Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Set 1

Cuatro años después...

.

.

El teléfono no paraba de sonar mientras yo seguía abrazado a mi almohada intentando mantenerme en el final del sueño que acababa de tener, aunque estuviera claramente despierto. Era el Emperador de Roma y GeonHak mi esclavo recién comprado a unos mercaderes, realmente esperaba que fuera algo de vida o muerte para interrumpir semejante momento o me golpearía a mí mismo por olvidarme de poner el modo silencioso antes de dormir.

Agarré mi celular bastante fastidiado, eran las 7 de la mañana y recién en 20 minutos sonaría mi alarma. Abrí los mensajes del grupo del Club y vi que... "Oh, sí era de vida o muerte". Me levanté de la cama y me di una ducha larga bajo el agua helada para quitarme el calor del sueño de mi cuerpo y me vestí con mi mejor traje negro.

Lo medité unos segundos antes de pedir el Uber y, finalmente, coloqué la dirección de GeonHak en el destino. Al llegar a su edificio, el portero me saludó como siempre y me dejó subir sin avisar. Entré con mi llave y fui directo a su cuarto, era obvio que lo encontraría durmiendo, pero la imagen de su culo en ropa interior, sus piernas flexionadas y su espalda marcada me quitaron el aliento de los pulmones.

Me mordí el labio mientras meditaba sobre despertarlo o acostarme con él otro rato, después de todo se veía casi como en mi sueño, entonces era buena idea intentar continuarlo al lado suyo. Cuanto más lo pensaba, más me gustaba la idea así que me quité el saco y me acomodé contra él, esperando que me abrazara por atrás. Sí, sabía muy bien que mi amigo no podía evitar abrazar lo que tuviera delante mientras dormía, así que aproveché esa información. Efectivamente, así lo hizo.

Dormiteé varios minutos sintiendo el calor de su cuerpo aumentar contra el mío e imaginando el final de mi sueño con media conciencia despierta. No me apuraría en despertarlo aunque, en realidad, a eso había ido. El asunto podía esperar, además, ya me estaba volviendo a quedar dormido.

— ¿¡Hyung!?¿Qué hacés acá?¿Dormimos juntos? —preguntó con su mejor voz de recién despierto, sonando rasposa en mi oído. Pensé que le vendería el alma al diablo con tal de escucharlo todas las mañanas así.

— Eh, sí... Hmmm... Estuviste increíble, todavía me duele el culo.

— ¿Qué decís? Idiota —se quejó soltando mi cintura y alejándose de mí.

— Que aburrido que sos, no se puede hacer un chiste con vos.

— Tus chistes son tremendamente subidos de tono ¿Hay una explicación para que estés arrugando un traje en mi cama, o simplemente te despertarse sintiendo que sería una buena experiencia para hoy?

— Kim GeonHak, adoro que me conozcas tan bien, te comería la boca. Pero no, lamentablemente hay un motivo esta vez —dije girando en el lugar para mirarlo de frente.

— Hyung... Ah~ a veces sos... —, su expresión de frustración lo era todo—. A ver, ¿qué pasó?

— El papá de YoungJo tuvo una pelea ayer y terminó con una contusión cerebral. Murió en la madrugada y el entrenador nos avisó para que vayamos al velatorio a acompañar a nuestro compañero, como buenos colegas. Ponete tu traje, bombón.

— ¿Me estás jodiendo? Que mierda, ¿todo por una pelea? Boxeador, ¿no?

— Sip, eso creo. Igual con la edad que tenía ya no estaba para eso. Dicen que siempre se andaba buscando rivales por ahí, incluso retirado.

— Yo tampoco dejaría de pelear aún de grande. A mí sacame la lucha y prefiero estar muerto.

— Igual, aquí entre nos, no era buen tipo. Nadie merece la muerte, pero YoungJo me ha contado cosas...

— ¿Qué cosas?

— Y... Era violento.

— ¿Con él?

— Si, con él.*

[N/a.: Si no leyeron Let's Fight!, pasen a leer el "Time Out 1", y lloren.]

— ... Ah. No sabía. Que cagada. Pero bueno, no deja de ser su papá.

— Supongo.

GeonHak se cambiaba mientras hablábamos y yo disfrutaba la vista desde mi palco vip en su cama, con las manos detrás de mi cabeza. Estaba seguro de que había aumentado glúteos desde la última vez que lo había visto con es mismo pantalón de vestir. La forma en que luchaba para pasarlo por su culo era una maravilla y como ajustaba cada músculo, una obra de arte. Cuando terminó de vestirse y se volteó a verme, me atraganté con mi propia saliva sólo por intentar decir "vamos".

— ¿Hyung, qué te pasa?¿Querés un caramelo de miel?¿Estás con tos?

— Si, por favor.

Pasé el resto del viaje saboreando el caramelo y riéndome por dentro de lo inocente que podía ser mi dongsaeng, por no decir lento y tonto. Pero así y todo lo quería.

Llegamos a la sala velatoria y yo tenía una sola cosa en mente, "¿YoungJo estará triste o aliviado?", y cuando lo vi al costado del cajón, abrazando los hombros de su madre con una expresión totalmente neutral, imaginé la respuesta. Todo el equipo estaba ahí, así que éramos los últimos en llegar. YoungJo nos observaba desde lejos, especialmente a nosotros. Yo podía hacerme una idea de qué era lo que pasaba por su mente.

— ¿Querés café? —me preguntó GeonHak cerca de mi oído. No habíamos desayunado y de verdad me gustaba la idea. Asentí sólo con mi cabeza y lo sentí alejarse de mi costado.

Mi vista se encontró con la de YoungJo de forma directa y sonreí con una de mis comisuras. Un millón de ideas traviesas se juntaban en mi mente y me divertía de sólo maquinarlas. Él alzó una de sus cejas y soltó a su madre para alejarse disimuladamente y acercarse a mí. Yo, siendo políticamente correcto, lo abracé y froté su espalda con fingido compadecimiento.

— SeoHo, ¿qué estás pensando?

— Pienso que tus "cuotas de libertad" acaban de abrirse una caja de ahorros enorme —. Él sonrió y dejó ver un pequeño gesto con su lengua, atrapándola entre sus dientes.

— Estás en lo cierto. Pero era mi...

— Tu papá, sí... Youngjo, sé que odiás hablar de esto y, desde que me lo contaste nunca abrí la boca, pero dejame decirte que no está mal que no sientas pena. Vivió como quiso y murió de la misma forma. Todo lo que te hizo no merece que lo perdones. Si lo hacés de todas formas, puede ser bueno para vos, pero no te sientas mal por no sentirte mal. Aprovechalo.

— Ho... Hm... Gracias. Sé que no tenemos la mejor relación, pero de verdad es lo más lógico que me dijeron en todo el día, entre saludos prefabricados y toda esa mierda, me estaba volviendo loco.

— YoungJo, antes de que GeonHak vuelva con nuestros cafés... Entiendo que tuvieras miedo de confesarte por las amenazas de tu papá, pero ahora que ya no están, ¿qué tal si...?

La cara de YoungJo se transformó. Sus ojos enormes se hicieron más grandes y su boca formó un círculo dónde cabría una mosca. GeonHak apareció caminando como un verdadero pollito intentando no volcar los cafés y yo fui a su auxilio antes de tener que tomar el mío lamiendo el suelo. Youngjo quedó algo lejos de nosotros pero lo ví retirarse al otro sector del salón que daba al patio.

— GeonHak, deberías acercarte a saludarlo, ¿no? Para eso vinimos.

— Vinimos para caretear porque él no nos soporta y nosotros tampoco a él —, y dió un sorbo a su café.

— Tenés razón, sí, pero igualmente... De todos, sos el que lo conoce de más tiempo. Son los eternos rivales. No serías el luchador que sos sin enfrentarte a él por tantos años, y él igual. Yo creo que eso vale también, aunque su trato fuera del ring sea seco, cuando están arriba... Es bien intenso.

— Hyung... Cuando sacás esa chapa de orador...

"¿Qué GeonHak, qué? Decilo y te como la boca, te estampo contra la pared y te doy ahí nomás delante de todo el mundo", pensé mientras sonreía como una ardilla inocente escondiendo la mejor almendra en sus cachetes. Pero él no dijo más nada y se fue siguiendo el rastro de YoungJo. Yo me dediqué a tomar mi café intentando no apretar tan fuerte el vasito de Telgopor. De verdad había pasado demasiado tiempo sin tener sexo y ya me estaba quemando la cabeza.

Mientras buscaba un lugar con menos gente para esperar el chisme de GeonHak y YoungJo, pensaba en qué putas intenciones tenía ayudando a que esos dos por fin se sacaran la tensión "deportiva" que tenían. Es decir, ¿por qué le vendía al enemigo mi manzanita de oro? Quizás por ver un poco de drama, no estaba mal; quizás por curiosidad, para sacarme por fin la duda de qué pasaría si esos dos dejaran de matarse a golpes en los entrenamientos y se empezaran a dar como correspondía. Pero no, no me convencían esas respuestas.

¿Quería saber si GeonHak podía tolerar una confesión de amor homosexual? Si era eso, era demasiado cínico de mi parte usar a YoungJo como conejillo. Sin embargo, no estaba obligándolo a hacerlo, sólo había sido una recomendación. Después de todo, si salía bien, me debería una y yo la usaría para pedir una mordida a la manzanita.

Me sentía satisfecho con mis travesuras y terminé mi café imaginando todo tipo de desenlaces. En eso, GeonHak entró con la cara completamente roja por la puerta que daba al patio y una expresión un tanto extraña. Se acercó a mí a penas me vió y mis ojitos brillaron esperando toda la historia.

— Nos vamos. Ya lo saludé, ya está.

— ¿Eh?¿Tan temprano?

— Ya mismo —. Su voz sonaba molesta y sus expresiones cada vez lo mostraban más.

— No tenés que dar tu clase, nos dieron el día a todo el equipo.

— Hyung, ¿te vas conmigo o te quedás?

— Me quedo un rato más a ver si sirven sanguchitos o medialunas.

— Ok.

Su paso firme y rápido se veía sexy, pero también me provocaba una mala sensación. Evidentemente no había ido nada bien. Sí quería saber si el cátering tenía algo más, pero fui un poco humano y me fui de a pequeños saltitos al patio. YoungJo estaba parado al lado del limonero tapando la mitad de su cara con una de sus manos y llorando. Ajá, llorando en el funeral de su padre, pero por nada que tuviera relación a él.

— YoungJo... Si pregunto cómo estás es una idiotez, ¿no?

Él esbozó una pequeña sonrisa y asintió.

— ¿Querés contarme?

— Me rechazó, obviamente. Ni siquiera le pedí algo, así que no sé por qué lo hizo. Sólo le dije... —. El llanto lo volvía a agitar y no pudo seguir. Yo sentí un nudo en mi pecho y me arrepentí sinceramente de haberme metido en el medio de ese asunto.

— Tranquilo... —dije acariciando su espalda.

— Está bien, estoy bien. Sólo quiero dejarlo salir. L-le dije... Le dije que no me diera sus condolencias como todo el mundo, que no me sentía mal, que realmente me sentía liberado. Me dijo que lo entendía y yo le dije que no, que no lo entendía. Que mi papá me odiaba por ser gay, y que ahora podía ser yo mismo. Así que... Así que podía decirle que me gustaba hace mucho tiempo...

— ¿Y qué te dijo ese bobo?

— Que se alegra por mí pero no le interesa, que no le gustan los hombres y que hubiera sido mejor que me ahorrara esa parte. Me dijo que ni siquiera piense en volver a mencionar el tema y que ahora sería demasiado raro compartir equipo.

— Lo voy a-

— No, no hace falta. Está bien. Es una etapa cerrada. Sabés qué, SeoHo, me alegro por esto. En el mismo día perdí a mi papá y a mi crush. Era cómodo estar enamorado de alguien que jamás me correspondería porque era una excusa para realmente nunca tener que salir del clóset frente mi familia. Le dediqué mucho de mi vida, a él y a mi papá. Ahora soy libre y voy a hacer lo que quiera, incluso fijarme en otras personas. Y si no me enamoro, mejor.

— Wow, YoungJo, eso fue increíble. Tomarte así un rechazo es... Fascinante.

— Otro día me hubiera destruido, pero hoy me siento tan... Me siento bien —, y se veía igual de bien. Su cara estaba algo irritada por llorar, pero su sonrisa volvía a aparecer mientras hablaba. Respiraba profundo, como quien siente que un peso se va de su pecho. Yo sentía una mezcla de cosas en mi abdomen; un poco de dolor por no poder evitar reflejarme en él. Él no lo sabía, pero yo entendía su enamoramiento mejor que nadie, y el hecho de evitar todo tipo de compromiso con otros también. Que GeonHak lo rechazara se sentía casi como un rechazo a mí mismo. La empatía que estaba experimentando era enorme, y ver su fortaleza para afrontar el cachetazo que le estaba dando la vida era casi excitante. No, casi no, era realmente caliente.

— Deberíamos cojer —solté sin pensarlo. Era lo mejor que podíamos hacer.

— ¿Nosotros?

— Si, nosotros. Kim GeonHak que se vaya a la mierda.

Su expresión fue digna de un cuadro impresionista, una mezcla entre sorpresa absoluta rondando la locura, y una sonrisa de incredulidad.

— Tenés razón, voy a excusarme con mi mamá.

— Te espero afuera en el Seven Eleven.

— Perfecto.

.

.

Mientras lo esperaba comprando forros, pensé en que era una excelente forma de terminar un funeral. Sí, podía ser un poco bizarro el hecho de que fuera el hijo del muerto, pero eso lo hacía más excitante. Claro, también era mi compañero de equipo, pero eso ya era algo que pensaría después, en los entrenamientos de la semana cuando recordara lo que había pasado. Por el momento, la intención sólo era mandar a nuestro crush a la mierda, aunque para mí sólo fuera por un rato.

YoungJo apareció y yo sonreí de anticipación dándome el permiso por primera vez en la vida de mirarlo con otros ojos. Su actitud me rompía las bolas y, más aún sabiendo lo falso que era con todos haciéndose el heterosexual. Yo tampoco lo hablaba abiertamente, pero al menos no fingía lo contrario. En general no me caía bien, sin embargo, no era algo para negar que tenía un atractivo considerable, un cuerpo enorme y muy sexy, sobre todo los muslos y el pecho; una boca bastante seductora y un cierto magnetismo en la mirada. En conjunto, las vibes de "sí, follo bien" llegaron a mis ojos, mi cerebro y mi entrepierna.

Él pidió el Uber y yo me dediqué a meditar si prefería ser follado o darle a ese culito gordo que tenía a unos metros, pero siendo un gran día para él, preferí dejarlo a su elección. Cuando llegamos a su casa, bastante linda por cierto, lo tangible del momento me golpeó con bastante fuerza. Su casa estaba llena de elementos decorativos, sobre todo cuadros y fotos de torneos con sus respectivos trofeos y medallas. Había varias fotos donde salía GeonHak junto a él en el podio y no pude evitar determe a ver.

Unas manos de golpe me tomaron por la cintura, me hicieron girar y me llevaron contra la pared del pasillo. Su cuerpo estacionó frente al mío impidiéndome cualquier maniobra.

— ¿También te gusta él? —preguntó con su voz calma cerca de mi boca —¿Te gusta tu mejor amigo? Que cliché.

La forma en que me tenía apresado me gustaba, era suficiente autoritaria para hacerme sentir sometido y eso me calentaba, sumado al hecho de estar escupiéndome en la cara mi único secreto.

— Sí, es una mierda.

— Ahora entiendo un poco mejor tu empatía conmigo —dijo apretando mi cara en una de sus manos e iniciando un beso húmedo desde el primer segundo. Podía imaginar que era bueno usando la lengua porque tenía esa costumbre de gesticular con ella constantemente, pero por amor de Dios, estaba teniendo una demostración demasiado eficiente dentro de mi boca.

En vistas de los acontecimientos, lo dejé marcar el ritmo. Sabía demasiado bien cómo ser lento y caliente sin llegar a ser aburrido. Una de sus manos había estado siempre en mi cintura y la otra bajó por mi cuello recorriendo despacio mi pecho y parte de mi abdomen. Si bien había perdido un poco el rechazo a ser tocado después de varios años de cojer con desconocidos, justamente, el que fuera un conocido me hacía sentir raro otra vez. Pero lo dejé, ese era su día y yo había ofrecido el revolcón de "a la mierda Kim GeonHak", así que podía hacer lo que quisiera conmigo.

Se apartó de mi boca con la excusa de comenzar a desvestirme. Yo no había caído en la cuenta de que ambos estábamos de traje y nos veíamos como dos ejecutivos calientes después de una reunión aburrida. Era divertido el concepto. Aflojé mi corbata y la dejé ahí, sin terminar de sacarla. Él se deshizo de mi saco y comenzó abrir mi camisa abandonando la acción cuando mis pezones estuvieron a la vista y disponibles para lamerlos. Yo rodeé su cintura con mis piernas y él me levantó hasta tenerme a la altura perfecta. Otra vez su lengua siendo la protagonista y mi pantalón siendo una verdadera molestia contra mi erección.

Festejé internamente cuando me llevó a su cuarto y me tiró en la cama. Él no subió detrás de mí y se quedó entretenido con el nudo de su corbata y los botones de su camisa. Yo pensé que debía ayudar, pero todo mi interés de pronto estaba en su cinturón. Me acerqué al borde y desabroché la hebilla, luego lo deslicé por los pasadores y sin siquiera mirar hacia arriba abrí el pantalón y bajé su bóxer. Mi boca estaba suficientemente húmeda y la temperatura elevada por el reciente beso se sentiría indescriptible en la punta de su miembro, yo lo sabía muy bien, no necesitaba pedir permiso. Arrastré todo el exceso de saliva y luego lo dejé entrar de a poco en mi boca. Escuché su ropa superior caer al suelo y sus manos aparecieron por mi pelo. Yo esperaba que no intentara marcar el ritmo o lo tomaría como una ofensa a mis habilidades, pero él no lo hizo y me sentí halagado.

Cuando me cansé de lamer y chupar su amable erección, busqué el condón que había comprado y lo deslicé por ella. Le pasé el sobrecito de lubricante y me aparté al centro de la cama para deshacerme de mi pantalón de vestir y mi ropa interior. Sólo me quedaba la camisa abierta y la corbata, pero no molestaban a nadie. YoungJo subió a la cama y se acomodó entre mis piernas abiertas, acercó sus dedos húmedos a mi culo y, sin meditarlo mucho, comenzó con su tarea. Yo sabía que no sería demasiado engorroso, y literalmente sólo bastaron unas pocas caricias para tener sus dos dedos jugando dentro mío. Cerré mis ojos para disfrutar de la sensación sin el recuerdo incómodo de que era mi compañero de equipo el que lo estaba haciendo, y los resultados fueron encantadores.

— Seo-

— No preguntes, hacelo —respondí sin necesidad de escuchar la pregunta. Estaba más que listo hacía rato, sólo estaba disfrutando. Sus dedos fueron rápidamente reemplazados y entonces se puso bueno.

Me sentía feliz de estar disfrutando lo que el tonto de GeonHak se perdía y, sin querer, me acordaba de mi primer amante en la universidad. No lo había visto nunca más, pero me llevaba todo lo que había aprendido y le agradecía por eso.

— Abrí los ojos —, exigió la voz tranquila de YoungJo. Yo odiaba que me sacara de mis pensamientos, y también odiaba tener que mirarlo, pero lo hice, y encontré sus ojos oscuros demasiado pesados sobre mí ¿Por qué tenía que mirar así? Sólo me hacía querer ser follado más fuerte.

— ¿Me estás desafiando?

— Depende, ¿podés con eso? —preguntó deteniendo en seco sus embestidas.

— Puedo con mucho más —respondí divertido ¿Una lucha de miradas durante el sexo? Sí, sonaba divertido para mí.

Él mordió su labio y sostuvo con mayor firmeza mis muslos, cosa que no era nada fácil; si en algo nos parecíamos era en el ancho de esa zona específicamente. Sus movimientos se volvieron más cortos y rápidos progresivamente y terminó por soltar mis piernas para apoyar sus manos sobre la cama, a los costados de mi cintura. Era intenso y caliente, igualito que su forma de sostenerme la mirada. Mi boca estaba entreabierta y cada vez más cerca de la suya, soltando todo tipo de gemidos. Él no estaba tomándose las cosas en broma y eso estaba claro, me costaba no ceder y cerrar mis ojos. También me costaba horrores no desorbitar mis ojos cuando el muy hijo de puta golpeaba en el lugar correcto una vez tras otra. Definitivamente perdí, no era posible ganar contra su duelo de miradas pero estaba delirando de placer y eso era lo único importante.

Cuando se detuvo quise llorar. Estaba en el mejor momento, no me importaba acabar así sin más. Pero él tenía otros planes y me arrastró con ellos por más que me quejara aferrándome a su torso. Me dió la vuelta con una maniobra de judo y eso me impactó. De pronto me sentí como en un entrenamiento en el Club y todo gritaba "es tu compañero"; ya no éramos dos ejecutivos calientes, pero aún así, mi compañero era suficientemente bueno para hacerme olvidar la culpa por lo que tardara en alcanzar nuevamente el clímax.

Sus manos en mis caderas eran una declaración de autoridad y eso, nuevamente, me gustaba. Estaba pedido en el ritmo tan controlado que llevaba, que definitivamente demostraba un enorme dominio de sí mismo. Una nalgada suave me sacó del hechizo y me hizo abrir los ojos contra la almohada tan de pronto. Miré por encima de mi hombro y él sólo lo repitió divertido, aún más fuerte.

— No te pases —murmuré entre dientes.

— No pusimos cláusulas —, respondió, pero no volvió a hacerlo. En cambio, presionó mi espalda con sus manos casi subido sobre mí y se dejó llevar por primera vez, lejos de ese control que tenía. El cambio de ritmo lo hacía menos predecible, más salvaje, más descontrolado. El hormigueo en todo mi cuerpo fue letal, y acabé por fin apretando la almohada con mis puños mientras gemía bajito. Él continuó, extendiendo mis sensaciones hasta lo máximo posible y finalmente se reacomodó a mi lado, lógicamente agotado. De verdad había dado todo de sí y yo no podía estar más satisfecho.

.

.

— Supongo que vos también te cansaste de esperar —dije más tarde mientras seguíamos pasando el rato en la cama.

— ¿Te referís a.....? Sí, al principio seguía con la esperanza de que él fuera mi primera vez, y de hecho no imaginaba otra posibilidad, era él o nadie. Hasta que la curiosidad me ganó.

— Lo sé. Te entiendo.

— ¿Qué pensás hacer? Vos sí que la tenés difícil.

— No sé, llevo años pensando en eso y lo único que se me ocurrió fue ser demasiado obvio con él. El problema es que no entiende. Lo toma todo en broma.

— Podrías empezar por decirle que sos gay, ¿no? Así se lo toma en serio.

— No, no quiero. Las cosas se pondrían raras entre nosotros. No puedo correr ese riesgo. Si lo alejo de mí, me muero.

— ¿No estás siendo demasiado dramático?

— Drama es mi segundo nombre. Pero en serio, perder lo que tenemos sería demasiado duro para mí.

— Al menos tenés algo, yo sólo una larga rivalidad.

— No es poca cosa teniendo en cuenta que las Artes Marciales son su vida.

— Da igual. Voy a olvidarme de mis sentimientos por él. Estoy decidido.

— Buena suerte con-

El tono de llamada de mi celular me interrumpió. No tenía idea de dónde estaba, quizás en algún rincón de la cama después de caerse de mis pantalones. YoungJo lo buscó tanteando las mantas desordenadas y me lo acercó, pero yo no lo agarré.

— Hablando de Roma...

— Cortale.

— ¿Seguro?

— Sí, ¿qué voy a decirle "Estoy con YoungJo en su cama, desnudo. Nos escapamos del funeral para cojer"? Aunque seguro se lo tomaría en broma.

— Lo haría sólo para escuchar cómo no te cree —, pero, contrario a sus palabras, rechazó la llamada.

Me reacomodé en la cama dispuesto a dormirme un rato. Habíamos estado relajados por largos minutos, pero necesitaba apagar mi cerebro del todo. Sí, llegaría brutalmente tarde a mi oficina, pero un funeral era una excusa más que suficiente para mi papá. No sabía si a YoungJo le molestaría que me durmiera ahí, pero mientras no dijera nada, yo seguiría intentando conciliar el sueño.

Sentí que había pasado sólo un minuto cuando una ronda de cosquillas me despertó. Había dormido demasiado profundo y hasta fue extraño abrir los ojos y encontrarme en otra cama, con el culo dolorido.

— ¿Qué hacés? —pregunté un poco molesto dejando que mi mente volviera sobre lo que había pasado. Sí, habíamos hecho cosas peores, pero no le daba derecho hacerme cosquillas. Ahuyenté sus manos como si fueran moscas y me senté en la cama.

— Un judoka que no soporta el contacto. Raro.

— Dejame. Una cosa es el deporte y otra el exceso de confianza.

Sus pupilas rodaron hacia la esquina superior como si buscara el sentido en mis palabras. Era raro, ok, pero eran mis mañas.

— Estabas dormido muy profundo y necesitaba despertarte. Te hablé y nada. Mi mamá me llamó. Me estaba buscando, así que le dije que venga acá, no quiero que esté sola en su casa. No te pido que te vayas corriendo, pero si querés ducharte antes de que llegue... Es lógico que me encuentre con un compañero acompañándome, pero...

Entendí a la perfección y no necesitó más nada para que me levantara de la cama y me estirara un poco para desperezarme. Todavía tenía puesta mi camisa que era un desastre, arrugada y sucia, así que me la saqué y la revoleé a alguna esquina del cuarto.

— Tu novia tóxica siguió llamando, ¿es así siempre?

— Cuando no le contesto sí. O sea, sí. Todo el tiempo.

— Ok. Voy a pedir algo para comer con mi mamá, ¿te vas a quedar?

— No... Tengo que ir a mi oficina. Te agradezco.

Me duché rápido, me sequé lo mejor que pude el pelo con la toalla y salí pensando en que mi camisa no estaba utilizable. La cama estaba ordenada y mi ropa doblada encima, con un bóxer y una camisa celeste prestada. Pensé que en el futuro tendría en cuenta las ventajas de acostarme con un perfeccionista, y me vestí con algo de apuro por irme. En la cocina, YoungJo me había dejado agua y un platito con frutos secos para picotear, cosa que hice olvidándome un poco de que tenía que irme rápido. Su madre llegó y él apareció otra vez en la sala junto a ella.

— Me asusté cuando no te encontré, hijo, ¿cómo no me avisaste? Me imaginé que te irías con YongHoon pero él estaba ahí todavía...

— Perdón mamá, me quería despejar un poco.

— Está bien, está bien ¿Éste es ...?¿Es Kim Geon...? No, ¿SeoHo? —dijo la mujer volteando a verme.

— Sí, soy Lee SeoHo, Señora.

— Ah, sí sí. Gracias por cuidar a mi hijo.

Sonreí inevitablemente mientras tragaba los restos de nueces. YoungJo se reía por lo bajo y todo era demasiado bizarro. Me despedí cortesmente y me excusé con mi verdadera responsabilidad antes de irme sin quedarme a comer con ellos.

Cuando llegué a mi oficina, el enorme sillón frente al ventanal con vista a la Ciudad tenía un individuo estirado a sus anchas. Di la vuelta para verlo de frente y me senté en la mesa de café. Sabía que tendríamos una charla muy larga...

— ¿Qué hacés acá? Me imagino que habrás empezado mi trabajo ya que estás.

— Te estuve llamando —. Su tono de reproche sonaba tan lindo, así que lo dejé explayarse—. Te esperé en el coche un rato. Me terminé yendo solo. Me aburría en casa así que me cambié y te volví a llamar. No me contestabas y me preocupé y obviamente vine directo acá a buscarte y tu secretaria me dijo que te espere acá.

— GeonHak, ¿no se te ocurrió dejarme en paz?

— ¿Por qué? Que maldito. Me ves salir hecho una furia y no te preocupás por mí. No tenés idea lo que pasó, necesito contarte.

— YoungJo te confesó que siempre le gustaste y vos fuiste un pollo reventado.

— ... ¿Cómo sabés?

— Me contó cuando lo encontré llorando en el patio.

— ¿No te parece cualquiera que me diga eso? Lo voy a saludar y me tira que es gay y que encima le gusto... Que asco por dios.

Agradecí internamente haber dejado la corbata en la casa de YoungJo porque, sino, no podría evitar rodear el cuello de cierta persona hasta dejarla casi inconciente con ella.

— ¿Te tocó?¿Te quiso besar a la fuerza?¿Te manoseó?¿Te contó con lujo de detalles todo lo que pensaba hacerte aún sin que se lo pidieras...?¿Qué hizo para que te diera asco? —pregunté intentando controlarme.

— No, bueno, pero me dijo que le gusto, o sea, justo yo, no otra persona, yo. Es horrible. Andá a saber cuánto tiempo me estuvo mirando de esa forma...

— ¿Alguna vez te sentiste incómodo?

— No, pero porque no sabía.

— Si no te incomodó es porque nunca se desubicó. No tiene nada de asqueroso que sintiera cosas por vos, pedazo de caca.

— Bueno no sé, se me hace muy raro ¿No sería raro que de pronto te diga que me gustás?

"Sería el mejor día de mi vida, idiota", pensé. Quería correr los muebles y tirarlo a la alfombra para golpearlo hasta que se arrepintiera de ser tan tonto, pero obviamente no ganaba nada con eso. Tenía que tener paciencia como había tenido toda mi vida, como teníamos que tener los de mi tipo siempre delante de los comentarios homófobos. En ese momento me estaba enfrentando en primera persona a la reacción que tanto miedo me daba. Por un lado, me hacía sentir bien que mis sospechas no eran infundadas y que no había perdido el tiempo ocultando mis sentimientos si claramente su reacción sería así de estúpida ¿Valía la pena intentar cambiarle la cabeza cuadrada?

— ¿Y si YoungJo fuera una mujer?¿No te importaría gustarle y que te mire con segundas intenciones?

— ... Es distinto, eso es normal.

— Ah bueno, listo. Yo así no puedo escucharte más. Es el argumento más viejo y ridículo que existe —, y me levanté de la mesa para irme a mi escritorio.

— No es que esté en contra de la homosexualidad, sólo me dió una sensación rara saber que todo este tiempo le gusté. No sé, es algo raro para mí.

— Ves que podés ser un poco más correcto. Eso está mejor que decir "asco".

— Quizás me espanté demasiado. Pero es que... viniendo de YoungJo, justo él. Es una información difícil de procesar.

— ¿Qué tiene YoungJo? —, "aparte de ser muy buen amante", y mi culo lo sabía mientras me sentaba en mi silla giratoria.

— Me hace la vida imposible desde que nos conocemos ¿Qué esperaba?¿Que me cambie de bando sólo por pena, o qué?

— No, capaz esperaba un poco de respeto de tu parte ¿Cómo "la" hubieras rechazado si hubiera sido una chica?

Él quedó pensativo. Lo veía asomado por el respaldo del sillón con los ojos fijos en algún lugar del piso alfombrado.

— Es verdad, hubiera sido mucho más considerado. Aunque en este momento no la habría rechazado —dijo con una pequeña sonrisa al final. Oh, ¿mi pequeño pollito estaba un poco necesitado? No me sorprendía, si se tomaba todo su tiempo para conocer a alguien antes de hacer el trabajo sucio.

— Hm, bueno, quizás podrías llamarlo y retractarte —dije burlándome un poco de él. Aunque YoungJo había jurado querer olvidarse de sus sentimientos, seguramente no se negaría.

— No digas pavadas, yo no soy gay. No me interesa la experiencia.

— Tampoco te esforzás mucho en sostener tu heterosexualidad. A lo sumo sos hétero, pero sin la segunda parte.

— Salgamos esta noche y lo resuelvo —propuso. Era raro viniendo de él, casi siempre era yo el que insistía, pero no tenía ganas ni ánimos, estaba intentando ser neutral ante algo que me provocaba demasiado dolor y, además, ya había hecho los deberes por ese día y varios más.

— No, gracias. No me interesa la experiencia.

— ¿¡Hyung!? No te burles. Mirá si justo vos no vas a querer salir.

— No quiero. Ya estoy más que bien.

— Hyung, ¿tu camisa no era blanca?¿Qué hiciste después del velatorio?

Ups, al final lo había notado.

— Fui a casa a cambiarme ¿Comiste?

— No, no comí, pero ¿por qué sólo la camisa?

— Voy a pedir algo entonces. Me manché con un sanguchito de tomate.

— Ah.

Suspiré por lo bajo y llamé a mi secretaria para pedirle algo de comer. Sería una tarde larga poniéndome al día con todo el trabajo de la mañana sin hacer y lidiando con un GeonHak aburrido por no tener su rutina de siempre. Afortunadamente ya estaba acostumbrado a ocultar mi vida sexual con él y había dejado de sentirme incómodo por eso mucho tiempo atrás. Sin embargo, mientras esperábamos el pedido, tenía un sentimiento extraño alojado entre mi pecho y mi garganta. "Asco", "raro", "espantado" ¿Por qué el panorama se ponía tan poco alentador?¿Realmente sólo era porque se trataba de YoungJo?¿Y si hubiera sido yo mismo? De alguna forma tenía que poder sacar a mi pollo de su cascarón.

— Hyung —dijo un rato más tarde cuando la comida ya había llegado y estábamos los dos en sentados en el suelo comiendo en la mesa de café.

— ¿Hm?

— Ya que se suspendió el entrenamiento, ¿podemos ir a practicar un poco por nuestra cuenta esta noche?

— Ok. Me parece bien.

Efectivamente tenía ganas de aporrear un poco al tonto de mi amigo, y si eso implicaba una cantidad considerable de contacto físico, también me atraía la idea. Aún mientras la comida pasaba por mi sistema, seguía sintiendo esa molestia. Sabía que jugaba con fuego cada segundo que pasaba con él, sobre todo porque mis sentimientos se volvían más y más complejos con el tiempo. Además de los fideos picantes, algo quemaba en mi lengua por hablar, por decirle todo lo que le había ocultado por muchos años y por demostrarle que aunque él no se creyera capaz de sentir algo por un hombre, ahí estaba, todos los días pegado a mí como si yo fuera el puto oxígeno en sus pulmones.

.

Continuará...

.

[N/a.: En cualquier momento SeoHo..]
.

Aclaración 🐣

Como a algunos les costó entender en qué momento estaban en el capítulo anterior, quiero aclarar que eso fue 4 años antes de los acontecimientos narrados en Let's Fight!, es decir, cuando GeonHak tenía 20, SeoHo 21 y HyunGu 15 añitos, (al igual que los mellizos y HwanWoong). Recuerden que ellos son más chicos en la historia que en la vida real. El resto tienen sus edades reales. En esta parte, volvimos al período de tiempo en el que transcurre Let's Fight!, así que vuelven a tener 24, 25 y 19 los chiquillos.

Espero haberles ayudado a entender un poco mejor. Les dejo algunas referencias:

🔗 Sobre el beso entre entre YoungJo y YongHoon, lo explica HyunGu en el Round 10.

🔗 Sobre "quién es" el chico de la universidad de SeoHo (que NO es DongJu), él lo menciona en el Round 25: ²

🔗 Sobre la relación entre YoungJo y su padre, el doloroso Time Out 1.

Espero que les sea de ayuda o refresque sus memorias~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro