—¿Y si, es mío?— Zewu Jun bajó el libro que intentaba con todas sus fuerzas leer, pero que la presencia de Wei Ying no le dejaba concentrar.

—¿Uh?— Wei Wuxian detuvo sus paso y bajo la novela rosa que había encontrado en un estante en el Hanshi.

—El bebé.

—Ya hemos hablado de eso Xichen-ge— El Patriarca se acerco y se dejo caer en las piernas de su amante, frotó su pancita que se marcaba con orgullo. —Mi bebé es de mi amoroso esposo, tu hermano— Wei Ying termino con casto beso en la elegante nariz del Jade mayor.

—¿Pero si nace y resulta que es mío?— Lan Huan con un puchero abrazó el abultado abdomen de su amante y recargo su barbilla en su hombro.

Con una ruidosa carcajada Wei Ying se acomodo aún más en el abrazo.—¿Y cómo sabrías eso?

—Por los ojos— Respondió con firmeza Lan Huan.

Después de tal respuesta Wei Ying rompió en carcajadas.

—No me habías dicho que eras hijo de Qiren—Entre risas y sin poder respirar bien Wei Wuxian dijo.

—No soy hijo de tío— Lan Huan replicó.

—¿Entonces por qué tienes sus ojos cafés y no los dorados de tu padre?

—Porque son hermanos— Con lógica el Líder respondió.

—¡Exacto!— El embarazado brinco en los brazos de su amante. —El color de ojos no significaría nada.

—Puedes hacer un talismán.

—¿Un talismán que distinga entre hermanos de sangre? Suena muy complicado para este embarazado— Wei Wuxian se hundió en su cómodo asiento. —Y no quiero, este bebé es de Lan Zhan.

—¿Por qué?

—Lan Zhan lo ama tanto— Ausentemente sobó su barriga— No puedo hacerle eso.

—Eres tan bueno A-Xian—Con un beso en la mejilla del hombre, Zewu Jun termino la conversación.