Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3 - Detrás de la cortina

Capítulo III

Franck

—Estas listo hijo?— cuestionó mi padre mientras sujetaba un maletín color café, mostrando su repitente pose recta y sería, con frialdad en su cara.

—Si...— mirando a mi madre — pero... no de hacer lo que me piden.

—Hijo... Ya hablamos de esto, porfavor!!!!

—Pero yo la amo!!!!

—Ya hablamos de esto Franck— interrumpió mi padre.

—Si... pero, ¿fingir que tengo cáncer?, es algo absurdo!!!— y si, era algo extremo, pero tampoco podía cuestionar lo que me mandaban mis padres, no si se encontraba nuestra vida en juego, además al hacer esto, tendríamos una recompensa, por lo tanto no era en vano, ¿amaba a Beatriz? Si, pero me amaba más a mi, y no es por ser egoísta pero no iba a dejar que me maten, y creo que todos piensan igual, o eso espero.

Mis padres me dieron una mochila y me acompañaron hacia la puerta, pero antes de lograr salir del porche, mi teléfono celular comenzó a sonar, algo prestigioso para nuestra generación, no todos contaban con uno.

—hola?— contesté sin saber quien marcaba.

—ya logre salir de mi casa, ¿dónde estás?— era Beatriz, quien me marcaba agobiada, no pude evitar que mis padres lograran oír la llamada.

—Dile que la esperas en el restaurante del parque— susurró mi padre con el objetivo de que Beatriz no escuche.

—Espérame en el restaurante de comida rápida que está en la esquina del parque de tu casa—  fueron mis palabras antes de que mi padre me arrebatara el teléfono y colgara la llamada, sin oportunidad a despedirme.

—No más información, sabes que ellos nos observan y nos escuchan— mi padre me devolvió el teléfono —Ahora sal de aquí, el apartamento en New York ya esta pagado, solo dile al recepcionista que vienes de mi parte, no es la gran cosa pero se puede sobrevivir en ese lugar— sin cuestionar una palabra me dirigí hacia el lugar acordado con Beatriz.

Al llegar note a Beatriz sentada en una de las mesas de dicho lugar, con gran preocupación en su rostro, que se podía esperar, había escapado de casa para vivir con su novio.

Al entrar al local hice una mueca a Beatriz para que me siguiera, nos sentamos en una mesa alejada para que de esta manera nadie logre notar nuestra presencia.

No pude evitar que mis dudas sobre lo que estaba haciendo estaba bien o mal, pero ya era tarde, no podía hacer nada.

—Se les ofrece algo de beber?—  interrumpió reventando mi burbuja de pensamientos, era la mesera del lugar.

—por ahora no, gracias— tratando de hacer que la persona quien hace un momento interrumpió se alejara, a pesar de las palabras de mis padres antes de salir, y la seguridad de una vida plena si lograbamos cumplir el objetivo, ninguna de estas me ayudaba a calmar a mi conciencia.

Ya era tarde, Beatriz y yo no habíamos cruzado palabras, y no tenía prisa de irme, sin embargo la persona para nada agradable para mi, nos había dicho que tenían que cerrar el local, sin tomar importancia a sus palabras me mantuve encerrado en mis pensamientos, unos minutos después me levante del sofá sujetando la mochila de Beatriz, para que de manera continua salgamos del restaurante, nos subimos al primer taxi que encontramos y le mostré al conductor la dirección que mi padre me había dado.

Al llegar pude notar lo descuidado que estaba el edificio, vaya, mi padre no pudo conseguir algo mejor?, sin importarme la lluvia de aquella noche me adentre a la construcción, los pocos segundos que me mantuve al aire libre fueron suficientes para empaparme, luego de esperar un rato en la recepción llego un anciano.

—Vengo de parte del señor Ayers— tratando de que Beatriz no escuche.

—Eres tú, te estábamos esperando, es el apartamento 46, 4to piso— mostrándome una penetrante mirada, brindando a mi poder las llaves.

Al llegar al apartamento, si que estaba muy descuidado, me olvide de Beatriz por un momento, caminé hacia la ventana para reposar en esta.

—¡¡Hey!! ¿Estás bien?— se acercó Beatriz.

—Si... si... solo...— inhale, aún estando inseguro de lo que iba a hacer, la amaba, pero no quería que me maten, ¿por qué aquellos señores que nos brindaron este martirio querían que alejemos a Beatriz de Baltimore y sus padres?, de seguro iban a hacerle algo malo, muy malo, pero ¿por qué?.

—Sabes que cuentas conmigo—  sentí la cabeza de Beatriz reposandose en mi hombro, no lo quería hacer, pero tenía que, una fuerte presión aparecio en mi pecho, era la angustia o el temor.

—Tengo cáncer— mis ojos se humedecieron, no pude evitar dejar caer mis lagrimas, me dolía haberle mentido de tal forma a Beatriz, pero... ya estaba hecho.

—que... pero... desde cuando?— ella se alejo y no me gustaba para nada verla de tal forma, soy un asco, lo sé.

—ayer fui al medico, y... él dijo que ya estaba avanzado, no podía hacer nada, más que disfrutar del tiempo— tuve que inventar una historia, para que me creyera —y decidí hacer eso contigo— fue la única verdad que salieron de mis palabras, no había marcha atrás, me había convertido en un mentiroso, patán y despreciable ser.

—acompáñame— tomé de la mano de Beatriz para subir hacia la azotea, sin importar que estuviese lloviendo.

—Que hacemos aquí?— cuestionó la pelinegra de corte hasta los hombros.

—solo haz lo que yo— me senté en la orilla del edifico tratando de asimilar mis acciones, ya era tarde para arrepentimientos.

—Recuerdas el día en el que nos conocimos?— dirigí mi mirada hacia sus marrones ojos.

—Claro... era una noche como esta, tu me atendiste aquel día en la tienda, mientras yo estaba como loca buscando el dinero para pagarte— su ligera risa era musica para mis oídos —no quiero que te vayas— fueron las palabras que rompieron con mi integridad.

—No pienses en eso ahora... solo deja que nuestro inicio nazca de nuevo en la lluvia— mi voz temblorosa me delató, era momento del siguiente paso, no quería hacerlo, ingerí la pastilla que mi padre me había dado antes de salir, evitando que Beatriz se diese cuenta de tal acción, mi vista se fue nublando hasta que caí tendido hacia atrás, no recuerdo nada más que ruidos, la delicada voz de Beatriz y luego la sirena de una ambulancia.

Al despertar me encontraba tendido en una cama de hospital, en mi frente se encontraba un doctor, un poco robusto y con un bigote negro, casi sin pelo, él se acerco hasta mi.

—Ya me comunique con tu padre, todo va marchando bien— con esas palabras pude notar que estaba dentro del plan.

—Ahora que?— tratando se levantarme.

—Ahora... seguirás durmiendo, luego despertarás e insistiras de quererte ir, y continuarás como si nada hubiese pasado, hasta el siguiente paso...— mientras inyectaba un liquido en mi brazo, mi vista se nublo nuevamente.

Había caído en un profundo sueño

Al volver a tomar conciencia note a Beatriz sentada al lado mío.

—Bea?— susurré para que despertara —Bea...

—FRANCK!!!!— gritó al punto de dejarme casi sordo —gracias que sigues aquí, me asustaste maldito!!!— sus palabras me destrozaban cada vez más, hacerle esto no era lo correcto, me amaba y yo a ella.

—estoy bien no te preocupes—  tratando de sonar alegre y burlón, aunque mi interior se encontraba en una batalla.

—me preocupaste, y mucho— tomó una de mis manos.

El doctor con el cual había conversado antes entro a la habitación nuevamente, indicando que debía de quedarme bajo supervisión medica, sabia que era hora de hacer lo que me había dicho, negué varias veces, Beatriz estaba tratando se convencerme de hacerle caso al doctor, sin embargo no podía dar mi brazo a torcer.

El doctor "acepto" y me dio unos documentos, no entendía el porque de tanta actuación, hasta que me di cuenta que los supuestos papeles de responsabilidad voluntaria del querer salir del hospital, en realidad era el siguiente paso del plan.

Beatriz y yo salimos del hospital, ella se despidió de una anciana señora que estaba detrás de la recepción, luego nos adentramos en un taxi con destino al apartamento.

Tenía que seguir con la vida, de manera normal, aún haciéndole creer a Bea de que tengo cáncer, no podía continuar con el plan hasta que me lo indiquen, como? No se, pero lo sabre...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro