Una chica de cabellos despeinados se levantó de su siesta, su cabeza dolía demasiado pero no le importaba para nada, solo quería llegar a donde estaba su novia, seguro también estaba dormida y se le haya olvidado despertarla.

— Tzuyu~ssi —La llamó, no escuchó ningún sonido, un par de quejidos dentro de la habitación la asustaron, lo que más la confundió es que no venían de la habitación si no del baño y que indiscutiblemente eran de su novia.

Abrió un poco la puerta y pudo ver a la menor en una esquina del baño echa una bolita quiso entrar pero los ojos de sus novia ya estaban en ella- Sana unnie -Limpió sus lágrimas con rapidez y fue casi corriendo a abrazarla.

Sana no sabía el malestar que la hacía llorar por eso la abrazó sin decir nada, solo para sentir su cuerpo cerca, para saber que la estaba apoyando de una forma, que ella no llegaba a entender pero que la hacia con todo su corazón, lo que menos quería era ver a su novia triste y era lo sie estaba pasando últimamente.

Quería entenderla, llegado a eso que le hacía mal y quitárselo, suplantarlo por amor y felicidad, ya no quería verla llorar o sentirse mal, más seria de lo normal, le dolía.

— ¿Que te ocurre? —Preguntó separándose un poco, quería verla a los ojos, tal vez si llegaría a su mente y la controlaría.

— Quiero cambiar —Eso como desprevenida a Sana, ¿quería cambiar?, si era perfecta, todo el mundo debería cambiar pero ella no, si era la choca más hermosa y dulce del mundo, amable, talentosa y ya no tenía palabra para poder expresar todo lo que era Tzuyu para ella y para la mayoría del mundo.

— Es imposible — Soltó una risilla sabiendo que confundiria a la taiwanesa— Una persona como tú no necesita ni mejorar, ya lo eres todo —Tzuyu negó lentamente, Sana suspiró y entre lazo sus manos— Eres la chica más hermosa del mundo, no debes cambiar.

Tzuyu sonrió un poco y asintió— Si tengo que hacerlo —La menor pensaba que era una perra, porque no podía esperar, su pecho dolía por cada vez que pensaba en Sana de una forma bastante subida de tono, quería cambiar, nunca había dependido de nada que tuviera que ver con eso.

Se sentía sucia— ¿Que es lo que tienes que cambiar? —Sana necesitaba ayudarla de una forma u otra.

— Sana he estado experimentando... —Jugó con el cabello de la mayor— Diversas sensaciones.

La mayor sonrió un poco, sabía que clase de situaciones porque ella también lo sentía, a su modo pero lo sentía— Se lo que sientes es por ello que ahora si Tzuyu, quiero hacerte feliz.

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— ¡¿Le dijiste eso?! —Nayeon gritó en el cojín y se lanzó a los brazos de Jeongyeon— Yoo ¡la bebé está creciendo! —Colocó una mano en su pecho y otra en su frente— Creo que voy a morir.

— Bebé no vas a morir —La menos sabia que no iba a suceder aquello pero no quería llevarle la contraria, sabía como se ponía.

Sana era un manojo de nervios luego de decir aquello las dos fueron a dormir, hoy seria el gran día y al no saber cono manejar esa situación que ha sido un tabú en casi toda su vida llegó a la conclusión de que debía pedirle ayuda a las dos chicas que tuvieran más experiencia, lamentablemente una de ellas era Nayeon y digo lamentables porque no ha dejado de llorar porque sus "pequeñas crecieron".

Si no fuera poco Jeongyeon me sigue el juego y las demás chicas llegaron para hablar, además de dar su punto de vista de la situación actual de las parejas y de ésta pareja que ellas creen que era la que necesitaba más ayuda.

— Esto es un gran paso, te felicitamos —Sonrió en grande e infló el pecho, se sentía orgullosa de si misma.

Un gran paso en su vida, subió la mirada y pudo observar la foto grupal de las chicas, Tzuyu era como una bebé, tan pequeña y esa sonrisa no había cambiado en todo ese tiempo que tenían juntas.

— La amo chicas —Eso hizo sonreír a las demás, su amor siempre fue el más adorable y puro de todas, la forma en como se miraban desde el principio era demasiado, cada que sus miradas se encontraban miles cosas explotaban.

— Lo sabemos perfectamente —Mina abrazó a la mayor y después fue Chaeyoung, así sucesivamente hasta que tuvieron un abrazo grupal.

Tzuyu apareció de la nada y todas se separaron lentamente— Ven —Sana abrió los brazos y más temprano que tarde saltó a los brazos de su novia— Te amo.

— Si alguien llega nos va a ver raro —Rieron— Momo por favor diles que me dejen de tocar —Pidió y la mayor las fue apartando una por una.

— Nadie toca a mi novia porque si lo hacen  les parto la vida —Frunció el entre cejo y se la llevo en peso.

— Ellas...van a... —Sana le cubrió los oídos a Tzuyu y viceversa.

— Son unas bebés y van a... —Jihyo cayó en el sofá como si estuviera muerta, ella seguía creyendo que les faltaba un poco más para poder llegar a ese punto pero aceptaba que lo hicieran, que llegaran a amarse de la mejor forma posible y si esa era su decisión ella lo aceptaría muy lejos de la casa.

Como a cinco kilómetros para no pensar en que harían las bebés.

— Nosotras vamos a dormir chicas —Una por una se fue a sus respectivas habitaciones hasta que solo quedaron Sana y Tzuyu.

La antes mencionada miró a su novia y que guiño— Quiero dormir —Sana asintió y caminarán hasta la habitación de la menor— Te amo y hasta mañana.

— Hasta mañana —Antes de entrar a su habitación se volteó y con sus manos hizo un corazón que le mando a Tzuyu— Yo te amo más.

Tal vez no se han demostrado de esa forma cuanto se quieren pero para ellas hoy no era necesario ni un beso, solo con palabras se decían lo mucho que se amaban.