
✧c.-016
N/A: Juro que debo pelearme conmigo misma para no poner a estos dos besándose en cada maldita escena en la que aparecen juntos, pero es que la fuerza es superior a mí xD
Cap dedicado a TataMic_19 ♡♡
Hoy os recomiendo 'HOWLING' de mis mujeres preciosas, XG, uno de mis grupos favoritos (creo que se nota mucho) que recomiendo encarecidamente. No tienen desperdicio alguno.
[...]
"¡Jungkook!" La voz de TaeHyung resonó entre aquellas cuatro paredes, haciendo eco, justo después de que el susodicho lanzase al tipo, atado sobre una silla cualquiera, astillada y rota por el respaldar, al suelo tras una fuerte patada en el pecho. "¡Lo vas a matar!"
"Debería." Masculló, mientras aquel ser se quejaba, retorciéndose torpemente, pues los efectos del sedante aún se manifestaban en su organismo.
Moviéndose alrededor de la silla y llegando al suelo, se puso de cuclillas junto al cuerpo tirado de aquel hombre, a quien había identificado como Byun Jaeyeol, miembro novato de los cazadores Lobogris. Tenía menos de veinte años, pero era tan descerebrado como para unirse a una organización criminal sólo por un poco de diversión. Por sentirse vivo. Una lástima que Jungkook pretendiera hacerle sentir totalmente lo opuesto.
Viendo al azabache tan cerca, con las plataformas gruesas de sus botas junto a su cabeza, Jaeyeol tembló. "No..."
"Afortunadamente para ti y desgraciadamente para mí, pobre inútil, te necesito más vivo que muerto, así que vas a seguir respirando durante un tiempo más." Sosteniéndole el rostro con dos dedos, dijo. "Sólo si cooperas, claro."
"Jungkook..."
Este ignoró la voz temerosa del doctor.
"Así que Byun Jaeyeol, ¿serías tan amable de decirme dónde se encuentra el incompetente de tu jefe, Choi Jangmin?" Pidió, su tono de voz dulce, pausado, mientras sus dedos acariciaban la piel del rostro ajeno. "Ya sabes, ese que te ha enviado a por nosotros sin saber lo increíblemente inútil que eres y resultará muy decepcionado de ti al saber que, para sorpresa de nadie, he resultado ser más rápido e inteligente que cualquiera de los vuestros." Finalizando con una sonrisa amplia de labios sellados, golpeó su nariz muy sutilmente con la uña del dedo corazón. "Habla."
"No, y-yo no..."
Jungkook ladeó la cabeza, a la espera de que dijese algo interesante, formando un puchero con los labios al notar la desesperación ajena. "¿Tú no...?"
"No puedo- no puedo hacerlo, no..."
"¿No puedes?" El puchero se intensificó. "¿Tienes miedo de tu jefe, Jaeyeol? ¿Estás asustado?"
Asintiendo con los ojos llenos de lágrimas, Jaeyeol dejó escapar algunas de ellas. "Mucho..."
"Ya veo... Pues qué mal, Jaeyeol, tenerle miedo a un jefe es lo peor que le puede pasar a un novato, especialmente a uno tan torpe y descuidado como tú." Le dijo, haciéndole creer que se estaba apiadando de su pobre persona. "Porque al final, mírate... Has fracasado en el que podría ser tu primer trabajo, el objetivo no sólo te ha interceptado, sino que has terminado siendo capturado por ellos y ahora estás aquí..." Señaló a su alrededor. "Encerrado en una cabaña donde viven más de cincuenta lobos salvajes, rotos y muy, pero que muy enfadados tras haber perdido trágicamente a uno de sus mayores pilares. Y todo por culpa de tu gente. De cazadores como tú, Jaeyeol, que entre nosotros no sobreviviríais ni un segundo."
Bajo sí, el cuerpo de Jaeyeol tembló, más lágrimas apareciendo, humedeciéndole el rostro. Jungkook casi sintió lástima por él, hasta que la foto de TaeHyung entre sus pertenencias, la navaja suiza y la gran cantidad de sedante en aquella jeringuilla hicieron que esa pena se esfumase.
"Lo siento, l-lo siento..." Sollozó, mirándole a los ojos.
Jungkook negó con la cabeza. "A mí no me tienes que pedir perdón, yo no acepto disculpas de asesinos que matan a mi gente." Levantando las cejas, golpeó el centro de su frente con un dedo, empujándolo hacia abajo. "A mí me das información para acabar con la tuya."
"Pero, yo, y-yo..."
"O empezaré por ti, Jaeyeol." Lo señaló. "Y te prometo que soy un hombre de palabra, cumplo con lo que digo sin excepción." Aseguró, no tardando en recordar la única vez que no lo había sido y esbozando una sonrisita. "Bueno..."
Levantando la mirada, se encontró a TaeHyung pegado a la pared, guiñándole un ojo cuando este se mostró consternado. Claramente no había sido un hombre de palabra al tratarse del doctor, pero eso ahora mismo no importaba, no cuando gracias a fallar a su propia palabra, lo tenía justo delante. Sano, salvo y con un pequeño trauma intermitente. Tragando saliva, él apartó la mirada.
Para alguien como Jaeyeol, quien en el fondo no era tan valiente como para llevar una navaja consigo a todos lados y portar una identificación de los Lobogris, no fue demasiado complicado acceder, temblando y casi perdiendo las fuerzas cuando vio a Jungkook sostener esa misma navaja entre sus dedos, mostrándosela con disimulo, sólo para recordarle todo de lo que era capaz. Y él sabía, en el fondo de su podrida alma, que ese podía ser su último día en la tierra, así que lo viviría como un verdadero cobarde.
"Jangmin, él... El jefe Choi está ahora mismo en Incheon, al norte. Hace dos años compró una casa abandonada en el bosque, muy cerca de donde se esconde una manada de lobos anaranjados."
"¿Lobos anaranjados? ¿Una manada?"
"Son pocos, m-muy pocos, adultos todos... No tienen líder. Hay un comprador que pagaría mucho por ellos y Jangmin lleva desde entonces merodeando cerca de su refugio para atacarlos cuando menos lo esperen. Ha estado preparando el ataque durante los últimos tres años, pero de algún modo se dificultó todo." Entre hipidos, continuó diciendo, sus ojos viajando hacia el rubio. "Por él... Detuvo todo el plan cuando lo conoció."
Confundido, TaeHyung se señaló a sí mismo. "¿Yo? ¿Qué tengo que ver yo?"
"Eres-"
"No importa." Escupió el azabache, impidiéndole resolver las dudas que tenía. Eso incrementó aún más la confusión ajena. "Sólo dame la dirección de esa cabaña donde tu jefe se esconde."
Jaeyeol negó muy lentamente. "No la conozco..."
El ceño de Jungkook se frunció.
"Claro que la conoces, no seas tonto. Haz memoria, seguro que pensando un poquito te acuerdas..." Insistió, sus cejas alzadas de nuevo mientras acercaba la navaja a su rostro. Jaeyeol negó de nuevo, más desesperado ahora. "Vamos, haz un poquito de esfuerzo..."
"No es necesario, Jungkook. Yo creo saber dónde puede estar Jangmin." TaeHyung impidió que aquel tipo se hiciera pis en los pantalones al intervenir.
Sólo entonces, el azabache se giró. "¿En serio?"
"Sus padres tienen una cabaña en Incheon, me habló de ella varias veces e incluso prometió llevarme algún día especial. No sé la dirección exacta, eso sí, pero tengo algunas fotos que tu amigo podría rastrear y llevarnos hasta allí. Seguro que está capacitado para ello, ¿no...?" Murmuró. Jungkook casi esbozó una sonrisita, asintiendo.
"Me encanta cómo piensas, doctor."
"Y a mí." Asintió también, señalando al tipo que permanecía allí tirado, temblando por su vida. "Ahora, por favor suelta a ese pobre imbécil o a este paso el charco de pis que se está comenzando a formar debajo de ese pobre imbécil, va a llegar hasta aquí."
Inmediatamente, Jungkook miró hacia el suelo, encontrando, tal y como TaeHyung había señalado, un charco amarillento bajo los pantalones de Jaeyeol. Una arcada estuvo a punto de hacerse paso por su garganta, conteniéndola y separándose en su lugar, fulminándolo como si controlarlo hubiese estado en sus manos.
"Qué asco, Jaeyeol, eres un meón... ¿No te da vergüenza?"
Tragándose sus lágrimas tras sonrojarse, Jaeyeol lució avergonzado. "Lo siento..."
Todavía observándole con asco, bufó. "Qué asco..." Mascullaba de nuevo, dando varios pasos hacia atrás, sin importarle siquiera que Jaeyeol continuaba sentado en la silla, pero de espaldas en el suelo. Él fue hacia TaeHyung en su lugar. "Vámonos, doctor, tenemos mucho que hacer antes de dar con el inútil de tu exnovio. Espero que mi visita no le tome por sorpresa, o estaré muy decepcionado."
Pasó un brazo por los hombros del rubio, empujándolo lejos de la pared y guiándole hacia la puerta. Entonces, la voz de Jaeyeol sonó.
"La única forma d-de que puedas atrapar a mi jefe es con él..."
Jungkook se dio la vuelta, esperando haber oído mal. "¿Disculpa?"
"Él." Señaló a TaeHyung con su cabeza. "Jangmin lo busca, dice que es muy valioso. No conseguirás atraparlo si no es usándolo como cebo, ya... ya sabes."
TaeHyung sufrió un escalofrío que traspasó al azabache.
"Ya, bueno... Gracias por tus consejos de cazador novato, Jaeyeol, pero creo que de necesitar a alguien como cebo, te utilizaría a ti. No eres valioso para ellos ni para nosotros, así que serías la opción perfecta." Fulminándolo con la mirada, incluso si él mismo sabía la veracidad de sus palabras, le vio temblar antes de ambos cruzar la puerta, llevándose consigo a un muy consternado TaeHyung. Cerrando tras ellos con llave, le observó. "No pienso usarte como cebo por nada en el mundo, doctor, puedes estar tranquilo."
Lentamente, él asintió, sin devolverle la mirada.
Prem no contempló abandonar el lado de TaeHyung durante las siguientes veinticuatro horas, teniendo que perder de vista a su mejor amigo, significaría un peligro extremo para él. Incluso había pensado en mudarse al cuarto que le asignaron en el refugio, incluso si el suyo propio no estaba a más de cinco metros. Sin embargo, desechó esa idea al pensar en aquel cachorro de lobo que tenía una increíble ansiedad por separación si su amigo (o cualquier prenda de ropa impregnada con su olor) estaba cerca, pues no quería perturbar al pequeño. Ya había tenido bastante.
"¿Cuándo crees que podremos volver a casa?" Cuestionaba, viendo a TaeHyung sentado en su cama, jugueteando con Yeontan y vigilando al pequeño Sungho. No había pasado demasiado tiempo desde que ambos despertaron, encontrándose en medio del pasillo cuando iban a buscarse mutuamente.
Cómo era de esperar, Prem todavía estaba intranquilo ante el pensamiento de que Jangmin había enviado a uno de sus hombres (el más inútil, por suerte) para encontrar a TaeHyung.
"No tengo ni idea... Ahora que ese chico, Taesan, creo, ha dado con las coordenadas exactas de Jangmin en Incheon, Jungkook piensa hacerle una visita con gran parte de la manada, así que estaremos desprotegidos hasta que vuelva. Sus hombres siguen merodeando por la ciudad con la esperanza de encontrarnos en algún momento... Temo que no sea seguro para ninguno de nosotros ahí fuera."
Asintiendo, Prem dejó escapar un pequeño suspiro. "Entiendo..."
Su descontento no pasó desapercibido para TaeHyung, quién, haciendo una mueca casi avergonzada, soltó a Yeontan junto al cachorro y decidió ponerse en pie, alcanzando a su mejor amigo en el sofá de tres plazas, tomando asiento junto a él. Prem le observó, antes de sentir la cabeza ajena caer sobre su hombros. La culpabilidad, aún si no era culpable de nada, resultaba demasiado grande para él.
"Lo siento mucho..." Escuchó al rubio susurrar. Prem no supo de qué hablaba.
"¿Por qué te estás disculpando?"
"Porque por mi culpa estás en peligro tú también..."
Y escucharle decir aquello fue como recibir una puñalada en el pecho. Él jamás podría culpar a TaeHyung de nada. Nunca. Mucho menos por algo como esto. Ni siquiera permitirá que por sí mismo lo hiciera.
"¿Qué dices?" Su ceño se frunció. "¿Crees que me has puesto en peligro?"
El rubio asintió. "Lo he hecho."
"Ni de broma, TaeHyung, no." Inmediatamente negó, separándose para poder mirarle a los ojos y hacerle saber que estaba siendo honesto. "Nada de lo que ha pasado con Jangmin ha sido tu culpa. Él siendo una mierda de persona, un criminal que quiere hacernos daño por avaricia, porque no tiene principios... Absolutamente nada de eso tiene que ver contigo."
"Pero..."
"No." Repetía, zarandeando la cabeza. "Y me da igual si estoy en peligro porque te acompañé a esa maldita fiesta aquella noche, no me importa. Al contrario, me alivia saber que es así porque no te dejé solo. Porque esta vez sí pude estar contigo cuando a estabas en peligro."
Las lágrimas rápidamente llegaron a TaeHyung, quién de algún modo se mostró confundido ante las palabras de Warut. "¿A qué te refieres con "esta vez"? ¿Cuándo he estado yo en peligro fuera de esta situación?" Quiso saber, limpiándose las gruesas lágrimas delatadoras y frunciendo el ceño.
Prem casi palideció, negando otra vez.
"Cuando... Cuando Jangmin y tú os conocisteis, por supuesto. Entraste en esa cafetería donde él estaba porque yo llegaba tarde." Le recordó, apenas suspirando con alivio cuando le vio asentir, comprendiendo a lo que se refería. "De haber llegado a tiempo, nunca os hubierais conocido."
"Ya, bueno... Supongo que tienes razón. Pero, no te preocupes por eso, no te culpo." Bromeó.
Dejando escapar una carcajada, este asintió. "Te lo agradezco mucho." Dijo, haciéndole reír. Algo sobre la cama de TaeHyung llamó su atención, produciéndole ternura antes de señalarlo para no ser el único que pudiera verlo. "Eh, mira eso."
Observando su propio colchón también, TaeHyung quedó hipnotizado ante la imagen de Yeontan (su propio cachorro adulto) jugueteando con Sungho en su forma animal, siendo amasado por un par de patitas tan blancas como la nieve y mordiéndose mutuamente las orejas. El corazón se le derritió.
"Ow... Es lo más bonito que he visto desde que llegué aquí..."
"¿Verdad? Son adorables."
Una sonrisita apareció en los labios del rubio. "Creo que alguien debe ver esto." Le dijo, poniéndose en pie con rapidez, frente a la confusa mirada de Warut. "En seguida vuelvo, no les pierdas de vista."
Sin decir nada más, TaeHyung salió de su habitación a toda prisa hacia el final del pasillo, donde recordaba que se encontraba la de Jungkook, a quien buscaba. Sabía que el azabache debía estar allí, pues ahora que tanto ellos como el cachorro estaban en el refugio, no tenía necesidad alguna de salir. Mucho menos cuando tenía el salón a rebosar de algunos adornos que esa misma mañana habían llegado del centro comercial y aún debían colocar. Sólo pensar en eso le ponía enfermo.
Para sorpresa del propio TaeHyung, justo cuando estaba dispuesto a tocar la puerta cerrada para pedir permiso, tras oír la voz del azabache desde el interior, encontró que Jungkook no se encontraba solo en su habitación, sino que su mejor hombre (dicho por él mismo), Boun, Leedo y dos de las chicas se encontraban acompañándolo, enfrascados en una conversación que sonaba importante.
"Ya he dicho que no, y es que no. Punto." Decía Jungkook, con un tono de voz seco.
Alguien suspiró. "Sé que no es lo más adecuado, jefe, pero si somos objetivos, es la mejor opción. Ese imbécil de Jangmin no bajará la guardia si el doctor no está cerca."
"Exacto. TaeHyung es la distracción perfecta para poder atraparlo lo antes posible." Leedo estuvo de acuerdo con Boun.
"Me da igual si es lo fácil, no pienso poner a ese hombre en peligro por nada del mundo. A ninguno, de hecho. Es que ni al perro, por mucho que se parezca a una rata." Aseguró, causando un acelerón involuntario en el corazón de TaeHyung.
Este agachó la cabeza, sintiéndose intranquilo al respecto y cargando con una responsabilidad que, aún si no le pertenecía, se quedaría en sus hombros por más tiempo del debido.
Sabía que debía hacer algo, darle un final a su historia con Jangmin por muy peligroso que todo resultara ser. No podía dejarlo estar, actuar como si no fuera uno de los objetivos principales incluso si desconocía la verdadera razón. La que realmente lo involucraba y por qué. No podía ignorarlo.
La voz de Jungkook siguió sonando dentro de aquella habitación cerrada.
"Al desgraciado de Jangmin voy a encontrarlo yo, me enfrentaré a él y haré todo lo que sea necesario para traerlo hasta aquí y hacerle pagar por lo que hizo. Sin nadie de por medio, ¿entendido?"
"Jungkook..."
"No, Boun. No me vas a hacer cambiar de opinión." Aseguraba, apartándose del escritorio donde estaba apoyado y dirigiéndose a la puerta, supuesto a salir. "Y recordad, esto no puede salir de aquí, ¿de acuerdo? Nadie tiene por qué enterarse de nada, mucho menos el doc... tor..." Sólo entonces y abriendo la puerta de par en par, se encontró cara a cara con el susodicho. Verle allí de pie le robó un suspiro de pura indignación. "Mierda..."
TaeHyung apretó los labios.
"Un poco tarde, me temo."
Otros suspiro sonó. "¿Cuánto has escuchado y por qué?"
"Prácticamente todo y porque venía buscándote para mostrarte algo, pero eso no es lo importante ahora." Dijo, mirando a los demás que lucían preocupados. "Con respecto a lo de Jangmin, quiero ir."
"No." Jungkook no siquiera titubeó. TaeHyung le miró a él nuevamente.
"Ya está decidido, iré sí o sí."
"He dicho que no, doctor. No vas a venir."
"Voy a ir digas lo que digas." Insistió, apresurándose a abrir la boca antes de que él pudiera volver a hacerlo. "Dices que tu deber es protegerme, así que sí te vas a Incheon, ¿quién se quedará aquí conmigo mientras los demás hombres de Jangmin me buscan?"
Jungkook apretó los labios, haciéndole saber que había tocado un buen punto. "Buscaré a alguien más. Cualquiera de mi gente puede vigilarte, especialmente si estás aquí."
Él negó. "Pero no será necesario, porque podrás hacerlo tú mismo mientras estamos en Incheon."
"Doctor..."
"Llamaré a mi superior en el sindicato para decirle que me tomaré los días libres correspondientes." Fue lo último que dijo, sabiendo que Jungkook tomaría la palabra y volviendo a apresurarse. "No eres el único que quiere encontrar a Jangmin y darle una patada en los dientes, Jungkook. Me humilló delante de su gente, atentó contra mi seguridad, la de mi mejor amigo y la de tu hijo. Mató a mi paciente. Yo también quiero tenerlo cara a cara."
Un suspiro abandonó los labios del azabache, quién, frustrado, se frotó el rostro. Sabía que, aún si lo intentaba con todas sus fuerzas, TaeHyung no cedería. Y lo sabía de primera mano porque, en su lugar, tampoco lo haría.
"Muy bien... Si tan seguro estás, vendrás conmigo." Accedía finalmente. "Pero no te separarás de mi en ningún momento, ¿se acuerdo? Serás mi sombra y yo seré la tuya. Cualquier cosa que te diga, lo harás sin rechistar. No actuarás por tu cuenta, no harás estupideces ni mucho menos te dejarás llevar por el impulso."
TaeHyung asintió. "Claro que no."
"Prométetelo, doctor."
"Lo prometo."
"Hazlo por la rata peluda que tienes en tu habitación."
Este lo fulminó. "Lo haré en cuanto te refieras a él como debes y no de manera despectiva."
Un bufido volvió a sonar.
"Promételo por tu perro."
Sólo de esa forma, accedió. "Lo prometo por Yeontan."
"Bien."
"Bien."
Ambos asintieron a la vez, bajo la atenta mirada de los demás, quienes estaban atentos a cualquier pequeña interacción. TaeHyung alcanzó a notarlo cuando él ambiente entre ellos se volvió menos tenso, sintiéndose levemente incómodo. Aclarándose la garganta, miró hacia otro lado.
"Eh... Lo- lo que venía a decir, por cierto, era que deberías venir a mi habitación, hay algo que te gustará ver."
"¿En tu habitación?"
Leedo silbó, siendo fulminado de inmediato por el jefe y dando varios pasitos hacia atrás.
"Es relacionado con Sungho, sí. Creo que ha hecho un nuevo amigo... O, bueno, eso es lo que parecía antes de yo irme. El caso es que quiero que vengas y lo compruebes por ti mismo. Ven."
"Vale, vale, voy..." Jungkook asintió, todavía un poco confundido. Antes de seguir al rubio, miró a Boun. "Prepara mi coche para salir de aquí en cuanto TaeHyung tenga su permiso concedido. Y dile a Taesan que me envíe todos los datos necesarios para poder encontrar a ese cerdo una vez lleguemos a Incheon, ¿de acuerdo?"
Boun accedió de inmediato. "Claro, jefe."
Saliendo finalmente de aquella habitación, con el doctor guiándole como si no conociera a la perfección su propio refugio, Jungkook lo siguió hacia el otro lado del pasillo, donde la habitación que me le asignado (que, por supuesto, era una de las mejores y decorada por él mismo) se encontraba, adentrándose en ella.
"Mira." Señalaba el rubio, esbozando una sonrisa de oreja a oreja que Jungkook no se pudo perder.
Entonces, apartando la mirada de el, vio lo que tanto quería mostrarle. Prem estaba sentado en el sofá de tres piezas, apuntando con su teléfono hacia la cama donde tanto Sungho como el perro de TaeHyung se encontraban, jugueteando entre ellos como lo que, en el fondo, ambos eran. Dos cachorros.
La imagen no dejó a Jungkook indiferente, pues aún cuando ese cachorro se había convertido en su enemigo número uno, verle jugar de esa forma con Sungho, luciendo tan inocentes y llenos de vida, le estrujó el corazón como jamás creyó que podría suceder.
"He grabado un poco de su interacción por si no llegabais a tiempo." Explicó Prem, guardando su teléfono.
TaeHyung miró a Jungkook. "No me digas que no es adorable..."
Y, tratando de parecer indiferente, aún cuando quería agarrar a Sungho y al perro del doctor y abrazarlos hasta aplastarlos dulcemente, este se encogió de hombros. "Un poco... Sólo espero que tu rata peluda no le pase las pulgas a mí criatura. Son difíciles de quitar."
De inmediato, este le golpeó la nuca. Él se quejó.
"¡Ey!"
"Gilipollas."
Jungkook lo fulminó. TaeHyung también.
"¡Jefe, jefe!" La voz de Leedo acercándose sonó por el pasillo, antes de que este se asomara por el marco de la puerta. Nada más poner un pie allí, quedó encandilado ante aquella enternecedora imagen, alcanzando a ver un poco los colores que le rodeaba sólo por la calidez del momento. "Ow... Qué cosa tan bonita..."
El rubio, finalmente aliviado de que alguien compartiera su mismo pensamiento, asintió, esbozando una sonrisa.
"¿A que sí? Son preciosos." Dijo, su sonrisa siendo correspondida.
Por supuesto, aquel simple intercambio de sonrisas no pasó desapercibido para Jungkook, quién aclarándose la garganta, recuperó la atención de Leedo.
"¿Para qué me buscabas?"
"Oh, sí, e-eso... Mingyu y Jaehyun acaban de traer un árbol gigante desde el apartamento de la tía Miran, según dijo el repartidor, estaba a tu nombre, pero algo me dice que se han equivocado, porque tú..."
La emoción de TaeHyung cortó de raíz lo que estaba diciendo. "¡¿Ya ha llegado mi árbol?!"
Y Leedo no pudo mostrarse más fuera de lugar.
"¿Eh...?"
"¿Dónde está? ¿Dónde está?"
"En el garaje, junto a los demás adornos." Explicó el azabache, casi avergonzado de que todos supieran un secreto que estaba intentando guardar (no por mucho tiempo, claro, pues la decoración no sería invisible aunque lo deseara). Los ojos brillantes, llenos de emoción, del doctor, fueron hacia él. "Leedo, ve con Mingyu, Jaehyun y Juria y traed toda la decoración a la sala principal, por favor."
"¿Decoración....?"
Él suspiró, dificultándosele el decir: "Sí, de Navidad."
"¿Qué...?" Cada vez más sorprendido, no pudo siquiera formular una pregunta en condiciones. "Pero..."
"Ve ya. Por favor y gracias." Ordenó, negándose a recibir más preguntas que ni podía, ni quería responder. No estaba preparado para hacerlo. No cuando su máscara de líder inquebrantable, decidido y terco estaba viniéndose a bajo poco a poco y a una velocidad impresionante.
Definitivamente, necesitaba terminar con todo esto pronto, vengar la muerte de Balam y sacar al doctor Kim de su vida cuanto antes. Su cordura dependía de ello más que nunca.
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