Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Único.

Yoongi apartó el lapicero con el que recién había escrito una carta de odio y también alejó el papel donde había escrito todos sus sentimientos más nefastos y enfermizos. Se limpió sus legañosos ojos y se reacomodó en la silla de su escritorio negro, ese que ya estaba apolillado, pero que se negaba a tirar por ser el primer mueble que había comprado con su propio dinero.

Miró por la ventana el reciente crepúsculo y se preguntó el número de veces en que se había permitido apreciar ese majestuoso espectáculo con la seriedad que se merece; como pensó, no pudo más que sentirse patético por nunca haberlo hecho en realidad, ni siquiera en ese momento en el que notaba las bonitas tonalidades que el cielo le regalaba.

Él solía tener tiempo suficiente para hacerlo, por supuesto, pero se desvivía pensando en un único color. Era casi como si su existencia tuviera que ser así, gris, melancólica.

Se sacudió el cabello naranja deslavado y sonrió agriamente cuando notó que en su pecho comenzaban a arremolinarse nuevamente todos esas emociones que tanto odiaba y que lo amenazaban con hacerlo llorar otra vez por llenarlo de recuerdos absurdos que en su momento lo habían hecho sonreír.

De verdad que odiaba tener el corazón roto.

Y no ayudaba el que estuviera así de deshecho como típica consecuencia de un amor malogrado.

Yoongi sentía que era una estupidez sentirse así por una razón tan común, habiendo tantas cosas más en el mundo por las cuales sufrir él había decidido ahogarse en un vaso de agua por culpa de un sujeto que lo había abandonado sin pena ni gloria unos días atrás.

"Lo siento, Yoongi, eres demasiado artístico para mí".

O eso le había dicho Taehyung (el maldito castaño con voz de pecado que él amó durante tres satisfactorios años y que conoció una tarde de abril por casualidad en un supermercado) cuando Yoongi emocionado le había confesado que había logrado de hacerse una pequeña comunidad lectora que lo seguía fielmente tras publicar su primer cuento en un compilado de escritores novatos.

Por esos días, sin embargo, Yoongi no había entendido que aquello se trataba de una tonta excusa y había quedado suspendido en el tiempo, pero cuando logró comprender la mentira, tan rápido como el remolino en su corazón, no dudó en tomar grafito y papel para comenzar a escribir lo más podrido que tuviera en mente para después llevar el decreto directo al buzón de su ex.

Exactamente el plan que había programado para esa misma noche.

Así que continuó escribiendo cada pedazo de sus enfermos sentimientos en una segunda hoja detallando el por qué en realidad le agradecía que lo hubiera dejado, poniendo especial énfasis en la lista de defectos del que fue su amante.

1. "El sexo se tornó insípido y tedioso".

«Pero poético, engañoso, pasional, sediento.»

2. "Tu sonrisa está demasiado cuadrada para mí gusto".

«Y nadie la va a amar tanto como yo lo hago. Nadie la tendrá en un pedestal, añorándola como si se tratara de ambrosía misma.»

3. "Eres un maldito surrealista y yo un cursi expresionista."

«Romántico si así lo quisieras.»

4. "Eres un hombre de costumbres extrañas, fuera de este mundo."

«Manías que adopté y apropié como mías para pensar en tí.»

5. "Voz de hombre, mente de niño."

«Único, especial, tú.»

6. "Infantil, inmaduro, irracional."

«Tierno, aventurero, emocional

7.  Tu firma es ilegible, tu letra en sí es un desastre.

«Y aún así firmaste sobre mi piel como si yo fuera una obra de tu autoría que dejaste en borradores.»

8. "No me amas."

«Como yo a tí.»

Yoongi cerró los ojos dándose cuenta de que no tendría caso enumerar falacias cuando su corazón decía lo contrario. Firmó con puño y letra su desastre sentimental y dobló el manifiesto guardándolo en un sobre.

Para cuando terminó de desahogarse, el día había finalizado una vez más. Se colocó su suéter negro, el que Taehyung le había dado en su segundo aniversario, y salió preso de un tumulto de emociones rotas.

Misteriosamente, llegó a su destino tan rápido como ninguna otra vez. La casa del que fue su amante seguía estando igual: Llena de luces navideñas blancas aunque no fuera diciembre, con dos patos de porcelana en el patio y un bebedero para perro que no tenía dueño.

Se adentró por el pasillo que bien conocía y abrió el buzón depositando su corazón quebrado en forma de papel.

Sin embargo, antes de irse, estando en el mismo sitio, una voz hizo que girara la cabeza hacia arriba.

—No creí que tardarías tanto en venir.

Taehyung lo miraba con el ceño fruncido, parado en el adoquín de su casa. Lucía esplendoroso con su saco beige y con los pantalones negros rotos por la rodilla, los que Yoongi tanto adoró en su momento.

—No creí que me esperaras. 

Yoongi se irguió sintiendo el característico escozor en su garganta que había sido tan frecuente desde su ruptura y tragó para disolverlo sin éxito. Ver a Taehyung le ocasionaba un vórtice de emociones. Estaba feliz y esperanzado, pero a la vez triste y enojado.

—Te esperaba sí, pero desconozco el motivo de por qué viniste.

—Vine a decirte cuánto te odio—Yoongi exhaló, hacía frío, pero no sé comparaba con el que sentía en el alma.

—¿Odiarme?

—Es lo que dije.

—¿Ya no me amas?

—¿Qué crees tú?

Taehyung sonrió con melancolía, su mirada gritaba algo que no se expresaba en palabras. Yoongi quería comerse cada letra invisible a besos.

—Sigues siendo igual de importante en mi vida...

—Tú me dejaste.

—Eso no impide que no te quiera.

—Odiarte no impide que te extrañe.

El castaño de sus sueños lo tomó de la mano y lo guió al interior de su hogar.  Admirando cada parte de él, lo condujo hasta la cama y sin soltar sus dedos se unieron una vez más sobre colores ardientes.

Yoongi entregó de nuevo su cuerpo y con éste su último suspiro enamorado. También le dió sus anhelos, su desesperación, sus ansias, sus ganas, su amor aplastado. Su corazón sin dueño no se quedó atrás. Taehyung, en cambio, lo besó como siempre. Con necesidad, sin sabor, con zozobra, sin amor.

Yoongi enterró sus uñas en la espalda de su amante y comprendió que el único malo de la historia era él mismo, por ser el necio, por no leer entre letras que Taehyung ya no lo amaba. Por odiarlo por ese motivo cuando sabía de sobra que la vida constantemente vencía al más débil. Y él lo era.

Con ahínco, sintiendo su cara ardiendo, se levantó de la cama y observó por última vez la espalda desnuda que tenía con exactitud veintitrés lunares y una mancha de nacimiento. Miró con resignación el cansado cuerpo de un desconocido y se despidió de sus sueños inconclusos.

No sin antes escribir la posdata que había olvidado  redactar en su carta.

Taehyung:

Cuando despiertes, por favor, no tires la carta; cada palabra ahí escrita es verdadera. Juro que puse ahí mis sentimientos más oscuros, pero no son absolutos. Sólo son un pequeño trocito de lo que me dejaste.

Pero quería que supieras que te amé ayer, que te odio hoy y, sobre todo, que te olvidaré mañana.

Sin embargo, espero que en un futuro nos reencontremos y que no huyamos de nosotros.

Tu no siempre tuyo: Min Yoongi.

Fin.

____

Resubiendo. Gracias por leer, vivo para escribir.❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro