Había transcurrido el día de una manera normal entre deberes y charlas con amigos, esperaba ese momento en el que la vería, pero algo cambiaría sin imaginarlo.

Llegó la noche, nublada, oscura y silenciosa y con ella una triste noticia que destrozaría las ilusiones de un soñador que empezaba a enamorarse. Vuelve a hacerse las mismas preguntas que una vez se hizo ¿Qué hice mal? ¿Qué le habrá disgustado? ¿Realmente conviene ilusionarse nuevamente? Entre muchas más.

Sin embargo, el soñador aún en ese momento en donde no sabía exactamente qué era lo que sentía y tampoco sabía qué pasaría con ella, su amada, pensaba "he ganado mucho al conocerla, me ayudo a conocerme, me ayudo a creer, a ser libre, me enseñó a que aún existe esperanza, me ha enseñado tanto en tan poco tiempo que su amistad es una bendición".

Pero le preocupaba algo, ¿Qué hacer con lo que siente? ¿Cómo tratarla de ahora en adelante? Si antes era difícil porque no quería incomodarla ahora sería más difícil la tarea. El soñador cuando se interesa por algo o alguien, entrega todo de sí y esto complicaba las cosas ya que cuando sucedía esto, los sentimientos tardan tiempo y ponen resistencia al marcharse.