Epílogo
Beatriz
Diez años, diez años pasaron desde que se fue mi hijo, me encontraba de rodillas frente a la lapida de Gustav, hoy es su cumpleaños, o bueno, debería de ser su cumpleaños, lo vi crecer, no del todo, pero lo vi, haberlo tenido en brazos cuando era chiquito, haberlo llevado a la escuela, y haber festejado con él tras su ingreso a Harvard, obviamente que me dolía haberlo perdido, mis lagrimas caían como siempre, había decidido mudarme a New York junto a Sara, tía Charlotte falleció hace un año, dos personas de mi vida ya no estaban, Aurora termino su carrera de medicina y ahora trabaja en un hospital reconocido, Sara extendió su boutique a terrenos internacionales.
La vida de las demás personas continuaban, nada se detenía, yo hubiera caído a un agujero negro si no fuese por Sara, ella me salvo y ahora estoy tranquila.
—Es hora de irnos— Sara me sujeto y ayudo a ponerme de pie.
Ambas salimos del cementerio y nos subimos al carro.
—Aún recuerdo a Gabriel— mencione.
—Yo también Bea— ella tomo de mi mano y luego colocó nuestra canción favorita de Nirvana.
Aquellas épocas en las que todo parecía estar acabado volvieron a mi mente, aquellas en las que tuve cáncer, la misma época en la que mi hijo se fue para siempre, días después fui a mis operaciones y me recupere, sin embargo no sentí alegría o entusiasmo, simplemente no sentía nada, me sentía incompleta.
Aurora
—Auro— menciono David acercándose a mi, habíamos salido al parque a pasear, el y yo llevamos cinco años siendo novios, era tan gentil y amable.
—¿Sí?
—¿Quieres... casarte conmigo?— me quede inmóvil, no sabía que responder, es decir si pero... lo único ue hacía era soltar un grito interno.
—¡Si!— ambos nos abrazamos y en ese momento sentí la felicidad pura, sentí que volaba en las nubes, y sentí que todo era un campo de colores —¡Tenemos que decirle a mi madre!— solté un grito.
—Por supuesto que si
...
—¡MAMÁ!— entre gritando a la casa.
—En la cocina— Bea sonrió.
—¡MAMÁ!— grité nuevamente.
—¡QUE QUIERES CHAMACA!— creí que me arrancaría la cabeza.
Sonreí y le mostré mi mano con el anillo, mi madre grito y Bea entro gritando "AAAA QUE PASÓ? LLAMO A EMERGENCIAS?!", al notar mi anillo se unió al grito, la felicidad de las tres en aquel momento era inmensa, sin duda era un gran cambio en mi vida, me iba a casar con David Youlebard.
Valentina
Por fin luz de sol, estaba saliendo del penal, el mismo en el que me adentre, me había condenado diez años de prisión, que absurdo no?, al salir pude notar la presencia de Mikela e Ignace esperándome en un carro, ambos gritaron y se acercaron a abrazarme, podría decir que ellos eran mi familia, aquella que nunca tuve, y siempre desee, la vida tenía que seguir, y eso iba a hacer, con mi nueva familia, iba a ayudar a quienes no la tenían.
Siempre debemos de dar a quienes no tienen, aunque no tengamos, porque aprendí que la vida no es de dar y esperar a recibir, como me dijo Gustav "Cada quien traza su futuro" lastimosamente para él no se creo uno.
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