Capítulo XXI

Gustav

Saqué una libreta y apunté en esta el nombre de "Edmund Smith", tache este mismo y debajo escribí "Dra. Abigail" y "Dr. Frederik", sabía que era hora de regresar, hora de volver a ver el pasado, pero esta vez con un futuro, con un propósito, y una meta.

Tomé nuevamente la misma ropa de la vez anterior, esta vez no solamente iba a acabar con las miserables vidas de aquellos monstruos, también iba a liberar a mis antiguos amigos, si es que aún seguían.

Salí del lugar en el que estaba escondido, en New York y empecé a caminar a las afueras de la ciudad, para ser sincero fue el momento en el que más caminé en toda mi vida, pasé horas caminando, deteniendome a beber un poco de agua de los ríos cercanos, ya me había adentrado al distinguido bosque de pinos, la paz invadió mi cuerpo al ver aquella construcción reposando sobre la vieja montaña, ahora ma cuestión era, Cómo entraba?.

Veía como carros entraban y salían, medicamentos eran adentrados a aquel lugar, una puerta a lo que parecía ser el sótano estaba abierto, era ahora o nunca.

Corrí con dirección a la pequeña entrada, al entrar estaba rodo oscuro, mi piel se erizo y mi corazón se acelero, Hospital psiquiátrico + Oscuridad, no era una buena idea saben?, a pesar de los nervios y terror que sentía, continué mi camino, un camino sin marcha atrás, un camino el cual no se podía retroceder el tiempo.

Una pequeña abertura hacía que la luz entrara al lugar cerrado, me acerqué a este y me asome por esa pequeña ventana, al apoyarme esta se abrió, resulto ser una puerta, me escondí detrás de los muebles que almacenaban los medicamentos, con esperanzas que nadie haya visto o escuchado, pasado los minutos decidí salir nuevamente, asomandome por el mismo lugar de minutos atrás, no había ninguna presencia humana, demás de la mia, salí con cautela y en pasos lentos, se podría decir que casi en puntillas, había llegado al recibidor principal, una escena la cual odie vino a mi mente.

<<—Bienvenida señora Taylor, y tú debes ser... Gustav no es así?

—Si, y él es Gabriel

—Bien Gustav... cuántos años tienes?-

—Yo tengo 14 y Gabriel 13>>

Una escena que no me gustó en lo absoluto, el día en el que ingresé a este lugar, a este maldito lugar!, quien pensaría que el anciano y desgastado, delgado e indefenso doctor en realidad era una mascara encima de las pesadillas más terribles.

El ruido de pisadas acercándose me hizo tomar conciencia a la realidad nuevamente, me escondí detrás del mostrador, a escondidas vi como un nuevo niño era ingresado, la doctora Abigail recibiendolo, mostrando una sonrisa ingenua, tenía tantas ganas de salir de donde estaba y extrangularla de una vez por todas, sin embargo, tenía que tener cabeza, hacer que sufran lo que yo sufrí.

Aproveché el momento de distracción para ingresar a los pasillos principales y luego a la oficina de Abigail, empecé a revisar los archivos, buscando a aquellas personas que sabia que contaría.

Nombre: Valentina Angus Fisher
Edad: 21 años F.N.: 14/08/93
Sujeto de prueba N°: 320 10 06
Diagnostico: T.I.D.
Datos importantes:
- Resistente
- Inteligente
- Controladora
- Buena aliada
- Independiente

Yo era el sujeto de prueba numero 456, quiere decir que ingrese mucho después que ella, los siguientes números se me hicieron fácil de conocer, "10" representaba a octubre, "06" el año dos mil seis, el mismo en el que ingrese, pero aún una duda surgía en mi mente, prueba de qué?.

Nombre: Valentino Angus Fisher
Edad: 16 años F.N.: 14/08/93
Fecha de muerte: 19/07/08
Sujeto de prueba N°: 321 10 06
Diagnostico: T.D.I.
Datos importantes:
- vulnerable
- Manipulable
- Debil
- Incapaz
El N.B. acepto usa al sujeto de prueba numero 321 10 26, para el experimento numero 20 del año, con el motivo y finalidad de:
- Vulnerar a Valentina
- Sujeto de prueba sencillo

Las dudas invadieron mi mente, así mismo algunas respuestas, esto no era un hospital, era un laboratorio humano!, tenía que liberar a todos, no es así?.

Luego de un momento encontré los archivos de Mikela e Ignace, ambos seguían con vida, pero tenía que encontrar a Valentina primero, el numero de la habitación en la que se encontraba cada uno estaba junto a los archivos, corrí con dirección a donde se encontraría ella, empecé a buscar la llave y abrí la puerta despacio, ella me miro con sorpresa y una mirada de pocos amigos.

—Necesito que me ayudes!

—No pienso hacerlo! Que haces aquí?!— contesto con agresividad, ya me encontraba rogando que no llamara la atención.

—Te dije que cambiaría todo no es así?— sujete de su mano y suplique.

—Que quieres que haga?— accedió a mi petición después de tanta insistencia.

—Libera a Mikela e Ignace!

—Como si yo supiera en donde estan— le di los archivos y ella rodo los ojos —y tú que vas a hacer?

—Tengo deberes que cumplir— ambos nos deseamos suerte y separamos nuestros caminos.

Me acerqué a la sala la cual siempre me llevaban para inyectarme aquellos líquidos que me debilitaban, espere hasta que alguien se acercara, para mi suerte, Frederik y Abigail estaban ingresando a esa habitación junto a una niña, sus caras de "buena gente" eran una vil mentira, estos se adentraron y antes de que la puerta se cerrase entre junto con ellos.

—Gustav!— Frederik exclamo nervioso.

—Volviste a tu casa?!— Abigail soltó una carcajada.

Aquellas palabras me llenaron más de ira, sujete de la mano a la niña para luego sacarla de la habitación, los dos sujetos enfrente mío estaban inmóviles, como si nada fuese a pasar, y si pasara algo, no temían.

—Tomen asiento porfavor

—Creen que te vamos a hacer ca...

Saqué la navaja de mi bolsillo apuntando hacía el balón tóxico a mi costado, con la punta en la boca de este, amenazando con abrirlo.

—Si lo abres tú también mueres— Frederik indicó.

—Pero almenos cumplí una misión

—Así?— Abigail no dejaba de mostrar su falsa sonrisa de hipocresía.

—Si...— abrí la boquilla de aquel balón, tomando rápidamente una mascara de oxigeno al lado mío, la cara de ambos se quedaron estáticas, esa sustancia los quemaría vivos, pero no de la manera de fuego, si no con radiación, salí de la habitación y cerré la puerta, alejándome de esta y tachar dos nombres más en la lista.

Al encontrarme con Valentina, Mikela e Ignace no pude evitar darles un fuerte abrazo.

—Ahora eres un asesino, que orgullo— Mikela empezó a reír.

—Me acompañan?

—No, aún tenemos cosas que resolver en este lugar— Valentina respondió a mi pregunta para luego estrecharnos las manos y desearnos suerte, nuevamente nuestros caminos se separaban, nuevamente nos alejabamos, pero ahora sabía que estarían bien

Solo quedaba un nombre más, Alexandre Durant, era hora de mi venganza final...