Break 4[k]
GeonHak bajó tembloroso del coche en la puerta de la bonita casa azul. Apretó su mandíbula un par de veces mientras intentaba controlar muchas, muchas cosas en su cabeza.
Sabía que si quería hacer las cosas bien, tanto con su trabajo como con SeoHo, tenía que tocar la puerta y hablar con YoungJo. No era momento de hacer un drama.
La última vez que había hablado con YoungJo, había sido cuando recién se "desayunaba" la noticia de que SeoHo y él sí habían estado juntos, y en ese momento aún creía que solo había pasado una vez. Esa conversación lo había tranquilizado y lo había convencido de sentarse a hablar con SeoHo. ¿Para qué? Para enterarse de que las cosas eran más serias de lo que él había llegado a imaginar.
Bueno, no estaba mal, entonces, tener la oportunidad de una conversación igual de seria con YoungJo. Sus diferencias históricamente se arreglaban en el ring, pero quizás era momento de ir por otras vías. YoungJo ya no estaba federado, GeonHak había "ganado" en esa área para siempre. Pero se había atrevido a tocar lo que debía pertenecerle a él.
De todas formas era su culpa. Él no había sabido aprovechar lo que tenía enfrente. Ahora, que estaba decidido a tomarlo, no sabía por dónde empezar. YoungJo podía ayudar con eso, ¿o no? Después de todo ya tenía experiencia, la que a él le faltaba y, además, con la misma persona con la que pretendía hacerlo.
Ese pensamiento le revolvió nuevamente el estómago. ¿Por qué pensar en eso? Pero, también, ¿por qué no pensarlo? Tenía que aceptarlo y superarlo. SeoHo había estado con muchos hombres antes que él y no podía cambiar eso. Lo que sí podía, era ser el único desde ese momento... Eso bueno, si se animaba a empezar de una vez por todas.
Comenzaba a dolerle la cabeza y ni siquiera se había atrevido a tocar la puerta. Respiró profundo y abrió la reja que no tenía llave. Luego, tocó la puerta de madera de la entrada.
- ¿Sí? Oh... Geon... -. YoungJo tragó seco y mordió su labio inferior sin poder contener el gesto. No solo estaba recibiendo una visita totalmente inesperada de su crush de toda vida, sino que estaba vestido de la forma más sexy que se le pudiera ocurrir. Si hubiera sido un policía, él ya estaría preso por las cosas que pasaban por su cabeza-. Que... Linda ropa.
- Hola, em... Gracias, SeoHo me la compró.
- ¿Ah, sí? Ese Hyung te compra cosas caras, ¿no?
- A veces...
- Hm, que raro que vengas a verme cuando le prohibiste hablarme a él.
GeonHak sintió su cara arder. ¿Entonces SeoHo se lo había dicho así sin anestesia, sin minimizar las cosas? ¿Qué no podía simplemente no hablarle y ya?
- N-no es tan así. Es que me enojé...
- ¿Estás bien? No venís por eso, ¿no? -preguntó YoungJo, notando que GeonHak no estaba demasiado conectado con la conversación. Parecía haber algo distinto en su cabeza.
- En realidad no. No vengo a supervisar que no se hablen ni a juzgarte por lo que pasó -dijo mirando a su alrededor. Era su primera vez dentro de esa casa y le sorprendía la personalidad que tenía, a diferencia de la suya.
- Sentate -ofreció YoungJo cuando fue consciente de que estaba babeando como tonto en vez de ser buen anfitrión.
- Gracias... em... BaekYong... Ah... -comenzó GeonHak en voz alta, aunque en realidad solo estaba ordenando su propia cabeza.
- ¿BaekYong? N-no sé quién es -preguntó YoungJo sentándose en la esquina opuesta a la que GeonHak había tomado en el sillón.
- No, sí... Es un alumno mío. Yo... Te lo tengo que pasar.
- Oh... ¿Pasó algo?
- Un... Inconveniente con su madre.
- Ah... Ella es -resolvió simplemente al recordar lo que SeoHo le había comentado.
- ¿Qué?
- Ups...
- Ah, ok. ¿Tan confidentes son? -se quejó un irritado GeonHak. Quería tratar de mantener la calma, pero cada pequeño detalle entre ellos lo hacía rabiar con demasiada rapidez.
- Bueno, es que él necesitaba un amigo, ya que... Ustedes...
- Como sea. Me puedo ahorrar los detalles entonces. El chico es muy bueno. No va a tener problemas.
- GeonHak.
- El director me dijo que lo mejor era...
- GeonHak, basta. No importa eso. Seguro que es bueno y ya sé lo que habrá dicho Cho. Ya lo conoceré en clase. Sé que tenés otras cosas en la cabeza, se te nota. Decime.
- ¿Te digo?
- Dale.
- Te quiero cagar a piñas. Me das bronca, y me da más bronca tener bronca cuando es mi culpa por dejar que eso pase -. GeonHak hablaba mientras su sangre se calentaba y sus músculos pedían moverse. Tironeó con sus dos manos de la ropa del mayor y, poco a poco, sus puños se apretaban sobre la tela-. ¿Qué tendría que haber hecho? ¿Aceptar tu "confesión" en el velatorio para que no lo uses de premio consuelo?
- No estoy seguro de quién usó a quién en realidad. ¿Te pusiste a pensar en que fue tu reacción conmigo lo que lo molestó tanto como para hacer eso? -retrucó Youngjo, que no se sentía ni un poco amenazado por los puños de GeonHak sobre él.
- Sí. Todos los días desde que me di cuenta -dijo aflojándose todo. Sus puños seguían en la tela de la ropa de YoungJo, pero su cara ahora estaba contra su hombro, como si estuviera a punto de llorar. YoungJo se río bajito y puso sus palmas en la espalda enorme del bobo arrepentido que tenía encima.
- ¿Y qué pensás hacer al respecto? ¿Esperar a que se aburra de vos y vuelva a llamarme?
- YoungJo, no te pases -, y ahí estaba otra vez el intento de pollo agresivo. Se alejó nuevamente a su lugar y se sentó con las piernas cruzadas sobre el sillón, con un almohadón para jugar en sus manos.
- Te ofende porque sabés que es verdad. Sos un cagón eh. Mirá que no te tenía así.
- ¿Qué querés que haga? No tengo idea de qué hacer. Si sale mal, ¿cómo le vuelvo a hablar después?
- ¿Por qué saldría mal? Vos serás inexperto, pero él no. Dejalo que te guíe. De todas formas lo va a hacer, quieras o no. Creeme.
- Ya sé, lo puedo imaginar. Pero... De verdad quiero hacerlo bien. No quiero que...
- ¿Que te compare? -resolvió YoungJo, un poco divertido con la situación.
- Ajá. Ayudame y quizás te perdone.
- Ay GeonHak, me encantaría...
- Verbalmente, por favor.
- Ya sé, ya sé. ¿Qué puedo decirte? Para empezar, no podés pretender "hacerlo bien" cuando ni siquiera sabés cómo se siente.
- ... ¿A qué te referís? No voy a dejarte que-
- No, no me refiero a eso. Otra vez, me encantaría -añadió sin poder evitar reírse-, me refiero a que lo pruebes vos solito, con tus dedos. Así sabes cómo empezar y, de paso, qué buscar.
- Oh... -soltó apretujando el almohadón en sus manos con cierta incomodidad. En realidad agradecía el consejo, pero no era lo que esperaba y hasta sentía su cara arder de vergüenza.
- Quizás sea un poco raro, incluso puede que no te guste, no tiene por qué ser lo tuyo, pero es una buena forma de aprender. Después verás si querés repetirlo con él...
- Ah -soltó bajito GeonHak, intentando procesar lo que le decía.
- ¿Fui demasiado lejos? -preguntó YoungJo con una sonrisa incómoda.
- N-no, está bien... ¿Entonces él...? -no sabía cómo preguntarlo, pero YoungJo entendió igualmente.
- Asumo que le gusta más "recibir", aunque... -iba a dar más detalles, pero se detuvo por miedo a otra mala reacción de GeonHak.
- Está bien, decilo -dijo GeonHak un poco resignado. Quería aprovechar la tarde para aprender lo máximo posible.
- Fue la primera vez que disfruté de ser el de abajo, de verdad, hasta el final.
GeonHak golpeó el pobre almohadón con un puño y asintió con la cabeza gacha. Le costaba imaginarse en esa situación, e incluso "jugando" con sus dedos de esa forma en sí mismo, pero si no era capaz de hacerlo, entonces tampoco sería capaz de tener una verdadera relación con SeoHo. Y él sí quería eso, entonces tendría que aceptar todos los términos.
- Entonces, solo tengo que tomarme el tiempo de... Eso...
- Básicamente. Lo demás no es tan distinto, creo, en realidad no lo sé.
- Está bien. G-gracias.
- GeonHak.
- ¿Hmm?
- Te va a gustar, no preocupes.
- Hm, ¿querés comer algo? -preguntó GeonHak como toda respuesta. Entre los nervios y el hambre no sabía por qué motivo le crujía la panza. No quería seguir pensando en esos detalles porque no podría ni terminar el día y todavía tenía que ir a buscar a SeoHo para ir a entrenar.
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Varios platos de comida coreana más tarde, GeonHak seguía con su mirada algo perdida en... Bueno, no podía ir muy lejos porque su campo de visión en realidad era limitado, pero se acercó a la estantería que YoungJo tenía en una esquina, al costado de la TV.
- ¿Es un...?
- Torchic, se parece a vos -dijo YoungJo acercándose para tomar la tarjeta.
- ¿Qué? Ah, no me digas que...
- ¿Qué la guardé por vos? En realidad sí. Se la cambié a HaRin por otra porque quería esta.
- Iba a decir "que también te gusta Pokémon".
- Ah... Ah, sí -dijo YoungJo un poco ruborizado por su verborragia- ¿Por?, ¿a quién más?
- A SeoHo le gusta y jugábamos al Pokémon Go hasta hace unos años.
- Qué lindos.
El silencio reinó unos segundos mientras GeonHak sentía un lío en su estómago. Y no, definitivamente no era el hambre.
- Tengo que decirle de una vez -soltó finalmente.
- ¿Qué también lo querés?
- Que lo amo.
- Hm, no es tan difícil de decir y no es que te falten oportunidades. Al menos sabés que no te va a rechazar -agregó con un poco de resentimiento.
- Ya sé. Pero es que... Ya arruiné demasiados momentos con él, sobre todo en estos días. Discutimos demasiado, peleamos, me pongo como tonto por cualquier cosa... No sé cómo hacerlo, no puedo arruinar esto también.
- Lo único que quiere es saberlo, no creo que le importe cómo.
- Pero a mí sí.
- ¿Querés que sea perfecto para verte bien vos?
- No, no es por mí. Es por él. Merece algo mejor que un "yo también te amo" en el coche o en medio de una conversación cualquiera.
- Hm, ¿cómo te lo dijo él?
- Me lo dijo en la fiesta de los mellizos.
- Ah, sí me acuerdo, te fuiste como un cagón.
- Ya sé. A eso me refiero con que arruiné muchos momentos. Por eso necesito compensarlo. Estuve hablando con HaRin ayer, le pregunté cómo lo hizo él con Gu. Me dijo que lo llevó a un lugar que sabía que le gustaría y después hizo algo lindo en su casa, para que fuera especial. Quiero algo así.
- Pensá en algo que le guste... Además de lo obvio...
- ¿Pokémon?
- ¿Se lo vas a decir con un Pokémon?
- O muchos... Ya... Ya sé... ¡Ya sé! -GeonHak miro la hora, no tenía mucho tiempo, pero estaba empezando a formular una buena idea en su cabeza y no lo quería desaprovechar-. HaRin me dijo que me podía ayudar si lo necesitaba... Pero él tiene entrenamiento como yo.
YoungJo sonrió esperando el pedido, estaba claro que iba a tener que ser él. En realidad no estaba seguro de cómo se sentía al respecto, pero tampoco deseaba perjudicarlos-. A ver... Decime.
- ¿Podés comprar peluches de Pokémon? Yo te doy el dinero. Comprá todos los que alcancen.
- Oh... ¿Vas a hacer un Pokémon Go real?
- ¿Te parece bien?
- La verdad, sí. Pero, ¿en qué parte entra el "te amo"?
- Ya voy a pensar en algo... ¿Cuento con eso?
- Ok, sí. Pensemos cuáles.
- Gracias Youngjo, de verdad.
- ¿Ya no me querés cagar a piñas?
- Sí quiero, pero igual te agradezco.
A pesar de la tensión que seguían teniendo, o que al menos GeonHak insistía en que había, los dos se pusieron manos a la obra para elegir los peluches que formarían parte del juego. Quedaba pensar en la logística, pero YoungJo prometió que arreglaría eso con HaRin y HyunGu, solo debía decirle dónde y ellos los esconderían.
Era bueno poder ayudar a alguien a tener un lindo gesto. Aun así, le dolía un poco en su interior sentirse más solo que nunca, en especial cuando la persona a la que estaba ayudando no era más ni menos que quien lo había rechazado poco tiempo antes. ¿Era justo para él? No, no lo era. Pero él había decidido renunciar a esos sentimientos que poco podían aportarle.
Eso no era todo. SeoHo había sido de mucha más ayuda tras la muerte de su padre que cualquiera de sus amigos. YongHoon llevaba mucho tiempo distraído con su novia y HaRin solía estar demasiado ocupado, aunque en el último tiempo sí tenía tiempo, pero no justamente para él. Aunque no quería darle lugar a esos pensamientos en su cabeza, había llegado a pensar que si GeonHak no terminaba a decidirse a estar con SeoHo, quizás él pudiera hacerlo.
Creyó que ayudar a que terminaran de resolver su relación podría funcionar como un "cierre" definitivo en todas las direcciones posibles. HwanWoong había sido una pequeña y contraproducente distracción, él lo sabía. También tenía que alejarse de eso. Sus objetivos a futuro tenían que ser para su verdadero beneficio, pensó, quizás era momento de tomarse el tiempo para sí mismo y empezar terapia, como le había prometido a SeoHo. Si tenía razón y aún había secuelas de la manipulación de su padre en él, lo mejor sería aprender a valerse solo y no necesitar tanto de la aceptación de otros. No ganaba nada tratando de impedir una relación que estaba destinada a ser, ya podría encontrar la suya en otro momento, por otro lado, y con una versión mejorada de sí mismo.
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- Después te cuento si hay algún detalle sobre el plan...
- Sí, gracias.
- Hey, no te olvides de lo que te dije.
- ¿Qué cosa?
- Ya sabés qué cosa.
- Ah... Sí... Esa cosa. Está bien...
YoungJo sonrió divertido con la cara de pollo nervioso que tenía GeonHak y, otro poco, por la imagen mental que no podía detener en su cabeza.
- No te rías, bobo.
- No... Es que... GeonHak, es muy lindo lo que vas a hacer.
- Gracias.
- Pero tené en cuenta que... No podés hacerlo a medias. Cualquiera en lugar de SeoHo se volvería loco ante un regalo así, no seas cagón de nuevo. Hacé lo que tenés que hacer.
- Ya lo sé. Lo voy a hacer. Lo juro.
- Muy bien. Chau.
- Chau.
GeonHak se subió al coche aún tembloroso y nervioso. Así seguiría el resto del día. Pero antes de seguir su camino a la oficina de SeoHo, se detuvo en una farmacia, había robado algo del cajón -no tan- secreto y era momento de que cumpliera su función. Antes de bajar del coche, se tomó un ratito para googlear un par de cosas, luego, se acercó con la cajita en mano para pedirle al vendedor unos exactamente iguales. Podía imaginar que no bastaría con unos comunes y tenía razón, además tenía que comprar otra cosita más, aunque se muriera de vergüenza. Eligió un lubricante con aroma a coco y se fue con su bolsita de regreso al coche.
Al abrir el baúl, para asegurarse de que su compra se mantuviera en secreto, vio la cara del sapo favorito de su futuro novio y casi pega un salto sintiéndose completamente descubierto. Era solo el bolso de ropa de SeoHo, pero, uf, lo había asustado en serio. Dejó las cosas y se llevó a esa criatura verde al asiento de atrás, no sin antes detenerse unos segundos como estúpido poseído a sentir el aroma de su dueño en esa ropa limpia.
Estaba a punto de volver al asiento de conductor pero, en eso, la tienda de conveniencia de la esquina con su enorme cartel de panes de Pokémon llamó su atención, así que hizo una nueva parada para comprar una cantidad ridícula de snacks con stickers de personajes, que también dejó en el baúl. Si todo salía bien, tendrían buenos motivos para comer algunos de esos en la madrugada. Entonces sí, estaba listo para buscar a SeoHo en el edificio principal de GaJa.
Cuando llegó, SeoHo lo esperaba en el Hall del edificio, como nunca. Le costó un poco de autocontrol el lograr bajar del coche. Estaba notablemente nervioso por todo lo que había en su cabeza. Tenía miedo de cualquier falla que pudiera ocurrir y necesitaba asegurarse de que todo fuera perfecto. Sin embargo, era momento de confiar en YoungJo y terminar el día con todo lo que eso implicaba.
Subió las escalinatas con la carita seria de SeoHo frente a él y entró en el edificio un poco agitado por la ansiedad que no podía manejar.
- ¿Y, qué onda? -preguntó el mayor acercándose cómo si se hubiera retrasado por horas. GeonHak temió que YoungJo le hubiera contado algo, porque SeoHo se veía extraño.
- Uff... -. Un resoplido tonto salió de su boca. Necesitaba aire en sus pulmones y tranquilidad en su cabeza, pero no sabía dónde encontrarla. Su mente y su cuerpo eran una locura cuando tenía a ese hyung delante y, en esa oportunidad, todavía más.
- ¿"Uff" qué? ¿Qué significa eso? -preguntó SeoHo un poco molesto. GeonHak se sintió mareado. ¿Qué había hecho mal?
- ¿Ey qué pasa? -. Si estaba molesto por haberlo dejado solo toda la tarde, GeonHak lo lamentaba mucho, pero no podía contarle los motivos.
- ¡Decime algo!
- No sé, estuvo bien -dijo con sus nervios a tope. No podía decirle nada.
La reacción de SeoHo lo dejó nuevamente perplejo. El hombre parecía enojado, pero tiró de él para besarlo con... Una extraña y poco frecuente falta de cuidado. Es decir, era brusco y hasta violento.
- ¿Por qué me das un beso enojado? -dijo con algo de dolor. SeoHo lo miró y GeonHak pudo ver como su expresión pasaba de enojo a ternura en tiempo real, frente a sus ojos.
- ¿Cómo que beso enojado? ¿El beso está enojado o yo?
- No sé... Es como... ¿Estás enojado?
- No, no estoy enojado. Te extrañé.
- Fueron 5 horas nomás.
- ¿Las contaste?
- Bueno, sí. Yo también te extrañé -admitió. De hecho, lo único que había hecho en esas horas era pensar en él y hacer cosas por él. Quería tenerlo cerca, sentir su olor, mirar sus ojos sonrientes y besar esa boca preciosa y habilidosa que tenía, que casi nunca se quedaba quieta.
Cuando SeoHo se dejó caer contra su pecho, sintió un millón de cosquillas en su abdomen. ¿Estaba bien ser tan sensible por ese chico? No podía controlarse y lo volvía loco. Lo sostuvo entre sus brazos y disfrutó de la sensación de la respiración de su hyung dando contra su cuello.
La parte más difícil de todo el día no había sido ahuyentar a los paparazzi, entrenar o pasar la tarde con YoungJo. Definitivamente, lo más difícil había sido negarse a dormir con él esa noche, cuando lo invitó a quedarse. Se moría por decir que sí, se moría por demostrarle que estaba listo para confesar sus sentimientos y dejarse llevar de una vez. Pero no, no cuando tenía un bonito plan en marcha por el que merecía la pena esperar, más que nunca. Solo sería una noche y la siguiente sería la mejor de todas. Esperaba que SeoHo leyera entre líneas y lo dejara irse antes de que su propio deseo le terminara jugando en contra.
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Llegó a su departamento y se sintió en el lugar más extraño del mundo, por varios motivos. Un poco porque la casa de YoungJo le había demostrado que la suya no tenía alma; otro poco porque lo que estaba a punto de hacer allí era, por demás, algo que jamás había imaginado. Pero lo más importante, porque no podía sentirse del todo en "su lugar" sin el bobo de su hyung con él.
Lo extrañaba y era una situación muy recurrente el último tiempo. Él quería verlo todo constantemente. Pensaba en él en cualquier cosa que hiciera durante el día y no se sentía tranquilo hasta poder verlo, aunque pelearan, aunque discutieran; cualquier cosa era mejor que no tenerlo cerca. Lo que ahora sabía con un poco más de claridad, era que su impaciencia por verlo no era solo la costumbre de pasarse el día juntos, era la necesidad latente de decirle lo que necesitaba decirle. Era la desesperación por darle lo que tanto le pedía y convertirse de una vez en lo que merecían ser. Cada momento de estar con él era una oportunidad desperdiciada y se seguía sintiendo igual de vacío al despedirse sin cambiar las reglas del juego.
Pero ya no sería así, nunca más. Estaba más que decidido y no necesitaba otra situación límite, otra discusión, otra desconfianza para terminar por hacerlo. Solo tenía que terminar de ajustar ciertas cuestiones y podría confesarse, por fin, al día siguiente.
Con su cabeza llena de sentimientos y pensamientos de todo tipo, se acercó a la ducha y lo meditó unos segundos. Ya se había duchado en el club, pero le parecía la mejor manera de hacerlo, así que se desvistió y se metió bajo el agua tibia. Dudó más de una vez, sin saber cómo comenzar. Tenía cerca lo que había comprado en la farmacia y era momento de estrenarlo.
Hubiera querido decir que fue fácil y que entendió rápidamente cómo hacerlo y cómo debía sentirse; pero no fue así. De hecho, el primer intento en la ducha fue un completo desastre. Además de resultarle doloroso, era verdaderamente incómodo. Tenía una de sus piernas sobre el borde de la bañera y su brazo demasiado torcido. No, no se sentía nada bien. Empezaba a frustrarse, como siempre que las cosas no le salían a la primera; sin embargo, estaba decidido a tener un poco más de paciencia y control.
Terminó de lavarse el cuerpo, no es que lo necesitara, pero quería asegurarse de estar verdaderamente limpio donde debía. Luego, se secó con el toallón y, sin molestarse en vestirse se metió en la cama. Otra vez, no, no resultaba. Sin importar lo que intentara, no lograba ningún resultado, solo incomodidad y hasta ganas de largarse a llorar por ser tan inútil. No tenía más que una noche para intentarlo y lo estaba haciendo terrible. Lamentaba no haber aceptado algún tipo de "ayuda" más extrema. Se destapó con violencia y se levantó de la cama. No había caso, no quería saber más nada con eso. Tenía la mano pegajosa y una sensación horrible en el culo; lo único positivo era el olor a coco que había en todo el cuarto.
Se tiró en el sillón con un vaso de agua, un cuaderno y su celular. Todavía tenía pendiente pensar una forma de darle el verdadero mensaje. Estaba desanimado, pero quizás debía dejarle a SeoHo esa parte y asegurarse de confesar sus sentimientos de una forma linda. No tenía muchas ideas, así que decidió leer conversaciones viejas. Su hyung era muy bueno con el lenguaje y sabía hacer juegos de palabras ingeniosos, esperaba que eso le fuera de ayuda para inspirarse.
Seguía desnudo, cosa que no le importaba, ya que estaba solo. La única luz en el departamento era lo poco que entraba de las luces de la calle por la pequeña fracción de cortina abierta. Sin darse cuenta, se estaba relajando más de la cuenta. Leía conversaciones tontas. Los sinsentidos de su amigo lo hacían lagrimear de risa y, además, notaba ciertas insinuaciones que tiempo atrás solo había considerado comentarios estúpidos. SeoHo llevaba mucho tiempo siendo completamente sincero, pero él no era capaz de notarlo. Lo que tampoco notó fue que su propia mano estaba deslizándose cada vez más entre sus piernas, en especial cuando alguna foto surgía en el chat. Su hyung tenía esa tonta costumbre de enviar fotos donde su boca era el elemento principal, no creía que significara nada antes, sin embargo, entonces, viéndolas desde una nueva perspectiva, no podía dejar de pensar en todo lo que sabía de esa preciosidad. Se sintió un poco incómodo al notar que estaba tocándose de esa manera solo por algunas palabras lindas y las fotos que tenía en su celular desde meses atrás, así que bloqueó el teléfono y siguió, pero sin sentirse tan culpable.
Fue extraño cómo logró rápidamente lo que no había podido hacer en reiterados intentos en la ducha y en la cama. Al menos entendió que la clave estaba en relajarse y no pensar en la tarea en sí, entonces fluiría solo. Incluso lo estaba disfrutando, era extraño, pero satisfactorio en cierto modo. Recordando las palabras de YoungJo, intentó asegurarse de saber "qué buscar", aunque no fue nada difícil, simplemente podía sentirlo cada vez que acertaba el lugar correcto.
En algún punto, más por cansancio en su muñeca que otra cosa, decidió darlo por terminado. Notó que no estaba para nada duro y, sin embargo, podía asegurar que se había sentido mejor que cualquier otra cosa que había hecho. Era una sensación tan rara, pero tan completa y potente a la vez. Había perdido de foco totalmente el lugar donde normalmente sentía placer en su cuerpo, ni siquiera había vuelto a pasar su mano por ahí. Tan extraño y tan bueno.
Su mente tardó en volver a introducirse en esa cabeza que había quedado en algún lugar alejado de su sillón y sus paredes blancas. Tenía que volver a concentrarse en su misión y ya no tenía idea de cómo seguir. Se dirigió al baño para limpiarse un poco y enjuagarse la cara, así podría sentirse un poco más despierto. Cuando volvió, se atrevió nuevamente a seguir con la lectura por donde había quedado. Un poco menos frustrado y bastante relajado, las cosas pintaban mejor; de hecho, logró descubrir más cosas interesantes en ese chat, como la vez que SeoHo le había mandado sin ningún tipo de contexto "128√e980". En ese entonces lo había considerado una forma de molestarlo o un número que tenía que recordar y, en vez de usar papel, usaba su chat. Pero, mientras deslizaba las burbujas de mensajes, se dio cuenta de que tapando la mitad se leía "i love u".
"Eso es", pensó, "tengo que formar un cálculo que dé un mensaje con el resultado". No tenía la más mínima idea de cómo conseguirlo, pero intentó con tutoriales y ejemplos de internet, mientras las horas pasaban, hasta que algo decente quedó escrito en la hoja. Ya lo tenía, una forma digna de su hyung de declararse. Solo quedaba esperar a la tarde siguiente y rogar por que todo saliera bien. Al menos se sentía mucho más confiado.
.
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La noche sin dormir tuvo por completo su paga cuando los ojos brillantes de su hyung se desesperaron por resolver el bonito mensaje que le había dejado preparado.
- ¿Vos de verdad...? -. Esa mirada lo era todo.
- Eso hice toda la noche, hyung. Por eso no dormí nada. Estuve buscando una forma interesante de...
- GeonHak...
- De decirte que también te amo -, entonces, todo en su interior vibraba y parecía estar a punto de vomitar. Es que no podía creer haber dejado salir, por fin, esas palabras en una situación que realmente fuera digna de él.
- Por dios, es lo más lindo... ¿Hiciste ecuaciones por mí? Ah, voy a morir.
- No mueras... -, "no antes de la parte final", pensó, aún faltaba el final para que el momento fuera perfecto. Sí, estaba un poco nervioso, pero necesitaba hacerlo bien, por él.
- Decilo de nuevo.
- Te amo.
Otra vez, se sintió como dejar el peso del universo sobre su lengua y dejarlo volar como una bandada de palomas. Tanto tiempo escondido en su pecho lo tenía completamente preso.
- ¿De verdad?
- De verdad. Mucho. Mucho más de lo que creía.
Sabía que SeoHo no estaba dudando de sus palabras. Podía imaginar que se sentirían maravillosamente en sus oídos y él estaba dispuesto a repetirlas todas las veces que fueran necesarias a partir de ese día, con total libertad. Su cuerpo fue empujado como toda respuesta de parte del mayor, a quien tuvo que sostener inmediatamente mientras era atacado por esa boca mágica.
- ¿Podemos irnos ya? -preguntó GeonHak. Su cuerpo empezaba a quemar, necesitaba pasar con urgencia al siguiente punto del plan, ya no podía esperar más.
- Por favor...
- ¿Está bien si vamos a mi dep-
- Está más que bien.
- ¿No importa si no cenamos?
- ¿Podemos pedir pollo a la madrugada?
- Obviamente.
De hecho, tenía un bonito arsenal de panes y snacks para compartir después, pero podían agregar pollo a la ecuación, si eso quería.
Haría lo que fuera por él.
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No llegamos a 4K aún pero igual va a quedar como si sí, hagan que llegue o lloro 😭
Gente LO QUE MARICONEÉ ESCRIBIENDO ESTO soy una cosa sensible, encima en Luna Llena en Piscis, pero AHHH SON HERMOSOS LOS AMO A ESTOS DOS (sin mencionar que me recuerdan demasiado al SeoDo real, o sea los de este fic, y no puedo más con esto)
En fin, los amo mucho y ya prontito se viene el final. LLOREN COMO YO.
PERDÓN LA TARDANZA les amo
Nos leemos pronto~
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