Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24

🍰

Con cada paso que daba podía sentir sus latidos ir en aumento. Nunca había experimentado los niveles más altos del nerviosismo. Nunca antes el estómago se le había retorcido de tal manera ni las manos le habían sudado de esa forma, pero mientras sujetaba contra su pecho la caja que con mucho cuidado había traído de su casa y su mirada se enfocaba en las escaleras vacías de la escuela, se repetía que todo estaría bien.

Espera de verdad que todo saliera bien.

Llegó al tercer piso y cuando comenzó a caminar pudo experimentar esa inquietante presión en el pecho que comenzó a desestabilizar su respiración.

¿De verdad iba hacer eso?

¡Claro que iba hacerlo! Estuvo desde la noche anterior preparándose por eso.

¿Y qué si en realidad todo salía mal?

No hay lugar para los arrepentimientos.

Era verdad. Ya estaba ahí, con la caja rosa perfectamente decorada, con el detalle dentro ya listo, no podía dar marcha atrás cuando incluso venía pensando en ello casi una semana atrás.

Era el momento de hacerlo.

A tan solo unos pasos, se dio cuenta que la puerta del salón de Jungkook estaba abierta, por lo que primero se detuvo a unos metros de esta. Tomó unas cuantas respiraciones hasta poder sentirse seguro.

Bien, era ahora o nunca.

Con la valentía necesaria como para evitar arrepentirse después, Jimin dio un pasó dentro del salón con la sonrisa gigante en su rostro y la emoción invadiendo cada partícula de su ser.

—¡Kook!

Pero esta emoción bajó en picos extremos cuando se dio cuenta que lo pasaba en el salón era algo totalmente ajeno a lo que hubiera podido esperar e imaginar.

La sonrisa desapareció de su rostro para pasar a ser una perfecta "o" de sorpresa, los ojos se le abrieron en grande y el impacto fue tanto que la caja resbaló de sus manos y cayó sobre sus pies.

Porque Jungkook no estaba ahí.

Había encontrado a Namjoon y a Hoseok adentro.

Besándose.

El silencio que cayó sobre el salón de clases fue casi antinatural. Ninguno parecía reaccionar, los tres sumidos en shock mientras se miraban las caras totalmente aturdidos.

Hoseok, acorralado contra el escritorio, parecía temblar bajo el toque de Namjoon, incapaz de moverse o pestañear mientras en su mirada solo podía vislumbrarse el más grande sus miedos, el más grande sus temores. Por otro lado, Jimin los miraba aún inmóvil, con la boca tan abierta que parecía que la mandíbula iba a caérsele en cualquier momento.

Porque en ningún momento, ni en los más locos de sus sueños, hubiera imaginado algo como eso.

Tenía que salir de ahí, tenía que salir de ahí a la ya.

—U-Uh, yo... ¡Perdón! ¡S-Sí, perdón! —Jimin apartó rápidamente la mirada y se apresuró en recoger su caja. Ni siquiera se atrevió a volver a mirarlos luego de que se levantó—. Pensé que Jungkook estaba aquí, pero ya vi que no —soltó una corta risa nerviosa—. No sabía que ustedes estaban aquí, así que yo me iré y así ustedes pueden continuar en... E-En lo suyo y... ¡Y adiós!

Dio media vuelta, con el rostro casi quemándole por completo, y tuvo toda la intención de irse lo más rápido posible.

Pero un llamado hizo que hasta el alma le temblara.

—Detente ahí, Park —llamó Hoseok a sus espaldas.

Sus ojos se cerraron con fuerzas y todos los lamentos y ruegos posibles llegaron a la vez a su cabeza mientras lentamente retrocedía y se daba la vuelta, temiendo por lo que podría pasar a continuación.

—Hoseok... —Namjoon pareció advertirle más atrás de él con una voz casi severa.

—Si a ti se te ocurre abrir la bocota y hablar sobre lo que vistes ahora, te juro que mi pie entre los tuyos habrá sido lo más suave que habrás podido obtener de mí —dijo de forma nada agradable mientras se acercaba a él con una aura demasiado intimidante—. ¿Te quedó claro?

—¡Hoseok!

Aún así, Jimin asintió rápidamente, temeroso ante la fuerte mirada que le dedicaba. Al parecer ese mismo temor pudo percibir y ver Hoseok, que sonrió casi satisfecho por lo bien que había servido su amenaza.

Sabía que Jimin no diría nada, pero quizás esa situación lo había superado demasiado.

—Jimin —el corazón del chico se detuvo cuando Namjoon lo llamó y alzó su mirada tímidamente, observando que se había acercado a él—. Lamento mucho esto, Hoseok puede ser demasiado intratable —el mencionado rodó sus ojos cuando le habló con un tono molesto—. Pero de verdad te agradecería si no dijeras nada sobre esto —de pronto su mano cayó sobre su hombro y una sonrisa amable se dibujó en su rostro junto con unos bonitos hoyuelos—. ¿Podrías guardar este pequeño secreto por nosotros? Sé que eres alguien bueno.

En otra ocasión, Jimin habría sido una mezcla de sentimientos inexplicables. Su corazón inevitablemente se hubiera roto, hubiera sufrido la más grande de las desilusiones y las más grandes de las tristezas, pero también se hubiera puesto sentimental, con todas las palabras que le decía Namjoon con tanta gentileza.

Sin embargo, nada de eso pasó. Además de la sorpresa, Jimin no sintió nada de lo que se supone que uno debe sentir cuando ve a su crush de casi toda la vida besándose con la persona menos esperada de la escuela.

Pero así era el amor, ¿verdad? Inexplicable e impredecible, el cual nace en los momentos y de las personas menos esperadas.

Al igual que lo era el amor que sentía por Jungkook.

—No se preocupen —dijo Jimin mirando a ambos chicos, regalándoles una pequeña y muy sincera sonrisa—. No diré nada. Lo prometo.

—Gracias —la voz de Namjoon tenía casi un gran alivio de por medio—. Y lo siento por tus... postres —dijo cuando se fijó bien en el contenido—. Parece que se arruinaron un poco, pero si quieres te puedo dar un poco de dinero para que compres otros.

—¡¿Por qué harías eso?! —Hoseok pareció indignarse.

Jimin negó con su cabeza aún con su sonrisa—. No los compré, los hice yo para una persona especial, así que no es necesario que me des dinero.

—¿Y para quién? —preguntó Hoseok, resoplando de pronto una risa burlona—. No me digas que piensas confesarte a alguien con galletitas hechas por ti.

Jimin aplastó sus labios y bajó su mirada a la caja entre sus brazos. Los brownies y las galletas que había hecho ahora estaban un tanto rotas, pero cuando pensó en eso hace días la idea lo llenó de ilusión. Ahora se sentía avergonzado.

¿De verdad tan tonta era su idea?

—Son para mí —Jungkook apareció de pronto, llamando la atención de todos—. ¿Algún maldito problema, Hoseok?

💌


🍰

—Por un momento creí que te ibas a pelear —murmuró Jimin, viendo el cielo desde el suelo de la azotea.

—No me iba a pelear —aclaró Jungkook, a su lado—. Tú estabas ahí y tú odias las peleas, no te iba a poner de por medio en algo así.

Jimin asintió, sintiendo su pecho encontrar la calidez y florecer cuando esas palabras llegaron a su corazón.

En casi pocas palabras, Hoseok cambió su actitud una vez Jungkook apareció, extrañando tanto a él como a Namjoon por la clara tensión que se sentía en el aire gracias a ellos dos. No volvió a decir ninguna palabra más, además de un pequeño "No, lo siento, Jimin" que los sorprendió nuevamente. Solo pudo agradecer rápidamente, porque tan pronto como pudo Jungkook tomó su mano y lo sacó finalmente de ese salón.

Ahora se encontraban en la azotea, tirados en el suelo sobre la chaqueta de Jungkook mientras observaban el cielo celeste y las nubes blancas moverse a un lado con lentitud.

—¿Cómo estuvo tu viaje? —preguntó de repente Jungkook.

—¡Bien! Estuvo muy bien —dijo con una amplia sonrisa—. Mis abuelos son personas muy amorosas y lindas, aunque a veces pelean porque el abuelo le hecha azúcar a las cosas cuando ya no puede ni debe —negó un tanto divertido y resignado—. Busan también es lindo, ¿alguna vez fuiste a busan, Kook? —cuando lo vio a asentir su sonrisa se agrandó—. En el lugar donde viven todos los vecinos se conocen y se saludan cuando se ven, algo distinto a aquí en Seúl. Incluso me saludaron a mí y halagaban a mi abuela por tener "un nieto tan guapo y buen mozo" —arrugó un poco su nariz—. No te haces una idea de cuántas veces escuché sobre conocer a alguna nieta.

—Me hago una idea.

—A pesar de todo me mucho gustó estar allá unos días. Fue tranquilo y pasé tiempo con mis abuelos, ¡incluso hice unos postres con mi abuela! ¿Quieres ver?

Jungkook nunca podría decirle un "no" a Jimin y, en este caso, ni deseaba a hacerlo.

Miró las fotos que le mostró Jimin de su viaje. Eran de sus abuelos, del paisaje, los atardeceres y los postres que hizo. El rubio le mostraba todo y hablaba de cada momento con una emoción que le fue inevitable no dirigir su mirada hacia él, embelesado por la sonrisa tan hermosa que traía.

Park Jimin, siempre serás mi eterna perdición.

—Y el postre que más disfruté fue este —dijo cuando pasó a otra foto.

—¿Esas no son de las galletas que tienes en la caja?

El rostro de Jimin de repente tomó un cálido color rosa, dándose cuenta que había olvidado por completo el detalle de la caja.

Dios. Dios. Dios.

—¿Jimin? —preguntó extrañado, colocando de pronto su mano sobre la suya—. ¿Está todo bien?

La corriente eléctrica que le pasó desde la mano hasta por toda la espina dorsal no fue normal. El estallido de latidos que experimentó dentro de su pecho no era normal.

Era ahora o nunca. Ahora definitivamente.

—Uh, sí... Me gustaron mucho las galletas de corazón que hizo mi abuela, así que le pedí la receta y las recree —dijo con una sonrisa tímida, sentándose para tomar la caja entre sus manos y estirarla hacia él—. Y... son para ti, Kook, espero que te gusten.

Jungkook se sorprendió, vaya que lo había hecho. Su cejas fueron hacia arriba apenas la caja fue puesta en su delante y sus ojos se abrieron con un poco de ligereza. Dio una mirada hacia el menor, consultando si de verdad eran para él, pero cuando se encontró con esa sonrisa angelical y lo animó a tomar la caja, supo que sí era verdad.

"Los hice yo para una persona especial, así que no es necesario que me des dinero."

Con mucho cuidado, deshizo el lazo rosa pastel que venía sobre la caja blanca y la retiró. No solo habían galletas de vainilla en forma de corazón con cobertura y diseños de colores blanco, rosa y rojo, sino también habían unos pequeños brownies con distintos dulces de decoración. Pero además de eso, también había un pequeña nota, con caritas y echa con un lapicero de brillos, igual a los que tenía Jimin para las manualidades que le gustaba hacer.

La abrió, esperando ver una dedicatoria cualquiera. Sin embargo, no esperó leer lo siguiente.

"Tú también me gustas, Kook."

—Perdón por haberte hecho esperar tantos días para darte una respuesta —la dulce voz de Jimin lo obligó a mirarlo—. Pero esa es. A mí también me gustas, Jungkook, y mucho mucho.

Fue la primera vez que veía una expresión tan maravillosamente expresiva sobre su rostro. Había sido tomado por sorpresa y consecuentemente sus cejas se elevaron y sus ojos se abrieron de par en par como si no lo pudiese creer. Veía los postres y luego lo veía a él, cuyas mejillas quemaban por ese color carmín que las decoraban y la gigante sonrisa sobre su rostro no dejaba de temblar.

—¿Y bien...? —se animó a preguntar Jimin al sentirse tan ansioso—. ¿Te... T-Te gusta?

Lo primero que esperó fue una mirada y tras ello una respuesta que pudiera sacarlo de ese desasosiego. Sin embargo, no sintió menos cuando unos brazos rodearon su torso y su cuerpo chocó contra el del mayor.

Jungkook apoyó su mentón sobre su hombre y lo abrazó con tanta fuerza, con tanta emoción, que pudo sentir el cariño cuerpo contra cuerpo, al punto de sentir su alma también siendo abrazada.

—Me encanta —murmuró cerca de su oído—. Todo lo que haces me encanta.

Su corazón brincó y se derritió ante tales palabras que lo emocionaron como nunca. Pudo sentir la calidez de cerca y un sentimiento único florecer de a pocos sobre su pecho.

¿El momento de ser feliz finalmente había llegado?

—Kook... —el mencionado se separó cuando escuchó su nombre y lo miró— Ahora que yo sé te gusto y tú sabes que me gustas... —su cara ardió mucho más y tuvo que apartar la mirada al sentirse extremadamente tímido—. Eso... ¿Eso significa que tú y yo somos una pareja?

A pesar de la pregunta tan significativa, agradeció muy en el fondo de su corazón que el ambiente no cambiara para peor. No hubo incomodidades, mucho menos reacciones que lo hicieran dudar. A cambio de eso, Jungkook alzó su mirada, de repente pensando en lo que había dicho.

—No lo sé —dijo aún pensando en ello—. ¿Lo somos? La verdad nunca he estado con alguien antes

Ahora fue el turno de Jimin de asombrarse.

—¡Yo tampoco! —dijo, con una extraña sonrisa sobre su rostro y subiendo sus manos hasta sus hombros—. Solo sé que en los libros supuestamente se gustan, pasan cosas trágicas y finalmente están.

Jungkook frunció su entrecejo, pero se podía ver cierta diversión en sus ojos.

—¿Qué clases de libros lees?

—¡De romance!

El mayor terminó por soltar una suave risa, agachando su cabeza ante tal ocurrencia, y Jimin solo podía observarlo. Completamente feliz y completamente fascinado.

—Espera —dijo de repente Jungkook, llamando su atención—. Ya sé qué hacer.

Lo vio ponerse de pie, con una sonrisa que nunca antes había visto en su sereno rostro. Tomó su celular y empezó a buscar algo con rapidez, incluso apretó los labios al estar tan concentrado. A ese punto solo podía quedarse viéndolo con curiosidad y deleite, hasta que una canción que conocía bien empezó a escucharse en toda la azotea.

—¿Kook?

Pero Jungkook no dijo nada, simplemente se paró en su delante y estiró su mano, inclinando su cuerpo como lo solían hacer los príncipes frente a las princesas cada vez que pedían su mano para bailar.

A pesar de la gran incertidumbre que enloquecía su corazón, Jimin tomó la mano del mayor con una sonrisa de oreja a oreja. Jungkook no tardó en atraerlo hacia él, juntando nuevamente sus cuerpos y pasando su brazo por su espalda baja con suavidad.

Realmente no entendía que hacían, pero disfrutaba el hecho de moverse de un lado a otro, de tener la canción de su película favorita de fondo mientras los dos se miraban a los ojos sin dejar de sonreírse.

¿Eso implicaba el amor?

—Minnie —la voz de Jungkook lo cautivó al segundo y la sonrisa que le regaló fue simplemente perfecta—. Prometo que en un futuro te daré más que esto...

—Pero esto ya es perfecto, Kook —dijo Jimin, enternecido

—Pero ahora, ¿puedes salir conmigo y hacerme la persona más feliz del planeta llamándome tu novio?

Implicaba el amor y mucho más.

Jimin asintió efusivamente, con una alegría que no quería ocultar, y lo abrazó con todo el cariño que tenía para darle.

—¡Sí! —dijo casi de inmediato. Su mentón se apoyó sobre su pecho y la mirada iluminada que le dedicó a Jungkook llegó hasta su corazón, como una imagen que nunca quisiera olvidar—. Quiero quiero quiero.

Y ambos se sonrieron, tal vez uno más grande que el otro, pero ambos compartiendo un mismo sentimiento: estar enamorados.

🍰

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro