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Lunes

Bien, por supuesto que la primera cita nunca será en un hospital, como el primer encuentro en la sala de urgencias.

Con personas vomitando en un lado, llorando en otro. Personas sufriendo una hemorragia con cortes en la cara. Una escandalosa pelea llevándose a cabo en un rincón. ¡Santo cielo!, MinHo no pudo velar por un mejor lugar.

—Disculpe —agotada y aburrida, una enfermera se acercó a hablarle—. ¿Necesita algo?

—Busco a un apuñalado —dijo con rapidez. La enfermera alzó su mano y la balanceó frente al resto de las personas que esperaban ser atendidos—. Digo- ya lo atendieron. Le darán de alta y- uh, es Han JiSung.

—¿Han JiSung? —Ella revisó la lista de pacientes en su celular. —Ah, está con sus hermanos. Le darán de alta en la noche. Venga a buscarlo si es que-

—Soy su pareja —se excusó.

La mujer, intercalando una particular mirada entre el celular y MinHo, puso sus ojos en blanco. —¿Cuántos años tienes?

Miente. —Uh- ¿Dieciocho?

—Te ves más grande.

—Tengo dolor crónico en la espalda desde pequeño —se excusó.

De nuevo, la enfermera lo miró.

—A mí no me interesa que sea gay, pero debo cumplir los protocolos y las parejas con diferencia de edad reconocible —dijo—. Necesito tu ID-

—Apuñalaron a mi novio, ¿Es realmente necesario hacer el protocolo? —interrumpió MinHo. Él no se había dado cuenta que estaba saltando de los nervios.

Con un suspiro lacónico, ella guardó el celular. —Sígueme.

Igual de ansioso, él siguió el paso de ella. Lo guio hacia un apartado de la sala de urgencias donde atendían a los pacientes, con un montón de camillas y cortinas (tanto abiertas como cerradas) a su alrededor. Había una mujer embarazada vomitando; un hombre que le limpiaban una herida infectada; una señora que expresaba que se le había salido la rótula mientras el kinesiólogo no veía nada. Finalmente, vio a alguien familiar asomándose en las cortinas.

—Amedrentado.

—Dominar.

—Articulación.

—Ondear.

—Arritmia.

—MIA.

—¿Qué mierda es MIA, Chan?

The Malaysian Institute of Accountants —dijo Chan con orgullo—. Ya saben, MIA.

A primera instancia, MinHo se confundió de chico, buscando sutilmente quién podría ser JiSung del grupo de los tres. Empero, a dos ya lo conocía, y JiSung estaba pálido, riendo y recostado en una camilla.

—Aquí está el novio —anunció la enfermera su llegada, haciendo a los tres chicos callar al instante. MinHo, sintiéndose abruptamente intimidado por el silencio, apenas pudo tragar cuando la enfermera se giró para hablarle—. No tienes mucho rato- y te buscaré para que llenes el consentimiento.

—Okey... —apenas formuló él.

—¿Consentimiento? —el que parecía ser ChangBin, cuestionó—. ¿Consentimiento de qué?

—Eh... —sin saber cómo explicarse, MinHo movió las manos tímidamente—... consentimiento de visitas.

MinHo pudo ver a Chan y a ChangBin compartir una mirada. Ansiosamente, MinHo terminó por bajar su mirada de nuevo hacia JiSung quien, tapándose una mano con su rostro, la palidez se había ido para sonrojarse por completo.

—¿Por qué estás acá? —preguntó JiSung, sin verlo directamente.

Estaba totalmente recostado en la camilla, y a pesar de que llevaba sus pantalones grandes, también tenía puesto la bata del hospital por seguridad. En su brazo estaba inyectado la intravenosa con medicamentos además de una transfusión de sangre. El primer pensamiento que tuvo MinHo fue cuánto saldría económicamente todo eso.

—No llegaste —contestó MinHo, forzándose a agarrar algo de coraje—. Y me dijeron que te apuñalaron.

—No me apuñalaron propiamente tal...

—¿Cómo que no? —intervino ChangBin dramáticamente. Palmeó con confianza el hombro de MinHo y colocó sus dos manos a una distancia considerable de la otra—. De este porte era la mierda que le enterraron. Ni idea de cómo ese imbécil consiguió esa cuchilla, pero perfectamente pudo filetear el abdomen de Hanji.

—Oh, mierda-

—Ni siquiera era tan grande —interrumpieron Chan y JiSung a la vez. A MinHo ya se le había bajado la presión.

—Ustedes no estaban ahí —acusó ChangBin.

—¿Cómo que no? —murmuró JiSung—. Fue a mí quien se lo enterraron.

A diferencia de las veces que hablaban por llamada, la forma que JiSung tenía al hablar con sus amigos era totalmente distinta- más rápida, tragando palabras, y usando un divertido cántico al final.

Bueno, MinHo no podía compararse. Él también tenía su dialecto marcado.

—Pero- ¿Cuántos puntos colocaron? —consultó MinHo. Aún no se atrevía a hablarle directamente a JiSung.

—Varios, aquí y aquí —se indicó Chan simulando con su propio abdomen—. Pero ya le hicieron una tomo- o radio- no sé pero una lectura de máquinas si es que no le rajó nada, ¡Y no lo hizo!

—Todos saben que, a la hora de apuñalar a un imbécil, debes mover la cuchilla adentro para causar más daño —comentó ChangBin, chasqueando su lengua con decepción—. Aficionado.

Los cuatro quedaron en silencio. JiSung seguía con su rostro tapado.

—Bien- creo que en busca de comida —indicó ChangBin—. ¿Chan?

—Puedes buscarme algo —pidió.

ChangBin tosió dramáticamente, y Chan intercaló una mirada entre JiSung y MinHo.

Yep. —Chan no quería moverse de ahí. —Búscame comida.

—Está bien —comentó JiSung—. Pueden..., uh- irse.

MinHo se rascó incómodamente su cabeza. ¿Había hecho algo que ofendió a Chan?

ChangBin, impaciente, terminó por tomar a Chan de la cazadora para sacarlo de ahí, dejando finalmente a MinHo y a JiSung solos.

—Entonces... —sin saber cómo empezar, MinHo movió torpemente su mano—. Hola.

—Espera- no sé si es por la pérdida de sangre, pero creo que estoy alucinando —expresó JiSung, presionando con más fuerza la mano en sus ojos.

—No seas ridículo. —La ausencia de Chan y ChangBin dejaba a MinHo más tranquilo, por lo que, con mayor confianza, se acercó hacia la cabeza de JiSung. —Dime, ¿Qué sucedió?

—Estaba buscando mis cosas en el hogar —empezó a relatar. MinHo se preguntaba por qué JiSung seguía tapándose su rostro—. Mi compañero..., bueno, no se tomó muy bien el hecho de que me tuviera que ir. Ninguno de los encargados se lo había comentado para contenerlo y- bueno, tomó mi navaja y me la enterró.

—Oh, dios-

Seh, fue dramático. Yo no quería venir porque tampoco era la gran cosa, pero las ñoras insistieron ya que no sabían si las mierdas de heridas podían infectarse o algo así..., así que vine y llamaron a mi contacto de emergencia.

—Chan.

Yep. Me pusieron puntos y me ponen sangre..., estaré como nuevo en un rato.

MinHo solamente suspiró por su nariz, antes de poder restregar sus ojos. ¿Realmente no se esperaba este tipo de situación?

No pienses eso, se recriminó enseguida. No porque JiSung haya sido apuñalado significa que fue por el tipo de vida que tiene...

No, alto- cállate.

Mierda.

—Así que... —JiSung volvió a hablar—. Puedes irte. Probablemente me iré a casa de Chan después de esto.

—Ah, okey... —rascando su nuca, MinHo miró hacia la salida del pasillo—. Pero..., o sea, no quiero.

—Estaré bien, en serio.

—Ya, pero no quiero.

—MinHo...

—¿Por qué no me quieres ver? —preguntó, finalmente—. Digo- desde que estoy acá que tienes tu cara tapada. ¿No quieres verme?

—La verdad es que no.

MinHo volvió a soltar un suspiro, antes de hincarse junto a la camilla para poder contemplar la mano que tapaba el rostro de JiSung más de cerca.

Son más grandes, pudo realizar, viendo las pequeñas cicatrices alrededor de los nudillos y manchas oscuras. Y con más experiencia. Son bonitas.

Sin saber si tenía la confianza para hacerlo, pero haciéndolo igual, MinHo tomó la muñeca de JiSung con suavidad para quitársela del rostro. Sintió como poco a poco su sonrisa se iba ensanchando a medida que JiSung dejaba de hacer fuerza, junto a la par de cómo sus ojos también se abrían.

Tal vez fue la primera reacción que tuvo, pero su boca habló antes de pensarlo.

—Eres realmente bonito.

La expresión ilusa de JiSung cambió enseguida a una de decepción. —¿Bonito?, ¿Por qué no atractivo?, o ardiente también sirve...

—No sé si alguien se vería ardiente con intravenosas y en una camilla del hospital —contestó con simpatía—. Estoy siendo amable.

—¿Me dices bonito porque eres amable?

—Y porque también lo eres. Supéralo.

—Me falta un diente —apuntó JiSung hacia su boca el canino derecho superior faltante.

MinHo se inclinó más cerca. —Oh, es verdad, ¿Cómo se te perdió?

—Una pelea cuando tenía doce. Dios, era un puberto rabioso como un chihuahua- ¡¿Por qué mierda metes tu dedo en mi boca?!

—Quería saber qué tan grande es tu hueco.

—¡¿Te crees dentista o qué carajos?!

JiSung se había tapado su boca, pero de todas formas reía por lo repentino. MinHo lo imitó enseguida, antes de hacer el amago de poner su mano en el abdomen de JiSung. —No te rías- se te abrirá la herida.

—Entonces no hagas cosas raras —acusó JiSung, igualmente risueño—. ¿Qué mierda?, yo no ando apuntando tus imperfecciones.

—Yo no tengo.

—¿Cómo que no? —con confianza, JiSung presionó con fuerza la mejilla de MinHo—. Mira ese enorme grano- dios, podrías ponerle nombre.

—Lo tengo desde meses. Ya generó consciencia propia...

—... como el de los padrinos mágicos.

—... como el de los padrinos mágicos- ¡Sí!

—Oye, ¿Cómo te fue en el tema de tu juicio?

—¿Consideras importante hablar de eso ahora? —cuestionó MinHo—. Digo- yo no estoy en el hospital.

—Pero quiero saber, bastardo malagradecido.

—Violento- como sea, será complicado limpiar mis antecedentes penales, pero me darán el título en la escuela para poder audicionar en las universidades para primavera —contó con optimismo.

—¿También tendrás una graduación super formal y dramática?

Nah, creo que nos mandarán el certificado por correo para que dejemos de manchar la reputación de la escuela.

—Lamento haber arruinado la cita.

MinHo cerró la boca al instante, sintiendo una ola de extrañas emociones golpearlo justamente en el estómago, acompañado con la adrenalina, la euforia y la pena. JiSung lucía culpable por la situación.

—Solo a ti se te ocurre ser apuñalado —contestó MinHo—. Bueno- era tu turno, ¿Te imaginas si hubiese sido yo?

—¿De nuevo?, me dejaste plantado para mi graduación porque te detuvieron.

—Y tu a mí porque te apuñalaron, una pena.

—Estamos destinados a no tener una cita.

—Bueno, supongo que tendremos que seguir intentando hasta poder tener una.

Los colores se posaron de a poco en el rostro de JiSung, haciendo a MinHo sentirse mucho más dichoso porque- ¿Cuántas veces, de las cosas que él dijo por mensaje o por llamada, habían causado ese efecto en JiSung?

MinHo esperaba que fueran muchas.

. . .

Ay que es lindo el minsung. Como me gusta el minsung. Minsung mi vitamina D.

¡Gracias por los 5k!, les amo.

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