XXI. 15
Querido Ian;
Es curioso como ha pasado el tiempo, como cuando una ventana se abre y lo mueve todo, empapa los cristales si hay lluvia o relente, y desordena todo a su paso como si fuera el viento. He estado caminando por las calles de un pueblecito en la montaña, dónde todos los días son lo mismo. Los mismos pastos suben, las mismas alegrías bajan por la ladera, y todo el mundo parece honestamente amable, sin intentos de maquillaje, sus sentimientos son puros, como el agua que nace en los ríos.
Pero las montañas cambian de color cada atardecer, hasta lo innombrable sorprende allí, como solo pueden hacerlo las grandes cosas.
Caminando por las luces descubrí cuanto tiempo aguanta una farola al frío y eso me hizo pensar en aquella vez que te esperé en la parada del tren en Londres, venías de Macclesfield, y por un momento pude pensar en lo efímera lucidez de un momento presente, lo feliz que puede hacerte un solo segundo, y como tu estado de ánimo puede cambiar al otro momento y ni siquiera te das cuenta porqué. ,
Saludé a Hook con un beso en la mejilla, Rob con su habitual sonrisa que traía sus idas y venidas.
Estaba alegre, estaba feliz, pero te vi salir del tren arrastrando tu maleta, cabizbajo como si las vías se hubieran quedado sin luz, y era de día.
Me pregunté qué podía estar pasando por tu cabeza en esos momentos, creo que te aterraba no saber hacer las cosas bien conmigo. También te preocupaba Debbie. Algo me decía que ella sabía lo nuestro, y que le habías prometido algo relacionado conmigo. Y yo que solo podía pensar en abrazarte, salí de las vías con el corazón hecho un puño y la cremallera de mi chaqueta me hacía daño.
Las chimeneas blancas suplicaban fuego, vi a varios transeúntes encendiéndose cigarros, tú te ibas a fumar uno delante de la puerta, yo moví mi cabeza hacia un lado y entré en la puerta cerrándola y dejándote a solas con tus cigarros.
Salí antes de tiempo del estudio de grabación porque no podía escuchar Isolation, o más bien, ver como interpretabas tú esa canción, con tu voz rasposa y sabiendo que yo era parte de tu lluvia, la parte de tu vida que te complicaba las cosas.
Volviste a buscarme arrastrando los ceros de mis ojeras, me avisaste de la pleamar que había en tu vida, me pediste perdón contándome la verdad.
La lluvia había vuelto a ascender como en un pentagrama del que éramos claves de sol y notas.
Pensamos que la única opción dónde quedarnos era la casa de Rob, Rob's Records.
El gran Rob Gretton.
Llovía tanto, las calles estaban frías y el mal tiempo estaba histérico.
Dejamos las maletas aparcadas en el número quince.
Llamaste al timbre, se oyeron varios golpes arriba, deduje que Rob no estaría de muy buen humor al vernos allí, seguro que me culpaba de los problemas que estaba causando.
Salió con cara de humor de perros, y entré después de ti.
"Necesitamos dónde dormir" esa fue tu presentación.
A la que siguió el mal humor de Rob.
Me sujetaste la puerta para que pasara, y entré detrás de ti no muy convencida.
"Tranquila, Annik. Ya se le pasará" pero tu cara me decía que no estaba muy convencida.
"Yo creo que debería volver a Londres. Es tarde, tú ya tienes demasiados problemas, Rob no quiere vernos aquí y yo no puedo abusar de la confianza de tanta gente durante tanto tiempo" con lo último me refería a las veces que me estaba quedando en casa de Tony Wilson con su mujer cuando quedaban para Joy Division tocara en las Nashville Rooms de Londres, y esperaba en su casa, para reunirme contigo.
Pasaba los días en una nube de droga por volverte a ver.
" ¿Y a dónde pretendes que vayamos, Annik? No tengo dinero, no puedo conseguir nada más por ahora. Aguantemos unos días hasta que pueda cambiar esta situación"
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