When the world turns dark • And the rain quietly falls • Everything is still.

Las gotas caían formando varios patrones sobre los ventanales de Anteiku. Touka los observó en su tiempo libre, resultaba ser tan aburrido esos días con poca clientela sumada a que por alguna razón odiaba la lluvia.

Estaban a cargo de Anteiku mientras el jefe y Yomo habían salido por una diligencia, se sentía más frustrada que de costumbre, comprobando que Kaneki era su único acompañante. El pelinegro mantenía esa sonrisita boba al leer ese libro, cuya portada un nombre se daba a conocer: Takatsuki Sen.

Inconscientemente infló sus mejillas y recargó su cabeza sobre la palma izquierda de su mano. No era que le desagradara la tranquilidad, pero odiaba la manera en la que el tiempo pasaba lentamente y ella no podía disfrutarlo. Se estaba impacientando, lo admitía mientras resonaba sus uñas contra la barra en la que se había recargado.

De momento a otro volvió a mirar al pelinegro, topándose con un chico de parpados cerrados, con la cabeza a medio recaer sobre el respaldo del sofá negro. Touka parpadeó sorprendida ante lo fácil que le había sido quedarse dormido en pleno horario de trabajo. Una parte de ella quería gritarle, patearle el estómago hasta que despertara del todo, porque ella era su superior y él estaba faltando a las reglas de su trabajo, por otro lado, la cafetería estaba deshabitada y la lluvia parecía no querer detenerse, en definitiva no podía culparlo.

Sin pensarlo mucho fue por una manta y cubrió su desplomado cuerpo, el invierno se había acordado de bajar un poco más la temperatura, por lo que imagino que esa piel de su cuello estaría realmente fría, no pudo evitar recordar la cicatriz que le había dejado en su hombro derecho. Ante eso largó un suspiro y tomó asiento a su lado.

El cuerpo de Kaneki emitía cierto calor, uno del que ella carecía en esos momentos, maldiciendo la falda café que era insuficiente para resguardarla del frío que sentía. Y pronto sintió una extraña sensación, la calidez que manaba del cuerpo de su compañero lograba ser gratificante, al apegarse un poco más al mismo. De a poco fue cerrando sus ojos, entregándose a lo que podría llamar un descanso de quince minutos, ella podía permitírselo, había trabajado todo el día, no como el ingrato que tenía a su lado.

En ese momento pensó que Kaneki no era tan inútil después de todo, ya que le estaba sirviendo de calefacción personal y hasta casi de abrigo. Cayendo en un agradable sueño, su cabeza se derrumbó con lentitud sobre la cabeza torcida del pelinegro, el cual sonrió al despertar y encontrarse a una Touka sumida en un profundo sueño. Complacido volvió a cerrar sus ojos para continuar con el suyo y así tal vez soñar juntos algo bonito.

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Hola, estimado lector♥

La semana del amor, se merece un pequeño escrito Touken<3

De los viejos tiempos, en Anteiku. Con Touka farfullando por la existencia de ba-Kaneki....~haha

Recomendación musical: On rainy days • B2St.

Gracias por leer♥