XV
—¿Cómo puedes decirme eso? ¡No soy capaz de tanto, Yaya! —llorando sin consuelo limpio mis lágrimas con ambas manos y busco refugio en mi abuela. Dejo caer al suelo todos los libros que pasamos la tarde leyendo y me cobijo en su regazo.
Ella acaricia mi cabeza y trata de hablar con la mayor dulzura que le es posible ante tanta presión. Siento en su voz un dolor que jamás he sentido en ella. Luego de tantas lecturas y escrituras en latín, descubrimos cómo matar a ese demonio o cómo dicen los libros al (Malum).
—Si el demonio está alimentándose de Alicia, tienes que matar a su huésped y él volverá a su hueco. Tu amuleto condena y maldice, eres tú quién lo debe matar. Tu vida está destinada a despertar este tipo de cosas, aunque a veces prefiero que permanezcan dormidas. Una vez que estas cosas se personifican... tienes que matarlas mi niña.
Estaba claro lo que tenía que hacer. Alicia tenía pegado un monstruo que iba a consumirla poco a poco; que con el paso del tiempo se alimentaría de las muertes de amigos y hasta de sus familiares. Cuando a esta cosa se le acabe esta familia buscará otra y así por toda la tierra. Estaba claro que el miedo era mi fiel escudero, pero esta vez debo ser valiente y acatar mi destino. Sobre todo, volver a mi (Domun Incólume) que significa: casa segura. Estas palabras salieron de mi boca hablando con mi abuela, al parecer lo soñé o lo leí en algún lugar. Todo es tan confuso que quisiera dormir y que nada me atormentara el sueño para variar.
—Abuela, ¿me abrazas más fuerte?
—Claro que si mi vida. Estoy tan orgullosa de ti. A veces pienso que creciste muy rápido. Bendigo la hora en que esos ojitos me miraron por primera vez y que al mirarlos ahora siga viendo un campo verde y florido en ellos. Te amo mi Maga, siempre te voy a amar.
Lloramos juntas por un rato. Lloré más por sentir a mi Yaya tan afectada, que por el asunto de tener que matar a un inocente. Es que me habló con tanto amor que hasta se sintió una despedida. Mi destino estaba marcado, yo sería la heroína que salvaría a la doncella de las fauces de un demonio mentiroso y cegador. El peligro de tal deidad es que distorsiona el presente y te hace ver cosas que no existen. Puede que Alicia esté atormentada en las noches, pero el resto del día viva un paraíso. Estoy segura de esto, cuando va a mi casa apenas puede recordar lo que ella llama sueño, aunque las marcas en su piel son testigo por si solas.
Un beso en la frente, una mirada conjunta a mi amuleto es lo último que me llevo de Yaya. Sus ojos cristalinos de tantas lágrimas por mí ven cómo camino hacia mi destino.
[.....................................]
—¡Maga, necesito Ayuda Maga!
Una escena como déjà vu vuelve a mí. Ya estando en casa de Alicia las cosas se pusieron bien feas. Ese demonio sacó serpientes como sombras de su cuerpo y tenía a todos los familiares incluyendo a Alicia entre ellas. Yo estaba en el borde de la piscina cuando decidí enfrentarlo. Disipé los gritos de ayuda, y el silbido ensordecedor de esta bestia. Me concentré en el objetivo, cómo mismo les pedía a las personas cuando estaban en mi sofá. Logré clavar mi mirada en esos ojos negros como el abismo. Eran un par de nadas en ese aparente rostro que lograban sopesar maldad e incertidumbre.
Cuando el humo negro se volvió claro y pude ver su verdadera identidad, mi corazón se disparó de mi pecho.
—¡Rayos! ¿Qué ven mis ojos?
Entonces entendí todo de golpe...
Hace ocho meses conversaba con Alicia en una cafetería, llevaba un libro peculiar en su mano. Lo leíamos en voz alta sin saber lo que hacíamos, no parábamos de reírnos. Hablamos de muchas cosas, de quién soy y mi don. Ella me habló de su angustiada vida y lo difícil que fue para ella su niñez. Le llamó la atención mi amuleto y lo tocó. Desde entonces sentí el deseo incontrolable de cuidarla y protegerla...
Era yo ese mostro frente a mí. Era yo quién tenía que morir.
—Maga, Ayúdame Maga —grita Alicia como en un bucle del tiempo.
«Si, Alicia querida, yo te voy a salvar...»
Cerré mis ojos y me dejé caer en aquella piscina. Nadie podía salvarme, nadie iba a entorpecer mi destino. Ahora entiendo el sufrimiento de mi abuela, en verdad era una despedida. El agua fue nublando mi vista, la lucha por aguantar la respiración y querer respirar hicieron una corta batalla. Mi amuleto se enfrió como un témpano de hielo y junto a él me enfríe yo...
—1,2,3 ¡Despierta Megan!
—¿Q-qué me está pasando? ¿Dónde estoy?
—Hola Megan, mi nombre es Ana, soy una psiquiatra amiga de tu abuela. Hace algún tiempo que estás teniendo pesadillas, y ataques de pánico. Tu abuela asegura que es algo de la familia que debes aprender a dominar; varios días atrás mientras dormías, se te rompió la cadenita que te regaló tu mamá y comenzaste a tener psicosis en repetidas ocasiones, delirios de maldiciones y demonios. Tu Yaya preocupada me llamó y aquí estoy para ayudarte. Por medio de la hipnosis desbloqueo tus traumas y te libero de ese dolor.
—¿Quiere decir que este sabor amargo en mi boca no es real? ¿Esta falta de aire que siento es producto de un sueño?
Mi abuela se acerca con una sonrisa entre cortada, se sienta a mi lado y extiende sus manos para ofrecerme un abrazo. ¡Qué alivio! Todo ha sido un sueño.
Se marcha la dulce señora de mi casa, y mi abuela pone sus manos en mi hombro para despedirla. Las sonrisas de alivio se hicieron cómplices del día soleado. Se hizo pequeño el auto de la doña en la carretera, entonces miro hacia mi hombro y le beso la mano a mi abuela en señal de amor. De pronto su mano se vuelve humo negro, lentamente me giro para ver quién estaba detrás de mí. Efectivamente, era el mismo demonio de mis sueños, pero esta vez acababa de DESPERTAR.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro