Capítulo XII

Gustav

Al despertar sentí mi cuerpo inmóvil, una fuerte luz redonda sobre mi, traté de voltear mi mirada para identificar la habitación en la que me encontraba, sin embargo, la fuerte luz ocasiono que tenga una especie de ceguera, cerré mis ojos un momento, me sentía exhausto, mis ojos se cerraron, pero mis oídos seguían en función, pude escuchar la puerta abrirse, las pisadas hicieron eco en el lugar, y susurros invadieron en mi cercanía.

—Esta inconsciente?— la voz de una señora fue la que identifique.

—Si, pero volveremos a inyectarle la dosis, solo por precaución— precaución? Precaución de qué, la voz del Dr. Frederik.

—Bien, sabes cual es nuestra labor, honra esta institución— aquella señora de voz seca se alejo, para luego abrir la puerta y cerrarla consecutivamente.

No estaba entendiendo nada, esto de verdad era parte del procedimiento? Me querían ayudar?.

...

—Oye... estás bien?— Valentino cuestiono mientras jugaba con el sorbete de su jugo.

—Si...si...— sinceramente no, no sabía si era seguro estar aca... y la verdad, yo no me sentía con los síntomas de la esquizofrenia, osea, un día antes de entrar mi mamá me había hecho ver unos vídeos referentes de eso, en ese entonces no entendía el porque, pero ahora si.

—No te creo— Valentina se levanto y mostro una sonrisa burlona.

—ESCÚCHENME BIEN, EL DÍA DE HOY SALDRÁN POR GRUPOS DE 5 CON LA SUPERVISIÓN DE UN DOCTOR O DOCTORA, SERÁN LLEVADOS A LOS EXTERIORES DEL EDIFICO, VAN A TENER UNA NUEVA DOSIS MEDICA Y UNA PRUEBA PSIQUIÁTRICA— la voz de la señora de tez morena con cabello cano corto y ondulado se me hizo conocida, era la misma de aquella vez en la que me encontraba "inconsciente".

—Oye... quién es ella?— Pregunte hacia ambos gemelos mientras miraba a la señora de comportamiento despreciable.

—Es la doctora Abigail— Valentino menciono mientras tomaba su jugo.

—Es la encargada del hospital, únicamente se hace ver en ocasiones importantes— agrego Valentina.

Conque era la encargada... ya se me ocurriría algo, por ahora tenía que hacer un grupo de 5.

—Oye! Quieres ser de nuestro equipo? Siempre tenemos uno formado pero es de cuatro, nos haría falta un integrante— Valentina se sentó al lado mío con una mirada retadora.

—Claro, Gabriel también quisiera formar parte— sonreí.

—Gabriel? Quien es Gabriel...— Valentino soltó una mirada extrañada.

—Es mi amigo, nunca me abandona— Señalando hacia Gabriel.

—Okey? Si que eres raro, en fin, te presento a los otros dos integrantes, ella es...

—Mikela Kennedy— Aquella niña de tez morena y cabellos negros interrumpió a Valentina.

—Oh, cómo el presidente— no pude evitar el hacer esa observación, solté una pequeña carcajada.

—Ella si es rara, siempre se encuentra leyendo, vaya que es aburrida— Valentina no evito reír.

—La lectura es increíble, solo debes de saber conectarte con ella, siempre imagino que soy la protagonista y creo mi historia— Mikela Empezó a bailar como si estuviese en un gran salón.

—tienes razón, déjala, Valentina no sabe de cultura— Valentino se quedo mirando perdidamente a aquella niña bailarina.

—Y tu no sabes como conquistar a Mikela, siempre estuvo enamorado de ella— susurro para que solo nosotros escuchemos —Y él es...

—Ignace Valento Di Goldio, soy príncipe de Italia y heredero de la corona— me quedé inmóvil, no entendía nada.

—El tiene lo mismo que nosotros, imagina que es príncipe, en realidad viene de una familia bastante pobre, por eso prefiere creer eso— Valentina susurro.

Para ser sincero, eran personas agradables, ya teníamos un grupo formado, solo quedaba esperar a que algo ocurriera.

Luego de una larga conversación entre nosotros, Mikela bailando, Ignace creyéndose príncipe, los gemelos peleando entre ellos, ahora que lo pienso, era el único cuerdo, una joven enfermera de contextura gruesa, bastante agradable se acerco a nosotros, indicando que la sigamos, hicimos caso a su indicación, esta nos llevó a las afueras de la construcción, estábamos en medio del bosque, rodeados de pinos y ruidos de aves, sabía que estábamos cerca de un peñasco, el hospital estaba en la cima de un gran monte.

—Vamos a ver, vamos a empezar el cronograma planteado— aquella joven que aparentaba ser amable, saco una jeringa, con un liquido rosado, esta inyecto a cada uno una cierta cantidad.

Empecé a ver colores en aquel ambiente, todo daba vuelta, que era esto? Una especie de droga? Todos se empezaron a distorsionar, me había dado un fuerte mareo y los oídos se confundieron.

...

—Recuerdas algo de aquel día?— cuestione refiriéndome a todos, sin embargo, cada quien se encontraba en su propio mundo, me había dado por vencido tratar que alguien me haga caso, la silueta de la Dra. Abigail se hizo presente en lo fondo de la cafetería, decidí seguirla para descubrir un poco de este lugar que no me daba confianza.

Ella entró a una habitación que no había visto nunca, una puerta distinta a las demás, muy obvio si quería ocultar algo, no entré a donde ella, cambie mi rumbo hacía su oficina, tenía que averiguar algo, empecé a buscar entre los archivadores buscando mi nombre, para mi fortuna, creo... lo encontré.

Lleve estos a mi habitación, al abrirlo encontré algo que me sorprendió.

Nombre: Gustav Ayers Taylor
Edad: 14 años F.N.: 04/02/93
Sujeto de prueba N°: 456 08 06
Diagnostico: Esquizofrenia
Datos importantes:
- Alucinaciones
- Amistades imaginarias
- Cambios de comportamiento drástico
- Amenaza para las personas ( futuro )
- Gravedad en su identidad

Mi mente se lleno de pensamientos que no permitieron guardar mi cordura, pero no esperaba que fuese tan serio.

La Dra. Abigail entro a mi habitación, junto con el Dr. Frederik y dos enfermeros más.

—No debiste de haber hecho eso— menciono la doctora con una mirada seria.

—No queríamos llegar a eso, tú lo buscaste— el doctor Frederik mostro un ceño fruncido.

Ambos enfermeros me sujetaron y me llevaron a un cuarto sin ventanas ni muebles, me conectaron a varios cables y me inyectaron medicina, mi vista se nublo, y así fueron durante los 5 años, una completa tortura y un martirio, no volví a ver a Valentino, Valentina, Ignace y Mikela, no supe nada más de ellos ni ellos de nosotros, una vez más, destrozaron mi mundo, uno que había armado y me costo trabajo conseguir, pero tarde o temprano, llegará venganza, o de igual manera, cada uno crea la suya.