Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13.- Pastel

Magaly corrió y lo recibió con un abrazo fuerte. 

—¡Hola! Ya estás sano. —Lo miró unos segundos—. ¿Es verdad que andas viviendo con Roberto el hijo de perra Ramírez?

El peliplatinado asintió con los pasteles en las manos. 

—Solo por un rato. Te traje una sorpresa. —Subió las cejas y le entregó una de las cajas.

—Owww ¿Un pastel? Que rico. —La chica fue emocionada a la cocina para partir un cacho, procurando no cortar las letras. Le parecía algo irónico recibir un pastel que dijera "Bienvenido".

Alex se sentó en la sala y recibió el pastel. Miró a Magaly que se sentó a su lado y la abrazó para acariciar sus pequeños brazos. 

—¿Cómo vas con todo? Perdón por no haber venido antes, pero como ves, apenas hoy me quitaron el yeso, y no quería molestar tanto a Roberto.

—No te preocupes, anduve ocupada con la premiación de Drake. —Le sonrió y sacó su celular para mostrarle algunas fotos de la ceremonia—. Fue hoy en la mañana. Mira a ricitos de oro, tan guapo... Te envié un mensaje, pero creo que no lo viste; él hasta te mencionó en su discurso.

—Oh, mierda... ¿Qué dijo de mí? —El corazón se le aceleró y sus mejillas se encendieron en un color carmesí.

—Míralo tú. —Le dejó el video reproduciéndose.

[📱]
—Tenemos un premio bastante especial el día de hoy, para uno de nuestros estudiantes de excelencia de esta generación: Drake Vince Gastrell; quien nos ha honrado con tres grandes obras...

Presentaron sus proyectos y algunos más de otros compañeros. Drake subió para recibir su diploma y dedicar algunas palabras. Observó a sus padres que estaban sentados junto al lugar vació que había sido apartado para Alexander.

—Muchas gracias a todas y todos los que creyeron en mí, en nosotros los humanistas. Quiero dedicarle este reconocimiento a mis mejores amigos, que siempre estuvieron ahí, y a un gran estudiante de filosofía... Alexander Quintana... por alentarme en momentos de oscuridad. Este triunfo no es solo para mí, sino también para mi gente. —Sonrió melancólico viendo el asiento vació mientras todos aplaudían.
[📱]

El de ojos grises se quedó con la boca abierta. 

—No me avisó que sería... ni siquiera me invitó. —Se murió de la vergüenza y sacó su celular para mandarle mensaje al chico.

📱Alexander: Hola viejo ✌🏻 Muchas felicidades por tu gran logro. Lamento no haber ido; la verdad ni siquiera sabía. Muchas gracias por haberme mencionado 😊👍🏻

El hombre se quedó a comer con Magaly y pasaron el tiempo con juegos de mesa hasta el atardecer.

—Ya te dejo mi niña, tengo que ir a la esgrima.

—¡¿Vas a practicar así?!

Alex rio, poniéndose la chamarra.

— No, cómo crees. Voy a ver el torneo; mínimo puedo dar apoyo moral.

—Bien, ten cuidado. —La chica le depositó un beso en la mejilla y lo miró irse.

El rubio ya iba de camino al aeropuerto cuando notó el mensaje.

📱Drake: Hombre, gracias a ti. Te llamé anoche, pero se fue a buzón y creo que apenas viste mis mensajes 😅🤣 No te preocupes, te dejé los recuerdos del extranjero en casa de Maga. Ya voy a subir al avión, cualquier cosa, aún tienes mi número.

📱Alexander: Vale, mañana paso por ellos ✌🏻 Larga vida.

Llegó a la mitad del torneo. La competencia estaba reñida, pero por mala suerte su equipo perdió. Alex se levantó y se acercó a su grupo, encontrándose con su mejor amigo de la esgrima.

—¡Mirad! que majestuosos ojos os ha traído la vida. Nuestro mejor espadachín ha llegado. —Daniel rio y abrazó al mayor.

—Hola, chicos. Lo siento, me hubiera gustado competir, lo saben. Lamento defraudarlos —dijo Alex, cabizbajo.

— Vamos hombre, no os preocupéis, que a la vuelta os tendremos aquí de nuevo. Era de esperarse nuestra muerte fatal sin vosotros.

—Bien, os prometo entrar a la gran final ¡y verán que ganaremos! —dijo con entusiasmo. Daniel y él tenían una manera bastante particular de hablar; decían que en el salón de esgrima se teletransportaban al pasado para rescatar a las princesas atrapadas en castillos.

[...]

—¡Roberto, ya llegué! —El peliplatinado entró exhausto.

El rubio estaba en ropa interior, solo con un delantal puesto. Preparaba la cena, escuchando a Metallica a todo volumen cuando Storm comenzó a ladrar, anunciando la llegada de Alex.

—Hola ¿Cómo te fue?

—Bien, ¿a ti?  Te traje un pastel. —Lo puso en la mesa y se quitó la chamarra, dejándola en el pechero de la entrada y se fue a sentar al sillón, para descansar su pierna.

—Bien, bastante bien. —Se quitó el delantal y se puso una camiseta negra que ya estaba seca para acercarse a la mesa y abrir la caja. Cuando miró el pastel, se puso más rojo que una cereza. —Me... ¿Me adoras? —Lo volteó a ver.

Alex abrió grande los ojos.

— (¡OH MIERDA! Confundí los pasteles). —Lo miró y puso una sonrisa para no quedar como un imbécil. —Yo sé que no comes tanto estas cosas, pero... lo traje como una bienvenida...

Roberto sonreía mientras su rostro ardía. 

—G-gracias. —El lugar se quedó en completo silencio. —¿No tienes calor? Hace mucho calor... Je, je... mejor voy por la limonada. —Fue a la cocina y se agachó detrás de la barra para abrazar a Storm y dar vueltas emocionado. —(¡Esto sí está pasandooo!). —Se levantó fingiendo estar sereno para regresar con la limonada.

—Gracias. ¿No me notas algo diferente? —le dijo Alex con una gran sonrisa.

Roberto le agarró la pierna y la levantó. 

—Oh sí, parece que ya estás mejor, pero... debo revisar algo. —Le quitó la bota y el calcetín y le comenzó a hacer cosquillas.

—¡Oh no! ¡Para, para! —El platinado se retorcía en el sofá, riendo como loco.

Roberto le hizo cosquillas hasta que perdió el equilibro y se regó la limonada encima. 

—Ugh... está... helada.

Alex se botó de la risa y le puso un limón en la cabeza. 

—Listo, ahora eres un estúpido amargado. —Sacó su celular y le tomó una foto.

—¡Inaceptable! —chilló y se partió de la risa. Se levantó y fue por un trapeador para limpiar todo.

Alex lo vio venir y le metió el pie, haciendo que el chico volcara la mesa y haciendo que la jarra de limonada cayera sobre el de ojos grises. 

—¡Nooo, el pastel! —gritó el rubio, arrastrándose por el suelo. Se acercó al pastel y se metió puños completos de este, en la boca—. La regla de los cinco segundos siempre funciona.

Alexander lo miró con ojos asesinos. 

—Gracias, ahora somos un estúpido amargado y un amargado sensual —dijo exprimiéndose el cabello. Se quitó la ropa, quedando solo en bóxers.

Roberto señaló el pasillo con las mejillas llenas de chocolate.

—Tu ropa limpia está doblada hasta arriba porque eres más alto.

Alex lo miró con asco. 

—Viejo... no hagas eso, si te gustó tanto, puedo comprarte otro pastel. Ni se te ocurra moverte de ahí con ropa.

Se paró y lo miró coqueto.

—¿Y si me la quito?

—El punto es que te la quites, no quiero que dejes pegajosa toda la casa. —Se subió para sacar su ropa y meterse al baño. El chico se desnudó por completo y se metió bajo el agua cuando escuchó a alguien entrar. Se dio la vuelta y se cubrió, viendo a través del vidrio al rubio. —¿Qué haces aquí?

Roberto, desnudo, se limpió la cara en el lavabo.

—Si me comí el pastel, entonces... ¿En dónde me senté?

Alex se botó de la risa.

—Largo de aquí. Es mi turno de bañarme.

El rubio se metió a la regadera y tomó el shampoo aplastando al mayor. Lo miró desafiante.

—¿Acaso no sabes que se tiene que ahorrar agua? —Le dio la espalda y comenzó a enjabonarse.

El peliplatinado también le dio la espalda y se continuó bañando mientras cantaba como si su amigo no estuviera ahí.

—¿Acaso tienes defectos? ¿Eres un humano? —Bromeó Roberto, viéndolo por encima del hombro. El jabón se cayó y se agachó a recogerlo mientras maldecía.

—Cuidado, lo del jabón no tiene una buena fama. —Rio sin mirarlo. —Tengo demasiados defectos, más de los que te podrías imaginar.

—Enumera uno, porque en serio dudo que tengas. —Se dio la vuelta y lo miró de frente.

‎—No tengo porqué decirte... lo único que te diré... —Lo pegó a la pared arrinconándolo y añadió—: Es que la gente solo sabe fijarse en la cara bonita; por eso no caigo contigo —le susurró y se alejó.

—No me gusta fijarme solo en eso. —Tomó una toalla y se comenzó a secar—. Alguien con dos dedos de frente, ve más allá de las apariencias... pero solo muestras talento en todo ¿Acaso estornudas como gatito? En serio dudo de tu humanidad.

Alex se botó de la risa y fingió estornudar como gatito. Le guiñó el ojo y salió del baño para ponerse unos bóxers y bajó a la cocina por su café, mientras se hacía una coleta para prepararse para leer.

Roberto salió con una camiseta rota dejando ver su trabajado cuerpo. Bajó a limpiar la limonada y el pastel. Más tarde se puso a ver las luchas con Storm y a gritar mientras Alex dormía sobre su libro en su recámara.

[...]

Magaly tomaba fuerte la mano de Alexander mientras caminaban hacia la tumba. El peliplatinado se puso en cuclillas frente a la lápida y colocó la rosa sobre el pasto creciente, sin soltar a la chica. 

—Bueno... Samantha... te traje a tu gran amor. —Se quitó los lentes de sol—. Lamento no haber venido antes.

[+++]
Alexander tocó a la puerta esperando que su mejor amiga lo recibiera. 

—Magaly, abre por favor... No me había comunicado porque tuve un accidente. Sé que me quieres y no era tu intención hacer eso... Por favor... solo te tengo a ti y a Storm —decía desesperado.

Samantha abrió la puerta con una expresión arrogante. 

—No está ¿Qué haces aquí? ¿no entiendes que ella no te quiere?

—Cállate, tú no sabes nada. —Entró con las muletas, viendo todo perfectamente ordenado—. ¿A qué hora vuelve?

—Se fue a un concierto de fin de semana.

—¿Por qué no fuiste con ella? ¿No se supone que la amas? 

Samantha rio y sonrió hipócritamente. 

—Ah, Alex... el que no sabe nada eres tú. No debiste meterte conmigo.

—¿De qué hablas? —Frunció el ceño y se acercó a la mujer.

—Todo lo que me hiciste... tu amiga me lo va a pagar, es una estúpida... pobre niñita. Ni siquiera debería dolerte lo que yo le haga, igual te dio y te dará la espalda siempre que pueda.

—¡Cállate! —Alexander comenzó a enfurecer.

—¿Qué? Solo estoy diciendo la verdad. Es una maldita perra que no vale ni tres pesos, o dime... ¿Por qué te dio la espalda tan fácilmente? Oh, Alex... estás tan roto que buscas el amor en cualquier parte, pero nadie te va a querer jamás.

El hombre enfureció y pegó a la mujer contra la pared, ahorcándola hasta cortarle la respiración por completo. 

—¡Cállate!

—Le importas tan poco a la gente que por eso tus padres te mandaron lejos y por eso le valiste mierda a Francisco. —Samantha rio dando unas cuantas arcadas, intentando alcanzar un poco de aire.

—¡Qué te calles, maldita perra! —La ahorcó más fuerte con el rostro rojo de la furia. La sangre le hervía y su mirada se había transformado, ya no era el chico dulce y amable, se había convertido en ese soldado frío y despiadado.

La mujer golpeaba el pecho del gran hombre, desesperada. 

—Su...suel...ta... me... mal... —Dejó de luchar y su cuerpo se aflojó por completo.

Alexander la miro unos segundos y la soltó para alejarse tambaleante y en shock.
[+++]

El peliplatinado suspiró y le sonrió a Magaly para volver la vista a la cripta. 

—Si no te hubieras metido con mi niña... no estarías tres metros bajo tierra. —Miró al alrededor con una sonrisa burlona. —Espero que estés ardiendo en el infierno, maldita zorra. —El hombre se levantó y abrazó a la chica de azabache—. Nadie te va a lastimar, mi niña. —Le depositó un beso en la coronilla—. Nadie ¿Lo entiendes? —Tomó su mano y se perdieron entre los árboles.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro