¡No me hagas hablar de la belleza delante de una mujer que la domina con tanta naturaleza!

Podríamos caer en términos que no comprendo, en sensaciones extrañas para mí...

Podría enamorarme y no es el momento.

Pero no temas, aunque yo si, a llenarme de tu fulgor, como los rayos del sol que caen sobre el mar.

No dejes en mi rastro alguno de oscuridad,

Pues, incluso entre la negrura de mi propio ser, solo te veré a ti, como una estrella solitaria, brillando en el cielo de mi pasado, por encima del horizonte de mi futuro y reflejándose, como una cicatriz brillante, en mi océano de desgracias.

Y es que yo, desconociendo los avances de la astronomía, me quedo estupefacto ante tus lunares, repartidos por las extensas partes de tu cuerpo.

Y yo,

Aficionado a la ciencia que hay en ellos,

Me deleito trazando líneas en tu cuerpo, marcando cada lunar como un punto de referencia para no perderme en ti.

Como constelaciones en el vasto cosmos que nos comparte el universo.

Cada uno de ellos con una historia, que redacto en mi mente una y otra vez...

Pues para mi eres un mundo,

¡Incluso un universo entero que, en lugar de dejarme temeroso o confundido, causa en mi éxtasis inexplicable!

Mas ¿qué será de mí?

¿He de ser otro planeta, siendo parte del sistema solar, orbitando un sol refulgente, del cual te miro al pasar detrás de su imponente sombra?

¿O seré un ente desconocido que flota por el espacio, tocando las estrellas y girando galaxias, actuando como un niño enamorado, confundido ante nuevas emocionas que brotan en su corazón?

O la verdad será que solo estoy aquí, yaciendo en la ventana que me muestra el exterior desde mi recamara, y en ella esta sobresaliente un telescopio con el que observo el infinito universo, atento a cada segundo, minuto y hora en el que se expande;

Buscándote con deseo,

Anhelando tus detalles,

Pues tú, figura mística de incomprensible belleza, yaces en este maravilloso lugar, siendo víctima de los ojos de otros,

Inalcanzable para ellos...

Inalcanzable para mí...