Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Luna de miel bajo cero.

*Nota: Este es una especie de continuación a mi one shot "Stephanie Brown; Organizadora de bodas designada...por si misma." Lo pueden leer en mi historia llamada "siete días para celebrar", aunque tampoco es necesario.



--------------------

"Me engañaste."

"Elabora." Damian dijo, más nunca alzó la vista de donde la mantenía ocupada.

Oh, a Raven le encantaría elaborar hasta el más mínimo detalle de porque ella se encontraba tan indignada con él, pero, sus labios temblando con el intenso frió del lugar le hicieron recapacitar cada palabra que saldría de su boca. Su cuerpo era como una paleta de hielo, cosa por la ella cual prefirió acurrucarse más en el regazo de Damian y esconder el rostro en el cuello del moreno, robando todo su calor corporal. Otro día ella le haría saber sobre su disconformidad, por el momento, se dedicaría a temblar con escalofríos entre sus brazos mientras el ruido del teclado era el único que lograba escuchar.

"En serio, ¿Cómo es que tienes tanto frió?." Damian murmuró al acomodar sus cuerpos sobre la silla que ambos compartían y así enredar una mano sobre la cintura de la chica, mientras con la otra continuaba trabajando en la computadora en el escritorio frente a ellos.

"No sé, quizás sea porque afuera estamos a varios grados bajo cero." Raven gruñó amargamente. Soy mitad demonio, la mayor parte de mi vida la he vivido en climas cálidos."

"Alguien esta de mal humor." Damian tuvo el atrevimiento de sonar gracioso, apretó su cintura y en un intento de remediar sus pobres decisiones plantó un beso en la coronilla de su cabeza.

Claro, aquellos gestos hubieran sido agradables si tan solo él se tomara tan siquiera 10 minutos para prestarle verdadera atención.

"Por supuesto que estoy de mal humor." Raven sacó su rostro de su cuello para dedicar una mirada penetrante a esos despreocupados esmeraldas. "Me trajiste a una montaña en Rusia en pleno invierno; en nuestra luna de miel, para trabajar en una misión. Sí no estuviera congelada de pies a cabeza, ya te hubiera abandonado aquí."

Su boda fue privada, personal, sencilla y un dolor de cabeza gracias a una temeraria planificadora de bodas llamada Stephanie Brown. Raven nunca fue una fiel fanática de las fiestas, pero a pesar de la insistencia de la rubia por convertir el evento en el mayor acto del año para la familia Wayne, Raven confesaría que terminó gozando de la boda más de lo que se imaginó.

E inevitablemente, tras una exitosa fiesta siempre habría una pasional luna de miel. Y vaya que Raven sí anticipó aquella tradicional festividad, ¡Incluso compró un atuendo para la ocasión!. Sin embargo, a pesar de que había contraído nupcias desde hace casi dos días, Raven continuaba esperando por su noche de bodas como una mujer sedienta.

Su agobiante espera se debía al mismo quien se convirtió su esposo. Pues Damian Wayne fue incapaz de perder la oportunidad de seguir la pista de un criminal al cual ha estado persiguiendo por casi un año. Casualmente aquel dato llegó a las manos del actual Nightwing la misma noche en la cual estaban listos para partir a su luna de miel. Y sin pensarlo mucho, Damian desvió el jet privado con un nuevo destino; La Unión Soviética.

Olvidaron las cálidas y pasionales tierras de Italia para pasar una candente luna de miel en un maldito Igloo.

"Esta solo es una parada temporal."

"En una montaña abandonada Rusa. ¿Tu parada no pudo ser en Haiti?."

"Esta cabaña es una casa de seguridad." Damian enredó la manta que tenía cerca alrededor de Raven, en un esfuerzo en apaciguar sus temblores. "Desde aquí tengo acceso directo a todos los canales de comunicación que Harvey Dent utiliza. Unas cuantas horas más y toda su información será transferida a la computadora en la cueva. Padre se encargará del caso hasta entonces y para cuando menos lo pienses, ambos estaremos disfrutando de un buen vino a pie de la playa."

"No importa mucho el lugar, cualquier cosa hubiera sido mejor a estar congelándome mientras te veo trabajar. Afuera está cayendo un caos apocalíptico de nieve."

Realmente no importaba el lugar en el cual estuvieran, sin embargo esta maldita cabaña con la misma tecnología que los años 20 era una excepción. Por la ventana Raven solo veía la nieve caer fuertemente, amontonándose en el exterior.

No era el lugar... ¿Acaso no se daba cuenta de lo que ella quería?.

A él, y nada más.

Nunca fue exigente, mucho menos una persona que se aferrara de la atención de su pareja, sin embargo esto era diferente. Además, hacía un maldito frío que seguramente él podría sofocar fácilmente con unas cuantas locas y febriles caricias.

"Te compré unas calcetas para el frío en el aeropuerto."

"Hmm...Eso explica porque aún no muero de hipotermia." Ella murmuró en sarcasmo al mirar las calcetas de oso en sus pies, eran cálidas pero no lo suficiente.

"Sobrevivirás."

"Damian, toda la vida supe que eras insufrible, pero esta es demasiada maldad. ¿Quieres congelar a tu esposa?." Raven no pudo evitar sonreír al escuchar su ligera risa casi siendo silenciada por el rápido tecleo de sus dedos. "Tenía otras expectativas de este viaje, y para nada estaban relacionadas con verte trabajar desde tu regazo."

"¿Cuales expectativas?." Damian mencionó, el brillo de la pantalla iluminando su concentrado rostro en la oscuridad. "¿Seducirme con esa pijama de abuela que llevas puesta?."

"Soy una mujer pacifica la mayor parte del tiempo, ¿Cómo puedes hacerme quererte enviar al más remoto baño de McDonalds con unas cuantas palabras tuyas?" Raven arrugó los labios. Él se atrevía a burlarse de su compra a ultimo momento, pues nada en la maleta de Raven era apto para soportar las frías temperaturas de estas montañas. Y por supuesto que la pijama rosa de dos piezas con ositos bordados por todas partes era una mejor opción de vestimenta que el babydoll que compró para su luna de miel. "Tenía opciones más aptas para 'seducir', pero con este clima dudo mucho que me lo vayas a ver puesto. Aunque...puedo hacer un sacrificio sí tu dejas esa computadora ahora y me prestas atención a mi..."

'¡Entiende Damian, ella quiere sexo!'

"Dame media hora más y te prometo que tendrás una pasional y candente noche frente a la chimenea, mi querida esposa."

Lo escuchó murmurar bajamente, su voz resonando contra su pecho mientras sintió su mano por debajo de la manta acariciando sus muslos y su estomago, la simple acción sirvió para calentar sus adentros en anticipación.

"Menos palabras, más acción." Raven golpeó el pecho del hombre antes de acomodarse mejor sobre su regazo, enredar sus brazos alrededor de su cuello y acurrucarse en él. "Termina de trabajar para que puedas satisfacer a tu esposa frente a la chimenea."

Damian ya no respondió, en su lugar, el sonido de sus dedos golpeando las teclas se intensificó.

Ella decidió dejarlo trabajar para enfocarse en hundir su nariz en su cuello, su aroma a canela y madera era tan calmante como el ritmo de sus latidos contra sus oídos.

Conforme los minutos pasaban, Raven comenzó a sentir los párpados pesados y es que a decir verdad ella estaba cansada del viaje, del frío y se sentía agotada fisicamente de la loca boda que Stephanie Brown les organizó. Por eso, antes que lo supiera, perdió la conciencia del mundo para gozar de una pequeña siesta.

Desconoció el tiempo que estuvo fuera de sí, tal vez fueron solo minutos o quizás alguna hora. De lo que estaba segura ahora es que de alguna forma ella se estaba moviendo, pero sin que su cuerpo tuviera control de sí mismo.

Por inercia sus ojos lucharon contra el sueño para abrirse a inspeccionar lo que ocurría a su alrededor. Entre una visión nublada observó el perfil de Damian, con un poco más de claridad pudo también descubrir que quien se movía era él, caminaba por los pasillos de la cabaña cargando con ella en sus brazos.

"¿Has terminado de trabajar?." Ella murmuró al dejar caer su cabeza de nuevo en el pecho del hombre. Estaba segura en sus brazos...y demasiado cansada como para importarle que ocurría.

"Aún no. Te quedaste dormida sobre mi, te estabas poniendo pesada y creí que sería más cómodo para ti que durmieras en la cama."

Ella se quejó una vez que Damian la acostó en la cama, en ningún momento él hizo un intento por acompañarla. Damian realmente iba a dejarla aquí por su cuenta.

Ella no quería dormir sola en este infernal frío.

"Entonces, ¿No habra sexo salvaje frente a la chimenea?." Raven gruñó, esta vez no dudo en decir lo que pensaba. "Nunca me importaron los títulos, pero tu fuiste quien insistió en cumplir a pie de la letra con las tradiciones que conllevaban el matrimonio. Tu me convenciste en tener una luna de miel, dijiste que sería bueno para fortalecer nuestra relación. A este paso en lugar de tener un sexo romántico que nos conecte más emocionalmente, terminaremos con un muy enojado sexo—-no que este en contra de ello, pero...Captas el punto, ¿No?. ¡Estoy perdiendo mi paciencia contigo Wayne!"

"Casi termino, estaré de regreso en unos quince minutos. Después sere todo tuyo por el resto de la vida."

"Quince minutos bajo tu percepción son dos horas como mínimo." Raven se estiró en la cama en derrota, pateó las sábanas para después usar sus poderes y acomodarlas sobre ella. Sería una noche sola y fría después de todo.

"Luces muy atractiva en esa pijama de abuelita. ¿Ya te lo había dicho?"

Ella bufó, ahora él intentaba seducirla.

La ironía.

"Me podría ver mejor en la lencería que compre para esta tonta luna de miel, pero como dije, nunca la verán tus ojos."

"TT, eso lo veremos." Damian dijo presumido y decidido.

"Nunca debí aceptar casarme contigo."

"Demasiado tarde para cambiar de opinión, ya eres mi esposa."

"Siempre existe el divorcio." Raven sonrió secretamente contra la almohada cuando lo escuchó chasquear los labios irritado. "A decir verdad, Conner nos regaló ese libro sobre los divorcios que elegí en la tienda para los regalos de nuestra boda. Versión en física y online, quizás debería darle una leída mientras tu trabajas."

"Tenlo presente Roth, nunca te daré la firma de un divorcio."

"Bien." Raven resopló fastidiada. "Pero sí no regresas en cinco minutos, voy a comenzar esta luna de miel sin ti."

"Sí lo pones así....Regreso en cinco." Damian se acercó a la orilla de la cama, agachándose hasta ella para plantar un pequeño beso en sus labios. Y al retirarse, sus ojos la miraron de una manera coqueta."No puedo esperar para poder acurrucarme contigo en la cama."

Raven lo vió marcharse deprisa, escuchando un gruñido de dolor cuando en su trayecto y prisa Damian se golpeó con la puerta antes de cerrarla. Ella negó con su cabeza al comportamiento conforme se acomodaba más contra la almohada.

Se sentía gruñona y culpaba totalmente a las expectativas que su grupo de Damas de honor le dieron para la noche de bodas. Le dijeron que sería un evento para nunca olvidar y ahora se encontraba aferrada al cobertor de una cama en lugar de a su marido que debería de estar proporcionándole ese calor que necesitaba tanto.

Sin embargo, el sentimiento no se mantuvo vivo en su mente por mucho tiempo, y es que ella realmente no lo podía culpar, Damian era el hijo de su padre...y esa familia llevaba la sed por la justicia en la sangre. Era entregado, y ella casi sentía un poco de remordimiento por querer su exclusiva atención para ella. Después de todo, atrapar a Dent terminaría con muchos crímenes e injusticias.

Raven ahora era la esposa de un hombre tanto insufrible como generoso en alma. Había prometido amarlo en la enfermedad y la adversidad. Lo amaba fielmente, tanto que adoraba la idea de compartir su vida para siempre con él. Ciertamente la mitad demonio nunca se imagino llegar a esta etapa de su vida, haber encontrado alguien que la hiciera sentirse tan especial y amada.

Tomó un respiro de añoro antes de cerrar los ojos mientras se dejaba inundar por esos bonitos sentimientos en su corazón. Y antes de caer de nuevo en un ligero sueño, Raven pudo sentir un travieso alivio al escuchar a lo lejos al bastardo de Damian golpeando como todo un frenético las teclas de su computadora.

Él estaba tan desesperado como ella...eso era bueno de saber.

Sus sueños pronto reflejarían sus deseos más húmedos, proyectando una y otra vez imágenes de ella entre los fuertes brazos de Damian, con sus piernas retorciéndose entre las sábanas mientras ambos jadeaban en lo que comenzó como un bonito acto de amor y terminaba en un desbordamiento salvaje de pasión.

Entre sus febriles fantasias, Raven sintió una dulce sensación que le causó un escalofrío tan gratificante que parecía una realidad; Fuerte manos apartaban gentilmente su cabello fuera de su cuello para besarlo y mordisquea suavemente su piel.

"¿Te he despertado?." Damian dijo a su oído.

Fue ahí cuando Raven abrió los ojos, un suspiro abandonando sus labios al sentir el pecho descubierto de Damian contra su espalda. Ya no era un sueño el hecho de que él se acostara por su lado.

"¿Terminaste lo que debías hacer?" Ella le preguntó con sueño en su voz.

Desconocía cuanto tiempo había pasado desde que él la abandonó en la habitación, pero era bueno saber que él cumplió su palabra de regresar para acurrucarse con ella en la cama.

"He terminado mis deberes." Damian susurró, repartiendo besos en su cuello y abrazándola más cerca a él. "Soy completamente tuyo, mañana podemos marcharnos para oficialmente comenzar nuestra luna de miel."

¿Mañana?. No.

Raven pataleó los pantalones de su pijama fuera de sus piernas para después acomodar su cuerpo contra el de Damian. Sin darle el frente, ella tomó sus brazos, poniendo uno sobre sus cubiertos pechos y el otro reposando sobre sus caderas, terriblemente cerca a su intimidad.

Con eso él tendría claro que de ninguna manera dejarían para mañana las ganas que se tenían hoy.

"¿Ansiosa?" Damian dijo, asombrado con la respuesta de la mujer.

"¿Quieres que comience sin ti?." Ella regresó en advertencia.

"Pero, ¿Lo quieres hacer en esta posición?. ¿De cucharita?." Damian preguntó con una suave risa. Sus manos abandonaron el lugar que Raven les había asignado para ahora lentamente desabotonar los botones frontales de la parte superior de su pijama. Cada botón siendo una promesa quemando su piel. "Ese es nuestro estilo mañanero."

"Estoy que ardo por tenerte dentro de mi, pero también, estoy lo suficiente indignada por tus desplantes como para querer ver tu rostro."

El aliento de la granuja risa de Damian contra su cuello y la pequeña brisa helada corriendo entre la desnudez de su torso hicieron a su piel erizar.

Entre la puerta cerrada, las luces apagadas y el ruido de la nieve cayendo afuera, los dos terminaron de desnudarse debajo de la acogedora manta. Se acurrucaron juntos sobre sus lados, la espalda de Raven contra el fuerte pecho de Damian, aceptando su abrazo de nuevo para ahora concentrarse en la sensación de su dedicado tacto sobre su piel. Tentándola con toques ligeros que encendieron más el hambre en su ser, justo como el siempre sabía hacerlo. Permitió que sus dedos y labios adornaran su piel, suspirando complacida, pues finalmente iba a obtener lo que quería.

"Fue agradable, ¿No?." Damian preguntó contra su oído, sin detener su atención en su cuerpo.

"¿Ya terminaste conmigo, Campeón?, ¿Solo me darás caricias esta noche?." Ella preguntó con sátira, pues al sentir el propio deseo de Damian contrayéndose contra su trasero sabía que él apenas comenzaba. "TT..."

"Hablaba de nuestra boda, promiscua demonio."

"Hmmm..." Raven arrastró su voz al doblar un poco sus rodillas y empujar su trasero hacia él, de manera en la cual sus intimidades pudieran rozarse juntas. Un poco de ayuda no le molestaba a nadie y ella estaba tan desesperada por sentirlo que la ofrecería sin dudarlo. "...estuvo bien."

"¿Solo bien?, te encantó." Damian dijo se presionaba más contra ella, poco a poco, lentamente, ambos excitados con los roces de sus miembros que sacaban suspiros de sus almas.

"Es cierto, fue muy agradable...-hasta que Titus tiró mi añorado pastel al suelo y se lo comió. Aun creo que tu lo entrenaste para que hiciera eso."

Sintió los dedos de él arrastrándose por sus muslos, hasta que la abrió para encontrarla húmeda y lista para él. Raven jadeó al seductor toque, involuntaria abriendo un poco mas sus piernas para dejarlo explorar cada uno de sus pliegues entre sus dedos, suave, lento, experimentando sus reacciones con cada infernal acaricia.

"Pero, ¿Por que yo haría algo como eso?."

"¿Por celos?, todos en esa boda sabían que yo deseaba más a ese pastel que a ti." Aún resentida por el incidente del pastel ella hirió sin pena el orgullo del hombre.

Pero su dulce venganza le costaría divinamente caro, y es que nada pudo detener que su voz se volviera débil hasta transformarse en un corto chillido al sentir el pulgar de Damian frotar sus labios con la presión necesaria para enviar un impulso celestial directo a su clítoris.

"Sin dudar, suena a algo que haría por tu atención."

Ella lo sintió sonreír con picardía contra su cuello, sus dedos nada tímidos partiendo sus pliegues completamente para él. Raven sostuvo su aliento y sus ganas de reclamar la fechoría que él acababa de confesar cuando sus caderas se movieron por si solas siguiendo el ritmo de cada roce de sus dedos enviando hipnóticas olas de placer al fuego entre sus piernas.

Él sabía perfectamente lo que hacía y ella estaba completamente lista para tomar todo lo que tuviera para entregarle. Todo.

"Pero ya no hablemos, después de todo este será un muy enojado sexo, ¿No?. Te daré todo lo que tengo hasta que olvides tu indignación por mis no intencionales desplantes."

Ciertamente, ya no existió tiempo para las palabras, pues mientras Damian habló había alzado sus caderas un poco más para poder rozar peligrosamente la punta de su miembro contra su entrada. La voz de Raven se perdió cuando él comenzó a deslizarse por detrás, adentro de ella; lento y perezosamente, dandole a los dos la oportunidad e experimentar el largo placer que se extendió en ellos hasta que finalmente se ajustaron uno al otro.

Era sensacional, una delicia pasional tan cálida y familiar como un : "Bienvenido a casa"

Una mano de Raven apretó con fuerza la almohada debajo de su cabeza, su complice en esconder la mayor parte de sus gemidos, mientras la otra se aferraba a la mano que Damian yacía sobre su cintura de donde él tomaba el impulso para estremecer su pene dentro de ella.

La espalda de Raven se arqueó sola contra Damian en la búsqueda de más cuando el lento roce entre sus pliegues cambio a su clítoris, dos dedos frotando círculos en el con desesperación. Raven comenzaba a temblar bajo los dos rápidos estímulos; las penetraciones rápidas y rudas que parecían querer romperla junto a la intensidad de su mano haciendo maravillas con su existencia.

El calor en su vientre comenzaba a ser asfixiante y demandante, Raven quería más. Necesitaba más del fuego de su aliento contra su nuca, la flama de su piel morena contra la de ella y de ese ardor entre sus piernas que los envolvía cada vez que sus caderas colindaban con ese mismo ritmo que prometía hacerlos perder de todo.

Damian gruñía como un hombre rabioso contra su oído, el movimiento de sus dedos y sus empujes eran salvajes, dominantes, apasionados y se sentían maravillosamente dentro de ella, cogiéndola con ese vigor que prometía romperla en fragmentos de su placer para después recogerla y comenzar todo nuevamente. Raven quería que lo hiciera, que la rompiera enteramente con sus empujes, que de su boca no dejaran de salir esos jadeos que él provocaba...deseando que su Epifanía de excitación nunca terminara.

Ojalá todas sus peleas, por más insignificantes o fuerte que fueran, terminara con ellos perdidos en el furor de la sexualidad de sus cuerpos, porque si era así, desde este momento Raven estaría dispuesta a perdonarle a Damian cualquier cosa en el futuro.

Damian la apretó casi imposiblemente más contra su pecho, su mano en su cintura parecía que se tatuaría en ella por semanas para que pudiera recordar el gran amante que él era. La mantenía al borde de su placer, sosteniendo esa tensión que estaba pronta de estallar en su interior como un éxtasis infernal.

Los labios de Damian se mantuvieron presionados contra su nuca, soplando el aire fresco de su aliento con cada susurro que ella apenas alcanzaba a escuchar en ese estado que comenzaba a desconectar sus sentidos del mundo para privarlos solo para ella. Damian murmullaba amor y los más impuros pecados que la hacían todavía más sensible a lo que él provocaba en su cuerpo.

"No te detengas." Raven gimió entre dientes cerrados como una plegaria. "No te detengas."

El calor ya se quemaba entre ellos.

Ella se empujó contra él, ampliando esa sensación de plenitud caliente y ponente en su sexo. Necesitaba llegar ya a ese claro de luz y afortunadamente Damian nunca paró en cumplir sus exigencias.

Se volvía loca, lo sentía en su interior.

Los músculos de Damian se contrajeron contra su trasero, su clítoris ya hinchado por esos benditos dedos que no la querían soltar, ambos listos cerca al orgasmo. La primera en caer fue ella y es que con la constante atención de Damian en su cuerpo no fue difícil adelantarse y caer en un abismo de pura dicha.

Una llama se desbordó en el interior de la mitad demonio conforme las manos de Damian abandonaron su sensible entrada para continuar con sus dominantes embestidas contra ella.

En la habitación los murmullos de plenitud de Raven se continuaban oyendo junto a los obscenos aplausos que los empujes de Damian creaban al clavarse en su ella. Él buscaba por su propia explosión orgásmica mientras en ella, él ya había dejado la magia de su toque para que Raven pudiera sentir con toda intensidad cada aspecto de la existencia misma. Grato, maravilloso y una resplandeciente satisfacción que solo era para ella.

Repentinamente, Raven lo sintió salir de ella, gruñendo contra su oído entre el placer y el gozo mientras sus fuertes manos se aferraron a su pequeña cintura para dejar que sus calientes semillas golpearan las curvas de su trasero. Finalmente Damian había llegado a esa cósmica liberación de su propio climax, pretendiendo gozarlo sin dejarla ir ni un solo segundo.

La tensión que se estuvo formando durante todo el proceso de la boda, y la espera de la luna de miel finalmente se había relajado.

Tal vez ella no pudo ver el rostro de su marido durante todo el proceso de aquel enojado sexo que acababan de tener, pero vaya que si pudo sentirlo en cuerpo y mente. Y es que agradecía que estuvieran en esta posición, pues aunque esa sensación de placer comenzaba a desaparecer, ambos podían recuperar sus agitados corazones en un abrazo íntimo, cariñoso y tierno.

No había mas que ella pudiera pedir...¿O si?.

El cuerpo completo de Raven aún temblaba cuando ella decidió girar en su abrazo para que ambos pudieran quedar acostados frente a frente. De esta manera ella fue capaz de plantar ese largo beso que le estuvo negando todo este tiempo. El cual lejos de ser tierno, rápidamente se transformo en un desborde de la pasión que aun quedaba en ellos...con bocas abiertas, deseosos por saborearse como nunca.

Definitivamente ellos debían tener discusiones pequeñas que los llevara a sexo salvaje de reconciliación con más constancia en su vida de pareja.

"Eres mi persona favorita." Él le susurró en algún momento en la complicidad de la noche cuando sus alientos se mezclaban y sus corazones aún vibraban alto.

"¿En serio?, porque yo creo que pude conseguir algo mejor entre mis opciones." Raven sonrió ante el gruñido enojado que él lanzó a su comentario, sintiendo entre brazos enredados la traviesa mano de Damian apretando sus caderas como venganza.

Le era difícil no burlarse de él, no cuando ella se sentía tan plena. Incluso el frío de la noche había sido olvidado con tanta facilidad con el solo hecho de estar en los brazos de su esposo. Diablos, era tan sencillo para él hacerla feliz con su completa devoción, que Raven juraba que él se saldría sin consecuencias de los problemas con los cuales fueran a lidiar en el futuro que aún tenían por compartir.

"Ugh, eso apesta." Raven dijo en voz alta en un quejido, sus pensamientos cayendo como una realidad.

"TT, algo que todo hombre quiere escuchar después de hacerle el amor a su esposa."

"No..." Ella negó divertida su cabeza. Damian realmente lucía desconcertado por lo que acababa de decir. "Apesta que sea tan fácil para ti hacerme olvidar mis enojos contigo. No es justo."

"Yo también te amo." Damian sonrió casi grato, pero nunca olvidando su lado presumido. "Y ahora que hemos hecho las paces, demos el comienzo a nuestra luna de miel como se le merece."

Compartieron miradas que añadieron más picor y deseo al momento, el cuerpo de Raven aun temblaba, pero eso no la detuvo de convertirse nuevamente en un desastre que ya goteaba por él.

"¿Qué tienes en mente?." Raven preguntó, lamiendo sus labios ya saboreando lo que fuera a salir de los labios del moreno.

"Bueno, mi esposa." El agarre de Damian se volvió fuerte en sus caderas y sin pensarlo Raven enredó sus piernas en su espalda, inclinando sus caderas como una tentación hacia él. "Ahora te haré el amor de la forma más romántica y sexual que alguna vez hayas experimentado."

El amor, la emoción y la excitación voló alrededor de ellos, la llama dentro del cuerpo de Raven renacía como el maldito ave fénix.

Oh, ella estaba tan perdida por él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro