Miradas
Nota: Antes de que mi esposa fuera mi esposa, fue mi amiga. Antes de ser mi amiga, fue mi compañera de trabajo. Y en horarios de oficina, chateábamos constantemente y nos inventábamos razones para visitar el departamento laboral de la otra.
Esta fue una entrada que publiqué en mi blog apenas unas semanas después de haberle dado la URL del mismo.
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Comienzo a comprender que nos expresamos de formas muy distintas, que únicamente coincidimos en las miradas profundas en las que nos absorbemos mutuamente en cada nuevo encuentro, y en esas sonrisas coquetas en las que ambas lanzamos señales crípticas al viento.
A mí me da por escribirte piropos a razón de veinte por segundo, escondiéndome tras la protección relativa que me otorgan esta pantalla y este teclado; tú los toreas todos, como si mis palabras carecieran de peso.
A ti te da por el contacto físico, tocando mi rostro, mis brazos, mis rodillas; obviando cualquier diálogo cuando la ocasión te permite salirte con la tuya. Entonces me paralizo, rehuyendo de tus manos, invadida por una timidez pocas veces experimentada.
Cómo desearía confesarte ahora mismo que lo que percibes como falta de interés o frialdad de mi parte es justamente lo contrario. Estas son mis ganas de no repetir el mismo error que he cometido por años; es un intento de, por fin, aprender la lección que la vida ha querido enseñarme de mil formas distintas.
Esta vez quiero descubrir qué es esto, paso a paso, disfrutando de cada instante del misterio. Que me reveles de a pocos, si lo que sospecho que hay en tus ojos en realidad existe; si las señales que manda tu sonrisa, son en efecto para mí; si lo que siento en tus manos es una invitación, o si son solamente inventos míos.
Por lo pronto, me aguantaré estas ganas locas de hundirme en tus ojos y decirte que me encantas. Y mientras ejercito este aguantamiento, continuaré escribiendo lo que siento; esperando, secretamente, que me leas y descubras que estas palabras son para ti.
Me gustas.
Septiembre 2006
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Nota 2: Nunca lo leyó.
Nota 3: Nos tomó 5 años más de amistad, llegar al punto de confesarnos lo que sentíamos la una por la otra, y para entonces, ya hasta vivíamos en países distintos.
Ahora llevamos 9 años de casadas, así que lo tomo como un final feliz XD
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