Capítulo 2.
Nate
Salí de la nueva casa de Seth. De la que no sabía nada y tampoco me sorprendía. Seth siempre fue más discreto en algunos aspectos de su vida. Tenía negocios que desconocía y casas que nunca visité. No estaba tan involucrado en los negocios de la familia cómo para saber que tantas propiedades poseía mi hermano.
No le avisé a Seth que iba a salir. Decidí no despertarlo y solo salir para ir a la casa que ahora estaba sola. Seth no quería regresar hasta que Vanya volviera y lo entendía, yo tampoco quería hacerlo, pero la comida de Zora y Edén se encontraba todavía ahí.
Cuando detuve el auto la reja se abrió y Duncan esperó al lado hasta que entré y bajé. La reja se cerró a mi paso. Observé todo a mi alrededor. Alfred se encontraba ahí con sus hombres reparando las cámaras que se descompusieron cuando los rusos irrumpieron en la propiedad. Al llegar con la comida que V me pidió me vi rodeado de esos hombres y me sometieron mientras ese sujeto la tenía allá adentro diciéndole quién sabe qué cosas.
Al verla salir herida y tan furiosa supe que las cosas iban de mal en peor, que por más que luchara no iba a obtener nada. Ella se sacrificó por mí y prefirió no luchar para que yo estuviera bien y eso siempre se lo iba a agradecer. De no haber sido por ella yo ya estaría muerto.
—¿Cómo van las cosas? —le pregunté a Alfred.
—La reja ya está lista y reforzada por cualquier cosa. Estamos instalando las cámaras que se destruyeron, además de un nuevo sistema de seguridad mejor y más seguro —asentí —. Dile a tu hermano que en cuanto esto esté listo yo le aviso.
—De acuerdo —le dije. Antes de alejarme Duncan recibió un aviso a través del auricular que llevaba puesto en su oreja izquierda.
—Espera —me detuvo. Alfred se alejó para continuar con lo que estaba haciendo —. Tu padre está llegando.
Puse los ojos en blanco. No quería verlo o tener que tratar con él. Me enfermaba verlo y hablarle, escuchar lo que decía, solo mierda que salía de su boca y lo que reflejaba su oscuro y podrido corazón.
—Duncan —le quise preguntar antes de que Jared llegara.
—Dime.
—¿Le eres fiel a mi hermano o a mi padre? —ni siquiera dudó en responder.
—Le soy fiel a tu hermano y a ti. Tu padre puede pudrirse en el infierno —sonreí por lo que dijo. Era más que obvio que ya no le era fiel a mi padre, pero de todos modos no había que confiarnos.
—Gracias —Duncan abrió la reja y el auto de mi padre entró a la propiedad. Bajó y caminó hacia mí apoyándose con su bastón. Cada paso que daba observaba la propiedad y lo mal que había quedado la casa. Tenía agujeros por todas partes, en la piscina había restos de concreto, el invernadero quedó destruido y tanto los autos cómo las motos de Seth estaban cubiertas de polvo. Era un caos.
—Así que tú y tu hermano tuvieron a esa perra aquí todo este tiempo —apreté los puños a mis costados.
—No te refieras así de ella —le pedí —. No es una perra ni mucho menos.
—Es una perra. ¿Por qué tu hermano no me avisó que la tenía aquí? Yo mismo me pude deshacer de ella si tanto trabajo le costó hacerlo a él.
—Basta —mascullé.
—Tú no me dices qué hacer, niño estúpido —su mirada se endureció —. Por tu culpa y la de tu hermano estoy hasta el culo de problemas. No saben hacer otra cosa más que arruinar todo. Yo mismo pude matar a esa puta...—me le lancé encima y le solté un puñetazo en la mejilla que lo desestabilizó, pero no lo tumbó al suelo. Me apartó y cogió vuelo para pegarme en el rostro con su bastón —. ¡No me vuelvas a golpear! —caí al suelo, sin embargo, me levanté rápidamente.
—Y tú no repitas lo que dijiste de ella —entornó los ojos.
—Te enamoraste de ella, ¿no es así? —se rio mientras se limpiaba el labio —. Es la peor estupidez que pudiste haber hecho. Esa mujer no te va a traer nada bueno más que problemas.
—¿Tú qué sabes? —escupí saliva mezclada con sangre —. No entiendes lo que es amar de verdad y nunca en tu vida lo sabrás. Nunca amaste a mamá, solo la usaste cómo tu esclava, la humillabas cada que podías y solo la quisiste para que tuviera a tus hijos.
—Yo la amé a mi manera.
—Eso no fue amor. Eres un machista y misógino. Para ti las mujeres nunca serán suficientes porque crees que los únicos que pueden ser jefes de una mafia como esta son los hombres, pero te equivocas. Vanya es suficiente mujer y ella puede con esto y más. Es mejor líder que tú y más inteligente.
—Esa nunca podría hacerse cargo de un negocio cómo el mío.
—No, ella podría hacerse cargo de un negocio más grande y poderoso que tu imperio —se burló de mí. La quijada me dolió en cuanto la toqué con la yema de mis dedos —. Nunca subestimes a una reina cómo ella.
—Sobre mi cadáver —masculló —. Antes me va a tener que matar para que se adueñe de lo que es mío. Ojalá que en este momento ya esté muerta —fruncí el ceño.
¿Por qué diría eso?
—Lo mejor que puedes hacer es pensar bien las cosas y de qué lado estás. No quiero tener que irme en contra de mis hijos.
—Tú nunca nos has querido, no te importamos y estoy seguro de que si pudieras te desharías de nosotros. Solo te estorbamos para lo que sea que quieres hacer. Seth no quiere hacer negocios con Hiro y eso te molesta porque crees que está perdiendo una gran oportunidad —espeté —. No sé qué tramas y tampoco quiero saberlo. No me interesa saber qué quieres hacer, pero te aseguro que lo vamos a descubrir.
—Es una lástima que pienses eso de mí. Soy tu padre —fingió sentimentalismo.
—Tú no conoces el significado de esa palabra. Nunca fuiste un buen padre —dije severo.
—Qué pena que pienses eso de mí —movió la quijada y me miró severo —. Tú y Seth se han ganado un enemigo y no quieres que lo sea.
—No te tengo miedo —le dije mirándolo a los ojos —. Ya no te temo, eso quedó atrás.
—Piensa bien lo que haces y lo que dices. Recuerda que tengo ojos y oídos por todas partes.
Recordé lo que dijo Seth y todo tenía sentido. Ahora sospechaba que él tuvo que ver con lo que sucedió la noche anterior. Jared era muy astuto, tenía contactos en la ciudad y todavía muchos le eran fiel a él. Había que ir con mucho cuidado con él, era peligroso y muy vengativo, si Vanya llegaba a caer en sus manos sería el fin para ella.
—Mejor vete antes de que Seth aparezca y esto se convierta en el infierno —le sugerí.
—Esto no se va a quedar así —me señaló —. Tú, tu hermano y yo tenemos una plática pendiente.
—No tengo nada que hablar contigo y no creo que Seth tampoco quiera hablar. Sabes que no soporta verte —bufó.
—¿Crees que me importa?
—Para nada, ya sé que a ti no te importa nada, ni nadie —asintió —. Mejor vete.
—Dile a tu hermano que tenemos que hablar —giró sobre sus pies y caminó hacia su auto donde ya lo esperaba el chofer con las puertas abiertas.
Solté una larga y profunda exhalación. Solté lo que había estado conteniendo, como si me hubiera obligado a no respirar delante de él y mantenerme alerta ante cada palabra y movimiento. Jared sacaba lo peor de nosotros. Por eso Seth se fue de la casa en cuanto cumplió la mayoría de edad, ya no quería saber nada de Jared, lo dañó tanto que ahora lo odiaba y no dudaba que en cuanto tuviera la oportunidad iría por él.
—Nate —me llamó Duncan.
—¿Qué pasa? —sacó algo del bolsillo de su pantalón.
—¿Puedes darle esto a tu hermano? Son las grabaciones de lo que sucedió ayer —cogí la memoria y miré a Duncan.
—¿Aquí está todo? —indagué.
—Todo. Desde que llegaron, cuando entraron y se fueron —asentí —. Hay más material que creo les puede servir.
—Gracias, Duncan, yo se la doy —Duncan hizo un asentimiento y se alejó.
Entré a la casa y ya habían limpiado las manchas de sangre que quedaron en el suelo. Se veía un poco más recogido y limpio, pero todavía faltaba mucho por hacer.
Me metí a la despensa y saqué la comida de Zora y Edén. Subí por los productos para bañar a Zora y terminé de sacar toda la ropa de Vanya. Salí de la propiedad y conduje en dirección a la casa de Seth. Al llegar vi un auto estacionado frente a la propiedad, no era de mi hermano, no lo reconocía.
Abrí la puerta y cerré. Al caminar hacia la sala me encontré con la gran sorpresa de ver a Camila y Cas junto a Seth.
—¿Dónde estabas? —preguntó mi hermano al verme. Dejé la cama de Zora en el suelo, al olerla ella bajó del sillón y se acostó en su cama.
—Hola —los saludé y me acerqué a ellos.
—Hola, Nate —saludó Cas.
—Duncan me entregó esto —saqué la memoria y se la entregué a Seth —. Son todas las grabaciones de aquella noche —mi hermano observó la memoria y después a mí —. Creo que hay más de otras noches.
Seth
Desperté cuando Zora se subió a la cama y me lamió la mejilla. Esa era su manera de despertarme y disfrutaba despertar de esta manera.
—Zora —murmuré —. Traviesa —me froté los ojos y giré hacia arriba. Afuera ya había amanecido y los pajarillos recitaban su dulce canto en los árboles plantados afuera de la casa. Me quedé unos minutos bajo las sabanas y decidí salir para cepillarme los dientes y echarme un poco de agua en la cara. Cuando bajé pensé que vería a Nate en la cocina, pero no fue así. Subí de nuevo para buscarlo en su habitación, pero tampoco estaba. Bajé y busqué las llaves del auto, sin embargo, se las había llevado —. ¿A dónde fuiste, Nate?
Ni siquiera le llamé a su celular porque lo dejó donde debían estar las llaves.
Decidí preparar el desayuno y mi única compañía fue Zora.
—Tengo que comprarte comida, a ti y a Edén —mordí el waffle que me preparé con un poco de café —. Por ahora vamos a vivir aquí, en lo que Vanya regresa —me miraba esperando que le diera un pedazo de waffle —. Te voy a dar un pedazo, pero no me pidas más —le aclaré. Arranqué un pedazo de waffle y lo acerqué a Zora. Se lo comió y me continuaba mirando así.
Busqué en la nevera, pero no había nada que le pudiera dar de comer, así que pedí comida por aplicación para que tuviera algo que comer y después no me reclamara con esa mirada que a veces me dirigía.
Después de servirle de comer y lavar los platos que usé, subí a mi habitación y me di una ducha. Cami no tardaría en llegar. Anoche le había mandado un mensaje con la dirección de la casa, lo vio, pero me dejó en visto. Era de suponer que lo haría. Me odiaba por lo que le hice a su amiga. Si supiera que no la pasó tan mal después de todo.
Escuché el timbre y bajé rápidamente. Abrí la puerta y me encontré con Cami y a su lado Cas. Lo saludé a él con un abrazo y a ella la dejé pasar a la casa.
—¿Ahora vives aquí? —no era nada disimulada al observar la casa de hito en hito. Zora bajó corriendo y Cami se agachó para saludarla —. Deberías regresar a Zora a su casa —sugirió y me miró con rencor.
—Debería —dije —. Pero no lo haré —cerré la puerta antes de que Zora saliera corriendo —. Entonces...—bufó y se levantó.
—Quiero ver las grabaciones de lo que sucedió esa noche.
—¿Y yo que gano con eso? No tienes nada que a mí me interese.
—Tengo un par de puños aquí para darte unos buenos pu...
—Cami...—Cas la interrumpió poniendo una mano en su hombro. Cami exhaló y me regaló una gran sonrisa fingida.
—Nada, no tengo nada. Pero sé que si trabajamos juntos podemos encontrar a mi amiga antes de que le hagan algo —fruncí el ceño.
—¿Hacerle algo cómo qué? —ella y Cas compartieron una mirada cómplice —. ¿Qué me están ocultando? Pasen a la sala —les indiqué y ambos caminaron hacia la sala. Zora caminó detrás de mí y se sentó a mi lado —. ¿Qué saben que yo no sé?
—Valerik junto a su hija mueven un gran negocio de prostitución en rusia. Compran y venden mujeres de todas partes y las llevan para allá. Tememos que eso le hagan a Vanya —el corazón se me detuvo un milisegundo. La escena pasó frente a mis ojos como si fuera una película. Sacudí la cabeza negando que eso pudiera suceder.
—No, eso no es posible —me levanté y me serví un poco de coñac. Sí, era temprano para estar tomando alcohol, pero lo necesitaba.
—Es una posibilidad —habló Cas. Les invité un trago, pero declinaron la invitación —. Pensando las cosas y poniéndonos en su lugar lo más probable es que lo hagan.
—No. Me niego —me bebí de golpe el coñac, me calentó la garganta y me permitió pensar con claridad —. Si se atreven a tan siquiera pensarlo los mato —hablé determinado.
—Es una posibilidad y no debemos descartar nada —dijo Cami —. Debemos pensar en todas los escenarios —asentí —. Nosotros nos vamos a infiltrar e intentar buscar a uno de los socios de Valerik. Aunque...—Cami miró a Cas —. Sería más fácil si alguno de nosotros se acerca a ellos, a su hija.
—Ya sabía que tiene una hija y lo de los negocios —Cami abrió los ojos de par en par —. Contactos —le dije para hacerla enojar —. ¿Qué estás pensando?
—Que tú busques a su hija y le saques información.
—¿Y crees que va a hablar así cómo así? Ella ya sabe quién soy y lo que hago. Sabe que tuve a Vanya en mis manos y que la mataría si la tengo frente a mí.
—Eres un seductor, no será difícil para ti decirle palabras bonitas, llevártela a la cama y sacarle información —negué. Me serví más coñac y de nuevo me senté en el sillón frente a ellos.
—Yo no hago eso y aunque lo hiciera no puedo, no quiero hacerlo. Ahora le soy fiel a una mujer y nunca podría tocar a otra. ¿Quieres que Vanya me corte las manos? —le pregunté.
—Me da lo mismo si te corta las manos u otra cosa —supe de inmediato a qué se refería —. Es una buena oportunidad. Eres guapo, seductor y ella parece el tipo de mujer a la que le atraen los sujetos cómo tú.
—Soy todo eso —dije altivo —. Pero no voy a seducir a nadie para sacarle información. ¿Por qué no mejor lo haces tú con el psicópata ese? —se sorprendió —. Sí, tu acosador se llevó a Vanya. Búscalo, sedúcelo, llévatelo a la cama y sácale información —Cas apretó los puños —. O no —sugerí —. No es una buena idea meternos con esos loquitos —terminé de beber lo último que me quedaba de coñac y exhalé profundamente —. Conozco a alguien que sabe muchas cosas y hace de todo.
—Cuando dices que hace de todo, ¿te refieres a...? —Cami alzó una ceja.
—De todo —repetí —. Hackeos, vigilancia, rastreo y sobre todo, puede encontrar una aguja en un pajar —los miré a ambos —. Si le pido que busque a Vanya lo hará, pero no me preguntes cómo lo hace porque ni yo lo sé.
—¿Le vas a llamar? —indagó.
—Solo tengo que llamarle y decirle que venga y lo hará. Si le llego al precio —Cami frunció el ceño —. Cobra millones, pero los resultados lo valen.
—¿Necesitas dinero? —miré a Cami con ojos entornados.
—¿A caso te pedí dinero? No lo necesito, gracias.
—Qué idiota —masculló Cami —. ¿Tienes esas grabaciones?
—Aún no las tengo —puso los ojos en blanco —. Pero me las van a traer.
—¿Tienes algo para comer? —preguntó Cas —. Tengo hambre.
—No, pero podemos pedir algo —me levanté para pedir comida, Cas venía detrás de mí. Cami se quedó en la sala con Zora mientras Cas y yo nos quedamos en la cocina —. Así que tú y Cami, ¿eh? —subí y bajé las cejas. Ambos miramos en dirección a Cami, estaba entretenida jugando con Zora.
—¿Cómo ves? Ni siquiera yo lo creo.
—Pues créelo —ambos buscábamos que pedir de comer —. Eres suficiente para ella y ambos se merecen. Ella con su mal genio y tú tan tranquilo cómo una tortuga —se rio y negó con la cabeza —. Tiene un mal genio, admítelo.
—Nunca me vas a escuchar decir algo malo de ella —aseguró sereno —. ¿Y tú? Cami me dijo lo que cree que sucede entre ustedes.
—¿Y qué cree que está sucediendo? —miró sobre su hombro en dirección a la sala para que ella no lo escuchara.
—Que ustedes tres están juntos —ni siquiera él lo podía creer.
—Así es —respondí sin más. No le iba a dar vueltas al asunto —. Estamos juntos.
—¿En qué momento te enamoraste de ella? ¿Cómo sucedió?
—¿Tú sabes en qué momento te enamoraste de Cami? ¿Cómo sucedió? —negó —. Así me pasó con ella, no supe en qué momento, solo se dio. Me enamoré y ahora la he perdido —miré la pantalla y se la mostré a Cas —. ¿Pedimos costillas? —asintió y pedí el paquete de costillas con boneless, papas y salsas —. No sé cómo se dio o en qué momento, pero un día ya estaba queriéndola —encogí los hombros.
—¿Ya quedó olvidado lo que sucedió?
—Ella solo reaccionó y actuó cómo cualquiera lo hubiera hecho —fue todo lo que dije —. Ahora tengo la misión de encontrarla y traerla de regreso. Haré pagar a ese malnacido que se la llevó.
Tal vez era una hipocresía de mi parte estar odiando a la persona que se llevó a Vanya cuando yo también lo hice, pero yo no pude hacerle daño y ellos eran capaz de hacer lo que sea para dañarla. La sola idea de que la vendieran a uno de esos enfermos me hizo rabiar. Esos lugares eran lo peor de la existencia y Vanya no podía llegar ahí, porque sería más complicado encontrarla, sacarla y traerla de regreso a nuestro lado.
Regresamos con Cami y Zora, ellas se llevaban bien y Cami la quería mucho, pero no iba a permitir que se la llevara y la alejara de mi lado. En ese momento era lo único que tenía de Vanya y no la quería lejos de mí. Me hacía tanto bien y tenerla a mi lado era un bálsamo para mi oscuro corazón.
La puerta se abrió y Nate entró con una mochila y dos maletas que dejó al lado de la puerta. No se percató de nuestra presencia hasta que terminó de meter todo y cerró la puerta. Zora bajó del sillón y se acercó a Nate para saludarlo, después se acostó al lado de la cama que mi hermano le trajo.
—¿Dónde estabas? —le pregunté.
—Hola —nos saludó y caminó hacia nosotros.
—Hola, Nate —lo saludó Cas.
—Duncan me entregó esto —sacó algo del bolsillo de su pantalón y me entregó una memoria —. Son todas las grabaciones de aquella noche —miré la memoria y después levanté la mirada hacia mi hermano —. Creo que hay más de otras noches —asentí.
—Quiero verlas —Cami se levantó —. Necesito verlas —miré a Cami, a Cas y después a mi hermano.
—Vamos a estar aquí toda la noche —les dije.
—No me importa, quiero ver todo —exhalé.
—Ya pedimos comida. Vamos a ver las grabaciones.
Minutos después llegó la comida y preparamos todo para poder ver las grabaciones desde la televisión en la sala. Íbamos a tener que pasar horas sentados ahí, pero iba a valer la pena. Tal vez encontraríamos algo que nos ayudara. De todos modos le tendría que pasar esto a mi contacto para que él averiguara cosas y encontrara a quién se llevó a Vanya.
Abrimos la primera grabación y nos dimos cuenta de que tenía la fecha de dos meses atrás y no de esa noche.
—Duncan metió todo aquí —bufé. El video empezó a correr. Era de una de las cámaras que enfocaban la calle —. Lo voy a adelantar —cogí el mando, pero Cami me detuvo.
—Espera —alzó un dedo —. Mira —se levantó y señaló la parte superior izquierda de la pantalla —. ¿Ven ese auto? —señaló con el dedo —. Corre el video, pero no pierdan de vista el auto —corrí el video sin dejar de mirar el auto. Se hizo de noche y seguía ahí, encendieron las luces, pero no se movió de su lugar. Pasaron horas estacionados en el mismo lugar —. ¿Lo ven? No se movió de ahí y les puedo asegurar que en otras tomas va a aparecer el mismo auto u otro.
—Lo mejor será ver todas las grabaciones. Yo creo que por eso Duncan las metió aquí, porque se dio cuenta de que ese auto estaba ahí —habló Nate.
—Si no no lo hubiera hecho —les dije.
—Esto va a ser más tardado de lo que me imaginé —habló Cas —. Pero eso ya lo sabíamos.
Tal y como lo sospechamos pasamos horas y horas revisando las grabaciones una a una. El auto que apareció en el primer video apareció más veces en las cámaras, no solo se quedaba estacionado en el mismo lugar, sino que se paseaba frente a la propiedad. Algunas veces uno de los hombres bajaba y caminaba por los alrededores. Nunca se acercó a la puerta. Hasta que nos dimos cuenta de que no solo eran ellos, también se veía una camioneta de la compañía del cable, de la luz y da la casualidad que una de envíos de paquetes. Todo tenía relación porque las camionetas se quedaban cerca de la casa, los de la luz andaban muy cerca y el de los paquetes no entregaba nada. Íbamos a tener que revisar las cámaras de la ciudad para comprobar si nuestras sospechas eran ciertas y que todo estaba relacionado, aunque era más que obvio.
Los rusos nos tenían bien vigilados y nosotros ni cuenta nos dimos. Fui tan estúpido cómo para no pensar que además de los Zaitsev también los rusos nos estaban vigilando. No pude dimensionar lo que se escondía detrás y solo me enfoqué en hacerle pagar a Vanya por lo que hizo y después en complacerla. Me olvidé de todo y de todos solo por esa mujer, pero valió la pena cada maldito segundo.
Preparé café para soportar las largas horas que nos esperaban sentados en el sillón. Ya me dolían las nalgas, así que me tuve que levantar y dormir un poco, aunque con todo lo que estaba sucediendo ni eso podía hacer. Desperté un par de horas después y ellos continuaban en la sala mirando las grabaciones. Nate cabeceaba en el sillón y Cami seguía atenta a cada segundo de los videos, a cada sospecha que tenía y la anotaba en una libreta donde ya había varias anotaciones.
—Nate —lo moví —. Nate, ve a dormir.
—No, no...—murmuró algo que no entendí y le puse una frazada en el pecho.
—Cami —me acerqué a ella —. Ve a dormir —negó con la cabeza —. No te hace bien estar aquí —Cas se había ido a dormir a una de las habitaciones. Miré las tazas encima de la mesita y me di cuenta de que ya había bebido varias.
—Encontré más pistas —señaló —. Estas personas te tenían vigilado y tú no te diste cuenta.
—Ya lo sé —le dije. Me senté a su lado —. Fui un estúpido.
—Lo eres —afirmó. Exhalé y me tomé el tiempo para hablar.
—¿Qué más descubriste?
—Mi acosador sí secuestró a Vanya —musitó.
—Pero no sabemos su nombre, ni qué relación tiene con los rusos —Cami giró la cabeza en mi dirección.
—¿Cómo sabías de la existencia de Valerik y su hija? —indagó.
—Me lo dijo un socio. Valerik lo contactó para hacer negocios, pero mi socio no quiso hacer tratos con ellos.
—¿Qué más te dijo?
—Que tiene una hija y ya.
—Su nombre es Irina —sacó su celular y abrió la aplicación de la galería y me mostró una foto de la tal Irina. Rubia, alta, fina y bonita, pero no más bonita que Vanya —. Irina Anuschka Kuznetsova. Es la única hija registrada de Valerik —guardó su celular —. No sabemos si este sujeto es su hijo o algún familiar...
—O solo un soldado de Valerik —Cami asintió.
La grabación se quedó pausada en el momento que aquel hombre se quitaba la capucha de la cabeza y revelaba su rostro.
—¿Vanya nunca te habló de ellos? ¿No dijo algo que nos lleve a una pista?
—Nunca habló de ellos, ni siquiera creo que los conozca —reprodujo el video de nuevo.
—Sí lo conoce —miré atentamente la pantalla. Menos mal que tenía audio porque pudimos escuchar todo lo que se dijeron. Vanya le dijo que ella lo había salvado, que recibió una paliza por su culpa y la castigaron sin comida por un mes por defenderlo. Él no se veía arrepentido ni mucho menos. Las miradas y la manera en que le hablaba decía que la odiaba. Hablaron mucho, pero ella nunca dijo su nombre. La golpeó, la hirió y la llevó a rastas hacia el jardín donde tenían a Nate sometido y a los hombres que quedaron vivos.
Se dijeron más cosas, hubo más reclamos e insultos de parte de Vanya hacia la mujer que golpeó a Nate. Me sentía orgullo de ella por ser tan valiente.
Apreté los puños cuando la sedaron y la sacaron de la propiedad y la subieron a una van blanca que se había estacionado poco después de que los rusos llegaron. Se perdieron de vista cuando se alejaron. Cami pausó la grabación.
—Después de esto ya no hay nada, solo graba cuando Nate despierta, cuando llegamos y nos fuimos —Cami exhaló —. Lo demás es historia —giró hacia mí —. Tienes que darle estas grabaciones a tu contacto y que consiga las grabaciones de la ciudad. Tal vez pueda rastrear las placas de las camionetas y saber a quién le pertenecen.
—Eso pensé hacer, pero sabes que va a tardar días, pudieron ir a donde sea. Pueden estar donde sea.
—Lo sé. Estoy consciente de eso, pero al menos tenemos algo. Los números de las placas y el rostro de ese hijo de puta —masculló —. Algo es algo —por un segundo vi un dejo de esperanza en sus intensos ojos azules.
—De acuerdo. Le voy a mandar un mensaje. Espero que responda rápido, porque siempre tiene mucho trabajo.
—¿Hackeando? —preguntó curiosa. Saqué mi celular y me metí a la aplicación de mi correo.
—Además de eso, interviene celulares, computadoras, etc. Ya sabes.
—Sí, me imagino —musitó Cami.
"Necesito verte. Tengo un trabajo importante para ti. No demores en responder"
Mandé el correo y ahora solo tenía que esperar a que me respondiera. Cómo dije, tenía mucho trabajo y siempre estaba ocupado, pero
—¿Y ahora qué? —preguntó Cami.
—¿Sabes donde vive Irina?
—La tienen vigilada —entornó los ojos —. ¿Qué tienes pensado hacer?
—Dicen que al amigo hay que tenerlo cerca, pero al enemigo hay que tenerlo más cerca —frunció el ceño.
—¿Te vas a acostar con ella? —se dibujó una sonrisa perversa en sus labios.
—No, Camila, no me voy a acostar con ella —bufó —. Pero puedo acercarme, no sé —encogí un hombro —. Tal vez pueda sacarle un poco de información.
—Tal vez. A ver si tus dotes de seductor aún sirven —le pegué en el hombro, sin embargo, no se quejó.
—¿Qué te hace pensar eso? —pregunté ofendido.
—Dices estar enamorado de mi mejor amiga, así que dudo que puedas conquistar a una perra como esa.
—¿Me estás retando?
—Si lo ves cómo un reto, sí. Te estoy retando.
—Vas a desear no haberlo dicho, preciosa. Te vas a arrepentir.
💣💣
¡Hola! ¿Qué tal el capítulo? Espero les haya gustado.
Tal vez están esperando que Vanya narre, pero les advierto que en cuanto lo haga los capítulos serán dolorosos y vamos a odiar a más de uno, así que paciencia. Yo sé lo que les digo.
Para adelantos y avisos síganme en mis redes sociales.
Instagram:
elena_santos.92
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro