
004
—Hasta el viejo hospital de los muñecos llegó el pobre Pinocho malherido —la voz de Taehyung resonó por todo el comedor, llamando la atención de su madre y hermano—. El viejo espantapájaros bandido lo sorprendió durmiendo y lo atacó. Llegó con su nariz hecha pedazos, una pierna en tres partes...
—¡Shhh! Detesto esa canción, Taehyung —lo silencio su madre—. No entiendo como puede ser para niños. Recuerdo que tu padre se la cantaba a SeokJin para dormir y él siempre lloraba. Seguro veía algo maligno en ella.
—Son imaginaciones tuyas, mamá —respondió SeokJin después de tomar un largo trago de café—. Lloraba porque siempre me amenazaban diciendo que me crecería la nariz como Pinocho si mentía, obviamente esto me generó algún tipo de trauma hacia Pinocho llevándolo a un miedo irracional hacia la existencia y posible aparición. Por lo cual, la culpa es de ustedes no de Pinocho.
—Tu hermano habla raro, Taehyung. Tráeme el agua bendita —susurró la mujer hacia su hijo menor. Taehyung rió y ella se unió a él.
Su madre era un total disparate. La única persona seria en la casa era SeokJin, quién solía estresarse al ver como su familia era un total desastre en modales, vocabulario, etc. Era un idiota que a veces se creía superior, por lo cual nadie le prestaba atención.
—El sábado tengo que hacer un proyecto con un compañero —comentó viendo como una pequeña disputa estaba por comenzar entre su madre y SeokJin.
—¿En serio? ¿En casa de quien? —preguntó su madre.
—En casa de Jeon Jungkook. El vecino.
—¡Oh! Hace tanto tiempo no veo a Jungkook. Ese chico no sale de su casa.
—¿Jeon? —preguntó SeokJin— Pensé que se llevaban mal.
—¿Te llevas mal con Jungkook? —preguntó su madre sorprendida—. Recuerdo que solías venir a casa a jugar videojuegos con él, parecían muy buenos amigos
—Si, mamá. Las cosas cambian —SeokJin tomó el hombro de su madre en forma de querer reconfortarla.
—No nos llevamos mal, solo ya no somos cercanos —explicó. Tomó una silla que estaba en la mesa, la corrió y se sentó.
—Nunca pensé que hubiera pasado eso. Pensé que ya no lo traías a casa y listo —se levantó y tomó la taza ya vacía de SeokJin—. ¿Quieres que te haga té, amor? —preguntó dirigiéndose a Taehyung.
—Claro, mamá —respondió SeokJin—. Que amable eres —su madre frunció el ceño e hizo el amague de querer pegarle con la taza. SeokJin simplemente rio.
Taehyung respondió a la interpelación de su madre con un simple asentimiento de cabeza y una sonrisa. Ella salió del comedor y se dirigió a la cocina sin decir nada más.
—¿Estarás por la tarde aquí? —preguntó Taehyung, rompiendo el silencio que se había formado entre él y SeokJin.
—Si, ¿por qué? —dijo sin levantar la vista de su celular, el cual había agarrado cuando su madre salió de la sala—. ¿Necesitas algo?
Necesitaría que no fueras tan idiota durante un par de horas. Quiso decir.
—No en realidad. Quería invitar a Yoongi —dijo de la forma más suave que pudo—. Pero no quiero ser inoportuno.
SeokJin no despegó su vista del celular. No mostró ninguna reacción y sus dedos no dejaron de moverse sobre la pantalla. Cualquier persona podría haber pensado que no le afectaba en lo absoluto, pero Taehyung conocía a su hermano. Algo en él se notaba tenso, casi imperceptible pero ahí estaba.
—Traélo si quieres.
—¿En serio? —preguntó Taehyung entusiasmado. Hacía mucho tiempo que Yoongi no iba a su casa.
—Si. Estaré en mi habitación hasta que él se vaya. Que no me moleste y todo estará bien.
—Eres el mejor, hyung —dijo Taehyung con una sonrisa y la emoción apoderándose de él. Pero la curiosidad lo envolvió más que la emoción y, sin pensarlo las veces necesarias, volvió a hablar—. ¿Por qué Yoongi y tú se odian tanto?
La pregunta pareció haber descolocado a SeokJin, puesto que se quedó mirando por unos segundos un punto fijo en la mesa. Probablemente la pregunta fue una variable que no había calculado; SeokJin solía calcular y analizar incluso a su propia familia. La reacción anormal asustó a Taehyung. La tonta idea de que tal vez su hermano acababa de tener un ACV cruzó en su mente. Estaba a punto de tocarlo cuándo la mirada del mayor volvió a él, pero se veía demasiado molesto.
—¿Por qué mejor no te metes en tu...?
—¡Ya está el té! —la voz de su madre interrumpio a SeokJin—. Toma, bebé —dijo a la vez que se extendía una taza a Taehyung, quien la tomó murmurando un "gracias"— y a mi bebé mayor hay café —le extendió a SeokJin a taza, este la tomó y dió un sorbo sin dar las gracias—. ¡Se dice gracias SeokJin! —lo regaño—. Luego los maleducados somos nosotros.
—Lo pondré en la taza térmica. Tengo que irme rápido.
Taehyung y su madre se miraron entre sí cuando SeokJin salió a pasos largos y rápidos del comedor dirigiéndose a la cocina.
—¿Qué le pasó? Hace unos minutos estaba alegre —dijo ella. Luego miró a Taehyung—. ¿Le hiciste algo?
Taehyung negó mientras revolvía con una cuchara el té.
—Creo que fue por algo que pregunté —levantó la mirada para ver a su madre, quien parecía estar esperando que le diga qué preguntó—. Fue sobre si estaba de acuerdo con que traiga a Yoongi hyung. No medí las consecuencias y le pregunté porque se llevaban tan mal.
Su madre suspiró y se sentó.
—El problema con Yoongi es muy fuerte para él. No tendrías que preguntar así porque sí, especialmente en momentos como estos, cuando tu hermano está muy estresado por ser el último año que le queda antes de ir a la universidad.
En efecto, SeokJin las últimas semanas había estado muy nervioso. Él podía escuchar desde su habitación como el mayor se movía de un lado a otro en el pasillo por la ansiedad. También lo vio varias veces, a través de la ventana, parado en medio del patio delantero tratando de tomar aire luego de un ataque de ansiedad.
—Lo sé —dijo con un tono bajo y avergonzado—. Pero yo quería saber. ¿Tu sabes algo de lo que pasó entre ellos?
Su madre suspiró otra vez. Era claro que ella tampoco sabía mucho más que él, y que ver a su hijo de esa manera por una persona la afectaba.
—Tu hermano y Yoongi eran muy amigos de niños. Hacían todo juntos. Yo los recogía a los dos de la escuela y luego venían aquí a jugar durante horas —sonrió con nostalgia, lo que hizo que algo se removiera en el corazón de Taehyung—. A medida que se hicieron adolescentes, se distanciaron. Ahora sé lo mismo que tú, nada. Y creo que es mejor no indagar, es evidente lo mucho que esto afecta a tu hermano —ahora le sonrió a él de una manera tan reconfortante que solo pudo sentir amor—. Ahora ve a despegar a Jimin de la cama, por favor. Va a llegar tarde.
Taehyung dejó su té a un lado y se dirigió hacia las escaleras. Despertar a Jimin era la parte complicada de todas sus mañanas. Con frecuencia era el segundo en despertar, luego de SeokJin, pero había días en los que no había manera de sacar a Jimin de la cama. Era bastante estresante golpear la puerta varias veces y no recibir respuesta. Además, después tendría que soportarlo corriendo por toda la casa mientras buscaba sus cosas y quejándose de que no lo despertaron.
—¿A dónde vas tan rápido? —la voz de Jimin lo atrapó antes de que llegara a la puerta de su habitación.
—A despertarte —respondió—. Pero no te veo muy dormido.
—Me levanté hace veinte minutos, pero estaba buscando una lapicera —hizo un ademán con las manos tratando de ejemplificar que es una lapicera, como si Taehyung no supiera— Es amarilla, tiene flores por todos lados y en la punta tiene un pony azul ¿No la viste?
Taehyung se mordió la mejilla. Claro que había visto la lapicera, él la había tomado. Era muy bonita, tenía muchos colores y era perfecta para hacer subtítulos lindos. El "era" es esencial ya que la había gastado por completo. En su defensa, él no sabía que era de Jimin, pensó que era de SeokJin.
—No la vi —mintió—. Lo recordaría si hubiera visto algo tan llamativo.
—¿En serio? Iba a ser un regalo para Hoseok.
Oh. Dios. No.
Taehyung se sintió terrible. Debería haberlo sabido. Sus hermanos no usaban ese tipo de cosas, eran mucho más sencillos. Jimin había comprado esa espléndida lapicera para su crush, y Taehyung había jodido todo el plan de "cortejo". Además, a Jimin le costaba muchísimo hablar con Hoseok desde que se dió cuenta de que le gustaba, así que cómprale algo era un gran paso. Quería golpearse a sí mismo.
—Es una verdadera lastima —intento no sonar tan asustado y no parecer que estaba actuando. Se dio cuenta que no le estaba saliendo muy bien ya que Jimin lo miró de una forma extraña—. Puedes regalarle otra cosa. Jungkook es su mejor amigo, le preguntaré qué le gusta.
—¿El vecino? —preguntó Jimin desconcertado—. Sé que Jungkook es su mejor amigo ¿Pero desde cuándo hablas con él?
—Desde ayer —dijo con una sonrisa—. Tengo que hacer un proyecto con él, desgraciadamente. Lo bueno es que puedo sacarle ese tiempo de información. Jungkook es tonto, no se dará ni cuenta.
Jimin solo se encogió de hombros y se dió la vuelta para bajar las escaleras. Taehyung lo siguió aliviado de que no hiciera más preguntas sobre la lapicera. Abajo se encontraron con SeokJin, tenía el uniforme tan pulcro que parecía recién hecho.
—¿Nos vamos o aún les falta algo? —preguntó.
—Ustedes adelantense —dijo Jimin—. Aún no desayune y no sé dónde está la chaqueta del uniforme. Nos vemos allí.
SeokJin no dijo nada y caminó hasta la puerta para salir. Se mostraba muy apurado.
—¡Adiós mamá! —gritó él. Ella no respondió. Era muy probable que su madre ya estuviera acostada de nuevo, el trabajo de noche la dejaba exhausta.
La puerta ya estaba abierta y SeokJin ya estaba afuera, así que salió rápido. Se aseguró de cerrar bien y luego caminó detrás de su hermano.
La escuela no quedaba muy lejos, eran unas diez manzanas. Siempre iban caminando; su madre y su padrastro se rehusaban por completo a llevarlos en auto. SeoJoon, su padrastro, decía que así harían todo el ejercicio que no les gustaba hacer. Taehyung estaba en desacuerdo.
Cuando llegaron al gran parque se encontraron con un tumulto de adolescentes en una esquina. Allí siempre estaba un rapero callejero, un chico de la misma escuela, que daba pequeños shows antes de entrar a clases. Taehyung lo conocía gracias a que se llevaba un poco con Namjoon.
—Me acercaré a saludar —le aviso a SeokJin. El mayor hizo una mueca de descontento—. Será solo un segundo.
Su hermano lo meditó un poco y luego asintió. Salió disparado cómo un niño al que le acaban de dar dinero y permiso para ir a la dulcería a comprar. Mingi, ese era el nombre del rapero, estaba sentado en un banco. Las rimas salían de su boca como si fuera algo tan natural, como si hubiera nacido con esa capacidad que Taehyung tanto envidiaba.
—Jungkook has silencio —escuchó la reconocible voz de Jeon Seoyeon, la hermana de Jungkook.
Busco a la chica entre la multitud. Fue fácil, era la que más emocionada estaba mientras escuchaba a Mingi. Jungkook estaba a su lado, con las manos en los bolsillos del pantalón y con una clara expresión de aburrimiento. El castaño era un aguafiestas total, estaba en su naturaleza.
Se acercó con cautela a ellos. Le debía una muy grande a Jimin, aunque este no lo supiera, así que debía conseguir la información sobre las cosas que le gustaban a Hoseok si o si.
—No podemos estar aquí todo el día —murmuró Jungkook a su hermana—. No soportaré más verte babear por un chico lindo en la calle. Nos vamos ahora.
—Te dije que te calles —le respondió Soyeon—. Tu también babeas por gente en la calle. La chica pelirroja del otro día es un gran ejemplo. Babeas por hombres en la tele también ¿eso es suficiente o continúo?
—Yo no babeo por ningún hombre —dijo Jungkook con un tono que evidenciaba su indignación. Taehyung sintió grandes ganas de reír.
—Ya sal del closet, Kook —la menor puso los ojos en blanco y dejó de prestarle atención a su hermano para centrarse en Mingi—. Si te quieres ir, vete. Yo me quedaré.
Jungkook no se movió. Taehyung aprovechó para acercarse aún más, necesitaba hablar con él.
Sus miradas se cruzaron cuando Jungkook decidió dejar de ver a su hermana como si fuera a prenderla fuego. Su expresión no cambió mucho cuando lo vio. Taehyung pensó que hasta había empeorado, como si verlo fuera mil veces peor que aguantar los caprichos de su hermana menor. Levantó la mano para saludarlo, el castaño lo ignoró así que él habló.
—Buenos días, Jungkook —dijo con el tono más amable que encontró en sí mismo.
—Buen día —respondió el castaño y desvío su mirada a Mingi. Era evidente que no estaba de humor, así que Taehyung ya sabía lo que pasaría.
—No sabía que ustedes también venían a verlo —dijo y esperó unos segundos a qué Jungkook dijera algo, pero nada llegó así que volvió a hablar—. Sabes, quería hablar contigo sobre algo.
—¿No te parece que ya molestaste suficiente? —Jungkoon no desvió su mirada de Mingi, pero Taehyung sabía que le hablaba a él.
—No entiendo.
—Mira, Kim. No es tan difícil —giró su cuerpo para poder verlo bien, antes se aseguró de que Soeyeon aún quedará pegada a él—. No sé qué quieres hablar conmigo, lo del proyecto ya está resuelto. Suficiente tengo que soportar esto en clase. No vengas a molestarme aquí, por favor.
Taehyung asintió y se alejó de él. No le dolió y no se enojó. Había tratado durante tantos años con Jungkook que sabía de manera perfecta cada una de sus reacciones. La violencia verbal innecesaria era la más común. Rió un poco, era tan ridículamente predecible. Camino hasta SeokJin que estaba contra un árbol esperándolo.
—¿Ya lo saludaste?
Oh. Se había olvidado de saludar a Mingi.
—Claro —mintió— ¿Vamos?
SeokJin asintió y comenzó a caminar. Taehyung iba detrás de él intentando contener la risa.
Jungkook era tonto. Esa era la palabra perfecta para describirlo. Así que, como siempre, iría a disculparse con él por ser malo. Tal vez sería en la escuela o iría a su casa, no importa dónde fuera siempre lo hacía.
Jungkook se disculpará
.
Yo sé que en corea probablemente no exista la canción de pinocho, pero esto no es un fanfic realista Jajajajja
—Blody
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