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01


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—¡Ten un lindo día!

Jimin sonrió al doceavo saludo que recibía desde que estuvo a una cuadra del instituto y sacudió su mano como pudo, retomando su subida en las escaleras de la entrada mientras llevaba en brazos cuatro vasos grandes de jugo de distintos sabores.

Si alguien podía describirlo con una sola palabra, la adecuada sería "querido". Jimin era querido, mucho, tanto por los estudiantes como por los profesores e incluso por los mismos trabajadores de las distintas áreas del plantel. Algunos dicen que es por su dulce sonrisa, otros por su adorable mirada, ciertos que es por esa amabilidad y felicidad genuina que derrocha, pero la mayor parte coincide en que se trata de su belleza indiscutible y el corazón de oro que posee.

Fuera lo que fuera, se sentía agradecido de que todos sintieran cariño por él, lo apreciaba.

Pero si tan solo la única persona que realmente quería sintiera eso por él.

Kim Namjoon, el único chico por el cual sus pupilas se dilataban y lograba acelerar su corazón como ningún otro. Atento, amable e inteligente, con mil virtudes que fácilmente podría pensar pero difícilmente podía expresar; si alguien encontrara un defecto en él, estaba seguro de que podría encontrar cien cualidades más que pudieran contrarrestarlo. Tal como hace seis años cuando lo vio y conoció por primera vez, Jimin seguía teniendo los mismo sentimientos por él, arrastrando un corazón ilusionado que difícilmente se daría por vencido.

"Se gradúa este año", había dicho Taehyung.

De solo recordarlo hizo que soltara un suspiro, ahora cargado de pesimismo. Incluso podía sentir una fea y oscura nube gris posándose tristemente sobre su cabeza.

¿Qué se supone que haría ahora?

—¿Qué te trae tan triste, pequeño Park?

Jimin se sobresaltó cuando una voz se coló por sus oídos, rompiendo esa pequeña burbuja que él mismo se había creado. Sus ojos se toparon con unas zapatillas blancas con pequeños garabatos hechos con lapicero negro alrededor y luego alzó su rostro para encontrarse con el dueño de estas, logrando que sujetara con fuerza los vasos unas vez supo de quien se trataba.

—Oh, buenos días, Jay —dijo con una pequeña sonrisa, haciendo lo posible porque esta no se viera incómoda.

Jay era un estudiante de último año, del salón contrario al de Namjoon. Todo tipo de rumores se corrió por la escuela cuando se transfirió el año pasado luego de estar gran parte de su vida en Estados Unidos, pero cuando uno se atrevió a divulgarlo en su delante, al día siguiente no pudo ir a clases luego de que Jay prácticamente le rompiera la nariz.

De fuerte temperamento y líder de un grupo que hacían cosas cuestionables. Jimin no quería juzgarlo, pero realmente lo hacía sentir incómodo.

Sobre todo porque andaba detrás de él desde que se transfirió.

—Eso se ve muy pesado —dijo Jay, estirando su mano para tomar uno de los vasos—. Deja que te ayude.

Jimin dio un paso hacia atrás, manteniendo la sonrisa en su rostro.

—¡N-No es necesario! —rió nervioso—. Puedo solo.

—Vamos, no seas duro, Jiminie —intentó acercarse de nuevo—. Una ayuda nunca está de más.

—De verdad —se apresuró en decir de forma amable—. No necesito ayuda, yo-

—¡Jay! ¿Qué crees que estás haciendo?

El mencionado se tensó de pies a cabeza cuando escuchó la voz madura detrás de él y no era necesario girar para saber que se trataba del preceptor Kim, quien había observado todo desde las puertas del instituto.

Jimin había llevado la mirada hacia el profesor que ahora se acercaba con el ceño fruncido, entre molesto y preocupado por la situación que ya imaginaba en su cabeza. Eso lo puso más nervioso que antes, sobre todo cuando cayó en cuenta que todos los estudiantes de su alrededor los estaban mirando, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Namjoon observándolos desde el panel del otro lado donde estaban, sintió el corazón caer hasta sus pies.

Los nervios, el enamoramiento y la sensación de huir son de los peores sentimientos que pueden juntarse a trabajar. Él lo supo en ese momento, pero lamentablemente fue demasiado tarde para evitarlo.

—¡Jimin!

Se dio la vuelta con el único propósito de escapar de esa situación tan vergonzosa, sin embargo, apenas giró su cuerpo se estrelló con fuerza contra el cuerpo de alguien más y aquello solo destinó al desastre más grande su vida.

Las bebidas se le escaparon de los brazos, desparramando todo su contenido cuando se estrellaron contra el suelo. Una caja de cupcakes cayó a un lado, estropeándose todo su contenido.

Y cuando menos lo esperó, tenía a un Jeon Jungkook muy molesto frente a él, con la ropa manchada de jugo igual que él.

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