🍰 Al día siguiente 🍰

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—¡Jimin, no corras!

Claro que escuchó la voz de Seokjin detrás suyo, pero él estaba demasiado impaciente como para poder parar. Cuando algo parecía emocionarlo demasiado, no había nadie quien lo pare.

Realmente no sabía porqué, pero no podía aguantar las ganas de ir al encuentro de Jungkook y hablarle sobre el gran plan que se le había ocurrido luego de hablar con Taehyung, quien precisamente también acompañaba a Seokjin detrás suyo. El parque de diversiones había salido de último momento, pero estaba seguro que a Jungkook le gustaría acompañarlos. Recordaba perfectamente una de sus tantas conversaciones, en donde él le contaba que le gustaba los juegos mecánicos que involucraban la adrenalina. Jimin no era fan de esos juegos, prefería los mas tranquilos como el carrusel o los juegos de feria donde podías ganar premios, pero aún así creía que era la salida perfecta para que Jungkook conozca a sus amigos y viceversa.

Jimin dobló en una de las esquinas de los pasillos y su rostro pareció iluminarse cuando pudo reconocer al chico alto de cabello oscuro y de mochila con pins por doquier.

—¡Jungkook!

Tal como lo esperaba, este volteó tras llamarlo y sus ojos no tardaron en encontrarse con los suyos. Pudo entender el saludo con su mirada, en la forma discreta en cómo se alzaron sus cejas y un poco sus ojos parecieron despertar. Jimin sonrió en grande, extrañamente satisfecho de ser el único que pudiera entender cada gesto de él, y comenzó a caminar rápido y a largos pasos hacia él.

No obstante, estaba tan concentrado en Jungkook, en tener sus ojos sobre él y en sonreírle en grande, que no se percató que alguien más tenía sus ojos sobre él.

Y para cuando Hoseok pasó por su lado, fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que su pie se había interpuesto en su andar.

Jimin trastabilló entre sus propios pies y lamentablemente no era alguien que tuviera rápidos reflejos. La sorpresa y el temor cruzaron sus orbes acaramelados, para luego apagarse cuando cerró los ojos creyendo que caería contra el suelo.

Pero eso nunca pasó, el golpe nunca llegó, porque unos pies ágiles y unos fuertes brazos fueron más rápidos que eso, atrapándolo. Su cintura fue prácticamente abrazada y su rostro terminó sobre el pecho ajeno. A los segundos Jimin alzó su rostro, pero el corazón le saltó dentro del pecho cuando se encontró cara a cara con Jungkook, con el rostro demasiado cerca incluso para una persona sana.

—¿Estás bien? —preguntó, con la preocupación brillando en su mirada.

Quiso responder, pero las palabras simplemente no pudieron salir. La garganta se le había cerrado de una manera nunca antes vista.

Fue entonces que se dio cuenta de más detalles. Fue más consciente de los brazos alrededor suyo, sujetando su delgado cuerpo entre ellos, con fuerza pero sin llegar a lastimarlo; el toque de sus manos de pronto fue cosquilleante, caliente. Fue más consciente del calor evidente en sus mejillas, el mismo que las sonrojó. Fue consciente de su corazón, el cual latía encapsulado. Fue consciente de la cercanía y que los ojos de Jungkook, los mismos que por primera vez veía así de cerca, no se apartaban ni un segundo de él.

—Ups, lo siento —la voz de Hoseok interrumpió detrás suyo. Su pena era evidentemente falsa y una descarada sonrisa curvaba sus comisuras—. Mi error, pero no creo que debas correr por los pasillos, Jimin.

El rubio fue testigo del momento en el que el rostro de Jungkook cambió. Sus facciones endurecieron, sus ojos se alzaron en dirección hacia Hoseok y su entrecejo se frunció. Jimin pudo darse cuenta que no era frivolidad lo que había en su mirada, la frivolidad estaba desencadenada por la indiferencia y a Jungkook no le era indiferente este asunto.

Estaba molesto, pero incluso más que esa vez en la que tiró sus cupcakes.

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