Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Set 23

— Entonces, ¿entienden la gravedad del asunto?

— Sí, Director.

— Sí.

— Muy bien, voy a explicarles cómo vamos a resolver esto. BaekYong va a pasar a la clase de Kim YoungJo. De todas formas el año que viene le toca ese grupo.

— Está bien. Es muy bueno y además es alto. Se va adaptar bien con los chicos más grandes.

— Muy bien. Hablá con él cuanto antes y explicale cómo es el chico y lo que necesite saber.

— ¿Yo? —preguntó GeonHak, aunque era obvio que sí.

— ¿Quién es el maestro? ¿Algún inconveniente con Kim YoungJo que tengamos que hablar también?

Estaba dando todo de mí para no soltar una carcajada, apretando mis labios a tope. GeonHak movía su pierna nerviosamente debajo de la mesa. Así que apoyé mi mano para detenerlo. Me miró de reojo y negó con la cabeza —. No, está bien. Yo le hablo.

— Si es hoy mismo mejor.

— Está bien.

— Respecto a su comportamiento —comenzó el Director. Estaba aliviado porque no sacarían a GeonHak de sus clases, pero no sabíamos qué iba a pasar con nosotros—... Ya saben que esas cosas se hacen en privado. No quiero madres quejándose de nuevo. Si los sancionara con una suspensión, el club perdería más que ustedes, así que lo único que voy a hacer es pedirles que se comporten.

— Gracias Director.

— Está bien, aunque sólo me agarró la mano y la cintura.

— Lo sé, Lee, pero los comentarios de pasillo van haciendo eco y termina siendo algo mucho mayor. Ah, y de paso... Arreglen sus problemas de una vez. Su entrenador insiste en que están demasiado dispersos, o directamente se ausentan. ¿Qué pasó con los chicos tan responsables que eran? No descuiden sus tareas por su relación. En todo lo demás, tienen mi apoyo, pero no en ese aspecto.

— ¿De verdad? —preguntó GeonHak algo impactado. A decir verdad, yo tampoco había esperado un apoyo tan grande de su parte.

— Por supuesto. Este tipo de vínculos es muy normal en las artes marciales, siempre fue así. Por eso no solo sirven para aprender una disciplina, también para aprender sobre virtud. Bueno, no es algo que pueda enseñarles a ustedes a esta altura. Pero insisto, les deseo lo mejor.

Si habíamos entrado a su oficina con algo de nervios, todo había desaparecido completamente después de charlar con el Director. Habían pasado algunos minutos de nuestro entrenamiento, así que corrimos al gimnasio lo más rápido posible con bastantes preocupaciones menos en la cabeza. Todo se sentía mejor, más lúcido, más claro. Aunque mi vida podía definirse como una montaña rusa de emociones, en ese momento quería creer que todo estaría así de tranquilo por mucho tiempo. Esperaba que esa conversación ayudara a GeonHak a sentirse aun más seguro sobre avanzar con nuestra relación.

Aproveché el entrenamiento para obtener el máximo posible de contacto con él. Toda oportunidad de provocarlo disimuladamente era bienvenida. Era lógico que nuestro rendimiento fuera mejor después de varios días con la tensión tan alta y sin resolver entre nosotros. Bueno, no es que lo hubiéramos resuelto del todo, pero en ese rato mi mente estaba totalmente enfocada en el traje Dior que GeonHak usaría al día siguiente para cuidarme en mi trabajo. ¿Podía pedir algo más? Nah, por el momento me conformaría con eso.

Cuando salí de mi ducha después del entrenamiento, GeonHak parecía hablar en privado con HaRin en uno de los bancos. Me acerqué a poner orden antes de que el bobo intentara impedir que HyunGu y él siguieran adelante con lo suyo, pero para mi sorpresa, los dos quedaron mudos apenas me vieron, y no parecía tener nada que ver con el hecho de que solo tenía una toalla en la cintura.

— ¿Te está amenazando? —pregunté de todas formas, para asegurarme.

— Eh... No. ¿Por qué? —respondió un confundido HaRin. Yo le dediqué a GeonHak una mirada de desconfianza, pero me alejé para dejarlos en privado nuevamente. Quizás hablaran cosas de profesores. Mientras no fuera un intento de ese pollo de eludir su conversación con YoungJo sobre BaekYong usando a HaRin de intermediario, por mí estaba bien.

GeonHak me dejó en casa sin demasiadas palabras en el camino. Él parecía tener muchas cosas en mente y yo quería correr a mi cuarto a elegir el traje perfecto para usar al día siguiente, combinando con las fotos que BeHi me había enviado de la compra del atuendo de guardaespaldas. Yo no pensaba hacer las cosas a medias, por supuesto, tenía que estar a la altura.

.

.

La imagen que vi frente a mí la mañana siguiente cuando abrí la puerta de mi casa me dejó completamente sin aliento. Yo realmente tenía las expectativas altas, pero GeonHak con esa polera negra, el pantalón lleno de bolsillos, la cinta con broche en su muslo y el innecesario "chaleco" de más cintas con más broches era una locura. Tenía cara de dormido y el ceño un poco fruncido por estar vestido con ropa no-deportiva como siempre y yo no podía ni reaccionar.

— Hyung, vamos.

— ¿Cuál es tu apuro si no tenés que trabajar hoy? —me quejé, quería disfrutar la vista un poco más.

— Mi trabajo es llevarte a tiempo y a salvo a tu oficina.

— Te doy permiso de retrasar te 40 minutos por "tareas domésticas".

— Tengo algo que hacer.

— ¿De verdad?

— Tengo que hablar con ya sabés quién por ya sabés qué. No la hagamos larga. Vamos —insistió él, una lástima, pero era cierto que tenía cosas que hacer.

— ¿Pero vamos a desayunar juntos?

— Sí, eso sí. Hm, estás lindo hoy, me gusta tu ropa.

— No más que vos. No sabía que BeHi había programado el envío a tu casa, pensé que te tendrías que cambiar después, me sorp-

— ¿Por qué hablás tanto? Es muy temprano —me interrumpió.

— ¡GeonHak!

— Me despertó el timbre a las 6 de la mañana, dejame.

— Me encanta tu mal humor igual, seguí.

— Que molesto que sos.

Y él se siguió quejando prácticamente de todo durante el viaje. Me importaba muy poco porque se veía en su cara que estaba contento siendo mi muñeco, es decir, mi guardia. Él mismo había dicho la tarde anterior que quería pasarse el día en mi oficina para tenerme en su control, y yo sabía que esa era una buena forma de hacerlo perder el suyo.

Cuando llegamos, el ambiente estaba tranquilo. Tanto en la calle como en el edificio, las cosas se veían más que bien. Quizás demasiado quietas para ser sincero. Sin embargo, no le di mucha importancia. Me entretenía pasearme con GeonHak por todo el piso. Algunas personas ya lo reconocían y lo saludaban después de dejarnos algunas miradas poco decentes. En cierto punto, parecíamos dos agentes del FBI vestidos de negro en alguna misión. Era divertido y no había mucho que hacer, así que nos sentamos en el sillón de mi oficina y nos dedicamos a comer el desayuno lento y sin preocupaciones.

— Cómo puede ser que te pases la mañana así, con una vista hermosa, una oficina más linda que mi departamento, haciendo algunas cosas repetitivas en la computadora y ganes exponencialmente más que yo, que me paso la mañana con 40 chicos, de varias edades sin poder ni sentarme —dijo él con una pequeña sonrisa de ironía en su cara mientras mordisqueaba una medialuna.

— Pero hice una carrera de 5 años y un máster de 2 para esas tareas que no son tan repetitivas como creés.

— Lo sé, solo decía. Tampoco me gustaría tener un trabajo así —resolvió finalmente, restándole importancia.

— En realidad gano más por ser hijo del CEO que por mi puesto, para ser sincero. Pero bueno, privilegios.

GeonHak miró la hora y se enderezó automáticamente en el sillón.

— Me encantaría seguir disfrutando de los privilegios con vos, pero si quiero volver a tiempo para buscarte, me tendría que ir yendo.

— ¿Vas a almorzar con el enemigo? —dije divertido jugando con un roll de canela cerca de mis labios.

— Quizás. Callate mejor.

— Está bien. Acá te espero, haciendo mi trabajo repetitivo y cómodo...

Se levantó sin dejar de mirarme y yo seguí sonriendo con mis mejillas cada vez más infladas por las cosquillas que me daba en el estómago la forma en que parecía comerme con la mirada. Esperaba que se acercara a dejarme al menos un beso, pero no lo hizo. Tenía una expresión extraña, como si pensara en algo con todas sus fuerzas. Quizás la incomodidad de tener que sentarse a hablar con YoungJo; quizás pensaría en decirle algunas cosas más que lo que fuera sobre su alumno. En todo caso, a mí me divertía pensar que después me llegaría el chisme completo. Si había drama, yo estaba más que contento, aunque lamentaba no podría vivirlo en primera persona.

GeonHak caminó hacia la puerta, pero se detuvo ahí como si hubiera recordado algo importante. Miró hacia mi escritorio y luego a mí nuevamente. Tenía los ojos entrecerrados, pero no por no tener sus lentes (que nunca usaba realmente), más bien parecía estar juzgándome.

— ¿Qué? —pregunté esperando la pregunta o lo que fuera que tuviera en mente ese pollo.

Sin decir nada más, se acercó a mi silla y abrió el primer cajón del escritorio. Entonces era eso, se había quedado con la duda desde la tarde anterior. Escondí mi cara entre el respaldo del sillón y mi brazo mientras me reía bajito esperando su...

— Que hijo de puta que sos.

... Exactamente eso. Levanté mi vista para verlo irse, y lo último que vi fue su mano perderse en alguno de los bolsillos. ¿Era lo que yo estaba pensando? Dejó un sonoro portazo y yo corrí a revisar el cajón. Efectivamente faltaba por lo menos una cajita.

No sabía qué pensar o sentir al respecto. ¿Por qué se la llevaba para ir a ver a YoungJo? ¿Por qué me molestaba tanto? Probablemente solo fuera para darme celos, pero tenía ganas de agarrar mi teléfono y advertirle algunas cosas a YoungJo para estar seguro.

Quedé demasiado inquieto en mi oficina, intentando convencerme de que GeonHak solo estaba intentando vengarse de mí, pero... Si lo que él quería era vengarse de verdad, usarlos era mejor opción. No, él no haría eso. ¿O sí?

La duda me estaba matando, pero no podía hablarle a YoungJo después de nuestra última conversación. Me senté en mi escritorio e intenté concentrarme en mi trabajo que tan descuidado había tenido el día anterior.

Hiciera lo que hiciera, en realidad mi cabeza estaba en GeonHak y YoungJo... Y en ese fic que HyunGu me había contado.
.

.

Para cuando se hizo la tarde y GeonHak volvió, yo ya lo esperaba bastante nervioso en el hall del edificio. Bajó con la cara roja y el pelo un poco húmedo, como si acabara de terminar un entrenamiento u otras cosas. Sentía la acidez crecer en mi estómago aunque tenía que dejar de hacerme ideas que probablemente no fueran.

—  ¿Y, qué onda? —pregunté parándome frente a él. Esperaba una respuesta rápida y concisa que me quitara esa horrible inseguridad. Además, intentaba no ser obvio respecto a mis sentimientos para que no mintiera solo por diversión.

— Uff... —fue su única respuesta. Un resoplido que me hizo pestañear por el aire de su boca dando contra mi cara. ¿Qué mierda significaba "uff". Me estaba poniendo loco.

— ¿"Uff" qué? ¿Qué significa eso? — pregunté sin poder contener mi evidente molestia.

— ¿Ey qué pasa? —preguntó jugando al inocente.

No pude con mis nervios y tironeé de las tiras de su ropa para sacudirlo levemente—. ¡Decime algo!

— No sé, estuvo bien —dijo con sus ojos pestañeando demasiado y su nariz frunciéndose.

Ese gesto podía significar muchas cosas en él y yo no estaba siendo capaz de leerlo, así que opté por otro recurso y jalé de él hacia mí. Succioné sus labios casi con bronca. No me importó si todos los que entraban o salían nos veían. Me metí en su boca mientras tironeaba de su pelo corto. Estaba irritado por mis propios miedos y su cara de tonto inexpresivo no ayudaba en aclarar nada.

Me dediqué a sentir su sabor y la sensación del interior de su boca, que por suerte ya conocía bien. No noté nada raro, ni siquiera la presencia del excesivo perfume que usaba el otro estúpido, así que desistí y lo solté. GeonHak tenía los labios rojos, brillando por la humedad. Sus ojos estaban algo entrecerrados y me miraba con un gesto de puchero.

— ¿Por qué me das un beso enojado? —dijo con un tono y una expresión que me partieron en 20. ¿Esa pregunta? ¿Un beso enojado? Por dios, ese tarado iba a desintegrarme de ternura después de matarme de nervios y celos. Yo no podía resistir tanto.

— ¿Cómo que beso enojado? ¿El beso está enojado o yo? —pregunté mareado de la situación y lo que me provocaba.

— No sé... Es como... ¿Estás enojado? —preguntó él con otro puchero, más marcado; más tonto, más lindo. Me tenía roto.

— No, no estoy enojado. Te extrañé.

— Fueron 5 horas nomás.

— ¿Las contaste?

— Bueno, sí. Yo también te extrañé —dijo, dirigiendo su mirada al suelo.

Completamente débil y destrozado por la sobrecarga de ternura me dejé caer hacia adelante para golpear mi pecho contra el suyo. Él me atajó y me sostuvo entre sus brazotes yo enterré mi nariz en su cuello que olía a ropa nueva y a GeonHak, y me encantaba eso.

— ¿Vamos?

Asentí unos segundos tarde. No quería que me soltara ni moverme para nada. Cuando podía tenerlo así para mí, quería poder poner pausa y que todo estuviera bien por un lapso indefinido de no-tiempo. Pero esa no era una película de ciencia ficción, ni una viñeta inmóvil de Webtoon. Teníamos un nuevo entrenamiento por delante.

Cuando nos despegamos me costó llenar mi pecho de aire. Estaba un poco sofocado por mi propia cabeza nublada y su forma de ser tan lindo sin intentarlo. Aunque me tenía muerto de ternura, yo no había pasado la oportunidad. Durante el beso había tanteado su bolsillo, pero no había nada ahí, y yo estaba seguro de que era el bolsillo correcto. ¿Qué había hecho ese bobo? Eran de los buenos, si solo los había robado para molestarme, se la iba a cobrar tarde o temprano.

Salimos del edificio y tuvo que mirar feo a dos intentos baratos de "prensa" que se acercaron queriendo pedir una nota. Yo caminaba a su lado y él se encargaba de que se alejaran con solo mirarlos, era como magia. Aunque no dejaba de extrañarme el repentino interés de esos estúpidos.

— ¿Qué carajo les pasa? ¿Por qué de pronto quieren una nota del jefe de recursos humanos?

— ¿No será que quieren al "hijo del CEO"? —señaló GeonHak con mucho acierto.

— Puede ser. Pero igual... Bueno, qué me importa —dije finalmente y me acerqué al baúl para buscar mi bolso con la ropa de entrenar.

— No, no —me frenó él, y señaló el asiento de atrás.

Entonces él lo había cambiado de lugar. Me subí al asiento de acompañante y me estiré para alcanzar a Pepe junto al bolso, para llevarlo sobre mis piernas por el resto del viaje.

No podía explicarlo ni definirlo. Podía ser solo mi paranoia que no se había pasado del todo, pero GeonHak estaba extraño. Normalmente no había nada en su cabeza durante un entrenamiento, todo estaba enfocado en el trabajo físico y, sin embargo, podía notarlo tembloroso y algo desconectado.

¿Estaba nervioso o ansioso por algo? ¿Sería algo que había hecho justamente esa tarde o algo que pensaba hacer?

Necesitaba mandarle un mensaje a YoungJo o incluso correr a su casa y obligarlo a hablar. Me carcomía la duda, pero aun si tuviera la respuesta no podía hacer nada al respecto. Era tan incómodo.

De pronto pensé que quizás GeonHak se hubiera sentido de la misma forma todos esos días dudando sobre YoungJo y yo, y me lamentaba muchísimo por él, no era para nada agradable.
.

.

— Quedate.

— No.

— Sí, quedate. No quiero estar solo y mi papá no está.

— No.

— Dale, no seas malo. Mañana tenés que venir a buscarme, igual. Es más fácil si te quedás.

— No.

— GeonHak maldito, forro, tonto, feo.

— Repetilo —dijo clavándome la mirada repentinamente.

— Hakie bueno, dulce, intelectual y lindo —dije en tono burlón—. En serio, sos malo.

— Tengo que hacer algo, no puedo.

— ¿Ahora? Lo único que podés hacer ahora es mirar Bob Esponja o tocarte el pollito. Cualquiera de las dos la podés hacer conmigo en mi cama.

— No seas grosero, la puta madre. No es nada de eso y no te voy a decir porque sos un pesado. Bajá, dale, ardilla sucia.

— ¿De verdad? ¿Es tu última palabra "ardilla sucia"?

— Mirame —dijo él, aunque yo ya lo estaba mirando—. Mañana me quedo, ¿ok? Te lo prometo. Hoy dejame ir a mi casa.

Su carita se veía tan tierna con esa expresión de profunda seriedad y necesidad. Podía sentir muchas cosas en sus palabras, me ponía ansioso. ¿A qué se refería exactamente? ¿Tenía que ver con todas sus promesas anteriores, o sería otra noche de excusas para no tocarme?

De cualquier manera, aceptaría lo que fuera que viniera de él, así que asentí y dejé de insistir. Aunque todavía no quería bajar del coche, y él lo entendió. Me acarició el costado de la cara con cuatro de sus dedos y se acercó a dejar un beso en mis labios.

Sentí mi pecho saltar y luego rebotar como loco. Me ardieron los cachetes de inmediato, aunque solo era un besito con la boca cerrada. Bajé del auto con el corazón como una caballeriza y, aunque estar agitado por él era normal y era señal de mis tontos sentimientos, en ese momento me molestaba especialmente porque sabía que el motivo no era el pequeño beso ni la expectativa; era la sensación de que aún me faltaba eso que quería escucharlo decir en cada oportunidad que había. Yo no quería otro lindo besito, yo quería que dijera "te amo" de una vez. No con actos solamente, con sus palabras. Pero otra vez me dejaba esperando por más.

Me metí en la cama dándole vueltas a todo. Necesitaba conciliar el sueño de una vez pero todo en mi cabeza giraba en torno a las posibilidades que pasaban por mi mente.

La mitad del día había estado tenso y nervioso por él, la otra mitad, deshecho... También por él. Mi "todo" dependía de ese pollo que se dedicaba a jugar conmigo y no darme una respuesta de dos palabras, corta y sencilla. Me ardía un poco el estómago y sentía el pecho cargado.

No era para tanto. ¿En qué cambiaba si de todas formas yo sabía que él lo sentía también. Para ese punto, no había manera de que no lo sintiera. Sin embargo, era evidente que algo había pasado esa tarde con YoungJo y nadie me lo estaba diciendo. ¿Qué tenía que hacer GeonHak a la medianoche solo en su casa? No había motivos lógicos y me estaba matando.

Llamar a YoungJo no era una opción luego del dramón mexicano de "no nos crucemos más", pero si ese bobo sabía lo que le pasaba a GeonHak, y no me lo estaba diciendo, se habría ganado una buena patada en donde más le doliera... Es decir, en su cara, porque seguramente le dolería más tener una marca visible que un dolor pasajero en las bolas.

No, no eran cosas para pensar mientras daba vueltas en mi cama sin poder dormir, y sin embargo ahí estaba, pensando cómo herir a YoungJo y cómo someter a GeonHak.

Hasta que me dormí.

.

.

— Hyung, tenés cara de muerto, ¿no dormiste bien?

— No, por tu culpa. Te dije que te quedes.

— SeoHo...

— Bueno, bueno. No. No dormí bien. Soñé otra vez con esa mierda del imperio romano y que te compraba como esclavo. Pero esta vez YoungJo era el que te vendía y antes de llevarte, le corto el cuello son su propia daga porque te tocó demasiado para mi gusto. Soñé esa mierda toda la noch- ¿¡GEONHAK QUÉ HACÉS!?

— ¡PERDÓN! —gritó, histérico por la maniobra.

Había logrado esquivar el camión por un pelo y no estábamos convertidos en asfalto por poco. Lo más irónico, es que el camión en cuestión era uno de GaJa, de los de mi empresa.

— ¿Estás bien? —pregunté cuando se detuvo al costado del camino.

— S-sí, me distraje o no sé.

— Fue mi culpa, perdón.

— No, sí, igual estoy nervioso.

— ¿Por qué no bajás a comprar algo para tomar y después seguimos? O mejor desayunemos acá.

— Sí, mejor.

Bajamos del coche y entramos en la cafetería que había en mitad de cuadra. No la conocía, pero tenía buena pinta, así que nos acomodamos en una mesa. GeonHak seguía un poco tenso y podía notar sus manos temblorosas, incluso su hombro haciendo movimientos involuntarios por momentos.

— Ya está, ya pasó. ¿Viste el número de identificación?

— N-no... Gracias si llegué a verlo. Igual fue culpa mía, no suya.

— No, ya sé. No era para despedirlo, era para agradecerle por no matarnos.

— Ah...

— Después me fijo en el GPS quién estuvo en esa ubicación a esta hora.

— Uhm.

— Dale, no te pongas así. ¿Te molestó lo del sueño? Era un poco violento, ya sé...

— No...

— ¿Entonces?

El mozo vino e interrumpió la conversación. De todas formas GeonHak no parecía estar listo para responder. Me estaba preocupando. Al parecer yo no era el único que había pasado una mala noche.

Hicimos los pedidos y GeonHak pidió aparte un vaso de agua para tomar que le trajeron enseguida. Lo dejé beber tranquilo, cosa que le llevó unos tres segundos a pesar de lo largo del vaso.

— ¿Estás mejor?

— Sí. Yo tampoco dormí bien.

— No me digas.

— Tenés razón, tendría que haberme quedado, pero soy tonto.

— Te diría que sí y que al fin lo admitís, pero no te veo con ánimo de bromas.

— No jaja. Igual tenía que hacer algo de verdad, así que está bien que no me quedé.

— ¿Entonces era verdad, no era excusa? —pregunté sin saber si eso me decepcionaba un poco o si me daba más entusiasmo.

— Ajá. Era verdad.

— ¿Y pudiste hacerlo?

— Sip.

— ¿Salió bien?

— No sé.

— ¿Qué tal tu almuerzo con el enemigo? No me contaste nada.

— Normal.

— ¿Normal, "se cagaron a piñas", o normal, "casi no hablamos"?

— Normal, hablamos de BaekYong y de cosas random.

— Ah, bueno, bien. Ya son amigos.

— De ninguna manera.

Mientras me reía del esfuerzo de GeonHak por seguir fingiendo odio hacia YoungJo, llegó nuestro desayuno. Él seguía pareciendo estar mentalmente en otra parte y yo quería seguir con las preguntas, pero tenía miedo de que eso siguiera poniéndolo más tenso y, la verdad, prefería llegar a mi oficina con vida. Así que dejé que desayunara tranquilo, intentando hablar de temas más neutrales.

Sentía mí teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón de vestir. Podía imaginar a BeHi preguntándose si llegaría a hacer mi trabajo o no, pero no tenía ganas de contestar, estaba llenando mis ojos con la imagen de un precioso GeonHak tomando su café mirándome de vez en cuando para que dejara de mirarlo fijo. De todas formas llegaría en unos minutos, no había apuro.

El problema fue cuando retomamos el viaje y llegamos finalmente a la puerta de mi oficina. Entonces, noté por qué mi secretaria estaba desesperada por hablarme.  La escalinata estaba repleta de noteros, fotógrafos y prensa. Esta vez no eran dos o tres, eran demasiados. Era imposible usar la entrada, así que le indiqué a GeonHak tomar la entrada del estacionamiento privado. Además, era una buena excusa para tenerlo toda la mañana conmigo sin dejarlo irse.
.

.

— ¡Jefe! ¿Pudo llegar bien?

— Casi nos morimos chocando contra uno de nuestros camiones y tuve que entrar por el estacionamiento, cosa que no hago nunca a menos que venga con mi papá. Pero acá estoy. ¿Tenés idea de qué... —comencé a preguntar, pero BeHi me extendió su tablet con una llamativa nota en pantalla.

— ¿Pasa algo? —preguntó GeonHak, un poco apoyado en mi hombro. Le hubiera contestado, pero yo estaba demasiado confundido leyendo esa basura.

— Una revista muy importante de negocios escribió una nota diciendo que nuestra compañía hizo una alianza con una empresa de muy mala reputación —explicó BeHi por mí.

Le devolví el dispositivo sin saber demasiado bien qué hacer. Mi papá seguía con su mamá en JeJu y yo no era más que el jefe de personal, no había mucho que pudiera hacer para resolver la situación. Sentí una mano de GeonHak acariciar mi espalda. No sabía si me estaba diciendo algo porque no escuchaba nada, estaba completamente sumido en mi cabeza y el panorama no pintaba nada bien. Tenía que pedirle a mi papá que volviera urgente, pero él también merecía un descanso. ¿Todo eso era culpa de mi mamá?

Arrastré mis pies hasta mi oficina personal y me apoyé en el escritorio sosteniéndome con mis dos manos sobre la tabla. ¿Cómo habíamos dejado que algo así pasara? Mi papá le había ocultado a todos sobre esa alianza, incluso a mí, y de todas formas no había aceptado. ¿Cómo se había filtrado la información?

— Seoh, ¿estás bien? ¿Es... Muy grave?

— Es mentira. Es una noticia falsa, tarde o temprano tiene que saberse la verdad. Es algo que el departamento de comunicación tiene que resolver, no es problema mío... No... No pasa nada. Va a estar todo bien.

— ¿Seguro?

— S-se supone que sí.

— ¿Se supone?

— No sé —contesté, mientras comenzaba a golpear nerviosamente la madera con mis dedos.

— Y ese periodista que...

— ¿El señor Park? Hm... Puede ser... Quizás debería hablar con él —no estaba mal la sugerencia.

— ¿Hablar con él? Oh.. yo... Pensé que él podía tener la culpa.

— ¿Qué, qué?... —levanté mi vista de inmediato. No esperaba una conclusión tan drástica de parte de GeonHak... Pero, ¿Y si sí?

— Perdón, no sé nada de estas cosas. Me recordó a esa nota donde me preguntaron muchas cosas sobre la organización del torneo, me hicieron hablar y hablar y cuando salió la entrevista estaba todo sacado de contexto y perdí varios patrocinadores...

— GeonHak por dios, tenés razón. Tenés que seguir juntándote conmigo, estás más inteligente. Ese hijo de puta me invitó al DalBit para distraerme. Incluso insistió en que fuera acompañado... Ya entiendo, se asustaron cuando intenté investigar sobre ese tipo...

— ¿El tipo que intentamos engañar esa vez...?

— Deben ser cómplices. El infeliz que andaba con mi mamá, Park y el socio de mi papá, el que me recomendó para esa entrevista.

— ¿Tu papá no sabía nada de todo esto?

— Mi papá... Mi mamá intentó advertirme de algo...

— Deberías hablar con él.

— Pero justo se fue. ¿Es casualidad? —, ya no sabía realmente en quién confiar—. ¿Y sí en realidad sí firmó ese acuerdo?

— SeoHo, yo no creo que él te mintiera...

— No, es verdad. No voy a creerle a mi mamá. Es lo que ella quiere que haga, que me ponga en contra de papá. Él no destrozaría su propio negocio.

— ¿Estás seguro de no haber dicho nada que pueda perjudicarlos en esa entrevista?

— Creo... Creo que no. ¿Por qué lo haría? Solo fueron preguntas sobre mi trabajo, yo no tengo nada que ver con alianzas ni nada.

— Entonces no tenés por qué sentirte mal. Esto no es culpa tuya, seguramente tu papá sabrá solucionarlo —dijo GeonHak, probablemente viendo lo tenso que comenzaba a ponerme. Mis ojos estaban vidriosos, ¿para qué disimular? Estaba en una situación en la que mi trabajo podía correr peligro y lo peor era que la culpa era de mi propia madre. Aun si no era mi responsabilidad, no era para nada alentador. Sin embargo, el intento de GeonHak por tranquilizarme era muy lindo. Necesitaba eso más que nada.

— Si dije algo de más, es tu culpa —bromeé saliendo de detrás de mi escritorio para acercarme a él.

— ¿Mía? ¿Por qué?

— Porque mi cabeza estaba entre la noche en el DalBit y la discusión que tuvimos después mientras hablaba con ese idiota. Apenas podía concentrarme.

— A lo sumo sería culpa tuya por haber... —pero se detuvo a tiempo, antes de iniciar una nueva guerra—. Hyung...

— ¿Hm? —murmuré tragando el nudo en mi garganta y mirádolo tan cerca como estaba.

— Es difícil no saber en quién confiar...

— Lo sé, y duele más cuando se trata de los mismos que deberían cuidarte.

— ¿Podemos... Podemos no volver a desconfiar entre nosotros?

La pregunta parecía ingenua, pero no lo era. Yo abrí mis ojos grandes por unos segundos, entendía perfectamente el mensaje. Él sabía que yo tenía dudas sobre sus "actividades" la tarde y noche anteriores; y él había manifestado muchas veces que no sabía si podía creerme después de las cosas que le había ocultado varios años y las últimas semanas. A pesar de nuestra amistad y de los acontecimientos el último tiempo, en más de una ocasión seguíamos sin terminar de confiar del todo en el otro. Él tenía razón, en ese momento, más que nunca, teníamos que poder confiar en el otro.

Asentí, mientras algunas lágrimas caían de mis ojos. Era muy molesto no poder controlarlo, pero era más fuerte que yo.

— Ay, esa luna en piscis —dijo él haciéndome sonreír al instante. ¿Cómo se atrevía a ser tan tonto en un momento así?... El caso es que lo amaba por eso.

Me abracé a su pecho y arrastré la humedad de mi cara esa ropa que tan cara me había salido. No me importaba, podía deshacerme de ella en un instante si quería... Y sí que quería. ¿Por qué ese pecho se sentía tan duro y tentador?

— Hyung, tengo... Em... Quiero llevarte a un lugar esta noche.

De pronto su pecho ya no me parecía tan interesante. Levanté mi vista y mi mentón quedó a centímetros del suyo. ¿A dónde pensaba llevarme ese pollo?, y mejor aún, ¿para qué?

— ¿Es una invitación?

— No quiero presionarte si necesitás dedicarte a cosas de tu trabajo. No estaba en los planes este problema... Hmm... Pero...

— No es mi responsabilidad. No puedo hacer nada al respecto. No va a cambiar en nada que me distraiga un poco una noche —dije con mi pecho saltando de expectativa. Odiaba hacerme ilusiones tan rápido, pero su tono... Su forma de mirarme y todo el misterio de las últimas horas... Tenía que ser algo bueno.

— Entonces tenemos planes después del entrenamiento —dijo con una sonrisa. Yo esperaba alguna información extra, pero no la hubo.

Estábamos pegoteados en el centro de mi oficina mirándonos demasiado cerca. Sus manos se habían mudado a mi cintura en algún momento y las mías se apoyaban en sus brazos. Me hubiera gustado terminar la escena con un beso, como el final perfecto de una viñeta de cómic, pero el teléfono de GeonHak sonó en su bolsillo, haciendo vibrar nuestras piernas al mismo tiempo por la cercanía. Por dios, era como despertar de golpe cayendo de la cama.

— Perdón, a ver... Oh... Es tu papá —dijo, ofreciéndome el teléfono.

— Te llama a vos, contestale.

— ¿Señor Lee?... Sí, está literalmente pegado a mí.

Finalmente me pasó el celular. Mi papá se había cansado de llamar al mío, pero estaba vibrando solo en alguna parte de mi bolso junto con los mensajes de BeHi que nunca había leído y que seguramente me advirtieran de la situación.

— Papá, ¿cómo estás?

"Bien, yo estoy bien. Estamos bien, ¿sí? No te preocupes. Estoy por tomar el vuelo a Seúl y voy a encargarme de toda esa mierda".

— Está bien, estoy tranquilo... Manteneme al tanto.

"Sí, vos hacé tus cosas. No des declaraciones de nada y que los empleados estén tranquilos, ¿sí? No pases nada por el departamento de comunicación, aliviales la interna que necesitamos que se concentren en la externa".

— Entiendo, lo voy a hacer por mi lado.

"Gracias hijo... Y perdón por todo lo que est-"

— No papá, esto no es tu culpa. No me pidas perdón.

"Gracias, en serio. Nos vemos esta noche".

— Hmm, probablemente mañana —aclaré dirigiendo mi visita a GeonHak frente a mí —, tengo planes esta noche.

.

.

A pesar de los nervios que no terminaban de irse por la situación en GaJa, cuando llegamos al entrenamiento todo se fue de mi cabeza. Lo único en que podía pensar era qué tendría planeado GeonHak para esa noche y mi mente volaba por cualquier lado. Fuera lo que fuera, definitivamente necesitaba un momento de paz.

El entrenador tuvo la excelente idea de entrenar en el patio, en parte porque era un día bastante cálido y lindo, y en parte porque conoceríamos al nuevo trainee del equipo.

— Es la primera vez que aceptamos en el equipo a un novato, pero el Director insistió en que podía aprender a la par de ustedes. Por su edad, no era conveniente ponerlo en una clase, así que, les presento a Lee Giuk¹.

[N/a.: Giuk o GiWook, como quieran]¹

Oh, en realidad todos lo conocíamos. HyunGu y KeonHee, al parecer responsables de la invitación, lo abrazaron cuando salió de la galería del edificio del club y se acercó al grupo. Ahora teníamos a Cosmos entero.

— ¿Se supone que es el reemplazo de YoungJo? —dijo GeonHak sonando un poco aguafiestas. Se escucharon algunas risas y yo golpeé su brazo—. ¿Qué? ¿Qué dije? No son de la misma categoría, es obvio.

— No, Kim, YoungJo prometió recomendar a alguien cuando salió. Giuk solo está para aprender, no para reemplazar a alguien —dijo el entrenador.

— Ah, perdón. No quise decir eso... Me alegra que se sume con nosotros —aclaró, poniéndose un poco colorado. Luego, se acercó al chico nuevo.

— ¡Hola! —dijo Giuk con una sonrisa, inflando sus mejillas— ¿Extrañás a tu compañero?

— En realidad no, pero extraño golpearlo, eso seguro.

GeonHak no podía evitar ser demasiado "maestro". Tal y como lo había hecho conmigo el día en que nos conocimos. Se pasó todo el entrenamiento pegado al chico nuevo, enseñándole todo tipo de cosas. Yo no podía parar de mirarlos, aunque tuviera a mis compañeros esperando a que volviera a Tierra para seguir los ejercicios que eran de a dos.

Cuando terminamos, yo ya estaba a punto de perder la cabeza. No podía ni respirar sin pensar en qué planes tenía para la noche. En los vestuarios, el equipo sugería salir de fiesta por la nueva incorporación y yo, internamente, deseaba que no lo hicieran porque de verdad no quería interrupciones de ningún tipo. Para mi sorpresa, HyunGu fue el que se opuso radicalmente, sugiriendo que el festejo se hiciera el viernes. Tenía sentido, ya que todos tenían responsabilidades al día siguiente. Le agradecí por dentro.

HaRin y HyunGu prácticamente salieron corriendo. Quizás ellos también tuvieran planes. Luego de las duchas, GeonHak y yo caminamos en silencio hasta el estacionamiento, yo tenía el estómago revuelto de nervios y ansiedad en el modo más positivo y optimista posible.

[N/a.: Pongan el fondo en negro]

— ¿A dónde vamos?

GeonHak no contestó y se subió inmediatamente al coche. Yo lo seguí, un poco molesto por ser ignorado, pero subí tras él.

— ¿Te acordás cuando jugábamos Pokémon Go en el camino al club?

— Hm, sí... ¿Por? —dije con una pequeña risita.

Era una bobada, jugábamos a eso cuando él me pasaba a buscar por la Universidad para llevarme al club. A veces simplemente salíamos a caminar para atrapar algunos. Eran momentos lindos y sí lo recordaba.

— Tomá, vamos a jugar —dijo extendiéndome una pokebola de peluche con un aro para llavero. Lo usé para engancharla a mi dedo mientras la miraba con curiosidad. ¿A qué se refería? ¿Su plan era llevarme a jugar Pokémon Go por la ciudad? No es que me quejara, pero no era para nada lo que esperaba.

Apreté mi puño múltiples veces en la bola de peluche para quitar el estrés. Era entretenido, mientras GeonHak manejaba quién sabe hasta donde. No tenía su teléfono cerca ni yo el mío, no entendía qué clase de juego era ese o cuándo empezaríamos. ¿Cómo sabía dónde encontrar pokémons si no miraba primero el mapa? Sin embargo, cuando detuvo el coche en ese parque, comencé a entender de qué iba.

— GeonHak, no me digas que es lo que yo creo...

— ... ¿Qué creés?

— ¿Vamos a jugar acá? —dije sonriendo ante la idea de jugar con él en el parque cercano a nuestra escuela.

De chicos, solíamos pasar mucho tiempo en ese preciso lugar. Estaba cerca de nuestras casas y era un buen punto medio entre la escuela y el club, perfecto para pasar el rato entre los distintos horarios.

— Vos vas a jugar, no yo —sentenció con una sonrisa más traviesa que la mía y bajó del auto. Yo seguía confundido, pero lo seguí, otra vez, con la bola en mi mano.

— ¿Listo?

— E-esperá —dije buscando mi teléfono en el bolsillo.

— No, sin teléfono. Tenés que encontrarlos de verdad...

— ¿Qué?

— ¡Dale! —, y me empujó dentro del parque.

Caminamos un rato conmigo mirándolo a cada segundo, intentando obtener una mejor explicación, pero terminé por entender cuando vi un ala de Butterfree de peluche asomar por detrás de un arbusto. Entonces eso era, una verdadera cacería de Pokémon. GeonHak estaba loco por hacer algo así, y era la cosa más linda del mundo.

Mi entusiasmo creció un 200 % cuando entendí el juego. Él sabía que yo amaba los peluches y Pokémon, así que era un regalo demasiado lindo. ¿En qué momento había escondido todos esos peluches?

— GeonHak, ¿esta era tu "tarea" de anoche? —pregunté mientras miraba para todos lados.

— No exactamente... Si los hubiera puesto anoche ya no estarían.

— Cierto. ¿Estuviste comprando pel- ¡Gyarados! Omg, me encanta. Se parece a vos cuando se enoja.

— No digas pavadas.

— Sí, se parece —insistí, pasándole el Butterfree para jugar un poco con el nuevo.

— Me encanta. ¿Cuántos hay? Voy a llenar la cama. Pepe va a estar celoso. Pobre Pepe.

— N-no sé. Yo sólo le di el dinero y... No importa. No voy a contarte los detalles.

— ¿A quién? ¡Contame! —. Entonces, quería saberlo todo. Mientras buscaba por los rincones, seguía insistiendo.

— ¡No! Disfrutalo, después te cuento —dijo él, y me convenció. Tenía razón en que era mejor buscar tranquilo.

Estaba a punto de frustrarme mirando entre los arbustos, cuando levanté mi vista y encontré un Sneasel "trepado" a un árbol.

— No puede ser. De verdad, ¿quién lo hizo? —pregunté otra vez divertido con el nivel de detalle. GeonHak me ayudó levantándome sentado en su hombro para alcanzarlo, pero no me respondió.

— Al menos decime si vos los elegiste.

— Algunos sí...

— Gracias, es muy lindo. Muy, muy lindo.

De verdad, estar en nuestro parque buscando pokémons de noche era la última actividad que se me hubiera ocurrido. Era absurdo y perfecto. No podía parar de sonreír, mientras llenaba los brazotes de GeonHak de peluches.

El próximo llevó un poco más encontrarlo, pero vino por partida doble. De hecho fue especialmente lindo. Eran Torchic y Mudkip, no podía evitar pensar en el parecido...

— ¡Somos nosotros! —grité apenas los vi juntos bajo una mesa. Los saqué rápidamente de su bolsita que los protegía del suelo y los moví en mis manos.

— Sí... YoungJo dijo que nos p-

— ¡¿YoungJo?! Lo sabía, jajajaja. De eso hablaron entonces —dije, muriendo de risa con la confesión accidental.

— Callate, me hacés hablar...

— Es que sí sos. Sos calentito para abrazar —, y hubiera querido hacerlo en ese mismo momento, pero tenía demasiados peluches encima, así que sólo seguí sonriendo.

— Y ese tiene tus cachetes. Sigamos... —dijo, y podía intuir un poco de "ansiedad" en sus palabras. Quizás había alguna que otra sorpresa, así que era mejor seguir buscando.

Pikachu estaba cerca del final del parque. GeonHak me avisó que era el último en ese lugar, así que salimos y cruzamos la calle. Muchos nos miraban, y no era para menos cuando íbamos llenos de peluches.

— ¿Por dónde seguimos? —pregunté sumamente feliz con el recorrido y los peluches que me llevaría a casa. De todas formas podía intuirlo por el camino que estábamos tomando.

— Por acá...

Nos acercamos a la reja de la entrada de la escuela. Me temblaba un poco el pecho viéndola después de tantos años, tan de cerca. GeonHak abrió y, en un banquito en la entrada había dos peluches más: Quagsire y Dewgong. Ellos tenían un papelito con el número de un aula. Lo tomé y lo miré sorprendido. Así que sí había más sorpresas.

GeonHak comenzaba a ruborizarse. No sabía si era por cargar con tantos peluches o si algo lo ponía nervioso. Imaginaba que sería la segunda opción, así que no perdí el tiempo y busqué el aula rápidamente. En la puerta, estaba el último pokémon, según GeonHak.

— Por dios, sos vos cuando estás rubio. Es tu clon. Separados al nacer —grité entusiasmado cuando vi a Zapdos colgado de la ventana.

— Entrá, dale —dijo intentando ocultar su sonrisa.

Lo único que había dentro, era algo escrito en la pizarra. ¿Una ecuación? Podía ver algunas letras interesantes en ella y me hacía una idea del resultado, así que me acerqué de inmediato.

Como lo imaginaba, era un mensaje cursi y tonto, y yo más tonto por estar sonriendo como bobo a una estúpida fórmula matemática.

— ¿Vos de verdad...?

— Eso hice toda la noche, hyung. Por eso no dormí nada. Estuve buscando una forma interesante de...

— GeonHak...

— De decirte que también te amo.

— Por dios, es lo más lindo... ¿Hiciste ecuaciones por mí? Ah, voy a morir.

— No mueras...

— Decilo de nuevo —dije con mis ojos vidriosos. No quería largarme a llorar, quería comerle la carita de pollo entera. Pero necesitaba escucharlo otra vez para saber que era real.

— Te amo.

— ¿De verdad?

— De verdad. Mucho. Mucho más de lo que creía.

No esperé ni una palabra más de su parte. Me colgué de sus hombros para comerle la boca. Él me sostuvo como pudo, antes de hacernos chocar contra la pizarra. Yo había esperado tanto por escucharlo y jamás se me había ocurrido que llegaría de esa forma. Todo se sentía distinto después de escucharlo, era el mejor momento.

Cuando nos separamos un instante para jadear con las bocas húmedas y calientes, casi pegadas, la ecuación prácticamente estaba borrada por la espalda de mi buzo. Mi cuerpo estaba ardiendo y el de GeonHak era un auténtico Torchic, y yo quería toda esa llama interior para mí.

— ¿Podemos irnos ya? —preguntó GeonHak seguramente sintiendo lo mismo.

— Por favor...

— ¿Está bien si vamos a mi dep-

— Está más que bien.

— ¿No importa si no cenamos?

— ¿Podemos pedir pollo a la madrugada?

— Obviamente.

.

.

Aquí Bett ✨

Solo para decir que literalmente
no dormí por esa ecuación...

Pero espero que les haya gustado 😊

(No puedo creer que en Corea las escuelas estén abiertas tan libremente, pero equis. Me vino súper bien)

No sé nada de Pokémon so...
Pido perdón si hay errores.

Nos leemos pronto~

QUEDA TAN POCO. LLORO.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro