Rematch
— Bueno, nos vemos a la tarde —dijo GeonHak cuando terminamos de desayunar en mi oficina. Yo todavía tenía media medialuna saliendo de la boca, pero lo detuve cuando se levantaba del sillón.
— ¿A dónde te vas tan apurado si dijiste que —comencé con la boca llena—... no tenías clases hoy? —agregué luego de tragar.
— Quiero ir a correr un rato.
Lo miré con cara de asco y rodeé mis ojos, en realidad no me molestaba, pero me divertía que él pensara que sí. Me daba lugar para concentrarme debidamente en mi trabajo que, en ese momento, estaba haciendo a medias con la laptop sobre un almohadón a mi lado.
— Qué aburrido.
— Ah... también... tengo otra cosita que hacer. Me llamaron de la comisión directiva y... tengo un buen presentimiento.
— ¿De verdad? ¿Como qué? —dije, un poco más interesado en sus palabras.
— No sé, me dijeron que era sobre las becas que están dando con mi sueldo, pero ya les pasé los nombres de los recomendados por mí, así que no creo que sea eso.
— Hmm, vas a ser director del club, ¿eh? Ya lo veo, que tu primer decreto sea renovar el gimnasio viejo, porfa, y que haya duchas de esas que te hacen hidromasaje. Ah, y que hagan más grande la cafetería, le falta una barra...
— Hyung, dejá de delirar.
— ¿Por qué? Seguro que es eso...
— Sí, yo también creo que me van a ofrecer eso, pero no voy a convertir el club en un shopping.
— Aburrido.
— Chau —dijo él, y se levantó del todo para acercarse a la puerta. Lo seguí con la mirada y con un puchero esperando mi besito. No era justo que me acostumbrara y luego no lo hiciera más. Él se sonrió y volvió unos cuantos pasos, se inclinó sobre el respaldo del sillón y me tomó la cara con una de sus manos—... Mhh, demasiados carbohidratos en esa boca —protestó con cara de tonto antes de darme un beso corto en el cachete. ¿¡Cómo que en el cachete!?
— ¿Perdón? —, era cierto que tenía la boca llena de migas, ¡pero estábamos desayunando!—. Ya vas a ver, eh. Te la buscaste.
Pude escuchar su risotada, incluso mientras se iba. Siempre encontraba la forma de volverme loco en su ausencia. Yo podía responder de manera más madura, sí, pero ¿cuál era la gracia? Me levanté del sillón con la computadora en un brazo y el celular en el otro. "Traeme el nuevo", le escribí a BeHi en nuestro chat, antes de continuar mis tareas en mi escritorio.
Mi secretaria apareció unas horas después con una bolsita de tela gomosa y un sobre. Lo primero, claro, era mi arnés nuevo, con un montón de hebillas y tiras de cuero que llegaban desde mi pecho hasta mis muslos. ¿Lo segundo...? —. ¿Qué es esto, BeHi? ¿Es la invitación a tu boda?, ¿se van a casar de verdad? —pregunté, asumiendo que se trataba de eso. La dedicatoria decía "Señores Kim y Lee", se leía precioso.
— Eh, no, no es eso. Es algo que llegó para ustedes —aclaró ella con una pequeña risita. Yo volví a mirar el sobre con renovado interés—. Bueno, primero ayudame a ponerme esto.
— ¿Puedo saber por qué decidió estrenarlo justo hoy? —pregunto con más morbo que curiosidad, luego de ayudarme a ajustar cada una de las correas alrededor de mi cuerpo.
— GeonHak me negó un beso por tener "carbohidratos" en la boca —respondí luego de volver a vestir el traje, pero sobre mi nuevo accesorio—. Ahora sí, veamos qué es esto.
Abrí la tarjeta y me sorprendí al ver que no era GeonHak el Kim al que hacía referencia, era YoungJo. Terminé de leerla para comprender del todo los detalles y la dejé en manos de BeHi que no dejaba de mirar intrigada. Se venía un drama de mi novio, podía sentirlo.
Abandoné mi oficina, todavía sin acostumbrarme del todo al exceso de cuero apresando mi cuerpo como un matambre. Era extraño pero no del todo incómodo, me reía solo mientras caminaba hasta el piso de Firebomb. Por supuesto, pasé sin necesidad de anunciarme, abrí la puerta de la oficina principal y YoungJo me recibió... ¿Comiendo un duraznote? Definitivamente, no era la imagen que esperaba, algún resorte se desprendió en mi cerebro y... ¿Necesito decir lo que pasó como flashes en mi mente? Tragué seco antes de poder hablar y él alejó la fruta de su cara para ver quién entraba.
— Ah, hola, ¿qué onda? —dijo con su boca brillante y el mentón mojado. Por mi propio bien, me volteé hacia el ventanal y fingí perder el tiempo entre las muestras de bocetos que había colgadas por todos lados. Necesitaba recuperar un poco el aire.
— Son buenos, me gustan.
— ¿Sí?, son de una chica que quiere entrar en Firebomb. Seguro la acepto, pero la voy a hacer sufrir unos días.
— Qué malo, em... vine a contarte algo —agregué. Respiré profundo y volví a verlo—. Nos invitaron a una conferencia internacional de "arte y emprendedurismo", en Hong Kong.
— ...¿Qué? ¿En serio?
— Sip... como expositores honoríficos. Dicen que el caso de éxito de nuestra plataforma es un ejemplo para el futuro del arte y el comercio. ¿Qué te parece?
— Woah, en serio, woah. ¿Entonces...?, ¿vamos a ir? —preguntó con visible emoción.
— Sí, obvio, el problema es...
— GeonHak.
— Se va a poner como loco.
— Podés lidiar con eso.
— No sé, ¿y si vas vos solo?
— ¿En serio le vas a dar el gusto? Además, yo solo no... No sé manejarme en esos ambientes. Vos estás más acostumbrado. Dejalo que patalee solo acá, ¿cuántos días son?
— El fin de semana. Va a ser insoportable, es capaz de ponernos un espía personal a cada uno.
— Que lo haga, ¿qué importa?, ¿o tenés miedo de darle la razón?
— ¿Qué decís? —me quejé, una cosa era que yo lo pensara, otra muy distinta era que él lo dij... Es decir—, no, para nada. Voy a ver cómo se lo digo y aguantarme que me hinche las bolas.
— Te recuerdo que desde el principio fue tu idea, lamento que tengas consecuencias hasta hoy —dijo con una sonrisa de engreído, mientras, miraba fijo al pobre durazno al que le faltaba casi la mitad.
— Callate —solté con una frustración enorme, le arranqué la fruta de la mano y me la llevé conmigo, justo antes de salir de su oficina. No sabía qué clase de preocupación tenía encima, pero me dolía el pecho seriamente, mientras subía en el ascensor. Al bajar en mi piso, me desvié para pasar por el consultorio de Lim como hacía tan seguido el último tiempo.
— Lee, buen día— dijo el psicólogo al verme entrar—, ¿y eso? —preguntó con un vistazo a la fruta en mi mano.
— La razón de mi mal humor —le informé, antes de dejarme caer en el sillón de los pacientes.
— ¿Un durazno? ¿Está feo o qué te hizo el pobre?
— No sé, no lo probé.
— Pero si le falta la mitad.
— No fui yo.
— ¿Alguien se comió tu durazno y te pusiste de mal humor? —intentó él, yo no pude evitar soltar una risotada, seguida de una mirada de sentencia de muerte. Estaba CASI en lo cierto—. Ah, ya veo.
— Estoy enojado. Solo estaba comiendo un puto durazno y ya me hizo cortocircuito el cerebro.
— ¿Por qué pensás que sentís eso?
— Porque tengo memoria, básicamente. Y aunque no tuviera, GeonHak me lo recuerda todo el rato.
— Ajá... ¿estás confundido?
— No, confundido no, lo tengo clarito. El problema es que no entiendo qué le pasa a GeonHak con él, ¿me entendés? Tiene una obsesión, y cuanto más se obsesiona él, más me obsesiona a mí. Es como una competencia. Está tan pendiente de saber si me gusta o no, al punto de hacerme sentir que sí me gusta. Yo siempre lo quise a él solamente, no entiendo por qué la hace tan difícil.
— ¿Vos creés que lo de GeonHak ya no son celos, entonces?
— Lim, los celos te hacen evitar a una persona. GeonHak no intenta mantenerlo lejos de mí, se hace el que quiere evitarlo, pero es el primero en mencionarlo o buscar la manera de llamarlo. Es como que quiere que revolotee por ahí todo el tiempo. Creo que yo estoy más celoso de ellos que GeonHak de nosotros, te soy sincero. ¿Te conté cómo se puso cuando YoungJo avisó que dejaba de competir?
— Unas 30 veces.
— Bueno, eso —enfaticé, mientras comenzaba a comerme lo que quedaba de durazno. No tenía forma de solucionar ese estúpido triángulo, si cada vez que una línea empezaba a desdibujarse, alguno de los dos la marcaba más fuerte.
— Lee, ¿qué pensás que pasaría si le dijeras esto a GeonHak?
— Se pondría como loco y diría que no lo amo y que me vaya con él, pero que no vuelva, y que deje de comer carbohidratos.
— ¿Y qué harías vos?
— Poner un pie afuera del departamento solo para que se arrastre y me agarre los tobillos, pidiéndome perdón y después obligarlo a llevarme a la cama... ¡¡¡¡No sé!!! —grité exasperado.
— Interesante.
— ¿Me vas a decir lo que pensás o no?
— Como quieras, sos el jefe.
— Soltá.
— Los dos están dirigiendo hacia él parte de su líbido. GeonHak sabe que los dos lo estaban reemplazando a él cuando tuvieron esa breve relación, aunque fuera solamente física. Esa sensación de que él estuvo entre los dos, incluso sin estar... además de que fue él el que provocó esas situaciones entre ustedes, con sus actitudes...
— Basta, basta, demasiado por hoy —dije casi temblando en mi lugar. Podía tener razón, podía tener mucha razón, pero yo no podía seguir con mi vida si le daba manija a lo que Lim me estaba diciendo. Lo mejor que podía hacer era irme y distraerme con otra cosa.
— Pero vos me ped-
Salí del consultorio y tiré el carozo en el primer tacho que me crucé. Me limpié la boca con mi propia mano, solo para descubrir que estaba babeando mucho más de lo que podía justificar con los restos de durazno en mi boca, y eso estaba muy mal.
.
.
Llevaba un buen rato sentado de cabeza en mi sillón, esperando a que toda mi sangre volviera a su lugar, cuando la puerta se abrió. Tenía que ser GeonHak porque otro se hubiera sorprendido por ver piernas sobre el respaldo y no una cabeza, además de que había entrado sin tocar.
— Teníamos razón.
— Felicitaciones, Director —dije sin muchas ganas. No es que no me pusiera contento, pero estaba molesto, conmigo, con Lim, con él y con el estúpido de YoungJo. Me dejé caer hacia el costado y bajé del sillón. GeonHak se me acercó enseguida y yo aproveché para abrazarme a su cuello con mis planes malignos en mente.
Como de costumbre, me rodeó la cintura por debajo del saco. Apenas había juntado sus labios con los míos cuando separó su cara para mirarme con dos líneas en los ojos.
— ¿Qué es esto, Hyung? —dijo palpando mi espalda, luego mi cintura, por encima de la camisa. Siguió el recorrido de las cintas hasta mi abdomen y subió por el pecho. Yo me limité a reírme contra su cara—. ¿Qué estás haciendo con eso? No lo tenías esta mañana —agregó casi nervioso—. ¿Hasta dónde llega?
— Averigualo —lo desafié. Él me había negado un beso, ahora él me iba a tener que suplicar y seguro que lo iba a hacer.
— Hyung, ¿por qué sos así? —dijo con pesar mientras desabotonaba mi camisa.
— ¿Así cómo?
— Sabés que tenemos que irnos ahora, me hacés sufrir.
— ¿Por qué? Me lo quería probar nomás...
— Si, ¿también pensabas ir a entrenar con eso puesto? Te pasás.
— El que lo quiere ver completo sos vos, yo no te pedí nada. Dale, vamos al club —dije, y me alejé de él con la camisa ya abierta del todo. Él me interceptó por una de las correas y me llevó hasta apoyarme contra el escritorio y seguir tocando las tiras para revelar el recorrido.
— Sos malo, te portás mal, hyung —dijo entre dientes.
— Soy un comedor compulsivo de carbohidratos, no me toques.
— Mientras se sigan yendo a donde conviene...
Terminó de arrancar mi camisa y se quedó congelado con la mandíbula tensa cuando observó que seguía, incluso debajo del pantalón. Era tan divertido verlo luchar con su propia cabeza. Sabía que quería pero no podía y eso lo estaba matando, tan bonito.
Miraba la hebilla de mi cinturón como a un rival antes de empezar un duelo, yo estaba esfozándome por no tomar su cara y enterrarme yo mismo en su boca, pero tenía que hacerlo él solito—. Si la tocás no hay vuelta atrás —le advertí. Él pareció meditarlo.
Se arrodilló y tocó mis muslos para comprobar que las correas llegaran hasta ahí. Soltó un "Ahh" de frustración, al parecer eso era suficiente para convencerlo, no podía resistirse más. Me quitó el cinturón con un tirón que me quemó y bajó el pantalón de vestir hasta mis tobillos, y no, no había ropa interior.
Me hubiera gustado tener el cinturón en mi mano para rodearle el cuellito y obligarlo a ladrar entre mis piernas, pero lo tenía él y no pensaba soltarlo. Apoyé mi culo en la tabla para estar más cómodo, mientras él masticaba el interior de mi muslo derecho, justo en la zona apretada por las dos correas. Sólo le faltaba ladrar, parecía que me iba a arrancar un pedazo en cualquier momento.
Cuando subió su cara cerca de mi abdomen ya eran visibles las marquitas de sus mordidas pequeñas. Dejó besitos y lamidas por todo el camino, incluyendo mi pene. El intento por devolver la sangre a mi cabeza ya estaba completamente contrarrestado y me sentía mareado, pero estaba perfectamente bien por mí.
Aprovechando las tiras de mi arnés, volteó mi cuerpo y me inclinó sobre la tabla del escritorio. Estaba callado y, por lo último que había visto antes de terminar con la cara contra la madera, se veía molesto, todo un gruñón precioso.
— Hyung, malo —dijo, al tiempo que dejaba un buen golpe en mi culo con la punta de mi cinturón, entonces para eso era.
— ¡Ah! No, mentira —me quejé, obviamente esperando el siguiente, y el siguiente, y el siguiente...
Lo único que me tomó por sorpresa, cuando ya me había acostumbrado al picor sistemático del cuero estallando contra mi culo, fue su palma entera estrellándose de pronto. Me dejó un buen rato temblando y babeando la pobre madera lustrada, pero escuché el sonido del cajón de mi escritorio y sonreí con mis expectativas saciadas por anticipado, se iba a poner verdaderamente bueno.
Sujetó las correas a los costados de mis nalgas y tiró de mí hacia él, en lugar de moverse. Fue seco y profundo, me hizo soltar todo el aire de golpe. Siguió tirando, aparentemente divertido con balancearme de esa forma. El infeliz lo hacía demasiado duro y luego se arrastraba fuera tan lento, me estaba haciendo sufrir, no era justo. Me tenía puteando contra mi propio enchastre de saliva.
— ¿Qué decís? No te entiendo.
— Maldito —pronuncié lo más claro que pude. Él soltó una risita burlona.
— Me encanta tu trajecito nuevo —dijo, y soltó las tiras del arnés para acomodarse con sus manos a los lados de mi cuerpo.
— Ya veo, me lo vas a dejar marcado.
— Jodete, por ardilla sucia.
— Jodeme —, y eso hizo, entonces con su propio envión y con un ritmo mucho más agradable. Se sentía perfecto, suficiente para cerrar los ojos y dejarme llevar por la deliciosa sensación.
Agradecí el cambio de oficina, las paredes acustizadas para "reuniones privadas" y el escritorio mucho más grande y pesado. No tenía nada de qué preocuparme, pensé, "por qué nunca antes lo habíamos hecho en el escritorio?". Era tan caliente ser sometido de esa forma en mi lugar de jefe, algunos papeles se caía, los lapiceros, los adornitos tontos. Ah, tan bueno.
"En este momento estoy tan quemado que te follaría parado contra tu escritorio", sonó casi de forma audible en mi cabeza.
— Ah, hyung ~ —gemí como idiota, ¿qué mierda había pasado por mi mente?
— ¿Cómo me dijiste? —soltó GeonHak con su voz más áspera, frenando en seco dentro mío.
Abrí los ojos como dos platos contra la madera, pero ni ella ni nadie me tiró un salvavidas. No podía decirle que era "juego de rol", no podía hacerme el bobo. El pensamiento se me había cruzado como un flash y los estímulos se habían mezclado en mi mente sin que pudiera frenarlos. Él sabía muy bien que yo solo le decía así a una persona. Se apartó y yo suspiré sin saber qué más hacer. No iba a responder nada porque no había excusas para darle. Sí, de pronto se me había ido la cabeza a un recuerdo de algo que ni siquiera había llegado a pasar.
— Está dos pisos más abajo si querés ir con él —dijo, otra vez con esa voz. Me hacía temblar todo, además de las vibraciones que todavía tenía por todo mi cuerpo; no sabía cómo mierda iba a reaccionar y de verdad me daba miedo.
— Hak, no... yo... —dije, reincorporándome con algo de dificultad en mi espalda dolorida y mis hombros cansados. Él me sujetó por el cinturón principal del arnés mientras me fijaba la vista filosa. Estaba enojadísimo, era evidente.
— Callate. No digas más nada —agregó apretando mis dos mejillas con una mano.
No pude mirarlo a los ojos mucho tiempo más. Mi vista estaba perdida en su pecho y sentía mi cara arder. Me acomodó sobre el escritorio otra vez, esta vez frente a él. Mis piernas estaban a sus lados y me sostuve con las manos a mis costados sobre la tabla. Se hizo espacio entre mis muslos y se llevó la sensación de vacío que me estaba desesperando.
— Mirame, a ver si así no te olvidás de quién soy —. Pero, no, no iba a olvidarme si me hablaba con esa voz.
— Hm, no. GeonHak, GeonHak —repetí como idiota entre jadeos
— Hyung —susurró él en algún punto del aire entre nuestas bocas. Sonaba como un juego mental, ¿se refería a mí, cierto?
— Yo ~ —confirmé como si hubiera dudas.
No podía mirarlo más, cerré mis ojos cuando su intensidad se volvió insoportable. No entendía qué estaba pasando en ese momento pero, de pronto, parecía no ser el único confundido. Me abracé a su torso mientras sus embestidas se volvían brutales. Me iba a costar recuperarme del dolor de espalda pero me estaba por deshacer contra su cuerpo y ya casi no sentía el mío.
Nos quedamos congelados pegados en esa extraña sensación luego de acabar en alguna nube de confusión rara que me hacía arder las orejas. Él arrastró su nariz por mi cara hasta llegar a mi boca. Pensé que me daría el beso por el que había hecho toda esa "provocación", pero no lo hizo.
— ¿Qué carajo, Hyung?
— No sé, no tengo nada para decir al respecto —dije con total sinceridad—, pero no voy a cuestionar los resultados.
— No hagas esas bromas, si querés más bruto me pedís nomás, tarado.
— Hak, no fue broma. No voy a mentirte. Enojate, ponete loco, hacé lo que quieras, pero no fue a propósito —admití.
— ... ¿No fue para molestarme?
— No.
Se quedó en silencio y me dio el besito en los labios que yo esperaba, pero no justamente en ESE momento. Nos despegamos en cámara lenta, luego, él se fue al baño mientras yo intentaba apoyar mis pies en el suelo sin que me fallaran las piernas. Lo seguí un poco después, cuando me sentí más vivo. Tenía que verme presentable para un entrenamiento... ¿era posible?
— ¿Estás enojado? —pregunté temeroso.
— No.
— ¿De verdad?
— De verdad. Ya está. Pensé que era joda y todo, pero...
— ¿Pero qué?
— No sé, fue raro todo. Lavate y nos vamos, es tardísimo.
No hacía falta saber leer el ambiente para notar la atmósfera enrarecida. No entendía en qué lugar nos estaba dejando, pero estaba raro, muy raro. Podía sentirme todavía más cómodo si se enojaba, pero no, y eso era peor.
.
.
Pasaron varios días, se acercaba el fin de semana y yo no me había animado a contarle a GeonHak que me iría a Hong Kong con ese Hyung. No podía después de lo que había pasado en mi oficina. A decir verdad, lo estaba ignorando de todas las formas posibles y tenía miedo de que YoungJo terminara tirándole la bomba por mí. Eso solo lo haría más caótico y yo no sabía cómo manejar la situación, porque ni siquiera la podía manejar en mi cabeza.
— Hyung, ya me preocupás. ¿Querés ir al médico?
— Te dije que no me pasa nada.
— Me dijiste que todavía te dolía la espalda, pero no querés masajes. Que te duele el culo pero no "tanto". Que estás cansado y bla bla. Parezco tonto pero no soy. Te la pasás diciendo que yo debo estar enojado con vos, pero sos vos el que parece enojado, no sé si conmigo o qué.
— Me voy el fin de semana a China.
— ... ¿Qué?
— O sea, no, a Hong Kong.
— ...
— Con YoungJo.
— ...
— Nos invitaron para dar una charla sobre Firebomb.
— Woah, ¿por eso estás tan nervioso? Mi mamá se va a quejar de que no vamos a almorzar el domingo, pero nada más. Va a ser divertido. Yo te ayudo con el idioma y...
— Amor, vos no estás invitado. No podés ir porque sí, no funciona así.
— ¿Cómo?, ¿ustedes dos solos? ¿Desde cuándo lo sabés?
— Desde el lunes.
— ¿Por qué no me sorprende? Te enteraste que ibas a pasar con él el fin de semana y ya empezaste a fantasear, con razón te confundiste de p-
— ¡CALLATE! ¿Ves lo que hacés?, es tu culpa. Dejá de reflejar tus fantasías en mí. Me acosté con él hace años y ni siquiera estábamos juntos nosotros. Dejame de hinchar las pelotas con eso porque me estás quemando la cabeza y está todo en tu puta imaginación. ¿Querés saber lo que me pasa? Tengo una acidez horrible desde el lunes porque no sé cómo mierda contarte algo que debería ponerte orgulloso de nosotros... De mí, y no puedo decirte porque no sé con qué poronga vas a salir —solté, finalmente, sin guardarme nada.
— No es que no esté orgulloso, pero yo no puedo estar tranquilo sabiendo que están durmiendo en el mismo hotel después de-
— Después de una cosa pasajera de hace años. Tenés un problema pero es tuyo, todo tuyo. Me lo estás tirando encima porque no podés asumirlo, GeonHak. Yo hice lo que hice, lo admito, pero también te esperé como idiota por años, ¿para que vivas maquinando que me gusta otro?
— ¿Pensar en él mientras estás conmigo te parece que es un problema mío también?, ¿eso lo proyecté yo por telepatía?
— No, pero me metés el chip todos los días, no me dejás de recordar algo que por mí estaría enterradísimo.
— ª
— NO SE TE OCURRA DECIR NADA.
Me senté a su lado ya más frustrado que enojado. Al fin había soltado todo lo que tenía como bola de pelos en el estómago. ¿Servía de algo? Probablemente no, pero ahora lo tenía claro, si elegía ignorarlo o seguir culpándome sería cosa suya.
— SeoHo.
— Qué.
— ¿Si voy como traductor me dejarían ir?
— Eu, seguro que sí. Es buena idea. Voy a mandar un mail.
Estábamos a jueves, y teníamos el vuelo para la noche siguiente. No podíamos perder tiempo. Había que conseguir un boleto más mientras esperábamos a que me contestaran de la organización del evento. GeonHak estaba más tranquilo y aceptó de buena gana volar aunque fuera en otro vuelo, que fue el único que encontramos disponible, aunque al triple de su valor por la cercanía con la fecha, pero la verdad es que no era un problema para mí. Si nos rechazaban la posibilidad de llevar un traductor, tendría que alquilar algún hotel por ahí, a él le pareció bien eso.
Lo cierto es que yo seguía algo incómodo porque, aunque estábamos resolviendo el asunto superficial, no estábamos ni cerca de arreglar el problema de fondo. No dije más nada al respecto, no estaba seguro de si yo mismo saldría airoso de esa discusión, no estaba seguro de ser tan inocente y, según lo que Lim había dicho, la culpa estaba repartida. GeonHak me había dejado con la última palabra, en el mejor de los casos, eso significaba que entendía lo que le estaba planteando. ¿Y entonces qué? ¿Eso era todo?
🐱:
"SeoHo, decile o le digo yo, última advertencia."
¹⁵·¹⁸
[Hoy]
🐱:
"Entonces... cuál es el plan para hoy? te escapás mientras está en el gimnasio y después le vas con el cuento de que te secuestré o qué?"
⁰⁹·²¹
🐿️:
"Ya le dije, anoche"
⁰⁹·⁴¹ ✓✓
🐱:
"Cómo reaccionó?"
⁰⁹·⁴⁷
🐿️:
"Encontró la forma de ir con nosotros, si es que nos permiten llevar un traductor... Jeje"
⁰⁹·⁵⁰ ✓✓
🐱:
"AH y si no?"
⁰⁹·⁵⁵
🐿️:
"Se quedará en otro hotel, pero ya sacamos el pasaje por las dudas"
⁰⁹·⁵⁸ ✓✓
🐱:
"Sabés qué me da risa? Que vos ni siquiera pensaste en esa posibilidad jajaja, era lo más lógico 😹😹"
¹⁰·⁰⁹
🐿️:
"No podía invitar a alguien de fuera a un evento privado"
¹⁰·¹²✓✓
🐱:
"Pero nada le impedía ir a otro hotel cerca, jsjsjs fijate".
¹⁰·¹⁵
No me molesté en contestar, no entendía qué clase de insinuación estaba haciendo ese idiota, pero no le iba a dar más vueltas. Además, tenía la notificación de correo que estaba esperando y era mucho más importante.
"Estimado, el hotel está completo, no tenemos habitaciones disponibles. Podemos conseguirle un traductor nosotros mismos, o añadir una cama extra en su cuarto. Esperamos su respuesta".
Perfecto, ni siquiera era necesario añadir otra cama, pero, por mantener las apariencias acepté esa opción. GeonHak estaría más tranquilo y yo mismo, también. Otra vez, no estábamos resolviendo nada de nada, era sobrevivir otro fin de semana con una tensión molesta y asperezas extrañas que no tenían demasiada justificación, ni por su lado, ni por el mío.
Me desparramé en el sillón y suspiré, un poco aliviado, otro poco nervioso y ansioso. En realidad me entusiasmaba la idea de pasar un fin de semana los tres, podía ser divertido.
.
.
YoungJo y yo viajamos juntos en el vuelo que nos habían regalado los organizadores. El de GeonHak llegaría una hora más tarde. Pasé las tres horas de vuelo escuchando música e ignorando a la persona a mi lado que dibujaba en su iPad. No habíamos acordado qué diríamos cada uno, pero tenía una preciosa presentación de Power Point que BeHi y él habían diseñado. No me preocuparía demasiado y dejaría las cosas fluir, aunque me ponía un poco nervioso tener que hablar 100 % en inglés.
Cuando aterrizamos nos fuimos a un restaurante en el aeropuerto a comer algo mientras esperábamos a GeonHak. Yo estaba jugando nerviosamente con mi anillo una vez que había hecho mi pedido. Si el plan era sobrevivir, tenía que empezar por sentirme cómodo con su compañía. ¿Por qué no podía? Desde que Lim me había dicho eso... yo...
— ¿Te molesta? Sacátelo. Capaz te dio alergia.
— No, no me dio nada y no me lo voy a sacar, tonto.
— Ah bueno, ya me tratás como a él.
— Ya quisieras.
— ¿Qué hice para que estés tan molesto conmigo? Si es por lo que te dije el otro día, fue un chiste. Me llamó la atención que no se te ocurriera decirle que venga igual, aunque sea a pasear, mientras nosotros estábamos en el evento. Nada más. No es para que te enojes tanto.
— No estoy enojado.
— Ah.
— Basta.
— ¡¿De qué?! —exclamó con una de esas caras de incomodidad o incredulidad, qué sé yo. Yo tampoco sabía por qué se lo decía, de verdad no estaba haciendo nada.
— No sé.
— ¿De existir? —preguntó con una pequeña carcajada. Es que sí, yo estaba siendo totalmente ridículo.
— De pensar lo que sea que estás pensando —dije, apretando un poco mis dientes.
— ¿Que tenías una oportunidad de ver cómo salían las cosas con "Plan B", sin "Plan A"? —dijo con su sonrisa socarrona.
— Ni siquiera planeaba salir de mi habitación—, y yo estaba por patearle las bolas debajo de la mesa.
— ¿Porque te daba miedo pasar el rato conmigo?
— Te estás pasando.
Llegó la comida y, unos cuantos minutos más tarde, GeonHak se nos sumó mientras tomábamos un café en completo silencio. Él estaba bonito y feliz por meterse entre nosotros de nuevo, aunque mencionó más de una vez que estábamos "sospechosamente callados".
— Sabés que me aburre hablar de negocios, y esa es la única relación que tenemos este Hyung y yo —solté con desdén mientras apartaba mi tacita y me acomodaba para usar mi teléfono—. Terminá de comer así nos vamos, Hak.
— Hyung, no seas payaso —dijo GeonHak, ¿a qué mierda se refería?—, no tenés que fingir desinterés para que no me enoje, es nuestro amigo.
— Ah, ¿ahora es nuestro amigo? —, quizás estaba sobrereaccionando, pero es que...
— SeoHo... ¿Te podés calmar? Estoy tratando de que convivamos bien y parece que buscaras que me ponga celoso.
— Para empezar, ni siquiera deberías estar acá.
— ...
— Eh, GeonHak, no te preocupes —interrumpió YoungJo—. Lo único que hicimos en esta hora esperándote fue estar callados, igual que en el avión. Si te sirve de consuelo, tu novio está de mal humor con los dos parece, no es con vos.
— Ya veo. De última le dejamos a él tu cuarto para que se le pase solito y nos acomodamos nosotros en el nuestro —propuso GeonHak. Ni siquiera me molesté en responder nada, me estaban hartando. Si querían dormir juntos ya me importaba una mierda, capaz así se le pasaba la histeria que tenía con él desde hacía años.
El caso fue que, cuando llegamos al hotel, las condiciones eran un tanto diferentes a lo que habíamos imaginado.
— Your card-keys, sir.
— Thanks... Eh, son todas iguales —observé mientras nos movíamos hacia el ascensor.
— Ah, a ver dame —dijo GeonHak. Las tomó de mi mano y volvió al Hall.
— 对不起,先生,您给了我们三把相同的钥匙。
(Disculpe, señor, nos dio tres llaves iguales)
— 这是正确的。这对夫妇必须与您同住一个房间,我们警告过您没有免费房间。
(Así es. La pareja tiene que compartir habitación con usted, le advertimos que no hay habitaciones libres)
— 你怎么说?夫妇...
(¿Cómo dice...? La pareja...)
— 为此,我们加了一张床。
(Le pusimos una cama extra, por ese motivo)
— Thank you.
Yo estaba perdido en lo sexy que era GeonHak hablando en chino, pero YoungJo observó que volvía con las mismas tres tarjetas.
— ¿Qué te dijo?
La cara de GeonHak estaba roja y fruncida. Parecía que iba a escupier fuego por la boca.
— Me dijo que "la pareja" tiene que compartir cuarto con el pobre traductor. Con más razón me alegra haber venido.
Fuck. Ese era un giro inesperado de los hechos. ¿Entonces, nosotros nunca habíamos tenido posibilidad de tener habitaciones separadas? Ellos pensaban que YoungJo y yo éramos pareja, cuando era el "traductor", en realidad.
— Te juro que no lo sabía —me apuré a aclarar. YoungJo se reía como un estúpido y GeonHak ni siquiera me miraba. Se metió primero en el ascensor y yo estaba a punto de vomitar la cena.
El trayecto en el ascensor fue una verdadera tortura. ¿Algo más podía pasar para irritarme, o ya habíamos alcanzado el tope? La habitación era un verdadero lujo, eso sí era innegable. El ventanal que daba a la ciudad y la noche hermosa. Había algunos dulces y snacks de bienvenida. Los detalles modernos mezclados con tradicionales. El ambiente era encantador, pero no mis ánimos.
Llegué a dejar mi bolso en una de las estanterías y robar un puñado de caramelos, antes de ser sustraído por YoungJo y soltado en el borde de la cama junto con GeonHak—. ¿Qué-
— Me van a escuchar los dos —sentenció YoungJo con un tono autoritario que me recordaba al ex compañero de equipo, más que a nuestro "amigo"—. Yo me tomo en broma sus discusiones y sus comentarios, pero vamos a estar acá los tres juntos por tres días y no quiero que me cansen la cabeza con ridiculeces. Si necesitan arreglar algo me avisan y me busco algo para hacer en la otra punta del hotel. Hoy están especialmente idiotas, ¿saben?
— No es mi culpa, es él. Estuvo así toda semana. Pensé que me ignoraba por lo que pasó en su... —se detuvo. No podía contarle lo del lunes JUSTO a él. Pero sí, GeonHak tenía razón y yo lo sabía. Lo había evadido categóricamente porque no quería contarle del viaje, ni dejaba que me tocara por miedo a que me pasara lo mismo, otra vez. Era un lío horrible en mi cabeza.
— ¿Se pelearon? —preguntó YoungJo intentando adivinar, y no, no era el caso. Yo dejé que GeonHak respondiera lo que quisiera y me levanté para salir del cuarto. No tenía ganas de enfrentar esa conversación. Podían hacer lo que quisieran, yo necesitaba aire, lejos de los dos.
Me di tiempo a no pensar y a desvariar con idioteces. Recorrí un poco el hotel y me tiré en el patio interno a mirar las estrellas. Quería sentirme más tranquilo antes de volver. Teníamos nuestra exposición la mañana siguiente y no quería terminar la noche todavía más estresado. Ya podría hablar con GeonHak, tranquilos, al volver, quizás con Lim de por medio para ayudarnos a encontrar una solución real. La prioridad, por el momento, era convivir tranquilos ese fin de semana.
Las horas se me pasaron volando. Era de madrugada cuando volví a la habitación. Los dos estaban dormidos en la única cama matrimonial con la misma ropa de antes y sobre las mantas. Era evidente que se habían dormido hablando. Para esa altura no me importaba si YoungJo se enteraba de todo.
Yo estaba cansado, sobre todo emocionalmente, y tenía que dormir de una vez. Me desvestí hasta quedar en calzones mientras miraba a los dos desgraciados que me habían dejado la camita individual para mí. ¿Estaba muy mal tirarme entre los dos como un trozo de carne en la jaula de dos leones? Probablemente, pero mi mente confundida y molesta me dio libre albedrío y lo hice igual.
Me desperté con la alarma del celular, pero no por el sonido, sino porque se cortó de pronto. Abrí los ojos con otro par, más grandes y oscuros, mirándome. GeonHak estaba abrazado a mi espalda, hirviendo, como siempre.
— Buen día —dijo YoungJo, sentado al costado, y me pasó mi teléfono. Al parecer se había levantado un buen rato antes.
— Hm.
— ¿Estás listo?
— ¿Vamos a ensayar un rato? —dije, intentado despertarme del todo.
— Yo diría que sí.
— Dale —finalicé. GeonHak me apretó más fuerte cuando quise levantarme, pero me solté y le dejé el programa de la conferencia al lado de la almohada para que fuera a vernos más tarde.
.
.
La exposición salió perfecta. La presentación que habían preparado hacía prácticamente todo el trabajo. YoungJo habló casi todo el rato, yo solo hacía acotaciones en un inglés feo, a comparación del suyo. GeonHak, al final, sí hizo su trabajo, traduciendo las preguntas que nos hacían en chino y al finalizar los aplausos fueron más que notables. Ni siquiera lo habíamos pensado con esas intenciones, pero habíamos desarrollado un canal perfecto para dar alcance a obras de arte y artesanías únicas, de todo tipo. El sistema funcionaba más que bien, las ganancias eran enormes y era una idea perfecta para ampliar en otras partes del mundo. Después de sentir la soga al cuello con la situación en la empresa, no había reparado en lo importante que era Firebomb como inspiración para otros.
El programa continuó con otras exposiciones y actividades. GeonHak estuvo inquieto todo el rato, pero se entretenía leyendo panfletos en chino cada vez que repartían algo. Yo me sentía mucho más relajado que el día anterior, estaba animado con el buen resultado y... Además... Me tranquilizaba tener lejos a YoungJo, que se paseaba de grupo en grupo conversando, y cerca a GeonHak, que no se apartaba de mí mientras elegíamos comida de las mesas.
— Viste, es como te dije en Busán, disfruta socializar como nosotros nunca.
— Cierto —dije con una sonrisa, de verdad extrañaba sentirme tranquilo. Dejé mi copa vacía en la mesa y pasé disimuladamente por detrás de su espalda—. ¿Y si nos vamos al cuarto?, no nos necesita por acá.
GeonHak soltó inmediatamente lo que estaba por llevarse a la boca y se dio vuelta para empujarme, por poco, a la salida del salón. Yo sabía que lo había tenido deseando desde el lunes, pero tampoco era para estar tan desesperado. O eso pensé, porque cuando llegamos a la habitación, lo único que hizo fue sentarse en la cama para "hablar".
— Ah... No me refería a esto cuando te dije de irnos.
— Ya lo sé, pero me dijiste muchas cosas el otro día y no me dejaste responder.
— ¿No te dejé?
— Me mandaste a callar.
— Porque ibas a hacer un chiste, no ibas a decir nada serio.
— ¿Qué sabés?... Bueno, igual mejor, no hubiera sabido qué responder en ese momento, pero aproveché el vuelo para pensar en lo que dijiste y sí, admito que tengo un problema con él y con lo que pasó entre ustedes. No lo supero, sobre todo por cómo se dieron las cosas.
— ¿Cómo se dieron las cosas según vos?
— Justo después de que ambos reconocieran tener sentimientos por mí.
— ¿Herimos tu orgullo de leoncito? —dije clavando mis dedos en su abdomen. Tenía cara de bobo.
— Sí. Desde mi perspectiva se cagaron en sus sentimientos, cuando para mí son lo más importante.
— Vos te cagasate en los sentimientos de él, para empezar.
— Porque me tomó por sorpresa. Podía esperarlo de tu parte, pero de él no. Aparte me disculpé.
— Para cuando te disculpaste, ya estaba hecho. GeonHak, ¿y si en vez de describir lo que sentiste en ese momento, no me contás lo que sentís ahora?
— ¿Lo que siento con qué?
— No sé, cuando te dan esos ataques de "celos", como los llamás vos.
— Me molesta verlos juntos, punto.
— ¿Por qué? Decime la verdad. ¿Qué te molesta, si sabés que ya no hay nada entre nosotros?
— Es que no lo sé. YoungJo era muy importante para mí, desde chico. Es rarísimo verlos a ustedes tan compañeros. Teníamos una relación rara, pero era especial para nosotros. Ahora estoy en un segundo plano, le importás vos y el proyecto, apenas me lo cruzo en el club, ¿yo dónde quedo? Soy un colado entre ustedes al final. Me reemplazaron en un minuto, y lo siguen haciendo.
Yo estaba conmovido, por fin había logrado ser sincero sobre lo que le pasaba. Podía entenderlo mucho más. Yo también me había sentido esa "tercera rueda" entre ellos en el club o en los torneos—. Es por trabajo, fuera de eso los tres pasamos el mismo tiempo juntos. Y lo de "reemplazarte" quedó muy atrás.
— ¿Estás seguro? Ahora resulta que también me reemplazás con él mentalmente.
— ¡Es tu culpa! No dejás de recordármelo. De verdad parece que te gustara.
— Es raro, ¿te digo la verdad? Acordarme de lo que pasó entre ustedes me da unas ganas terribles de reforzar el hecho de que yo te tengo ahora y no él.
— ¿Estás admitiendo que te gusta pensar en eso?
— ¿Sería muy raro?
— La verdad sí, pero quién soy yo para juzgar.
— ¿Y qué?, ¿de qué nos sirve saber esto?
— Espero que te sirva para dejar de querer hacerme sentir culpable por una decisión que tomé en caliente porque me sentía decepcionado por vos, bobito.
— ¿No vas a decirle, no? ¿Sabés cómo se podría regodear si lo supiera? Tendría que ampliar su casa solo para que su ego entre —dijo entre risas y yo lo imité.
— ¿Qué decís? —. Tenía razón, a YoungJo le divertía vivir en constante tensión con nosotros, o mejor, provocarla.
— Ya hablamos, ahora, ¿cuál era tu plan...?
— Esperá —lo detuve, cuando se acercó para besarme.
— Ah, ¿otra vez, Hyung, en serio?
— Es que... vos me dijiste lo que te pasa de verdad, yo también debería. Te rechacé toda la semana porque tengo miedo. No quiero que te paranoiquees porque no me interesa nadie más que vos, lo juro... pero no sé, después de lo del lunes... —admití, creo que temblaba por dentro mientras hablaba. Lo último que quería era darle más motivos para desconfiar de mí, pero ocultárselo era peor a la larga.
— Hyung, no me importa. Ni siquiera me enojé por eso, ya te dije... al contrario —admitió él con sus orejitas tomando color.
Nos miramos por unos segundos que se hicieron demasiado largos. Era raro, rarísimo, pero si ninguno de los dos estaba mal con eso, ¿entonces por qué darle más vueltas? Por primera vez desde el lunes, lo dejé tocarme como quiso. Esperaba que YoungJo se entretuviera con la gente por un buen rato, porque teníamos muchos días por recuperar.
El problema fue cuando nos sacamos absolutamente todas las ganas acumuladas, era de noche, y YoungJo no volvía. Cambiamos las sábanas, nos duchamos juntos, cenamos, pero nada, nada, ni señales de él.
— ¿Qué onda este pibe?
— No sé, capaz vino y prefirió no entrar —. Nos reímos sin muchas ganas, no teníamos mucha energía, ni siquiera para eso.
— Dejémoslo vivir —dije, estaba cansado como para preocuparme por él. Era extraño porque se había sentido ahí con nosotros casi todo el rato, no solo por la charla previa, también durante todo el resto de la tarde. Incluso la cama olía a él y yo no podía evitar pensarlo cuando cerraba mis ojos contra la almohada que él había usado y hasta sentía el sabor de su perfume en mi boca como si hubiera babeado su propio cuello. Pero estaba todo en mi cabeza.
Me acomodé contra el pecho de GeonHak, sin molestarme en usar ropa, como tampoco él. Al final estábamos solos—. ¿Vos creés que esté con... otra persona? —preguntó.
— N-no sé, ¿te molestaría eso?
— No, pero... ¿será?
— Dejalo vivir. Vamos a dormir —finalicé, pero, francamente, yo también me lo preguntaba.
Me llevó un buen rato dormirme, aunque estaba bastante cansado. En algún momento, cuando estaba cerca de lograrlo, sentí la tensión en el cuello de GeonHak. Abrí mis ojos levemente y lo vi haciendo gestos que, sumado al ruido de pasos en el piso de madera, imaginé que serían para YoungJo.
— Vení acá —. La palabra vibró en mi oído y en su cuerpo. Lo estaba invitando a dormir con nosotros, igual que la noche anterior. Sonreí contra su pecho y seguí el camino hacia mi subconsciente.
.
.
Me levanté primero la mañana siguiente. Era nuestro último día ahí, teníamos un vuelo de dos para la madrugada del lunes, aparte del boleto de última hora de GeonHak. Suspiré como idiota mientras intentaba bajar de la cama sin pisotear a ninguno de los dos que estaban a mis costados. Me dolía todo el cuerpo y verlos juntos y semidesnudos a mis costados era una imagen muy fuerte, aunque sabía que era una ficción en mi mente. Fui a mear, pedí el desayuno y me senté en el balcón. Unos minutos más tarde YoungJo se sumó.
— ¿Hicieron las pases? —preguntó, antes de sentarse y chusmear qué había de comer.
— Hicimos una barbaridad de cosas, incluso las pases.
— Me alegro, a ver si andás de mejor humor —dijo con una sonrisa sobradora de oreja a oreja, como el gato ese horrible de Alicia.
— Vos parecés muy contento... hm... ¿Qué te quedaste haciendo anoche?
— Hablando con un empresario muy importante, de Holanda. Dudo que me hayan extrañado.
— ¿Holandés? ¿Van Geer?
— ¿Lo conocés?
— Algo así, es buen tipo, creo —dije simplemente. Lo que no dije fue que me alivió saber quién era, porque sabía que tenía unos 30 años más que él y estaba felizmente casado con una mujer.
— Ah, que bueno entonces, porque quiere que llevarme con él. Quiere abrir una sucursal de Firebomb, o algo así, en su empresa.
Mis ojos se desorbitaron, era una total locura. Es decir, era una noticia impresionante, pero no, no podía irse a vivir a Holanda de la nada, no. GeonHak apareció justo en ese instante, en shorts. Quedó congelado en el marco de la puerta balcón, yo sabía que iba a chillar.
— ¿Qué? ¿Te querés ir a Europa?
— Bueno, sí, me gusta la idea. Holanda es uno de mis países favoritos y podemos ampliar el negocio. ¿Qué tengo acá, aparte de a ustedes, YongHoon, Harin, mi mamá, los chicos...? No es que sea poco, pero quiero crecer más. Obvio, necesito tu autorización porque Firebomb es nuestro...— agregó al final, mirándome. Me tembló el pecho, quise escupir lo poco que había comido, pero no podía negarle eso, tenía derecho a aprovechar una oportunidad así.
— Jo, vas a poder aprender mucho con él, es un groso. Y seguro tenés posibilidades de seguir estudiando arte —razoné, esperaba que mi voz no sonara entrecortada, pero estaba genuinamente preocupado por mí mismo.
— SeoHo, ¿qué estás diciendo? No le des más motivos para irse, ¿estás tonto? —dijo GeonHak, completamente irritado. Parecía estar listo para lanzarnos la mesa del desayuno entera a la cara. Miró a YoungJo y siguió— Dijiste que no ibas a irte, que ibas a seguir en el club, ¿ahora te vas a ir del todo? ¿Tan poca cosa somos para vos?
— ¿GeonHak? —preguntó él incrédulo. A decir verdad, yo estaba igual, se veía como un nene caprichoso al que le quitaban su juguete. Tal cual, tal como lo habíamos hablado tantas veces—. No es que sean poca cosa, ya lo dije, pero nada, nada es mío. Firebomb es lo mejor que hice por mí mismo y si puedo hacerlo crecer más, ¿por qué no lo haría? No podés negarme eso. N-no podés negarme nada, en realidad, no te corresponde —finalizó, con su propia voz un poco quebrada.
GeonHak asintió, notando su propia irracionalidad. Se sentó en la silla a nuestro costado y suspiró rendido—. Tenés razón, no es justo que te retenga. Si decidís ir, espero que seas feliz.
— Quiero ir, estoy decidido. Voy a comunicarles todo, sobre todo lo que tenga que ver con el negocio. No voy a hacer nada que pueda perjudicarnos a todos, voy a ser prudente con eso. También quisiera poder conversarlo con tu papá, SeoHo, por Skype o algo, pero él quiere que vaya directamente a conocer la empresa y...
— YoungJo, vas a hacerlo bien, no dudo de eso. Nos vas a beneficiar mucho a todos, no es lo que nos preocupa, ¿sabés?
— ¿Ah, no? —dijo él, mirándome un poco a mí y otro poco a Hak.
— Te vamos a extrañar.
— Ah, no sean tontos, yo también, pero podemos hablar todos los días, no es para tanto.
— Al principio, pero vos te hacés amigos rápido... —agregó GeonHak.
— ... ¿Y?, ¿qué pasa con eso? —siguió YoungJo, otra vez, con la voz nublada y húmeda—. Me quiero ir, quiero conocer gente nueva, sí, quiero dejar de ser una mancha incómoda entre ustedes. Eso me entusiasma más que cualquier otra cosa, lo admito. Por ustedes, me quiero ir —sentenció al final. Intentó ocultarlo, pero sus ojos rojos fueron muy obvios. Yo no dije nada, no me moví, no reaccioné. Lo veía como una secuencia ajena frente a mí, no podía hacer nada y todo lo que decía era cierto.
— Hyung... —dijo GeonHak, pero YoungJo se levantó de la silla y se metió en la habitación, luego, escuchamos la puerta de salida al pasillo.
— Dejalo, Hak, ¿no entendés lo que dice? No seas egoísta, dejalo ser —dije con más fuerza de razón que de mi ánimo, no sabía bien qué estaba sintiendo yo mismo, pero era lo mejor para él y para nosotros también.
— Bueno, sí, tenés razón. Pero no es justo.
— Sí es justo, para él es justo. Merece mucho más de lo que tiene acá.
— Pero...
— Pero nada, Hak, no podés culparlo por querer irse.
GeonHak hizo un puchero lindo con sus labios y se acercó más a mí, poniendo de costado su silla para que el posabrazos no nos separara. Apoyó una de sus piernas sobre la mía y acarició mi abdomen desnudo con tres de sus dedotes.
— ¿Qué? Tenés cara de tarado intentando pensar.
— ¡Callate!, dejame, dejame —respondió histérico y apuñaló mi abdomen con sus dedos.
— Auch, no te desquites conmigo.
— SeoHo, decime la verdad, ¿vos te volverías a acostar con él?
— ¿Qué? Hak, no empieces. Primero que el que se puso como novia despechada fuiste vos, no yo, esa pregunta te la tengo que hacer yo... y segun-
— Ya lo sé, por eso te pregunto —me interrumpió—, ¿lo harías?, conmigo, los tres.
— ... ¿¡Hak...!? ¿Tenés fiebre o algo?, ¿es una trampa? ¿Qué vas a hacer si te digo que sí?
— Ir a buscarlo.
— ¿Qué?
— IR A BUSCARLO. ¡Decime si querés o no! —dijo con el tono mas serio que podía conocerle. No era broma, era una locura y él estaba loco por pedirlo, así como yo por decirle que...
— Sí, andá, andá a buscarlo. Si se va, al menos que nos recuerde bien.
No dijo más nada, estaba rojo, tenso y tibio. Me dejó un beso en la boca y se fue igual que YoungJo unos minutos antes. Temblé en mi silla y sentí mi pecho acelerarse como loco. Por dios, no estaba para nada bien. Era una idea terrible, pero estaba muriendo por verlo volver con él.
Me moví con las piernas hormigueando hasta la habitación, tenía la vista fija en el patrón del piso de madera y me senté al final de la cama. Estaba respirando con ansiedad evidente y fue aún peor cuando GeonHak entró con él, que todavía tenía los ojos llorosos, trayéndolo de un brazo.
— ¿Qué pasa? Me fui para estar tranquilo...
— Hyung, está bien si te querés ir, es verdad que no podemos retenerte y no sería justo. Pero antes... —GeonHak también se veía nervioso, su pecho subía y bajaba rápido. Tiró de la remera negra de YoungJo y se estampó contra su boca. Yo sentí un pinchazo en la garganta o en las bolas, no tengo idea; en todo el cuerpo.
— ¿SeoHo? —preguntó él cuando lo apartó y me encontró mirándolos—. ¿Qué hacen? —preguntó alternando su mirada entre nosotros, pero GeonHak no lo soltaba y estaba caminando con él hacia mí. YoungJo cayó sentado a mi lado y me miró como si yo fuera a detener la acción.
— A menos que no estés de acuerdo...
— ¿Ustedes, en serio...?
Yo asentí, un poco más relajado. GeonHak se subió a sus muslos y acercó su cara otra vez. YoungJo lo miró unos segundos, seguía evaluando la escena como si no lo terminara de creer, pero terminó besándolo él mismo, mientras yo miraba. Levantó su ropa de a poco y se separó solo para deshacerse de ella. Estaba disfrutando de ver a mi novio desvestir a mi ex amante en una habitación de hotel, y repetirlo en mi mente solo me hacía arder mucho más. Quería sumarme de alguna manera, pero mirar era suficiente para hacerme entrar en clima, así que eso hice por el momento.
Se besaron por unos largos minutos en los que yo me dediqué a amasar mi erección por sobre la tela de mi short. Se comían la bocas como si lo hubieran deseado tanto tiempo, no sabía cómo sentirme con eso, por lo que me limité a sentirme caliente, y listo. GeonHak se levantó de su asiento privilegiado solo para acercarse a su bolsito en la mesa de luz. Para ese entonces, yo me había acomodado contra el respaldo de la cama. YoungJo parecía mareado y confundido todavía, o incluso peor que antes. Yo sonreí como idiota cuando me quedó mirando y se acercó gateando sobre el colchón.
— ¿Qué le dijiste? —preguntó.
— Nada, fue él, lo juro, él solito —admití. GeonHak era esa vez el que nos miraba, mientras humedecía sus dedos. Le dirigí no más que una corta mirada antes de invitar a YoungJo a besarme, acercando mis labios entreabiertos. Me mordió, me mordió con maldad antes de arrastrarse suavecito y seguro como solía hacer, al menos como yo recordaba.
En algún punto, GeonHak volvió y se acomodó entre sus piernas. Los dos seguíamos sentados uno al lado del otro contra el respaldo y me aparté un poco para volver a mi papel de expectador. Me había imaginado a esos dos quitándose la tensión de esa manera por muchos años, aunque también quería a GeonHak para mi mismo, pero jamás había pensado en algo como eso. Tenerlo frente a mis ojos amasando sus muslos y buscando su mirada fijamente como si fuera a iniciar un duelo, mientras comenzaba a hundir sus dedos húmedos... Ah, era demasiado hasta para mi mente caliente.
Disfruté de la escena por un buen rato, hasta que los pequeños jadeos de YoungJo me invitaron a encerrarlos en mi propia boca. Esta vez, yo marcaba el ritmo con el que me divertía en su boca. Él aprovechó para encargarse mi erección con su mano debajo del elástico de mi short. Yo colaboré quitándomelo del todo.
Busqué la mirada del mi novio cuando noté que YoungJo se sentía mucho más relajado. Cómo por telepatía, él entendió y se apartó—. Hyung, date vuelta —le dijo con la voz baja, mí favorita y YoungJo obedeció, se volteó sobre mí, dejando su cara en mi pecho y yo terminé de deslizarlo hasta que su cara quedó perfectamente acomodada entre mis piernas.
Comenzó a deslizar su lengüita rasposa al tiempo que GeonHak se arrastraba dentro suyo. Me hacía quemar el abdomen de solo ver la cara de placer de mi novio y sus manos amasando ese culito gordo. La boca tibia de YoungJo contra mi piel sensible era una maravilla y cuando su aliento húmedo chocaba con cada gemido que GeonHak le arrancaba, me hacía vibrar. Estaba deseando deslizarme debajo suyo y recibir la imitación de lo que GeonHak estaba haciendo en él.
Me extendí hacía la mesa de luz para alcanzar yo mismo un condón y un sobre de lubricante de los que Hak había dejado a mano. Él dejó una palmada seca en su culo y se apartó para permitirle prepararse mientras yo me encargaba solito de mí mismo. YoungJo se acomodó entre mis muslos con sus ojos intensos sobre mí. Yo sabía que tenía que resistir su mirada felina tanto más que la intromisión apresurada y soportar toda la presión dentro mío mientras GeonHak volvía a marcar el ritmo para los tres. Era la locura más grande que habíamos hecho, pero así de intenso se sentía, eso no tenía discusión.
El inicio fue lento y duro, al menos para mí. No era fácil coordinar el vaivén entre los cuerpos de ellos dos y yo estaba sufriendo las consecuencias... Eso pensé hasta que decidí rendirme y dejé que mis ojos vagaran por algún punto en el techo. YoungJo respondió enterrando su cara en mi cuello y moviéndose con una coordinación perfecta en mi interior. Comencé a deshacerme bajo el calor con el que los dos me envolvían y no solo eso, también el estímulo auditivo de sus jadeos combinados eran parte de una atmósfera asfixiante en la que yo podía morirme sin problema, incluso ignorar el hecho de que me había estado haciendo sufrir solo por gusto.
Mis ojos pegajosos y empañados, por momentos hacían contacto con los de GeonHak, por sobre los hombros anchos de YoungJo. Me daba terror pensar que pudiera arrepentirse y molestarse por verlo así, prendido a mi cuerpo y golpeando dentro como si lo hubiera extrañado tanto. Clavé mis dedos en su espalda cuando GeonHak se apartó de él. ¿Nos estaba dejando solos? No, no era eso, apareció a mi costado unos segundos después, sin el condón usado. YoungJo me dio una pequeña tregua, sólo para acomodarme boca abajo y tironear de mis caderas con sus manos. Dejó un par de palmadas en mi culo mientras GeonHak se entretenía amontonando mi pelo en su mano para arrastrar mi cara por su abdomen. Yo me acomodé con mis brazos sobre sus muslos y lo dejé divertirse con mi cara como quiso, mientras ahogaba gemidos en mi garganta llena. Los dos malditos sabían que no me importaba no poder respirar.
YoungJo se detuvo de pronto. Si yo ya estaba agotado y confundido entre los dos, solo me hizo desconcertar más. Vacié mi boca para buscar el aire que me faltaba y él se deslizó fuera haciéndome chillar como tonto. "Te quiero a vos", dijo con la voz melosa que sabía muy bien cuándo usar, claramente no era para mí. Yo me moví a un costado con el cuerpo flojo y tembloroso, su duelo de miradas, otra vez, era un espectáculo digno de ver, lo único que me impedía dejarme caer dormido. No podía perderme el segundo round entre ellos.
Los sobrecitos vacíos se seguían acumulando sobre la cama o en el suelo. Los dejé acomodarse y luego me acerqué a robar la mirada de mi novio y chupar su boquita sin que él hiciera nada al respecto. Se veía precioso dejando salir soniditos agudos que hasta a YoungJo lo dejaban sorprendido. Yo me reía por momentos, sin poder caer en la realidad. YoungJo subió las piernas de GeonHak a sus hombros y se hundió en él sin mucho esfuerzo.
Disfruté de mi vista privilegiada, participando de tanto en tanto con caricias y besos a mi novio. No era algo que a mí me dejara hacerle muy seguido, pero estaba completamente entregado por otra persona y ni siquiera me molestaba verlo. Su bonito abdomen seguía vibrando de placer y su carita de pollo tonto se veía más tonta que nunca, o era mí cerebro completamente asfixiado de endorfinas. Ya nada tenía sentido en esa habitación, mientras el desayuno de seguía enfriando en el balcón.
.
.
— Están enfermos, los dos.
— ¿Y vos qué?
— Soy débil.
— Bien que lo disfrutaste.
— Dije débil, no tonto. No iba a rechazar algo así —dijo con su sonrisa habitual.
— Es nuestro último día acá —señaló GeonHak—, quería hacer algo más turístico... Pero... Va a ser el último día antes de que te vayas...
— Podemos volver a vernos, no es un problema viajar —dije yo, si de todas formas lo hacíamos seguido, tener lejos a YoungJo podía ser solo una excusa.
— Nos va a cambiar rápido. Ya vas a ver cuando se acomode allá, va a tener amigos nuevos en dos días —insistió GeonHak con resentimiento.
— No te superé en 27 años, Hak, no te preocupes que no te voy a olvidar en 2 días, bobo.
— Cuando se ponga muy pesado te lo mando a Holanda —bromeé yo.
— ¿Y si no te lo devuelvo?
— Voy yo mismo a buscarlo.
— Y le avisás a tu suegro que vuelva a poner el departamento en venta, ¿no?
— Ya quisieras.
— Tengo que hablar con el club, dios, ni siquiera lo pensé y ahora no tengo cabeza para eso —dijo YoungJo, con un suspiro de cansancio. Seguíamos los tres en la cama, aunque teníamos que ordenar nuestras valijas. Solté una carcajada cansada... Él no lo sabía, todavía nadie lo sabía, sólo GeonHak, los actuales directivos y yo...
— YoungJo, el director del club ya lo sabe. No te preocupes.
GeonHak se sumó a la risa y golpeó mi hombro reiteradas veces mientras YoungJo nos miraba sin entender nada—. Si supieras lo que acabás de hacer con él.
— ¿Qué? ¿De qué hablan?
— El director Cho va a dejar el cargo. Voy a reemplazarlo yo.
— ¿¡Qué!? O sea que los dos son mis superiores en este momento... Aunque yo soy el hyung... No sé cómo sentirme.
— Yo que vos me preocuparía más por la reacción de YongHoon cuando sepa que te vas a ir, que por las jerarquías entre nosotros —opiné, aunque seguía pensando en lo que él había dicho.
— Voy a decirle cuando vuelva a Corea, si no se va a poner insoportable.
— ¿Vas a volver? —preguntó GeonHak intrigado.
— Sí, como les dije, quiere que conozca la empresa en primera persona. Van a ser unos días, después volveré a Corea y tomaré la decisión con más calma. Además, cuando me vaya definitivamente me iré con mi mamá, no voy a dejarla sola.
— ¿Sólo te vas unos días, entonces? —preguntó nuevamente, GeonHak, levantando su torso con el codo doblado sobre la almohada.
— ... En principio sí.
Su cara de frustración fue una locura, yo no pude evitar morirme de risa contra mi almohada. GeonHak estaba teniendo la revelación de que había pensado todo de manera demasiado extremista por miedo a perderlo para siempre, y solo sería un viaje de unos días antes de una posible despedida real. Aunque YoungJo estaba determinado a irse, mover toda su vida no era algo que pudiera hacer de un día para el otro, y menos, desde otro país.
— N-no lo había pensado así...
— ¿Te arrepentís de algo? —lo desafió YoungJo, que lo miraba con los ojos firmes y la sonrisa de satisfacción imborrable.
— N-no, pero voy a tener que organizarte una despedida real... en el club... —dijo GeonHak, no muy convencido de sus propias palabras.
— ¿Te preocupa que no me guste tanto como tu despedida improvisada de hoy? No te preocupes, podemos solucionarlo, espero.
GeonHak no respondió, solo volteó su carita para ver mi reacción. ¿Qué esperaba? Yo estaba completamente colorado, intentando aflojar mis mejillas que ardían con cada comentario—. Podrían hacer un combate final entre ustedes, sería épico. Y yo voy a babear por los viejos tiempos —propuse.
— Me gusta la idea... —asintió YoungJo con una risita boba. Todos en el club iban a disfrutar algo así, eso estaba más que claro.
— El que pierda puede pedir la revancha, pero solo si me dejan ver —agregué con mi mente volando hacia otro lado, hacia nuestro departamento, tal vez, o la habitación en su casita azul. Los tres nos reímos juntos y GeonHak volvió a relajar su brazo y dejar su cabeza caer sobre la almohada.
— Acepto —dijo primero, luego YoungJo confirmó por su parte.
— Al final, SeoHo, tenías tanto miedo de este viaje y todo salió bien, hasta resolvieron su asunto conmigo —dijo él con total serenidad.
— ¿No hay posibilidad de que te quedes? —insistió GeonHak, se sentó contra el respaldo de la cama, derecho, y yo acomodé mi cabeza en su muslo—, sin ser una molestia entre nosotros...
Yo no sabía si estaba entendiendo bien sus palabras o qué, pero la sola idea me hacía quemar algo por dentro. ¿Qué estaba sugiriendo ese pollo loco?
— No, GeonHak, les agradezco por esto, de verdad, pero quiero irme. Quiero hacer algo por mí por una vez. Me voy a sentir mejor de irme en paz con ustedes, aunque no cambia mi decisión.
— Está bien, lo entiendo. Vamos a esperar a que vuelvas, entonces, y despedirnos de verdad.
— No va a ser para siempre, ya sabés —aclaró él, una vez más. Se sentó a su lado y, de pronto, yo era el único mirando la situación desde abajo.
— Lo sé.
— Gracias por venir con nosotros, GeonHak. Si no hubieras venido quizás ni hubiera tenido tiempo de hablar con ese hombre.
— ¿Y eso? ¿En qué pensabas ocupar el tiempo, Hyung?
— No sé, no sé. No digo nada —dijo con tono socarrón. Yo me levanté para protestar.
— No le hagas caso, GeonHak... No es así.
— ¿No es así? ¿No hubiera sido así si llegaban y descubrían que solo tenían un cuarto y que los organizadores pensaban que eran pareja? No me traten de ingenuo.
— Bueno... Pero...
— Pero nada. Me ignoraste toda la semana porque pensaste que ibas a volver a pensar en él. Si yo no venía, capaz se iban los dos juntos a Holanda. Soretes —soltó el desgraciado sin ningún problema. Al menos me confirmó que le había contado lo del lunes, ya que YoungJo ni siquiera se sorprendió con la repentina información. Yo me reí sin saber cómo defenderme. Tenía razón, yo no hubiera podido controlar la situación estando solos en un mismo cuarto, pero, ¿para qué pensar en eso? Estábamos los tres en esa cama, después de todo, y la idea había sido totalmente suya, muy acertada, por cierto.
— Lo de irme a Holanda sí que no —aclaré, antes de dejar un pequeño apretón en su abdomen y un besito en su clavícula.
— Desgraciado.
— No podés decir nada, callate, vos hubieras hecho lo mismo.
— Si van a volver a pelear, me retiro —intentó YoungJo, pero GeonHak tiró de su brazo y lo devolvió a su lugar.
— No te vayas, ey... perdón por no corresponder tus sentimientos como debería —dijo de la nada—. De verdad, espero que encuentres a alguien que los merezca más que yo.
— Lo voy a intentar... —dijo él con una sonrisa enorme—. Me conformo con ganarte ese round final...
— Ah no, eso sí que no. Como director tengo que lucirme más que nunca.
— Lo siento, no va a ser tan fácil.
— No sé preocupen, hagan lo que hagan, el que va a ganar voy a ser yo...
— ¿Vas a ofrecerte como premio? —preguntó GeonHak, la idea se me hizo tentadora, pero no.
— No, bestia. Voy a disfrutar el espectáculo... En el club y la revancha también. ¿Quedará algo comible allá afuera?
— No sé, pero yo también tengo hambre.
— Pidamos otro desayuno —resolvió YoungJo—, pero vístanse.
— ¿Saben quién va a ganar de verdad? —pregunté yo, volviendo al tema.
— ¿Quién? —respondió GeonHak. YoungJo nos escuchaba mientras hacía el pedido en la pantalla táctil de atención al cliente.
— Lim, cuando le cuente —. GeonHak me dio un almohadazo y YoungJo se rió en su lugar—. ¿Qué?
— No le podés contar —se quejó, luego se levantó para vestirse.
— Se va a dar cuenta solo, creeme. Si no le cuento va a ser peor.
— No voy a poder entrar a tu oficina nunca más.
— Si supieras las cosas que ya sabe... —, yo seguía tirado en la cama y GeonHak me tiraba mi ropa por encima.
— Bueno pero a BeHi no.
— Estoy de acuerdo, si ella lo sabe, YongHoon también y no, no me hagan eso, por favor —opinó YoungJo.
— Voy a hacer lo posible, pero esa chica es...
— Al menos esperá a qué me haya ido definitivamente a Holanda.
— Ok, lo prometo.
.
.
Cuando lo despedimos en el aeropuerto, bueno, en realidad él a nosotros que teníamos el vuelo de regreso a Corea, todo fue extraño, pero cálido. Se sentía como si algo enorme y molesto hubiera dejado de estar circulando entre nosotros. Como si la papa caliente que nos solíamos pasar entre los tres por tantos años hubiera sido correctamente asada, condimentada y devorada por los tres juntos. Ese último abrazo entre nosotros, casi interminable, fue más lindo de lo que habían sido cualquiera de nuestras muestras de afecto pseudo amistosas en el pasado.
En definitiva, fue una resolución extrema, pero apropiada. Pensé que quizás, después de irse, GeonHak y yo nos sentiríamos raros, incómodos con el recuerdo o algo celosos con lo que habíamos visto y hecho. Pero no fue así. La verdad es que entre nosotros también parecía haberse disuelto un problema grande y molesto de años. La mayoría de nuestras discusiones tenían, justamente, ese nombre y apellido, los dos éramos conscientes de eso. Ahora todo parecía estar resuelto.
Las semanas siguientes fueron increíbles. Teníamos que adaptarnos a un nuevo ritmo de vida. GeonHak tenía muchísimas responsabilidades nuevas, aunque el director Cho seguía siendo el oficial, él estaba siendo entrenado para ocupar su lugar. Yo tuve que tomar la dirección de Firebomb, al menos en lo presencial. YoungJo se comunicaba conmigo todos los días por Skype para darme direcciones. Lo más raro en esas conversaciones es que realmente eran efectivas. No lo había notado antes, yo pensaba que trabajábamos muy bien juntos, pero descubrí que estaba negando estrepitosamente que todas nuestras reuniones terminaban en comentarios agresivos de mi parte o respuestas ambiguas de la suya y que estábamos más preocupados por bloquear otras cosas que por hacer bien nuestro trabajo. Ahora, si perdíamos el tiempo, era por reírnos en la cámara sin motivo por varios minutos.
A pesar de haber resuelto el tema con él, con ambos, la presión de no saber qué pasasría si su nombre volvía a surgir entre nosotros me hacía doler la panza. GeonHak estaba bastante ocupado y hablábamos poco, lo necesario para organizar nuestros días. La primera noche de viernes que tuvimos juntos, tranquilos y un poco más desocupados, yo estaba temblando por dentro. Aunque las cosas estaban más que bien entre nosotros y era evidente en los ánimos que reinaban, no era lo mismo sentarnos en un bar por horas a hablar, comer y tomar; en especial, con lo brutalmente sinceros que podíamos ser los dos.
Salí de la ducha con el pelo un poco revuelto y, por supuesto, sin preocuparme en usar ropa. GeonHak estaba sentado en el balcón de nuestro cuarto, ya vestido y sonriéndole a la pantalla. Me puse un calzón limpio y me acerqué, podía intuir que hablaba con él, al parecer yo no era el único.
— ¿Qué tanto hablan ustedes?
— Andá a cambiarte vos, ardilla exhibicionista...
— ¿Él también viene a cenar con nosotros? —dije en un falso tono de reproche. YoungJo nos miraba divertido desde el otro lado.
— Si quieren reservar para el otro viernes, puede ser...
— ¿¡Qué!? —preguntamos los dos al unísono —, ¿ya volvés?
— Te conté hoy, las cosas van muy bien, quiero instalarme cuanto antes acá. Voy a traer a mi mamá, también. Voy a resolver todo allá y venir del todo.
— Ah, tan rápido, pero se va a sentir como una eternidad, después de que te vayas —dijo GeonHak.
— Van a acostumbrarse.
— ¿Y vos? —pregunté yo.
— No sé, la verdad no sé, pero voy a tratar. Disfruten su cena, y no estén pensando en mí, eh —agregó al final. Los tres nos reímos como tontos, estaba pidiendo demasiado.
— ¿Nos vemos el viernes, entonces? —pregunté, de verdad me gustaba la idea de volver a salir los tres juntos.
— Espero que sí —finalizó él antes de saludar y cortar la llamada.
Esa noche fallamos terriblemente en quitarlo del medio. Si yo tenía miedo de que mencionarlo otra vez fuera incómodo para alguno, estaba totalmente equivocado. La gente podía no entenderlo, nuestros amigos, YongHoon, quizás hasta el mismo YoungJo, pero habíamos pasado tantos años siendo tres idiotas peleando por la atención de los otros; ahora estábamos, por fin, en paz, aunque el triángulo que jamás habíamos podido desdibujar hubiera terminado remarcado en luces de neón. Podíamos hablar de eso con total tranquilidad y, al parecer, era lo único que necesitábamos.
YoungJo podía hacer su vida nuevamente en otro lugar y aún así ser parte de la nuestra. Cuando volvió, la semana siguiente, nos prometió que nos involucraría en todo lo que hiciera, incluso si su idea iniciar era alejarse de esa relación rara que teníamos. Todo lo demás que pasó esa noche, además de la despedida en el club y en GaJa... bueno, puede que sea tema para otra ocasión. Lo importante es que logramos enfrentar el duelo más importante de nuestras vidas, GeonHak, YoungJo y yo.
— Mirándolo en retrospectiva, creo que ni siquiera tenía cosas para arreglar con él, con... con GeonHak. Lo nuestro estaba calrísimo desde el principio, ¿sabés?
— Hm...
— Es que sí, GeonHak era mi novio tonto desde siempre, nos teníamos para todo, excepto... pero bueno, eso iba a llegar tarde o temprano. La culpa era mía por no poder decirle que lo quería de esa forma...
— ¿Entonces?
— Lo que tenía que enfrentar yo eran mis celos por vivir sientiendo que YoungJo me lo iba a robar en cualquier momento. Me la pasaba controlando al cerebro de pollo para que siguiera siendo un tonto que no se daba cuenta de los sentimientos de YoungJo, pero estaba cagadísimo como para confesarle los míos.
— Ajá...
— Lo hice dar el primer paso a él, en el peor momento, sabiendo que lo iba a rechazar. Lo usé de conejillo para quedarme yo con el GeonHak confundido y alterado que necesitaba para comérmelo vivo. Que egoísta que fui, ¿sabés qué más?, me acosté con él para que supiera lo que es sentir que te sacan algo que considerás tuyo, como hacía él en todos los putos torneos a los que íbamos los tres. GeonHak era mi mejor amigo, pero ese mocoso de muslos enormes lo tenía demasiado ocupado, me molestaba tanto. Y lo peor es que yo no podía ganarle porque todavía era un novato.
— Bien, bien, ¿y qué pasó con eso?
— ¿Qué pasó?, terminé enredado como tarado. Le hice sentir a GeonHak que podía reemplazarlo y, lo que es peor, le di motivos para querer estar con él también. Al menos las cosas salieron bien, pero hay mucho que deberíamos haber arreglado de otras formas, no sé. Fue muy inmaduro de mi parte usar el sexo de esa forma solo porque sabía que en ese terreno GeonHak no podía ganar, pero subestimé a YoungJo en eso.
— ¿Cambiarías algo?
— N-no sé, no sé. Nuestra relación es rara, pero es bueno así. YoungJo es feliz allá, con su novio europeo y nosotros estamos bien acá. Ninguno tiene remordimientos gracias a... hm... como logramos enfrentar las cosas...
— Ok, gracias, puedo trabajar con esto...
— ¿Eh? Esperá, HyunGu... ¿qué mierda le pusiste a mi té? ¿Qué dije... qué...? Mocoso, ¿qué me diste? —. Mi estómago se sentía revuelto, comenzaba a sentirme mareado. ¿Yo... había dicho todo eso? Pero qué carajo...
Lo último que vi fue la risita maliciosa de ese mocoso, antes de ensuciar toda la alfombra de la casa de HaRin. Vomité hasta la torta de cumpleaños de mis 5 añitos... y luego todo fue una imagen oscura...
.
.
Próximamente...
Let's F(uck)ix It!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro