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✧Let Out The Beast.

N/A: Hace unas semanas, pedí ayuda por Instagram, para entender mejor el mundo Omegaverse. Sin embargo, esta fic lleva estando en mis borradores y cabeza, desde antes que naciera taeofkook. Concretamente, desde 2014. Creo que hasta el momento, es la temática que más me habéis pedido y yo tenía ganas de probar. Quiero dejar claro que este será mi propio mundo Omegaverse, con mis modificaciones y reglas. Sin M-Preg, por supuesto. Gracias a todos los que me habéis animado a traer esta fic, porque no sabéis la cantidad de ideas que tengo xD

Fic e introducción dedicados a una rata personal, quien ha sido mi principal fuente de valor para hacerlo Miaonim_ ♡♡

Espero de todo corazón que os guste. Esta historia, en concreto, está hecha con todo mi amor, para todos vosotros. Os adoro muchísimo.

[...]

La vida de un cachorro era sencilla y, en ocasiones, admirable. Comer, dormir, salir a jugar y repetir ese mismo patrón todos los días.

Sin embargo, cuando se trata de una especie protegida, la vida de los cachorros, no es tan fácil. Debían de ser silenciosos, cautelosos con cada movimiento. Porque, incluso hasta el más simple, podía marcar un antes y un después.

En la época de caza, durante el invierno, es cuando más cuidadosos tenían que ser. Warut lo sabía, porque siempre le habían advertido de ello.

Con su pelaje perlado, casi grisáceo, el pequeño TaeHyung sabe que no tiene valor alguno, por mucho que su madre señale diariamente su clara belleza. TaeHyung sabe a la perfección, que el mundo ahí a fuera, no es una amenaza para él.

Pero sí para su mejor amigo.

"¡TaeHyung, pásame la pelota!" La voz fina de Prem gritó, desde su lado del campo. El cachorro blanco, quien corría en círculos alrededor de la pelota, no pudo escucharle bien. "¡TaeHyung!" Gritó más fuerte.

Sólo entonces, TaeHyung levantó la mirada, su pequeña lengua fuera de su boca. "¡¿Qué pasa?!"

"¡La pelota, pásamela!"

"¡Voy!" Exclamó de vuelta, estabilizándose luego del pequeño mareo que lo sacudió e hincando sus dientes en el pequeño balón.

"¡No, con los dientes no que-"

El balón explotó en su boca. TaeHyung lo escupió, admirándolo con asombro y algo de tristeza. Oh, vaya...

"¡Lo siento!" Se disculpó, antes de asimilar lo que había ocurrido. Porque sabía que no había sido algo bueno.

"¡TaeHyung! ¡Mi pelota!" Escuchó a Warut lloriquear, inmediatamente. El culpable levantó la mirada, sólo para ver a su amigo correr hacia él, como una bala.

Oh, no.

"¿Dónde vas, Pre-"

"¡Mi pelota!" Gritó por segunda vez, abalanzándose sobre él y cayendo ambos al suelo. Prem comenzó a morderle la oreja, moviendo la cabeza de un lado a otro, como si quisiera arrancársela. Pero, claramente, ambos eran cachorros, no tenían fuerzas para aquello. "¡Tonto!"

"¡Lo siento, Prem, ha sido sin querer!"

"¡Es el quinto balón que me rompes, TaeHyung!"

"¡Ha sido sin querer!"

"¡El quinto balón! ¡Mi madre no quiere comprarme más!" Gruñó aquel pequeño lobo negro, separándose y mostrándole sus diminutos colmillos.

TaeHyung hizo un puchero. "Prometo comprarte otro." Susurró.

"Mentira."

"¡No, no es mentira!" Rápidamente se ofendió. TaeHyung no era un mentiroso. Es más, no le gustaban para nada los mentirosos. "Con los ahorros de mi cumple, te lo compraré. Prometido."

Warut apartó la mirada y elevó su barbilla. "No te creo. Hasta que no vea ese balón nuevecito, no te hablaré."

"Pero, Prem..." Lloriqueó, sus ojos humedeciéndose. Prem era su único amigo.

"Déjame. Me voy a casa, ya es tarde."

"No..."

"Adiós." Dijo, dándose la vuelta, dispuesto a marcharse. "No vengas a buscarme, si no es con el balón."

Sin dejar de lloriquear, como lo que era, un cachorro, TaeHyung observó a su amigo marcharse por todo el campo, mientras él se quedó sentado sobre la hierba. ¿Por qué tenía que ser tan torpe siempre? Arruinaba todo. La ropa de mamá cuando era humana, los zapatos de papá para ir al trabajo, los libros de la abuela... Todo.

En medio de su discusión mental, consigo mismo, TaeHyung fue alertado por un chillido repentino.

Sus orejas se levantaron casi al instante, al igual que su vista, mirando a su alrededor con atención. Aquel aullido había sonado más cerca de lo que le hubiera gustado, por lo que se asustó al pensar que podría venir de Prem.

Normalmente, Warut gritaba como una pequeña rata a la que le pisaban la cola por accidente. Tan fino, como para romper cristales. A TaeHyung le pitaban los oídos, cuando le escuchaba gritar, pero aquello cambiaba en el momento en que ambos se enfrentaban en una guerra de aullidos.

De nuevo, un aullido sonó, pareciendo más un llanto doloroso, que otra cosa. A TaeHyung se le encogió el corazón, cuando siguió el ruido y vio de lo que se trataba.

Prem estaba bajo el enorme pie, de un hombre adulto, quien se agachaba para atraparlo.

No, no, no. Su cabeza le gritó, antes de echar a correr aún más rápido.

"¡Prem!" Gritó.

"¡TaeHyung, socorro!" Su amigo gritó de vuelta, mientras era elevado por el desconocido. "¡Ayúdame!"

Jadeando, sin dejar de lamentarse entre pequeños hipidos, TaeHyung llegó hasta donde ellos se encontraban, antes de que aquel hombre pudiera meter a Prem en una furgoneta.

"¡TaeHyung!"

Abalanzándose a su pierna humana sin siquiera pensarlo, TaeHyung atacó la carne con sus dientes pequeños, clavándoselos de inmediato. Escuchó el grito del hombre, pero aquello no lo detuvo de seguir ejerciendo presión. TaeHyung podría no tener los colmillos de un adulto, pero su padre le había enseñado a usar los de cachorro, mejor que cualquiera.

"Puto perro." Escupió, zarandeando la pierna, para que le soltara. Pero TaeHyung no cedió, hasta que Prem estuviera a salvo.

Tal y como si le hubieran leído la mente, el hombre lanzó a Prem lejos, prácticamente volando por los aires, hasta caer sobre el césped. El cachorro negro se quejó por el golpe, habiendo aterrizado a unos metros de ellos.

"¡Prem!" Soltando aquella pierna, TaeHyung hizo el amago de correr hacia su herido amigo, siendo impedido por una mano que agarró la piel de su cuello, levantándolo. TaeHyung movió sus extremidades por instinto. ¿Qué estaba pasando?

"Te vienes conmigo, perro sarnoso. Espero que tu pelaje valga la pena, porque entonces estás muerto." Escupió el adulto, dirigiéndose hacia la camioneta. ¿A dónde lo llevaba? Luego, se rio de lo que había dicho. "Bueno, estarás muerto igual."

¿Muerto? TaeHyung había escuchado esa palabra antes. No sabía lo que significaba, pero sonaba mal, muy mal. Cada vez que alguien la mencionaba, era en un ambiente frío y oscuro.

"¡TaeHyung!" La voz de Prem gritó, pero TaeHyung no podía verle, mientras era lanzado al interior de algo que sonó a metal, debido a que el hombre estaba frente a él, tapándole la vista.

Una vez se quitó, pudo ver a su amigo corriendo rápidamente hacia ellos, por lo que su corazón se aceleró aún más, cuando el coche se puso en marcha y todo comenzó a moverse.

"¡TaeHyung!" Prem continuaba gritando, intentando llegar lo más rápido posible. "¡No, detente! ¡TaeHyung!"

"¡Prem! ¡Socorro!" Gritó él también, jadeando al ver como se alejaban del campo. Todo a su alrededor se zarandeaba y parecía a estar a punto de caerle encima.

¿Dónde lo estaban llevando? ¿Por qué ese hombre lo había capturado y encerrado? ¿Qué significaba 'estar muerto' y por qué sonaba tan mal?

Su pequeño cerebro se llenó de aquellas dudas, lo cual afectó a su pobre corazoncito, que no dejaba de acelerarse.

¿Volvería a casa, alguna vez?  Probablemente, esa, sería la pregunta que le perseguiría de por vida. Sin duda alguna.

Desde ese día, TaeHyung no tenía ni la más absoluta idea, de todas las vueltas que daría su vida. Convirtiéndose, en el inicio de un extenso camino que tendría que recorrer. 

El principio de un caos, que jamás creería llegar a vivir. Mucho menos solo.

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