
✧c.-014
N/A: He empezado el año de la peor manera posible: enfermándome hasta el punto de no poder salir de la cama. En estos momentos de la vida es cuando agradezco ir adelantada en las historias xD
Cap dedicado a moo_nly ♡♡
Hoy os recomiendo 'if we never met' de John K. Gracias al mejor aliado, el Descubrimiento Semanal.
[...]
Eran las cinco en punto de la mañana cuando TaeHyung y Jungkook, montados en la camioneta de este último, se dirigían al apartamento custodiado donde tanto la tía Miran y Sungho se encontraban. TaeHyung podía jurar que no había visto un nivel de angustia (fuera del trabajo, claro estaba) tan grande como ese, nunca antes.
"¿Quieres que conduzca yo?" Se ofreció, viendo como Jungkook apretaba el volante hasta el punto en que sus nudillos se volvieron blancos.
Este negó. "No, necesito ser yo quien conduzca ahora mismo para saber que llevo el control total de la situación, pero gracias de todos modos." Respondió, obligándose a sí mismo a tomar una respiración profunda cuando TaeHyung aceptó su respuesta. "Aunque, ¿crees que puedas hacerme un favor?"
"Claro, dime." Mirándole inmediatamente, no dudó en aceptar. No le pondría las cosas difíciles en un momento tan crítico y complicado como este, por nada del mundo.
"¿Puedes poner una mano en mi pierna?"
Confundido, este hizo lo pedido, pegando la palma de su mano libre en el muslo ajeno. "¿Así...?"
"Sí, gracias."
"¿Y por qué?"
"Para recordarme a mí mismo que estás aquí también y así mantener la calma lo mejor que pueda." Le respondió, dejándole aún más dudas de las que ya había creado. "No puedo ignorar que existes por esto."
El ceño del doctor no tardó en fruncirse. "¿Por qué importaría eso ahora mismo? Es tu hijo de quien estamos hablando."
"Y él siempre va primero, pero velar por tu seguridad sigue siendo una de mis prioridades y no puedo ponerte en peligro por querer adelantarme a los malos." Dijo, pretendiendo que de esa forma entendiese. "Como líder que soy, raras veces puedo permitirme tener prioridades, pero esta es una de esas. Sungho, a quien prácticamente veo como un hijo incluso si él tiene a su propio padre, deseando estar mejor para reunirse con él por primera vez, y tú... Un doctor cuyo exnovio cazador quiere reclutarlo para obligarle a hacer cosas demasiado turbias "
Un bufido abandonó los labios de TaeHyung esta vez, apartando la mirada.
"¿Qué pasa?" Su modo de reaccionar preocupó a Jungkook.
"Diciéndolo así no lo haces sonar como una prioridad, sino una carga. Y no quiero ser una carga para nadie."
Sólo de esa forma y por primera vez desde que ambos entraron en aquel coche, Jungkook rio. "Serías una carga si supieras lo que intentaba hacer ese imbécil de Jangmin y aún así hubieras elegido por ti mismo quedarte, pero no tenías ni idea. Protegerte no es ninguna obligación, es algo que decidí por cuenta propia desde que te conocí."
"¿Y eso por qué?"
"Porque el día en que Sungho nació no le pusiste un gorrito rosa aleatorio, sino el que Balam tejió específicamente para él y llevaba siempre con ella, temiendo ponerse de parto en cualquier momento y dejárselo olvidado en cualquier parte." Fue su respuesta, mirándole de soslayo. TaeHyung apretó los labios. "Lo sé porque lo vi tirado junto a ella en el suelo cuando la encontramos en el bosque y volví a guardarlo en sus bolsillos para que se quedase tranquila... Sabía que no me perdonaría por ignorar el dichoso gorrito que tardó más de seis meses en tejer."
Un par de lágrimas delataron al doctor, quien inmediatamente las eliminó. "Estaba del revés."
"¿Eh...?"
"El gorrito, tuve que ponérselo del revés porque del derecho ponía «Sungo», en lugar de «Sungho». Supuse que eso le daría un poco de vergüenza, así que le di la vuelta... Creí que alguien lo notaría con el paso del tiempo."
Jungkook se mostró perplejo. "¿En serio?"
"Sí, en serio." Asentía el doctor, haciéndole reír a carcajadas.
Tal vez no era la anécdota más entretenida del mundo, pero representaba tan bien la esencia de Balam, que, por primera vez desde su fallecimiento, casi un año atrás, rio a todo pulmón al recordarla. Y es que aquel pequeño desliz era la prueba irrefutable de que la memoria de su hermana siempre permanecería ahí, con ellos. Nunca se desvanecería por mucho que los años pasaran.
Alrededor de quince minutos más tarde, con mucha menos tensión en el cuerpo gracias a la simple presencia del doctor Kim, pero con los nervios carcomiéndole por dentro, Jungkook aparcó frente al patio trasero del complejo de apartamentos donde se hospedaban Sungho y la tía Miran, rezando porque los que vigilaban en la zona delantera no notasen su presencia.
"Voy a salir primero, ¿de acuerdo? Tengo que verificar que no nos vean." Le dijo al rubio, viéndole asentir antes de hacer exactamente eso.
Por fortuna para ambos, el vallado de aquella urbanización era alto y decorado con enredaderas que lo cubrían de extremo a extremo, volviendo dificultoso que alguien pudiera ver a través. Suspirando, le hizo una señal a TaeHyung para que bajase del coche también, esperándole pacientemente a que dejara a Yeontan en los asientos traseros y bajara. Una vez se reunió fuera con él, tomó su brazo.
"Sígueme en completo silencio, ¿de acuerdo? Entraremos por el patio comunitario desde atrás. Es un edificio sin muchos vecinos todavía, así que hay bastante eco en las zonas comunes, podrían escucharnos desde fuera."
"Bien..." Susurró, yendo tras él.
Cruzaron una puerta grande, con la verja metalizada abierta de par en par y un patio enorme de techo abierto, cubierto de plantas y azulejos blancos, nada más adentrarse en el edificio. TaeHyung nunca había visto algo igual, pero decidió acallar su asombro por el bien de todos. Luego, subieron cuidadosamente hasta el segundo piso, donde Jungkook se detuvo frente a una puerta recién barnizada y la golpeó dos veces. Desde fuera, el llanto ensordecedor de un bebé sonaba, rasgando las tripas del doctor.
No pasó demasiado tiempo hasta que esta se abrió, dejando ver a un bebé que lloraba desconsolado en brazos de una señora de mediana edad, cabello recogido y ropa de estar por casa. La mujer, a quien TaeHyung le otorgó el título de «tía Miran» sin conocerla, lucía angustiada y cansada, bolsas grandes bajo sus ojos llenos de puro agotamiento.
"Jungkook, cielo..." Ella sonrió al verle. "No deja de llorar, está muy alterado y no entiendo qué le pasa..."
"Tal vez sólo está asustado porque tú lo estás, pero no te preocupes." Tranquilizándola, dijo, viendo las bolsas que llevaba consigo. "Dame todo eso, te ayudaré a bajarlo. Tenemos el coche aparcado frente al patio trasero, no nos verán salir."
"Lleva tú al bebé, se pondrá más histérico si baja conmigo."
Jungkook negó, rechazando la propuesta. "Será aún peor si yo lo llevo, llorará más y nos descubrirán en seguida, Miran..."
Ambos miraron a TaeHyung, quien permanecía en silencio junto al azabache.
"Yo puedo encargarme de Sungho."
"Él es el doctor Kim TaeHyung, ya te hablé con anterioridad de él." Explicó, viéndola asentir. "Ella es Miran, nuestra segunda madre y, bueno, ese de ahí es Sungho, aunque lo conoces muy bien, yo creo. Fuiste el primero aquí en verlo."
Esbozando una sonrisita, TaeHyung asintió. "Lo recuerdo, sí. El bebé más bonito que he ayudado a traer, no podría olvidarlo en la vida."
"Debes ser la persona más idónea para calmarlo, entonces."
Miran suspiró, sintiéndose aliviada cuando pudo reconocer al doctor. La mujer inmediatamente empujó el cuerpo de Sungho, envuelto en su mantita favorita, a los brazos de TaeHyung, quien no tardó en sostenerlo contra su pecho. Respiró hondo, sujetándole la cabeza y la espalda, frotándola suavemente. E inhalando su aroma, aquel llanto ensordecedor se apaciguó, lágrimas saladas y gruesas desapareciendo, siendo reemplazadas por la más estremecedora de las calmas. Todos los presentes se quedaron en silencio, pues la teoría de Miran se había cumplido.
"Joder..." Susurró Jungkook, incrédulo. "¿Por qué ha sido tan fácil?"
"El doctor Kim fue la última persona que estuvo con Balam antes de morir y la primera que estuvo con Sungho, así que es el núcleo que los une a ambos de alguna forma. Sungho puede sentir a su madre estando cerca de él y se calma."
TaeHyung notó como se le aceleraba el corazón repentinamente, latiéndole con fuerza contra las costillas.
No dijo nada, prefirió permanecer en silencio y compartir una mirada rápida con el azabache, antes de que este se apresurase escaleras abajo primero, rezando porque Sungho no los delatara en cualquier momento. Por suerte o por fortuna, no fue así, abandonando el edificio en silencio exitosamente y llegando a la camioneta aparcada a tan sólo unos metros de diferencia, pues el pequeño se había quedado dormido en brazos del doctor, suspirando profundamente contra su pecho.
"Subid a la parte de atrás, yo conduzco." Ordenó Jungkook, cosa que hicieron al instante. TaeHyung esperó a que Miran abrirse la puerta para poder adentrarse y ponerse el cinturón, aferrándose aún más fuerte al bebé y sonriendo a modo de agradecimiento.
Miran se adentró tras él, sentándose a su lado con un pequeño suspiro. Jungkook no tardó en ponerse en marcha, dejando atrás el edificio con los nervios a flor de piel. En silencio, se decía a sí mismo que debería mirar por el espejo retrovisor cada cierto tiempo, sólo para recordar quienes iban acompañándolo y no perder la poca cordura que todavía conservaba.
"¿Esos tipos eran cazadores?" Quiso saber Miran, aún sintiéndose intranquila a pesar de que los habían dejado atrás.
"Sí, cazadores Lobogris, llevan detrás de nosotros mucho tiempo." Jungkook asintió, mirando a TaeHyung a través del espejo y notando la tensión en su cuerpo nada más mencionarlos. "Estuvieron tras el asesinato de Balam y ahora quieren llevarse a Sungho."
TaeHyung tragó saliva, observando a la pequeña criatura dormida en sus brazos. ¿Qué le harían esos tipos a alguien tan vulnerable?
"¿Por qué lo buscan?"
"La piel de los lobos blancos cachorros tiene una muy alta demanda." Explicó Miran. "Raptan a muchos de ellos con la esperanza de venderlos a un mayor postor, comercios especializados en piel y cuero animal. Aunque a veces la avaricia los lleva al fracaso."
"¿Por qué?"
"Porque la gran mayoría del tiempo son tan pequeños que no les sirve de mucho. El pelaje ni siquiera termina de formarse como debería." Su respuesta provocó un escalofrío en TaeHyung, quien estremeciéndose de pies a cabeza, suspiró.
"Dios... Es horrible..."
"Lo sé."
Tragando saliva, él tuvo miedo de preguntar:
"¿Y- y qué ocurre con ellos cuando son inservibles...? Cuando no son aptos para comerciar de esa forma, ya sabe."
"Los venden al mercado callejero de animales exóticos o salvajes." Jungkook respondió esta vez, ante la curiosidad ajena. "Países como Tailandia, Nigeria y la Republica Democrática del Congo pagan mucho por ellos, especialmente si son cachorros. En el caso de lobos adultos, como yo, sólo comercializan con nuestros órganos, colmillos o incluso garras."
Un escalofrío recorrió el cuerpo del rubio, quién no tuvo agallas para abrir la boca y decir algo más, pues todo lo que quería hacer al respecto era vomitar.
No podía creer que alguien como Jangmin fuese capaz de hacer algo así.
Miran debió notar la angustia y malestar que emanaba, por lo que, frotando su brazo, le dedicó una sonrisa amable tan pronto como sus ojos se encontraron. "No te preocupes por eso, cielo, estarás a salvo aquí con Jungkook. Nadie te volverá a hacer daño, ni mucho menos al bebé."
Algo dentro del doctor se detuvo, sintiéndose confundido e increíblemente fuera de lugar.
"¿Volver a hacerme daño?" Repitió. Jungkook se tensó al volante. "¿Acaso usted sabe...?"
"¿Que eres un lobo?" Dijo, su sonrisa suavizándose.
Él negó. "Que mi exnovio es uno de esos cazadores." Respondió, para sorpresa de la mujer, que no esperaba esa confesión.
"¿Cómo dices...? Pero, si tú..."
"Choi Jangmin, su exnovio, es el jefe de los cazadores Lobogris." Respondió Jeon, antes de que Miran, más confundida que nunca, se anticipase a abrir la boca. "El doctor Kim y su amigo iban a ser coaccionados y obligados a trabajar para ellos, por eso los rescatamos esa noche. Claramente no tenían ni idea de sus intenciones."
"En absoluto. Prem y yo jamás haríamos algo así por voluntad propia."
Miran y el azabache compartieron una mirada a través del espejo retrovisor, una mirada seria, fuerte, que pasó totalmente desapercibida para TaeHyung y dejó a la mujer aún más confundida, pero con la orden de no decir algo como eso otra vez cerca del doctor Kim, más que aprendida. Incluso si Miran no formaba parte de la manada siquiera.
Para el momento en que llegaron al refugio, cuando el reloj marcaba las seis en punto de la mañana, TaeHyung se había quedado dormido con Sungho y Yeontan en brazos, apenas abriendo los ojos cuando el coche aparcó dentro del garaje y Jungkook entró por la puerta trasera para despertarle, acariciándole la mejilla muy sutilmente.
"¿Eh...?" Balbuceó, mirando a su alrededor y encontrándose con aquellos ojos oscuros.
Esbozando una sonrisa, el azabache le apartó el cabello del rostro. "Hemos llegado, doctor. ¿Quieres que te lleve en brazos o prefieres caminar por tu cuenta hasta el complejo?"
Todavía confundido, TaeHyung negó. "Camino, camino..."
Jungkook accedió, saliendo de nuevo y abriendo la puerta, a la espera de que TaeHyung se quitara el cinturón y se reuniera con él fuera. Miran también estaba allí, agarrando sus maletas y la del bebé, que continuaba profundamente dormido en brazos ajenos.
Al doctor le tomó algunos segundos recomponerse y salir del coche, limitándose a mantener un agarre firme en Yeontan y el bebé, sin siquiera molestarse en mirar a cualquiera de los dos, pues podía escuchar sus respiraciones calmadas, señal de que ambos seguían bien y continuaban dormidos. Una vez fuera, vio que Jungkook había sacado su mochila junto a la de Yeontan, por lo que le dedicó una sonrisita perezosa a modo de agradecimiento.
Caminaron por el breve camino de piedras durante unos segundos, la mano del azabache en la espalda de TaeHyung, quien arrastraba los pies perezosamente. Estaba demasiado cansado como para levantarlos o pensar en hacerlo, siquiera.
"¡TaeHyung!" Una voz sonó a lo lejos, desde el garaje otra vez. Un segundo coche se acababa de estacionar allí. El rubio, reconociéndola de inmediato como la de su mejor amigo, se giró, visualizando a Prem —que iba a su vez acompañado por el otro rubio, alto— caminando con rapidez hacia donde ellos se encontraban.
Prem sólo pudo respirar hondo cuando llegó hasta el susodicho y vio que se encontraba sano y salvo, tan alterado que incluso Boun, su acompañante y mayor confidente de Jungkook, quien además tenía la certeza de que todo aquel cercano a su jefe estaría en buenas manos, mostró alivio.
"No sabes el miedo que he pasado pensando que eras tú el que estaba en peligro..." Suspiraba. "Ese imbécil no quería darme más detalles aunque sabía que me moría de miedo."
Jungkook esbozó una sonrisita, viendo a Boun llegar tras él.
"Estoy bien, no te preocupes. Antes de venir aquí tuvimos que pasar a recoger a la señora Miran y al bebé, había cazadores esperando por ellos fuera del apartamento donde se alojaban hasta hoy..." Explicó.
Sólo de esa forma, Prem visualizó al par de cachorros que TaeHyung llevaba consigo. Su expresión horrorizada ni siquiera alcanzó a alertarle. "¿Y-y dónde se supone que está el bebé?"
Aquella pregunta confundió a TaeHyung.
"¿Eh...?" Murmuró. Warut señaló hacia donde Yeontan y Sungho se encontraban. Entonces, fue que lo vio. Sungho se había trasformado en un lobo pequeño, diminuto, casi del mismo tamaño que Yeontan, blanco como la nieve y de orejas puntiagudas, todavía descansando contra el pecho del doctor. Su cuerpo se heló ante tal descubrimiento, quedando de piedra, temblando incluso. "¿Q-Qué es esto...?"
Soyeon, Juria y Yuqi aparecieron en la salida del complejo, todas ellas mostrando sorpresa.
"¡Dios mío, Sungho!" Chilló la hermana pequeña del azabache, corriendo a toda prisa cuando vio el rostro desencajado de un pobre TaeHyung que no sabía dónde meterse. No había tenido a un lobo en sus brazos jamás, tampoco lo deseaba, por lo que desconocer el peligro que aquello podría suponer le hacía sentir muy nervioso.
"¿E-En qué momento se ha transformado?" Susurraba, comenzando a temblar. La presencia de Jungkook junto a él logró calmarle.
El azabache se mostró preocupado por su reacción. "Debió tener alguna pesadilla mientras dormía y se transformó. Es lo que suele pasar cuando son cachorros, vuelven a su forma animal porque se sienten más seguros... Pensé que te habías dado cuenta."
TaeHyung zarandeó la cabeza.
Afortunadamente, Soyeon y las otras dos chicas llegaron con rapidez; desafortunadamente también, encontraron imposible apartar a Sungho del doctor cuando, tan pronto como hicieron el intento, este comenzó a lloriquear, removiéndose intranquilo en sus brazos. TaeHyung sintió como se le apretaba el corazón, sintiendo su angustia.
"¿Qué sucede?" Confundida, Juria cuestionó.
"Tiene ansiedad por separación." Explicó Miran, observando al bebé y a TaeHyung. "Nota el calor de su madre en el doctor ya que es el único vínculo que tiene con ella, ahora que lo tiene cerca no quiere separarse."
"¿Y eso significa qué...?"
"Que sin el doctor a su lado, no se calmará nunca. La inquietud de sentirnos amenazados por esos cazadores no ha pasado desapercibido para él tampoco, está asustado. Nota el peligro a pesar de ser tan pequeño." Acariciando la pequeña espalda del lobo, dijo. "Estando cerca del doctor ha sentido a Balam también, dándole esa sensación de protección y seguridad que buscaba. Necesitará adaptarse ahora que está en un entorno desconocido para él, es posible que le tome un poco de tiempo."
Los ojos de Juria de llenaron de lágrimas. "Pobre bebé..."
"¿Y si conseguís una camiseta o algo que le perteneciera a su madre?" Propuso Prem, sintiendo lástima por aquel cachorro. "Si aún con conserva su olor, su colonia, podría funcionar."
"Buena idea, sí. Hagamos eso."
El gesto del azabache se torció, siendo esto notorio para TaeHyung, quien le observó con pesar. Sabía que no debía ser fácil para él rebuscar entre las viejas cosas de su hermana. Por ello mismo y con una mueca de pesar, tomó una decisión extrema —únicamente para sí mismo y su salud mental—, dejando escapar un pequeño suspiro.
"Podemos esperar hasta mañana para hacer eso, no es necesario que sea ahora." Murmuró él. "Ya es tarde, estoy cansado y Sungho duerme, despertarlo me parece cruel. No... No me importa quedarme con él esta noche."
Jungkook le observó, sabiendo muy bien que eso no era lo que en realidad deseaba. "¿Estás seguro? Parece que vas a tener un infarto en cualquier momento."
"Estoy bien, sí, descuida." Se apresuró en asentir. Luego, inseguro y temeroso, le devolvió la mirada. "No me hará daño por accidente, ¿verdad? Nunca he estado cerca de un lobo pequeño. Ni de un lobo, en general, p-pero ya me entiendes..."
"Por supuesto que no, los cachorros no son agresivos en absoluto, puedes estar tranquilo. Sungho es exactamente lo que veías antes de que se convirtiera, un bebé. Su comportamiento no cambia en base a la forma que tenga, él no distingue todavía." Aseguraba el azabache, sonando tranquilo para así contagiarle y señalando a Yeontan en brazos de Prem. "No va a ser diferente de dormir con esa rata que traes contigo."
TaeHyung le fulminó.
"Se llama Yeontan."
"Rata."
"¡Chicos, hola!" Leedo llegó, apuntándolos con una linterna gigantesca y deslumbrante para ver el camino que tenía delante. Todos los presentes se quejaron, cerrando los ojos mientras que TaeHyung tapaba los de Sungho y Prem los de Yeontan.
Boun se quejó en voz excesivamente alta. "¡Joder, Leedo, apaga esa mierda!"
Claramente, el pobre Leedo no se enteró, su sonrisa creciendo conforme se acercaba.
"¿Qué hacéis todos aquí reunidos? ¿Me he perdido de algo?" Dijo, deteniéndose justo frente a ellos y notando a las dos nuevas incorporaciones. "¡Coño, si habéis traído compañía! Eh, un momento... ¿eso de ahí es una rata de peluche?"
Jungkook soltó una carcajada, antes de arrebatarle la linterna y apagarla. "Es el perro del doctor Kim."
La mueca de Leedo resultó confundida, casi avergonzada, mirando a TaeHyung de una forma que este no supo cómo tomarse. "Joder, jefe, tampoco hace falta ser tan irrespetuoso..."
"¿Eh...?"
"Creo que insultar así al doctor estaba de más." Ignorando la confusión en los ojos ajenos, buscó la forma de disculparse con el susodicho. "No se lo tengas en cuenta, doctor Kim, a veces nuestro jefe puede ser un poco cascarrabias y no sabe lo que dice la gran mayoría del tiempo, pero le aseguro que es un buen hombre. Sólo tiene muy mal humor."
Esta vez fue el turno de TaeHyung para reír. Jungkook fulminó a Leedo.
"Hablaba de forma literal, imbécil, es un perro de verdad."
"¿Qué?"
Yeontan ladró, corroborando de alguna forma con lo que el azabache decía y sobresaltando a un —ahora— pobre Leedo, que palideció al instante.
"Oh, jefe..."
"Mañana limpias los baños, por bocazas." Fue lo único que le dijo, pasando por su lado sin dignarse a mirarlo. Avergonzado, Leedo agachó la cabeza, aceptando su destino. Siguiendo al jefe de cerca, TaeHyung le palmeó el hombro.
"Gracias por salir en mi defensa de todos modos, Leedo."
"No hay problema, doctor."
Todos los demás fueron tras TaeHyung y el jefe, adentrándose en la casa. Boun jaló de Prem y posteriormente de Leedo hacia el interior también.
La noche transcurrió con normalidad y calma, permitiendo al doctor Kim darse una ducha de agua caliente luego de comprobar que la calma de Sungho no se veía afectada tras dejarle la camiseta que llevaba puesta, impregnada de su propio olor, mientras él entraba en el baño. Había instalado a Yeontan en su propia camita junto a la suya en aquella habitación gigante, sacando únicamente lo necesario para poder asearse y tras eso, descansar como necesitaba. Había sido un día duro, ajetreado y lleno de emociones para las que nunca estaba preparado.
Dejando escapar un suspiro, agradeció tener un baño propio en la habitación que, de antemano, Jungkook había hecho que preparasen para su comodidad, saliendo de este como nuevo tras la ducha y encontrando a Sungho profundamente dormido sobre el colchón, de nuevo en su forma humana y aferrándose a la camiseta que le había dejado como si su vida dependiera de ello. Una vez más, el corazón se le apretó, acercándose a él y acariciándole el brillante cabello castaño. Era tan pequeño, precioso y con una cara redonda tan angelical que sólo viéndole se sentía asqueado por el tipo de persona que había resultado ser Jangmin. Y es que jamás le perdonaría haber dejado huérfano a esa criatura indefensa.
"Duerme bien, pequeño lobito, estás a salvo y en casa." Susurraba, pasando los dedos por su frente con suavidad. "Nadie nunca te hará daño."
Llenándose los pulmones de aire y soltándolo lentamente otra vez, miró hacia la cama, sabiendo que estaba lo suficientemente aturdido como para no poder pegar ojo siquiera. Tenía sed y necesitaba despejarse un poco, estirar las piernas. Y, así mismo, se puso en pie, rezando porque su ausencia no fuese notoria para Sungho cuando saliera por la puerta.
Sin embargo, con lo que no contó fue que su ausencia casi se convirtió en algo permanente, el corazón saliéndosele del pecho nada más abrir la puerta y encontrar a Jungkook sentado en el suelo, con los ojos medio cerrados y la espalda pegada a la pared.
"¡La madre que te parió, Jungkook!" Chilló. Su susto asustó al azabache, quien abrió los ojos de par en par, buscando a quién le pertenecía tal grito.
TaeHyung le miraba desde arriba, una mano en el pecho.
"Ay, ¿q-qué...?" Titubeó, confundido. "¿Qué pasa?"
"Eso me gustaría saber a mí. ¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí fuera en lugar de en tu propia habitación descansando, como todo el mundo?"
"Estoy vigilando..."
Su ceño se frunció. "¿Vigilando el qué?"
"A ti y... y al bebé." Señaló la puerta. "Parecías intranquilo, así que quise quedarme aquí para que pudieras descansar sin el pensamiento de que pasase algo con Sungho. Pensé que lo necesitaría más que yo..."
La honestidad en sus palabras, la vulnerabilidad en aquel rostro adormilado y el modo en que arrastraba torpemente las palabras, hizo que TaeHyung no encontrara forma alguna de reclamarle por el susto, suspirando e incluso esbozando una sonrisita dulce, enternecido —por primera vez y última— ante aquella imagen. Él se agachó, quedando casi a la misma altura que Jungkook.
"¿Cuánto hace que no duermes?"
Él se encogió de hombros, siendo incapaz de pensar en una cantidad de tiempo exacta. "No lo sé, eh... Tal vez dos, o incluso tres días. Ayer no dormí, hoy tampoco lo estoy haciendo y los dos días antes de salir a la ciudad para vigilarte, estuve muy ocupado buscando a tu exnovio y verificando que no murieras, así que... Cuatro. Tal vez cinco."
"No dormir por cinco días completos es una locura para cualquier ser humano, Jungkook."
"Bueno, es que yo soy una mezcla, en realidad, doctor..."
"Sigue siendo una locura." Insistió, ignorando que una parte de aquel hombre pertenecía a otra especie. "Ya puedes estar levantándote de aquí y yendo a tu habitación a descansar."
Jungkook zarandeó la cabeza con notable dificultad. "No puedo... Necesito estar cerca del bebé."
"Entonces duerme en esta habitación."
Ante aquella propuesta, los ojos del azabache se abrieron un poco, luciendo algo más despierto, tornándose brillantes inclusive, como si le hubiera dado un significado a sus palabras que definitivamente no tenían.
"¿Contigo?"
"Con Sungho, animal. Yo iré a la cocina a por algo de beber, tengo mucha sed y ahora mismo no puedo dormir. Tú descansa, pero ni se te ocurra quitarle la camiseta que tiene, es mía."
Y, tal y como esperaba, Jungkook no titubeó —aunque sí tuvo dificultad para— a la hora de acceder y ponerse en pie, arrastrando los pies y adentrándose en la habitación sin ese pensamiento tan intermitente de hacerse de rogar. Tumbándose en la cama, abrazó a Sungho, quien se acurrucó contra su pecho. TaeHyung esbozó una sonrisa dulce ante aquella imagen tan entrañable.
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