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Our Place

Eran las 6 de la mañana y Yoongi sentía la piel hirviendo.

Estaba cansado, envuelto en una suave manta, completamente húmedo por el sudor, con la cabeza dándole vueltas y pecho ardiendole.

Jimin le había escrito que pasaría a la farmacia y compraría comida, estaba preocupado porque ya eran dos horas desde aquello.

Su celular bailaba en sus dedos mientras se levantaba con cuidado de su improvisado refugio y se quejaba en silencio por la pequeña brisa que se colaba por su camiseta, produciendole un escalofrío. Aguantando el sentimiento, acomodo la manta sobre sus hombros y tiritando, le llamó con el dolor a flor de piel.

Hyung, lo lamento—Respondió Jimin con tan solo el primer timbre. — Estaba comprando las cosas cuando tuve un pequeño accidente —La voz del chico salía ahogada, como si estuviera corriendo —Pero no se preocupe que ya voy en camino.

—Solo quería saber que estabas bien, no te preo... — La tos ronca de Yoongi fue lo que inundó la línea telefónica por completo, provocándole espasmos muy dolorosos en el pecho.

Deme cinco minutos— Jadeo Jimin al escuchar como Yoongi se retorcía de dolor, sin poder terminar de decir —Llegaré en cinco minutos.

La llamada terminó y Yoongi se desplomó en la cama mientras se sostenía el pecho, quería arrancarse los pulmones y tirar su cabeza a la basura.

Nunca se enfermaba, pero cuando lo hacía era como si el tiempo se volverá en su contra, los síntomas más bizarros se aferraban a él como garrapatas y todo el dolor que una persona normal sentiría en varios episodios de gripa, él justo los tenía en un solo momento. 

Cerró los ojos por un instante y se concentró en su respiración irregular, obligándose en pensar únicamente en la llegada de Jimin, quien no tardaría mucho, o eso esperaba. En su mente sólo cabía el que podría su fuerza de voluntad para evitar a toda costa tener otro episodio de tos intenso frente a él.

Le daba un poco de vergüenza, si era sincero.

Solo habían pasado unos minutos cuando escuchó entre el borde de la inconsciencia y la lucidez, cómo alguien ponía la clave de acceso y rápidamente ingresaba al dormitorio, quitándose los zapatos en lo que sería un pequeño pasillo y corría en su dirección.

Yoongi no necesito abrir los ojos para saber que Jimin estaba abriendo una taza del algún caldo o sopa para él, pues el olor aturdido completamente sus sentidos y su estómago, ya qué no había tenido una buena comida desde la noche anterior y ahora era casi una súplica silenciosa la que hacían sus adoloridas entrañas.

-—Hyung— La voz aterciopelada de Jimin le llamó muy bajito, consciente de la posible jaqueca de Yoongi. — Tome la sopa, luego le daré la medicina.

Jimin era atento y delicado, paseando con el plato en sus manos y acercandolo muy cerca de Yoongi, para evitar que este hiciera mayor movimiento.

Fue tan lindo el gesto que sin querer un sentimiento creció desde el fondo más retorcido de su misma falta de fluencia de consciencia, él quería besar a su donsaeng y rodearle con sus brazos para que su corazón latiera al unísono  de una canción que su cabeza reproducía una y otra vez. Era como si el anhelo le consumiera y le arrebatara el control de la realidad, con sus manos acariciando le, el que creía, sería el sedoso cabello y aspirando profundo aroma a rosas con el que solía soñar.

Pero, Jimin al ver que Yoongi no hacía mayor movimiento que el de respirar, enfrascado profundamente en una laguna de pensamiento, se acercó hasta quedar casi a centímetros de su cara, evaluando con cuidado. Sin embargo, como un reflejo no pudo evitar morderse el labio inferior cuando sintió el aliento caliente del mayor hormigueandole el rostro. Y dejándose llevar, levantó una mano y la posó sutilmente en la frente de Yoongi, confirmando su alta temperatura.

Y aún así, Yoongi no se movió; perplejo por sus acciones y la cercanía que ahora compartían. Acarició con mesura la mejilla de Yoongi, observando como su frecuente tonalidad pálida ahora era sustituida por un poco de color violaceo al rededor de los ojos y mejillas rosadas.

En su parte racional, sabía que debía ir a traer trapos húmedos para reducir la fiebre pero su parte emocional lo tenía con las rodillas enterradas en las mantas completamente inmóvil. Cada instante siendo una agonía interna por no estar haciendo algo para aliviar el dolor de quien decía gustarle.

Sin notarlo, Jimin también se había perdido en las nubes de la fantasía cuando Yoongi abrió un poco los ojos y le miró borrosamente, con el mundo moviéndose estrepitosamente a una velocidad que él no alcanzaba a seguir y se negaba a aceptar. Sus ojos se centraron en el punto fijo que tenía más próximo, siendo los labios de Jimin y se concentró ahí, esperando... esperando que todo cesará ó se aclarará, entendiendolo como otra de sus alucinaciones vividas, como en las que solía besar al rubio frente a sí.

Ninguno podía imaginar los pensamientos del otro, pero sin concebirlo o acordarlo cedieron ante sus impulsos.

Uno llevado por el amor primerizo y el otro por sus sentimientos confusos y fiebre.

El toque fue sutil, como una pequeña brisa que les acariciaba los labios y que corría libre sobre sus terminaciones nerviosas.

Jimin fue el primero en reaccionar, separándose de inmediato, poniendo una mano sobre sus labios y cayendo de espaldas de la cama. Su mente no funcionando bien luego de comprender que  acaba de darle un pequeño beso a Yoongi cuando este estaba en cama, enfermo.

Y se recriminó, porqué ¿Qué tan insensible llegaba a ser por momentos?, pensando en si mismo cuando su hyung le necesitaba. Se mordió los labios aun sintiendo los ajenos en los suyos y se levantó en un parpadeo, corriendo a llenar un tazón con agua y entibiar un poco la toalla que usaría para bajar la fiebre de quien acababa de besar...

Sin embargo, cuando ya estaba a medio camino le miró por sobre el hombro y aun cuando juró ver el rastro de una sonrisa en el rostro de Yoongi, mientras se escondía un poco más en su manta, Jimin se obligó a  concentrarse de nuevo en su tarea.

Sus pies descalzos paseaban por todo el lugar, recogiendo las prendas tiradas y cerrando las cortinas para que la luz que ya se notaba por la ventana, no molestara del todo a Yoongi, a quien su fiebre había comenzado a disminuir.

Tan solo después, cuando Yoongi se comenzó a enderezar por su cuenta, fue que alertó a Jimin quien se había sentado al lado de su cama con la espalda en la pared y este le ayudó a sostenerse mientras el mayor inhalaba pesadamente, sintiendo como el cosquilleo en su garganta crecía, aquello provocándole  un fuerte ataque de tos que lo dejo con dolor en el vientre por el esfuerzo y la frente perlada en sudor.

—Ya le ha bajado la fiebre, debería comer— Jimin decía mientras se levantaba a calentar de nuevo el caldo. — No puede tomar medicina con el estómago vacío, asi que trate de no vomitarlo—

Yoongi le miraba adormilado mientras el menor se ponía frente a él y en vez de ofrecerle el tazón, le mostraba la intención de quererle dar en la boca. Por lo que solo cedió y la abrió con cuidado, recibiendo un buen trago. —Mi madre me daba esto cuando enfermaba, se que le hará muy bien. —La voz de Jimin era suave, casi como si estuvese hablando consigo mismo.

—No es necesario que me la des —Yoongi pronunció con la garganta rasposa, seguramente por la constante tos; no obstante, en ningún momento hizo algún movimiento que reflejará su negativa. Algo tan contradictorio que hizo sonreír a Jimin una perfecta sonrisa con ojos pequeños.

—Déjeme cuidarlo —Le regaño, intentando ocultar su sonrisa con un gesto muy fingido de molestia — Siempre me cuida, permítamelo esta vez. — Las palabras sonaban ligeras, pero ocultaban una petición mas profunda, una en la que Jimin abría su corazón y le pedía una oportunidad a Yoongi.

Yoongi le miró, sintiendo sus mejillas colorearse no solo por la temperatura. Jimin era cautivante, lo supo desde el primer momento que le vio, quiso huir de él y apartarse de todo lo que representaba, sin embargo, se encontraba ahí sentado viéndole dar en la boca un caldo tibio con una sonrisa tenue permanente y con los ojos esperanzados. Su pecho dolió de nuevo y por segunda vez, no por cuan enfermo estaba. Le dolía porque caía en cuenta que Park Jimin lo tenía girando en su dedo, atrapado en la espiral de sentimientos inconclusos y sin un nombre. Había caído por un chico al que decía ser su amigo, pero que no conocía mucho y que muchas veces se sentía como un misterio.

—Descanse un poco—Jimin dijo para cuando el tazón estaba vacío, intentando levantarse y creando una mueca de dolor para cuando sus rodillas quedaron rectas. Yoongi le miró caminar a la cocina y se percató que tenía un poco más roído el pantalón, con tal vez un tinte de sangre.

—Jimin, ¿estas bien? —Jimin miró como Yoongi no apartaba la vista de sus pantalones. —Si, solo fue un pequeño accidente. Estaba saliendo de mi edificio cuando choque con un mensajero, caí de rodillas, pero no fue la gran cosa. Estoy bien— Le quitó importancia con un ademán, mientras mantenía los ojos fijos en la bolsa de papel que contenían los medicamentos, realmente no buscando algo en específico sino evitando la mirada del mayor. Yoongi se tambaleo, aun un poco mareado pero como pudo llegó a donde estaba Jimin y le puso la mano en el hombro.

—Sé que te lastimaste, déjame ver—Pero el escalofrío lo aturdió y le hizo sentir todo el cuerpo pesado, casi cayendo sobre el menor, quien alcanzó a sostenerlo cuando sus rodillas cedieron.

—No debería levantarse de la cama, hyung, aún esta muy debil. — Jimin miró como Yoongi se sostenía débilmente de sus brazos y conectaba miradas con él, provocandole un rubor en las mejillas al recordar que le había besado. Retiró el rostro por la vergüenza y espero a que Yoongi pudiese sostenerse de nuevo.

—Eres bonito cuando te sonrojas— Yoongi carraspeo la garganta, cuando sus pensamientos se volvieron palabras. La mirada atónita de Jimin ahora sobre él. —Yo... me siento mareado, lo siento. —El cambio de tema fue necesario porque el ambiente se alcanzaba a sentir incomodo.

Jimin ayudó a Yoongi a volver a la cama y le recostó la espalda sobre la cabecera, arropandole suavemente con la manta. El mayor no podía apartar sus ojos de lo bonito que era, con su cabello esponjosamente rubio, ojos concentrados, esa nariz de botón y esos labios cereza un poco gruesos. Su mente no pudo evitarlo y le produjo una sensación, una sombra de lo que sería un roce.

Pero era irreal e imposible, así que lo atribuyó a su malestar y se encogió en la manta.

—Debe tomar estas dos pastillas, la blanca pequeña y la morada con blanco en unos diez minutos y la azul con blanco la toma en una hora. La otra dosis debe ser en ocho horas, pero espero ya haber vuelto del instituto para dárselas. No sé duerma sin tomar esto, por favor — Sosteniendo las pastillas, Jimin dejo un vaso con agua cerca y le revolvió un poco el cabello, sonriendo cálidamente — Debo irme, llegaré tarde.—

— Muchas gracias Jimin — Yoongi agradecio cuando Jimin estaba calzando sus zapatos, recibiendo una sonrisa de nuevo. — Está bien hyung, tómese la medicina, vuelvo más tarde.—

Yoongi sintió la soledad apenas el rubio salió de la habitación, la calidez siendo arrastrada con la presencia de Jimin, dejando un vacío triste que lo sintió más allá de su cuerpo.

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