4.- Beso
—¡Hola, Alex! Estoy en la mejor noche de mi vida: vine a un bar karaoke genial con Drake y sus amigos —gritó la mujer emocionada al otro lado del teléfono.
Alex rio por la emoción de Magaly.
—¿Acaso me estás invitando? —Tapó el micrófono del teléfono y miró a Samantha—. ¿Quieres venir a la noche de karaoke?
Samantha ladeó la cabeza confundida y finalmente asintió feliz.
—Solo voy por mi bolso.
[...]
Drake cantaba mientras el público gritaba emocionado.
El peliplatinado apareció por la puerta en compañía de la pelirroja. Fue directamente con Magaly y la abrazó fuerte por la espalda.
—Hola, hermosa, ya llegó por quien llorabas —le susurró al oído.
Magaly abrió grande los ojos al escucharlo y se levantó rápidamente para abalanzarse a sus grandes brazos.
—Pensé que no vendrías.
—No me podría perder algo así. Traje a una amiga. Ella es Samantha. Samantha, ella es Magaly.
Ellas se saludaron y todos se sentaron de nuevo en la mesa para comenzar a pedir las bebidas y platicar.
Drake se acercó y pasó grueso al ver al peliplatinado, era el último chico al que esperaba encontrar esa noche.
Samantha divisó el lugar y notó que al otro lado estaba Francisco, hablando con otro chico. Hizo una mueca, regresó la vista al de ojos grises y sonrió, dispuesta a olvidar su pasado.
Aurelio estaba aplaudiendo feliz mientras coqueteaba con uno de los amigos borrachos de Drake.
—Ah cariño ¿y no te gustaría ir a otro lugar después de esto?
El rubio se acercó a la mesa al terminar de cantar y ni siquiera se dignó a dirigirle la palabra a Alex.
—Bien... me gustaría ser el siguiente —dijo feliz el de ojos grises y se paró con el micrófono mientras los chicos gritaban emocionados. Subió al escenario nervioso, sintiendo que todos lo miraban con curiosidad. Todo se quedó en silencio, hasta que Francisco gritó con un tono ya mareado, para romper los nervios.
— ¡Tú puedes, niño bonito!
Alex sonrió un poco incómodo y comenzó a cantar una canción que él había compuesto, a cappella.
El lugar se inundó con notas perfectas de su voz grave y sexy. Todos se quedaron boquiabiertos: las chicas cayeron enamoradas y los borrachos estaban consternados.
Drake casi muere ahogado con su trago, el estómago se le comenzó a revolver en un sentimiento extraño.
Cuando terminó, todos aplaudieron de pie.
Alex bajó tembloroso, ya que jamás había cantado, ni siquiera Magaly había logrado hacerlo emitir nota alguna. Francisco lo interceptó cuando iba de camino al escenario, tambaleante.
—Ahora es mi turno de hacer aullar a los perros. —Le sonrió—. Cuídala, ella es muy tierna.
Magaly y Samantha hablaban muy animadamente mientras Alex miraba a Francisco. Suspiró y susurró para sí mismo.
—Eres tan diferente cuando estás borracho... pareces ser el de antes. —Sacó un cigarro y lo puso en sus labios para prenderlo, observando al moreno.
Aurelio se besaba con un chico de ojos color caramelo. Vio al peliplatinado y le sonrió.
—Este tipo está muuuuuy drogado —dijo el moreno, completamente borracho.
La gente comenzó a corear el nombre de Alexander para que pasara de nuevo, nadie quería escuchar más los quejidos de Francisco. El de tatuajes pasó con más seguridad en sí mismo y sacó el humo frente al micrófono. Miró al castaño y se aclaró la garganta.
—Esta canción la hice hace unos años. Espero que les guste.
Samantha, Magaly y Drake, gritaban emocionados cual fangirls. Aurelio se paró tambaleante y empujó a Francisco al escenario. Alex lo vio de reojo y compartió el micrófono con él. Ambos comenzaron a cantar la triste melodía, mirándose de reojo; era muy extraño que el castaño se supiera la letra a la perfección ¿Acaso lo había escuchado susurrar la canción en la cafetería?
La balada terminó y Alex le dio la espalda al más bajo.
—Bien, vamos a poner este lugar más alegre, que esto no es un funeral. —La canción comenzó, y con ella, los movimientos más sensuales del de cabello largo. Le indicó a la gente que lo siguieran con las palmas, y eso de pronto se tornó en un concierto de Pop. El hombre se acercaba a las chicas y acariciaba sus rostros mientras cantaba y bailaba.
Let's fall in love for the night
And forget in the morning
Play me a song that you like
You can bet I'll know every line.
Francisco le arrebató el micrófono cuando el chico terminó y comenzó a cantar como podía. Ya ni siquiera razonaba en su propio idioma. Todos se botaron de la risa y lo empezaron a abuchear, como todos los jueves que iba a hacer el ridículo en el karaoke.
Magaly tomó la mano de Drake y lo jaló al escenario cuando Francisco terminó de cantar. Sus voces se acoplaban bastante bien y se les notaba una buena química en el escenario.
Alex los miró y aplaudió feliz.
—¿Crees que hacen una bonita pareja?
Samantha le dio el último trago a su séptima cerveza.
—Definitivamente. Eso de ver a Drake huir de ti porque se le moja la canoa es muy loco —dijo la de pecas con la lengua arrastrada.
El chico abrió grande los ojos.
—Eso no me lo esperaba. Creo que el trago te afectó. —Rio mirando nervioso al rubio en el escenario.
Drake estaba perdido en los ojos de Magaly. Cuando terminaron de cantar, el chico le dio un beso tierno en la comisura de los labios y la abrazó feliz, haciendo que Alex casi se ahogara con el humo de su cigarrillo; no podía negar que sentía unos celos incontrolables, tenía miedo de que alguien lastimara a su princesa, su pequeña "hermana".
—¿En dónde vives? —le preguntó Samantha a Alex, ya cuando eran los últimos que quedaban en el lugar.
—Es gracioso, pero vivo literalmente enfrente. —Señaló el edificio de grandes ventanales.
—¿Crees que pueda pasar solo por un café y a arreglarme? Es todo lo que necesito para ir a trabajar. Ir hasta mi casa solo me quitaría el tiempo, ya que entro a las 7 de la mañana —dijo la pelirroja, intentando ver las imágenes borrosas a su alrededor.
—Claro que sí, no tengo problema. Mi casa es tu casa. —Llegando, Alex saludó a Storm y fue directo a la cocina. —¿Quieres pasarte a dar un baño mientras preparo tu café?
—Sí. ¿En dónde está el baño? —Le sonrió aún algo mareada.
—Mejor espera aquí en el sillón, ahora vuelvo. —Subió corriendo al baño y preparó una tina con agua caliente y burbujas. Bajó por la chica y la llevó con cuidado al segundo piso. —Ahí está la toalla. Si necesitas algo, me avisas. Estaré aquí arriba. —Cerró la puerta lentamente y se quedó cuidando; tenía miedo de que la chica saliera borracha y se cayera por las escaleras.
De pronto, se comenzaron a escuchar los suaves ronquidos de la pelirroja. Alexander tomó una silla y se sentó al otro lado de la puerta mientras veía el reloj.
—Hay que dejarla dormir una hora, debe estar cansada —le susurró a Storm y le hizo una señal para que guardara silencio y no ladrara. Pasada la hora, acercó la oreja a la puerta y tocó suavemente. —¿Samantha? ¿Todo bien ahí adentro? —Esperó unos segundos y nada. —¡¿Samantha?! —Comenzaba a asustarse— (¿Y si se ahogó?). —Storm comenzó a ladrar desesperado.
La pelirroja por fin despertó y se levantó. Abrió la puerta desnuda, ebria y perdida.
—Disculpa... ¿Tienes una toalla? —Frunció el ceño confundida sin saber en dónde estaba.
—Sí, hay una ahí adentro, colgada junto a la tina. —Pasó grueso, tratando de mirar solo su rostro. Alex jamás había visto a una chica desnuda frente a él, fuera de la clase de arte.
Ella se dio la vuelta y se dirigió al gancho, dejando ver su cuerpo perfecto, con esa piel pecosa y tan pálida como una muñeca de porcelana.
—Yo... te estaré esperando aquí afuera —dijo nervioso y se dio la vuelta, intentando pensar en otras cosas.
Salió vestida, empapada y descalza. —Gracias, creo que... mejor iré a casa y me reportaré como enferma. —Señaló el suelo—. Lamento mojar todo, perdón.
—No te preocupes. Puedes quedarte si gustas. —Sonrió ofreciéndole el café—. Ya debe estar frío, lo siento... puedo calentarlo si gustas.
—No gracias, así estoy bien. —La pelirroja tomó un trago y se acercó a la ventana para ver a una pareja frente al bar, con tristeza—. Míralos besarse, se ven tan felices... Cuando vuelva a tener una relación, conseguiré a alguien que no odie los abrazos.
Alex se asomó a su lado y sonrió con melancolía.
— Son lindos.
Samantha bajó y se quedó dormida en el sofá mientras el de tatuajes hacía ejercicio.
Más tarde, Alexander salió, dejándole una nota a la chica: "Tengo clase de música y teatro, regreso en un rato. Toma lo que necesites. Cualquier cosa, me llamas."
Llegó a la escuela y bajó de su moto, siendo observado por la gente de pies a cabeza, después de la foto era lo único que sabían hacer. El hombre caminó indiferente a su salón; había decidido restarle importancia a lo que dijeran los demás. Cuando entró al salón de música se encontró con Drake.
—Hola... ¿Y los demás? —preguntó al ver el salón vacío.
—Hola. Están en sus casas con una resaca terrible. Cancelaron las clases y yo, aquí, el único imbécil madrugando. —gruñó cansado y se acostó en el suelo.
—Bueno... ahora somos dos imbéciles. —Alex rio y se sentó en el piano para comenzar a tocar algo tranquilo, acompañando la melodía con una letra llena de sentimientos.
Drake se sentó y lo miró en silencio, grabándolo disimuladamente para mandarle el video a Magaly.
Al terminar, el peliplatinado se levantó y se sentó junto a Drake.
—Oye viejo, aún me debes la continuación de lo de los géneros musicales...
El rubio le sonrió y se cruzó las piernas.
—Bueno... cuando llegó el Blues... —Y se puso a explicar sin parar. Ya era mediodía cuando Drake notó la hora—. Oh, perdón... hablé demasiado... de nuevo.
Alex miró su reloj y le sonrió.
—No te preocupes, aún voy bien a la siguiente clase. —Siguió escuchando atento hasta que se perdió por completo en sus labios que se movían con cada palabra, y sin pensarlo, le dio un suave y rápido beso.
Drake se quedó congelado unos segundos y finalmente le devolvió un casto y fugaz beso.
—Lo siento, no sé qué me pasó... —dijo sonrojado.
Alexander lo miró fijamente y lo besó de nuevo, pero esta vez se quedó unos segundos ahí, acariciando su mejilla, haciendo que el metal frío de sus anillos de calavera quemasen el rostro del rubio.
Drake le correspondió, haciendo que el beso comenzara a subir de tono sin poder controlarlo.
El de ojos grises se separó rápidamente.
—L-lo siento, fue un impulso —jadeó, tomó su mochila y salió corriendo del salón. Atravesó todo el campus hasta llegar rápidamente al teatro. Entró y cerró la puerta, quedándose ahí para tomar un poco de aire y asimilar lo que había pasado. —(¿Qué mierdas hiciste, Alex?) —pensó y suspiró intentando sacar la imagen de su cabeza y fue hacia el escenario.
Drake caminó cual zombi hasta su clase de Sintaxis. Entrando, se sentó y se quedó viendo a la nada hasta que su amigo, el moreno, llegó.
—Aurelio... creo que... creo que me gusta un hombre... —dijo embobado.
Alexander estuvo ensayando por horas hasta que terminó su día ahí. Salió rápidamente evitando a Drake y a su amigo por la vergüenza. Llegó a su casa ya tarde. En cuanto abrió la puerta, Samantha salió corriendo hacia él.
—H-hola ¿Todo bien? —Alex abrazó de regreso a la pelirroja.
Drake llegó a su casa agobiado y le llamó a Magaly para pedir su consejo, ya que desde los ensayos se habían hecho buenos amigos.
Samantha asintió y se separó del hombre.
—Voy a preparar la cena. ¿Qué deseas?
—Hay macarrones instantáneos; si quieres, yo los preparo —le dijo el platinado y se dirigió a la cocina.
La mujer negó.
—Comida natural.
—Bien, entonces comida natural será. —Sonrió y se sentó en la barra mientras miraba a la chica preparar todo. —Se ve que eres buena en esto.
Ella asintió feliz y se acercó a la barra para mirar sus ojos grises y robarle un beso.
—Perdón...
Alex la miró unos segundos en shock y se alejó.
—No te preocupes, entiendo que extrañas a Francisco. —Sonrió y comenzó a comer—. Hoy iré con Magaly. ¿Quieres quedarte aquí por esta noche o te llevo a tu casa?
Samantha lo miró por encima del hombro mientras se servía.
—¿Cantará como un ángel? Drake me dijo que ella canta hermoso y ayer, la verdad, no pude prestarle tanta atención.
—Oh sí, ella siempre canta como un ángel. —Alex le limpió una mancha de salsa que tenía en la mejilla.
—Gracias. —Sonrió y agachó la cabeza, sonrojada—. Magaly es muy dulce...
—Sí, lo es. —Suspiró con una sonrisa boba. Cualquiera pensaría que Alex estaba profundamente enamorado de Magaly. —¿Y bien? ¿Entonces me quieres acompañar?
—¡Claro que sí! Solo dame cinco minutos. —Tomó su bolso y subió al baño para cambiarse con un conjunto que siempre traía de emergencia. Y efectivamente, ella apareció en cinco minutos. Eso era realmente admirable, ya que cuando muchas mujeres dicen "cinco minutos", en realidad se refieren a "una hora".
Ambos se fueron felices. Alex realmente no le había tomado importancia al beso que Samantha le había dado, pero sin duda, el beso con Drake se había quedado tatuado en su mente.
Llegaron y se sentaron en la mesa que prácticamente ya tenía el nombre de Alex.
—¡Ahí está mi mujercita!
Samantha solo hizo una mueca de celos.
Cuando Magaly terminó de cantar, se dirigió al de cabello largo que la esperaba con los brazos abiertos como era de costumbre, pero esta vez, la de cabello oscuro solo se acercó para darle una cachetada que retumbó por todo el bar.
—¡Auch! —Se acarició la mejilla roja que tenía la marca de la pequeña mano de Magaly. —¿Hola? Y... ahora, ¿por qué el golpe de recibimiento?
—¡Drake me contó todo! —gritó Magaly, hecha una furia.
Alexander tomó su mano firmemente y le susurró mientras veía a Samantha de reojo.
—¿Podemos hablarlo afuera?
La pelirroja, confundida, parpadeó y señaló las cervezas.
—¿Pido una para tu novia?
—Ella no es mi novia. —Llevó a Magaly fuera del bar bastante molesto. —¡¿Qué te sucede mujercita?! —le susurró con las manos en la cadera.
Magaly frunció aún más el ceño.
—Número uno: no me dijiste que eras gay.
—No soy gay...
—Número dos: no me dijiste que te gustaba Drake.
—No me gusta Drake.
—Número tres: él era mi ligue.
—Lo siento... fue solo un impulso —dijo desesperado, encogiéndose de hombros.
—¡¿Ahora tienes impulsos con chicos?! Creí que confiabas en mí para contarme todo —le dijo con las manos en la cintura.
—Bueno...tal vez... soy bisexual... creo... no sé... digo, creo que lo soy... —dijo desesperado, bajando casi a la altura de la mujer—. No sé qué diablos pasó hoy... ¿Ahora tú también me vas a be...?
Magaly lo calló con un beso apasionado.
Samantha los miró a través de la ventana y bebió de su cerveza.
—Para mí que sí es gay... —Siguió viendo a la banda que tocaba en vivo mientras mensajeaba con Francisco, quien tenía su celular apagado.
[...]
Drake estaba llorando mientras sus amigos lo acompañaban. Todos bebían en la banqueta.
—Vamos cariño, no tiene nada de malo que sientas curiosidad —le explicaba Aurelio al rubio.
—No es curiosidad, es una crisis existencial —interrumpió Francisco—. Todos la vivimos, yo salí con un soldado... Los peores años de mi vida. —Suspiró viendo al cielo.
[...]
Alexander alejó rápidamente a Magaly.
—Eres mi mejor amiga, no me hagas esto, por favor.
—Entonces deberías comenzar a contarme las cosas. —Le dio otra cachetada y se metió de nuevo al bar para tocar la siguiente canción.
Alex se quedó parado, pasó las manos por su rostro y divisó ambos lados de la calle con las manos en la cadera. Intentaba entender, pero había sido un día bastante... raro. Finalmente entró y se sentó junto a Samantha.
—Las mujeres... no las comprendo. —Negó decepcionado consigo mismo y le tomó un trago a su cerveza.
La pelirroja rio.
—Puedes contarme, he vivido rodeada de locos desde siempre.
—Es decir... ella es mi mejor amiga y se ofendió de que no le cuento TODO en mi vida. Primero me cachetea, luego me besa y finalmente me vuelve a cachetear ¡Mi mejor amiga me besó sin razón alguna! —Dio otro trago, confundido.
—Bueno, depende como se vean los besos; en mi círculo son tan raros que, si besas a un amigo, debe estar llorando ebrio en una banqueta. No hubo un compromiso ni nada sexual así que, mejor ignóralo —le dijo Samantha.
—Bueno... si tú lo dices... Vinieron imágenes de Drake a su mente y sacó su celular.
📱Alexander: ¡Hey! ✌🏻
El chico regresó la mirada a Samantha.
—El beso de hace rato... en mi casa... ¿Qué fue para ti?
—Bueno, no voy a negarte que me fascinas, aunque, respeto que tus chakras no están para una relación estable. —La pelirroja le sonrió y besó su mejilla.
—¿Mis chakras? —Alex subió una ceja.
—No te culpo, tampoco los míos están para una relación estable, acabo de huir de Vietnam.
[...]
Drake miró su celular.
—Oh no, Alexander me acaba de escribir —chilló asustado. Todos le gritaron que le escribiera de regreso. El rubio suspiró para armarse de valor y finalmente lo hizo.
📱Drake: Hello ✋🏻
📱Alexander: ¿Cómo estás?
Drake gritó asustado y se escondió detrás de Sam Sixx, quien era el amigo más relajado y raro del grupo; por alguna razón vivía descalzo y con un sombrero de copa.
Aurelio le arrebató el celular y tomó el control.
📱Drake: De maravilla ¿y tú?
📱Alexander: Bien, con Magaly en el bar. Oye... ¿Qué significó el beso de hoy?
[...]
Alex volvió la vista a Samantha.
—Se nota que aún amas a Francisco. —Señaló el celular de la pelirroja que tenía sus mensajes en estado de "no recibido". —¿Volverías con él?
—No, él me demostró que solo vive para él mismo... Desde que terminó el servicio militar nunca fue capaz de amar. —Bebió mientras miraba el celular del chico. —Envíale una foto. Apuesto a que, si él te envía una, verás que está bebiendo con los muchachos en una banqueta.
[...]
Aurelio vio el mensaje de Alexander y apretó el botón de llamar para entregarle el celular a Drake.
[...]
Alex se paró rápidamente al ver su celular vibrar.
—Dame un momento... —Se alejó de la pelirroja. —¿Hola? —dijo serio. La voz se le escuchaba mucho más grave y sexy por el teléfono.
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