- Respondió Verna

Nene, asintió mientras su mente se llenaba de muchas más preguntas que nunca antes se había hecho y que probablemente nunca iban a tener respuesta. De forma distraída siguió comiendo su ración de comida, encogiéndose en uno de los lados del sofá para mantener el calor mientras miraba al Flaw revoloteando sobre Sussu y Bhala para intentar atrapar una fresa que se pasaban entre ellas para jugar con él y marearlo.

- Deberíamos ir a dormir.- Recomendó Verna. – Sobretodo tú Nene, hoy tendrás que dormir en el sofá porque no tenemos más camas preparadas, y bueno, necesitarás recuperar las fuerzas para mañana, así que trata de descansar, el primer día suele ser el más duro.- Añadió mientras se retiraba.

Las otras mestizas se despidieron y Sussu entregó aquella fruta al Flaw antes de dirigirse hacia su habitación, dejando nuevamente a Nene solamente acompañaba del Flaw que se acomodó en uno de los cojines del sofá mientras se comía gustosamente aquella fresa.

- Oye, Flaw... - Preguntó Nene tras un rato de reflexión mirando al techo, aún la idea de hablar con aquella criatura que la acompañaba parecía una pérdida de tiempo, ya que no sabía realmente si podía entenderla, pero aun así se dio el gusto de intentarlo.- ¿Tú sabes cómo era el mundo antes? ¿La vida era mejor? –

Al no recibir respuesta del Flaw, bajó la mirada corroborando la tontería que acababa de hacer. – Es inútil.-

. . . . . . .

Yuri estaba escondida tras una pila de troncos amontonados a un lado de la Residencia de ceniza, había estado siguiendo el caballo del sacerdote por el bosque hasta ver a su hermana entrar en el edificio.

– Te demostraré que esta gente no es de fiar.- dijo con decisión y cuando vio al sacerdote  alejarse lo suficiente, salió de su escondite para comenzar su persecución por la aldea. En la zona más elevada del camino, había un templo por donde entró Don Corvo. El edificio presentaba una estructura parecida a la iglesia humana del renacimiento, solo que en esta aparecían emblemas y esculturas de aspecto dracónico decorando la fachada. La mestiza no dudo en entrar a hurtadillas por la misma entrada principal hasta el santuario y se sorprendió de lo grande que se veía desde dentro, con dos filas de bancos que llegaban hasta la cámara del altar y dos grandes estatuas de aspecto bestial se alzaban a los lados del pasillo con una perfecta simetría, imponiendo respeto con su presencia. – ¿Qué clase de lugar es este? – Se preguntó sobrecogida mientras buscaba de nuevo al mestizo, sin embargo la oscuridad era densa en aquel habitáculo y era complicado moverse entre las sombras sin tropezar con algo, por lo que decidió salir de aquel lugar lo antes posible, sin embargo en mitad de su regreso, la puerta por donde había entrado se cerró en frente suya y la oscuridad acabó de inundar la sala.

- ¡Sé que ocultáis algo! – Exclamó Yuri con la respiración acelerada por el pánico de la situación y tanteó con las manos todo lo que tenía a su alcance hasta arrinconarse en una de las paredes del habitáculo. En la inmensidad de las sombras, ella esperaba recibir una respuesta del mestizo o al menos escuchar el sonido de sus pasos, pero el silencio ensordecedor la mantuvo en tensión hasta que en un arranque de nervios alimentados por el miedo, corrió hacia otra  salida guiándose con la pequeña rendija de la puerta por donde se filtraba la luz de fuera y chocó contra ella con todo el peso de su cuerpo para abrirla de un portazo y salir al exterior rodando por el suelo. Desorientada por el tortazo de la caída, se incorporó a duras penas dispuesta a reiniciar su huida, pero al volver la vista atrás, lo que vio le congeló la sangre; un ojo rojo del tamaño de su cabeza la observaba sin ni siquiera parpadear desde el interior del templo con un aspecto macabro e infernal.

Pese aquella escena malévola que había presenciado y encogido su corazón, su instinto de supervivencia dio a sus piernas las fuerzas que necesitaba para escapar corriendo de aquel infierno terrenal, y mientras corría llegó a la conclusión de huir de allí esa misma noche junto a Nene.

- Tengo... Tengo que sacar a Nene de aquí- Tartamudeó mientras se dirigía hacia la Residencia de Ceniza, y nada más llegar abrió la puerta de golpe, sorprendiendo a su hermana con el estruendo

- ¡NENE!- Exclamó con un grito conforme entraba al salón, tomó de la mano a su hermana para arrastrarla a tirones hacia la salida mientras el Flaw revoloteaba asustado sobre las dos hermanas. 

- Chiiiiii- Exclamó buscando al resto de las mestizas para que bajaran a ayudar a Nene

– ¡Nos vamos, ahora!- Gritó Yuri

- ¡Me haces daño! ¡Para!- Exclamaba Nene mientras se resistía como podía de la fuerza que su hermana empleaba para tirar de ella. – ¡No quiero irme, aquí estoy bien! Me vas a meter en problemas otra... - una bofetada giró su cara hacia un lado, congelando sus palabras con el golpe.

- Eres una estúpida.- Espetó Yuri con fuerza mientras miraba a su hermana con desaprobación. – Si quiero sacarte de aquí es porque quiero ayudarte.-

- Nosotras la estamos ayudando- Interrumpió Verna mientras dejaba atrás a las otras dos mestizas de la casa de ceniza atónitas por la escena. – Eres su hermana. ¿No? ¿Dónde estabas cuando dejaste sola a Nene? ¿No querías ayudarla?

A pesar de que lo que Verna acababa de decir le sintió mal porque esa era su intención desde el principio, Yuri no soltó en ningún momento a su hermana y siguió mostrando su ademán de llevarla con ella. – Por si no lo sabíais, hay un monstruo que vive entre vosotras al que llamáis sacerdote, y sería capaz de reducir en escombros esta aldea si quisiera.-

- Estás delirando, Don Corvo no es un monstruo- Exclamó Sussu con un brillo de miedo y rechazo en su mirada.

- ¿Lo has comprobado?- Señaló Yuri entornando la mirada hacia ella. – Yo lo vi, entró en el Templo con apariencia de mestizo y se transformó en un monstruo de ojos sangrientos, y si os quedáis aquí algún día os comerá.

A causa del miedo que había sembrado Yuri a las mestizas y porque vio que la situación lo requería, Verna agarró de un brazo a Yuri para detenerla y le arreó un puñetazo en el estómago que le hizo echar todo el aire antes de perder el equilibrio y apoyarse contra una pared.

- Ya es suficiente, si quieres irte, hazlo, pero te vas sola.- Espetó con suficiencia.- No te dejaré arrastrar contigo a la locura a nadie más, y menos si hay gente a mi cuidado.-

- Yuri...- Murmuró Nene sobrecogida mientras se escondía junto el Flaw tras la espalda de la mestiza de vaca.

Yuri se mordió los labios de rabia mientras recobraba el aliento y sacó el puñal de Jessen de su cinto con un semblante amenazante. - ¡Dadme a Nene! O sino...os mataré.-

Ante la situación de riesgo, Verna se vio en desventaja al no utilizar armas, pero confió en sus puños para retenerla el máximo tiempo posible. – Sussu, ve a por ayuda, vuela.- Ordenó, y la mestiza de búho abrió sus brazos y de ellos se desplegaron sus alas de tal forma que parecía que las plumas habían crecido de su piel, dando una batida de alas golpeó el aire, abriendo las compuertas de madera que cerraban las ventanas y salió disparada por una de ellas.

- No vais a conseguir nada deteniéndome. Seguiréis en peligro.- Señaló Yuri blandiendo su puñal para apartar a Verna con sus ataques, de los cuales bastantes había logrado eludir, pero alguna que otra estocada logró rasgar su piel y hacerle sangrar.

- Hasta Nene está más a salvo con nosotras que contigo, ¡mírate!- Exclamó mientras echaba hacia atrás a Yuri de un empujón. – Tú eres el peligro.-

Aquel comentario hirió a Yuri más que el propio golpe de su mano, y le arrancó un ataque de ira que le hizo gritar y lanzarse sobre Verna para matarla de un golpe. Sin embargo la hoja de su arma no llegó a alcanzar a la mestiza, ya que Nene se interpuso entre ellas para defenderla, deteniendo en seco a Yuri.

- Por favor, no lo hagas.- Pidió mientras el Flaw sobrevolaba a Verna para ir curando sus heridas con sus diminutas manos.

- Chii, chiii-

- ¿Por qué siempre huyes de mí?- Preguntó Yuri con el puñal todavía en alto

- Yo siempre quise una vida tranquila, pero tú solo pensabas en ir de aquí para allá sin ni siquiera saber a dónde ibas a parar, eso no es vivir-

- Estamos en mitad de una guerra, se llama sobrevivir, pero tú todavía no lo entiendes.-

El sonido de las pisadas delató la proximidad de la guardia a la casa de ceniza, por lo que Yuri buscó una salida, y dirigiéndose hacia Nene, se despidió con la mirada. – Ni se te ocurra morir.- Le amenazó antes de desaparecer por la apertura de la ventana para huir hacia el bosque.

Enseguida llegó a la puerta Don Corvo junto a Sussu y el resto de guardias para comprobar la situación.

- ¿Dónde está esa mestiza?- Inquirió

- Ha huido hacia el bosque.- Contestó Bhala saliendo de su escondite

- No dejéis que escape.- Ordenó el sacerdote dirigiéndose hacia la guardia, y estos subieron a sus monturas para ir tras ella.

- ¿Estáis todas bien?-

- Buenas noches Don Corvo, no esperábamos esta clase de visitas, pero si.- Señaló Verna

- Solo era una chica confundida.- Corroboró el sacerdote mientras afilaba la mirada

. . . . . . .

Apenas podía ver con claridad por donde pisaba en mitad de su carrera por la oscuridad de la noche, desde hacía un buen rato el grupo de jinetes de Don Corvo la había estado persiguiendo con antorchas por mitad del bosque como si se tratara de una fugitiva. Pese que su avance era veloz, un mal paso le hizo tropezar con las raíces de un árbol seco y cayó de bruces en el hueco que se abría bajo el pie de un árbol. Ella entró en pánico al pensar que sería el final de su huida, pero para su sorpresa, miró como los guardias la pasaron de largo a galope.

-Tengo que volver con Jessen.- Decidió conforme salía de aquel hueco y trató de encontrar el camino principal, pero la oscuridad de la noche era más profunda bajo la foresta, por lo que tuvo que salir primero de allí para guiarse de la luz exterior. A las afueras del bosque se encontró con el paisaje de los páramos alzándose frente a ella, con el viento golpeándole la cara, revolviéndole el pelo, contempló una luna menguante iluminando con su luz plateada los caminos y montañas que lo surcaban en una pradera que no parecía acabarse.

Tras una breve pausa, trató de no pensar en cómo había dejado a Nene a su suerte, recordando las palabras de Jessen sobre cómo su hermana estaba segura de querer recuperar su anterior vida, imaginando como aquella dramática despedida en la residencia de Ceniza había sido minuciosamente planeada por el destino para separarla de su lado. Todavía recordaba últimas palabras de su madre, se había prometido cuidar a toda costa a Nene, ya que cuando las cosas iban mal lo más importante era seguir con vida, pero ¿Qué más podía hacer en aquella situación tan insostenible? Sin querer rió de pena llevándose una mano a la boca mientras las lágrimas mojaban sus mejillas, ahora se encaminaba hacia su nuevo destino como una autómata, incapaz de permanecer tanto tiempo allí, moviéndose para apartar la maleza que encontraba en su trayecto.

- Tendrá que aprender por sí misma o morir en el intento.- Se dijo a si misma con un toque de brusquedad.

. . . . . . .

Yuri vio los mástiles del barco mestizo al alba después haber seguido la trayectoria del río el resto de la noche, aquel navío seguía igual de tranquilo  que la primera vez que lo abandonó.

Antes de seguir aproximándose, Jessen pareció haberla visto acercarse y la saludó desde la borda. - Te has entretenido lo tuyo, ya pensábamos que no volverías.- Dijo mientras le arrojaba una cuerda para que trepara.

Cuando subió al barco, vio una gran cantidad de cajas en la cubierta que todavía cargaban Otto luciendo músculo y Serona riñéndole poco después al ver que casi se le cae una de las cajas.

- ¿Qué es todo esto? – Inquirió Yuri

- Provisiones.- Respondió Jessen mientras se percataba del aspecto fatigado y polvoriento que traía la mestiza. – Y un bien merecido pago a manos de Don Corvo, quién fue además benevolente, ya que a pesar de las bajas de los soldados que nos había prestado para nuestra última batalla , nos ha entregado una muy buena recompensa.-

- ¿Os pagan por rescatar a los mestizos?-

- No creerás que vivimos de la buena caridad de la gente.- Siseó Jessen con un tono de sorna mientras le daba la espalda.- 

- ¿Y que hay de la resistencia de briateno? ¿Qué hay de eso de rescatar a los mestizos en peligro?- Exclamó lanzándole una fulminante mirada

Percatándose de la controversia de  Yuri, él le miró nuevamente de soslayo - La resistencia de briateno es un grupo mercenarios, solo una banda que actua por dinero, solíamos hacer pequeños trabajos en los pocos territorios libres de humanos, por eso nuestra fama de ayudar a los mestizos, pero con las ofertas de rescate esta suma  podría hasta resolvernos la vida, ahora solo tenemos que ir a Olgan para seguir buscando suerte. - Y girándose hacia la mestiza, alzó la vista de nuevo – Por cierto, anoche estuvieron persiguiendo a un mestizo que armó un pequeño escándalo por el refugio.- Señaló de sopetón.-

- ¿Cómo te has enterado?- Inquirió Yuri sorprendiéndose

- Esa misma noche, pasó la guardia por aquí preguntando por alguien que al parecer era demasiado entrometida.- Respondió conforme volvía a girarse a ella, causando una sensación de desconfianza a Yuri, que de forma instintiva le puso en tensión.

- Por suerte nosotros no estamos interesamos en los asuntos del refugio de Misgrit... Supongo que me debes un favor- Señaló. - Deja que te de una advertencia antes de que sea demasiado tarde.- Añadió de nuevo.- Deja de intentar hacer el papel de  buena. El honor y la moralidad no valen nada cuando te juegas el pellejo, se inteligente.-

Yuri endureció la mirada con desagrado, pero una parte de ella pensó que tenía razón, por lo que no refutó nada.

- Voy a ponerte un ejemplo, en aquel lugar suelen tomarse las reglas bien en serio.- Añadió. – Por lo que con tu intento de interferir allí, lo más seguro es que hayas puesto en riesgo la seguridad de algunos mestizos de allí, y estos puedan desaparecer.- finalizó, asustando a la mestiza.

-  Nene está en peligro.- Observó Yuri conforme cerraba sus puños

- Solo si sabe algo de lo que tú descubriste anoche.- Señaló. -Además, ella decidió quedarse allí, no volvería contigo.-

- Aun así tengo que volver, si le pasa algo sería culpa mía-

- Te matarán.- Advirtió de nuevo Jessen – A esta hora debe haber el doble de guardias vigilando el bosque, y cuando Don Corvo está pendiente no se le suele escapar nada, ayer lo pillaste desprevenido, pero no habrá una segunda vez.- Observó.- Además, no vas a aguantar otra persecución con ese aspecto que traes y sería un desperdicio que murieras.-

Pensar en una posible persecución a manos de Don Corvo heló la sangre de la mestiza, sintiendo un escalofrío que le hizo temblar, recordando aquella  imagen que observó anoche.- De acuerdo...-

- Me alegra que lo entiendas.- Finalizó el Mestizo mientras se retiraba. – Date un baño y come algo, nos marchamos en un rato.-

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