✧c.-005
N/A: Estoy muy orgullosa de este capítulo y no puedo negarlo... Esta historia va a ocupar un lugar bastante importante en mi corazón y de forma totalmente positiva, lo presiento xD
Cap dedicado a Tesshyung ♡♡
Hoy os recomiendo 'OBVIOUS' de Fordo, mi nueva perdición.
[...]
Efectivamente, tal y como todos pensaban, lo que Taesan tenía para mostrarles estaba muy lejos de ser consideradas buenas noticias. Jungkook ya no se sorprendía, mucho menos se decepcionada, pues llevaba bastante tiempo sucediendo. Él sólo esperaba algo de tranquilidad en su vida después de todo lo vivido. Tan sólo un poco.
"Conseguí estas cámaras de la taberna del señor Takahashi que apuntan hacia el camino de piedra por donde Balam, Offroad y Haon iban cuando los atacaron." Señaló, poniendo las imágenes que mencionaba y señalando el monitor con su dedo. "¿Veis?"
El corazón de Jungkook se empuñó, reconociendo a Balam tan pronto como las cámaras captaron su figura aferrada al brazo de Offroad, ambos caminando y riendo, mientras Haon permanecía en silencio junto a ellos.
"Balam temía resbalarse por el barro y estropearse la camisa, decía que era su favorita porque Jungkook se la había regalado el día anterior." Offroad dijo, con voz melancólica.
El corazón de Jungkook se apretó aún más, esbozando una sonrisa. "Cierto..."
"Así que le dije que se agarrase fuerte a mí, que de esa forma no se caería. Haon le tendió su brazo también, pero cada cierto tiempo aflojaba el agarre para poder ver su teléfono, así que ella simplemente se soltó." Continuó diciendo. "Poco después de eso recibió la llamada de Jungkook y se marchó."
"La falsa llamada." Puntualizó Juria, corrigiéndolo. "El jefe nunca llamó, estaba aquí, con nosotros, organizando la fiesta sorpresa."
"Lo sé, lo sé. Sólo repito lo que él dijo."
"Haon se marchó tres minutos antes de que los atacantes llegaran, justo cuando esa falsa llamada del jefe le llega." Siguió diciendo Taesan. "Pero investigando un poco pude saber que no se trataba de una llamada completa, sino un aviso del mismo número con el que estuvo hablando durante toda la salida."
Jungkook le observó.
"¿Tienes los mensajes?"
"Los tengo, pero no sé si querríais leerlos..." Dijo, esperando alguna confirmación por su parte. "¿Estarías bien leyéndolos?"
"No creo que haya nada peor que lo que todos hemos visto ya."
Los demás asintieron con la cabeza. "Cierto."
"Bien... Pero sea como sea, si os sentís mal leyendo esto o necesitáis tiempo para asimilarlo, sólo decídmelo, ¿de acuerdo? No es fácil ver lo que vais a ver ahora. Haon era muy importante para todos."
De nuevo, los presentes asintieron. No pasó demasiado hasta que Taesan pulsó un botón y varias imágenes aparecieron en pantalla, todas ellas mostrando mensajes recibidos y enviados por parte de Haon a un número que desconocían, pero él tenía agendado como «Cazador Lobogris». El ceño del azabache se frunció, acercándose un poco más a la pantalla para poder leerlos, pues la conversación parecía ser bastante breve, como si antes de ese día nunca antes hubiesen intercambiado mensajes.
Myung Haon:
Ubicación enviada. (10:15 p.m)
Estamos por los alrededores, hay una taberna cerca. Dile a tus hombres que no tarden, se está poniendo demasiado oscuro. (10:15 p.m)
Sé gentil con ella, tiene un bebé. El chico no es tan importante. (10:26 p.m)
Offroad sintió un escalofrío inmediato, sabiendo que hablaban de él en ese último mensaje. Siendo plenamente consciente también, Yuqi le frotó el hombro, indicándole que se mantuviera relajado.
"Qué desgraciado..." Escuchó a alguien murmurar.
Cazador Lobogris:
Estamos de camino, no os desviéis demasiado. (10:20 p.m)
¿Estarás allí también? (10:20 p.m)
Myung Haon:
No. Me iré antes. Ahora mismo, en realidad. No quiero estar presentes cuando hagáis vuestro trabajo. Sólo dile a Liu [Roy] que he cumplido mi parte del trato y a partir de ahora le toca a él. (10:25 p.m)
Cazador Lobogris:
OK. Le haré saber al señor Liu que has cooperado con nosotros para que tengas tu parte del pago final. (10:28 p.m)
Myung Haon:
Gracias. (10:30 p.m)
"Entonces sí que tenían un trato, nadie lo estaba coaccionando para clavarnos un puñal por la maldita espalda." Mascullaba el azabache, sus dientes apretados. "Ese hijo de puta ha estado trabajando con Roy desde quién sabe cuándo y yo no lo he sabido ver hasta el día de hoy..."
Soyeon le miró, angustiada. "Nadie supo, jefe, no te martirices por esto."
"Todos teníamos la misma información que tú, o séase, ninguna. Nos ha pillado igual de sorpresa que a ti, Jungkook." Boun dijo.
"Ni siquiera lo vimos venir cuando se rebeló contra ti porque no le tomabas en cuenta para las decisiones importantes y ese inútil prácticamente lo estaba anunciando a gritos."
Meneando la cabeza con desgana en señal de asentimiento, Jungkook se mantuvo en silencio. Podía pasar mil horas escuchándolos decir que no era su culpa, pero el sentimiento de odio e impotencia no se iría jamás, permaneciendo en su cuerpo hasta el fin de sus días. Como jefe de la manada, como líder, como alguien que debía proteger a los suyos de cualquier peligro, había fracasado estrepitosamente.
Suspirando, decidió que se culparía en silencio para que nadie más tuviera algo que decirle, desviando la mirada hacia el frente y sintiendo que todos los demás hacían lo mismo.
"Aquí acaba la conversación en un principio, luego las cámaras captan a Haon marchándose hacia el bosque." De nuevo pulsando otro botón, Taesan mostró el momento exacto en que Haon dejaba atrás a Offroad y a Balam con el teléfono en mano. "Y no se le vuelve a ver en ninguna frecuencia más, supongo que se convirtió y desapareció del mapa hacia un lugar en el que las cámaras no pudieran detectarlo. Exactamente tres minutos después, los hombres de Cazador Lobogris llegan y lo demás no es necesario verlo."
Taesan estuvo a punto de quitar las imágenes, pues lo siguiente que aparecía en pantalla era como Balam y Offroad eran brutalmente atacados por aquellos cazadores que llegaron de forma repentina, pero Jungkook sostuvo su brazo.
"No, estate quieto. Quiero ver cómo lo hacen."
Su gesto se torció, sabiendo que esa no era la mejor idea. "Jefe..."
"Déjalo, Taesan." Ordenó. "Por favor."
Apretando los labios, accedió, soltando el control remoto y permitiendo que el azabache viera lo que no debía.
Los cazadores, protegiendo sus identidades con máscaras y cazadoras grises, llegaron en manada, apareciendo a espaldas de Offroad y Balam quienes, desprotegidos, ni siquiera pudieron reaccionar cuando estos actuaron a traición. Primero, Offroad fue golpeado por una vara metálica, cayendo al suelo de cara. Alguien siseó, apartando la mirada cuando fue el turno de Balam para ser arrinconada, queriendo llevársela de una pieza al mismo tiempo en que ella duramente se resistía. Offroad gritaba desde el suelo, siendo retenido por uno de los cazadores.
"Hijos de puta, hijos de puta..." Juria sollozó, tapándose la boca al ver cómo su amiga demostraba fortaleza hasta el final, no rindiéndose ni siquiera cuando fue golpeada en la cabeza. "Dios..."
Por su parte, Jungkook permaneció quieto, en silencio, con los ojos fijos en la pantalla pero la mente en otra parte. No podía dejar de verlo incluso si ni siquiera estaba prestando atención realmente, el sufrimiento de Balam y Offroad calando en él mientras las grabaciones se seguían reproduciendo una tras otra, avanzando hasta que Balam ya no aparecía en pantalla, pues se la habían llevado.
Taesan se aclaró la garganta. "Ya no hay más imágenes de lo sucedido, por suerte o por desgracia. Después de eso, esos cazadores trasladaron a Balam seminconsciente a otra parte del bosque y solo podemos ver a Offroad corriendo lejos de allí."
"No... No supe qué hacer en ese momento. Sabía que por mí mismo no podría salvarla, que sería inútil y no quería entorpecer las cosas, por eso hui para buscaros..." Dijo este, que lloraba en silencio.
Debía sentirse impotente al saber que él estuvo allí y no sólo no pudo hacer nada para impedirlo cuando también salió lastimado, sino que tampoco vio el peligro venir aún cuando lo tenía cerca. Aún si su dolor fue horrible en aquel momento y todavía lo seguía siendo, no haber podido salvar a Balam era aún peor.
Jungkook suspiró, pasando un brazo alrededor de sus hombros cuando notó la tensión y el nerviosismo que emanaba de su cuerpo.
Jamás podría culparle de nada, mucho menos dejaría que otros lo hicieran.
"Hiciste lo que debías, Offroad."
Él le observó, sus ojos llenos de lágrimas, como si esperase esas palabras de su jefe desde el primer momento para dejar de sentirse inútil y culpable por no haber podido hacer nada más que tenderse en el suelo, herido, y después huir.
Lentamente, asintió, aceptándolas. "Gracias, jefe..."
"¿Qué más tienes, Taesan?"
"Al poco tiempo de que se llevaran a Balam, Haon recibió otro mensaje por parte de Cazador Lobogris que él nunca llegó a responder, pero sí recibió. En él le comunica que las cosas se torcieron al final y terminaron escapando del bosque con el rabo entre las piernas... Claramente no usa esas mismas palabras, pero ya me entendéis." Explicó, tecleando algo. "Es este, mirad."
Jungkook, todavía manteniendo a Offroad bajo su abrazo, miró al frente de nuevo, inclinándose para ver la pantalla más de cerca cuando la imagen del último mensaje entre Haon y el representante de los cazadores apareció en ella.
Cazador Lobogris:
El plan no ha salido como queríamos. Nos hemos llevado a la chica, pero se ha resistido tanto que ser gentiles no ha sido una opción. Lo lamento. Lo más seguro es que esté muerta. El chico probablemente haya huido, así que no te recomiendo pasearte por la zona en mucho tiempo. Tal vez nunca. Te buscarán hasta matarse si saben que has trabajado con nosotros o el señor Liu. Cuídate. (11:00 p.m)
De nuevo, Juria ahogó un jadeo.
"Ese último mensaje fue a las once en punto de la noche, tan... tan sólo diez minutos antes de que encontrásemos a Balam en esa colina cuesta abajo."
Taesan asintió, relamiéndose los labios. "Sí, es cierto. Pero probablemente ellos ya estaban lejos del bosque para cuando Haon lo recibió. No son tontos, aunque queramos que lo sean."
El azabache se mordió la lengua, visualizando las últimas imágenes de Balam con vida en su cabeza.
"No me gusta enfrentarme a gente imbécil, así que espero que sean lo suficientemente rápidos e inteligentes como para escapar de mí cuando los encuentre." Señaló a los cazadores que aparecían en pantalla y le daban la espalda. "Porque los voy a encontrar."
Boun palmeó su hombro.
"Los vamos a encontrar, jefe."
Los demás presentes asintieron, estando de acuerdo con el rubio. Jungkook, sintiendo su pecho pesado por el dolor y la sensación de ser arropado a la misma vez, miró alrededor sólo para encontrarse un montón de cabezas asintiendo silenciosamente, haciéndole saber que no importaba lo mucho que él insistiera en tirar la toalla, ellos siempre encontrarían la forma de recogerla para volvérsela a entregar. Y eso, probablemente, era la prueba irrefutable de que, más que nunca, eran su familia deseada y elegida.
"De acuerdo... Hablaré con la tía Miran para hacerle saber que Sungho se quedará con ella un tiempo, no puedo traerle aquí y ponerle en peligro a él también." Murmuró, pasándose la lengua por el interior de la mejilla. Ellos asintieron. "Primero encontraremos a Haon, él nos dará toda la información que necesitamos sobre esos cazadores."
"¿Y si no quiere colaborar...?"
Jungkook miró a Leehan en cuanto hizo la pregunta. "Créeme, querrá." Aseguró. El más joven asintió muy lentamente, no teniendo intenciones de cuestionar a su jefe, pues sabía que Jeon Jungkook era capaz de cualquier cosa, independientemente del tiempo que estas tomasen.
Era paciente, poderoso y muy leal cuando tocaban a los suyos. El líder perfecto.
Encontrar a Haon no fue una tarea fácil, aunque Jungkook sabía a lo que se enfrentaban cuando inició el plan inicial. Haon siempre había sido reconocido por su habilidad a la hora de mantenerse oculto, en silencio, lejos del ojo público. Era experto en esconderse y desaparecer, como si estuviera creado expresamente para ello. Por esa misma razón, es que los cuatro meses que tardaron en dar con su paradero, Jungkook los invirtió en preparar su cuerpo, mente y alma en lo que enfrentarse a un —ahora— exmiembro de su manada significaría para él. De esos a los que consideró un hermano.
Sería más complicado de lo que pensaba, él era plenamente consciente de ello. No le gustaría, se sentiría cualquier cosa menos feliz una vez estuviera cara a cara frente a él. Pero, aún así, el primer golpe se deslizó por la mandíbula ajena con facilidad, haciendo sus huesos crujir.
"Hijo de puta." Escupió, mirando en todo momento a aquellos ojos oscuros y brillantes, llenos de lágrimas. Arrepentimiento. Un segundo golpe hizo que Haon cayera hacia atrás, quedando indefenso. A su merced. "Por qué lo hiciste, ¿eh? ¡¿Por qué, Haon?!"
El susodicho negó con la cabeza. Qué valor.
"No, y-yo no... Yo no quería..."
Un tercer golpe le tiró de lleno al suelo, su cabeza rebotando sobre un charco de agua.
"¡¿No querías, desgraciado?! ¿Cómo demonios algo que no querías hacer trascendió en eso, Haon?" Escupía, acercándose a él para tomarle por el cuello de la cazadora y elevarlo. "Por tu culpa Balam está muerta, ¿entiendes? ¡Muerta!" Lo zarandeó. "Tú hiciste que la mataran, maldito inútil."
Haon solo lloraba, retorciéndose en el suelo como una vil rata cobarde. Como un niño pequeño haciendo una pataleta. Como un verdadero desgraciado.
"No, no, yo no quise, Jungkook, no quería..."
"¡¿Y entonces qué querías?!"
"¡Quería que te dieran una lección, eso quería!" Sollozó. Jungkook se quedó de piedra ante tal confesión. "E-Estaba harto de tus normas absurdas, de que todo lo que dijeras tuviera que cumplirse a rajatabla. De que no me tuvieras en cuenta nunca, p-para nada... Pero sólo quería asustarte."
El corazón del azabache abandonó su cuerpo, llevándose el alma como acompañante. De repente, Jungkook, ese hombre calmado y sosegado ya no estaba allí, frente a él. No lo había estado nunca, en primer lugar. En su lugar, un monstruo de colmillos largos y fuertes comenzó a formarse a ojos de aquella rata cobarde, que comenzó a temblar.
Su relación con Haon siempre había sido la misma que la de dos hermanos de sangre. Él el pequeño y Jungkook el mayor. Desde que tenía uso de razón. Haon era rebelde, ambicioso, a la par que sumamente inteligente. Le gustaba ser independiente a pesar de estar en una manada que el propio Jungkook lideraba, bajo sus reglas. Reglas que no le permitían actuar como si cada pequeña acción no tuviera su respectiva consecuencia en reacción. Por ello, siempre era al que más debía proteger de sí mismo y del sistema contra el que se revelaba. Y no le importaba, porque, de nuevo era un hermano pequeño para él. Al igual que Leedo siempre hacía todo lo posible por proteger a Leehan. Eran una familia, pero Haon nunca pareció entenderlo, a fin de cuentas, pues siempre encontraba la forma de recriminarle a Jungkook que no estaba demasiado conforme con su liderazgo.
Debió verlo venir desde un principio, no ignorar su comportamiento aniñado sólo porque lo quería como a un miembro de su familia. Tal vez sólo de esa forma, las cosas serían diferentes.
Tal vez si hubiera dejado de proteger a un inútil como Myung Haon y le dejara solo a su suerte, siguiendo con sus deseos, ahora Balam estaría viva y Sungho no habría perdido a su madre el día de su propio cumpleaños.
"Una lección... ¿Eso es lo que tanto querías, Haon?" Repitió sus mismas palabras, con una tranquilidad y lentitud apabullante, sin soltarlo. "Balam está muerta, Offroad casi sufre el mismo destino y un niño se ha quedado huérfano por tu culpa, ¿sólo porque querías darle una lección al líder de tu propia manada, descerebrado de mierda?"
"Yo, y-yo..."
Otro golpe fue a parar a la mandíbula del susodicho.
"¡Tú nada!" Gritó, perdiendo la poca cordura que le quedaba. "Tu propio hijo, animal, sangre de tu sangre, naciendo mientras su madre fallecía en un quirófano frío, vacío y rodeada de gente que nunca tuvo el placer de conocerla. El día de su cumpleaños... Y tú aquí, huyendo como un puto cobarde en el medio del bosque."
Haon sollozó, retorciéndose y zarandeando la cabeza de un lado a otro. Lo que planeó desde un principio ni siquiera debió poner en peligro a Balam o al bebé, a su bebé. Uno del que inicialmente no quiso hacerse cargo, pero terminó estando presente todo el proceso y mentalizándose de que su vida cambiaría una vez el pequeño estuviera en ella. Y, de cierto modo, la idea le gustó. Sin embargo, ya no quedaba rastro alguno de ese pensamiento, donde permanecía compartiendo una vida junto a la mujer que amaba y a su hijo. Lejos de Jungkook, tal vez, formando su propia manada. Lo había arruinado todo. ¿Por qué lo había hecho?
"Te voy a matar, que lo sepas." Escupió Jungkook, sus ojos oscureciéndose al mismo tiempo en que las garras comenzaban a crecer.
No quería tener piedad con él.
El hombre bajo su cuerpo tembló, víctima del miedo y siendo plenamente consciente de que, por primera vez desde que se conocían, Jungkook era capaz de hacerle daño. Mucho daño. Y lo haría. Por supuesto que lo haría.
Tan pronto como Jungkook se transformó en un lobo negro, inmenso, cuyo pelaje se encontraba húmedo por la lluvia y el barro, con garras y colmillos afilados y ojos profundamente oscuros que le miraban con odio, rencor, Haon supo que no necesitaría otra cosa más que un verdadero milagro para salir de allí con vida, pues los golpes y arañazos no pararon en ningún momento. Despedazándole la ropa, rasguñando su piel hasta que la sangre brotaba de las heridas con brutalidad.
Él sabía que pronto moriría si nadie llegaba. Si nadie le salvaba de una muerta lenta, dolorosa, que merecía.
Afortunadamente, una voz a lo lejos sonó.
"¡Jefe!" Boun forzó la vista a su alrededor hasta dar con el azabache en su forma animal, corriendo hacia ellos de inmediato. Cuando llegó, ni siquiera se molestó en mirar al individuo que yacía bajo el cuerpo de su jefe, pues él no estaba ahí para salvar la vida de Haon, sino para impedir que la de Jungkook quedase marcada para siempre. "¡Jefe, detente!"
"Boun, a-ayuda..."
"¡Jungkook!" Lo intentó de nuevo, intentando sostener su pecho que subía y bajaba con irregularidad, queriendo empujarlo hacia atrás.
Estaba acelerado, con su pelaje negro azabache camuflándose bajo la oscuridad de aquella fría y húmeda noche. Enfadado, lleno de rabia e impotencia, mientras visualizaba aquellos ojos que, con miedo, le observaban. Aún si se conocían de toda la vida, seguía mirándole así, como si no pudiera reconocerle en absoluto. Y no le culpaba, pues él tampoco se conocía a sí mismo desde hacía un buen tiempo.
Haon sólo podía quedarse quieto, sus heridas abiertas expulsando sangre a borbotones y manchando el pelaje de Jungkook, mezclándose con el agua de la lluvia y el espeso barro en el suelo. Miraba al azabache a los ojos, que se encontraban brillantes, igual que los suyos. Rabia contra el miedo, odio contra el arrepentimiento, dolor contra dolor.
Sabía que lo merecía. Todos los golpes, heridas, toda la sangre que perdía era proporcional al tiempo que Balam había pasado sola en el bosque. Herida, temiendo por su vida y la de su bebé, siendo consciente de que moriría. Pensar en ella resultaba más doloroso que ser golpeado por el líder de la manada.
"¡Jungkook!" De nuevo, Boun se dirigió al azabache, que azotaba su cuerpo sin pensamiento de detenerse. "¡Escúchame, Jungkook, tienes que escucharme!"
E incluso si reconoció a Boun junto a él, sabiendo que le gritaba y ordenaba que parase, Jungkook no lo hizo. No podía, tampoco quería, sólo deseaba que Haon pagara por todo lo que había hecho, por el daño causado. A Balam, a Sungho, a la familia que juntos habían formado. Aquella que prometió cuidar y no pudo. Devolverle un poco de su propia medicina.
"¡Jungkook, por el amor de Dios, hazme caso!" Boun vociferó contra su oído, desesperado. "¡Para! ¡Para ya!"
Pero, una vez más, parecía misión imposible.
Hasta que algo filoso, fino y tan helado como un copo de nieve atravesó la piel del líder, un líquido espeso fluyendo en su sangre con una rapidez abismal, tanto que logró sentirse aturdido. Ni siquiera fue consciente del momento exacto en que dejó de sentirse inmenso y volvió a su forma normal. Humana y desnuda, quedando a la misma altura que Boun, a quien, observándolo, descubrió que portaba una aguja ensangrentada en sus manos y acababa de vaciar el contenido en él. La rabia que corría por sus venas aumentó, viendo a Boun como un nuevo objetivo.
"¡¿Qué crees que haces?!" Escupió contra su rostro, empujándole sin ser capaz de medir su fuerza. Boun cayó hacia atrás. "¡¿Por qué me has hecho eso?!"
"¡Era necesario, Jungkook! ¡Ibas a matarlo!"
"¡¿Y qué?!"
Boun zarandeó la cabeza, sabiendo que esa persona que tenía delante no era su mejor amigo. "¡Que no eres un asesino!"
Su corazón dio un vuelco. Pues era cierto, no lo era. No era ningún asesino, sólo un hombre herido por la traición y la perdida doble. Fracasado como líder. No podía soportar la culpa, el dolor qué llevaba tiempo arrastrando. Era inaguantable.
"¡Pero él sí!" Grito, agarrando al individuo por el cuello de la camisa (o, más bien lo que quedaba de ella), zarandeándolo mientras, por primera vez tras aquel trágico, fatídico y traumático suceso, dejaba escapar lágrimas. "Él sí lo es, Boun... Ha arruinado nuestra manada, nuestra familia... Es un maldito traidor."
Haon también lloró, incluso si podía respirar con normalidad ahora.
Viendo a su mejor amigo y líder llorar en silencio, Boun inmediatamente lo abrazó, apartándolo de aquel al que una vez llamaron amigo.
"Tranquilo, tranquilo..." Susurró. Era la primera vez en seis meses que Jungkook lloraba en público la dolorosa pérdida de Balam, su persona favorita en el mundo.
"¡Boun, Jungkook!"
Juria llegó a toda prisa, sosteniendo una manta gruesa y ropa para el jefe en sus manos, seguida de Soyeon, Leedo y Mingyu, quienes ni siquiera se mostraron asqueados por toda la sangre que Haon había perdido, únicamente por su presencia. La primera en llegar cubrió a Jungkook con la manta, tapando su desnudez mientras él lloraba y abrazándolo. Juria sorbió por la nariz, ayudándole a vestirse como si de un niño pequeño se tratase, y los dos hombres impidieron que Haon se moviera un palmo del suelo siquiera, incluso si este no tenía fuerzas para hacerlo.
"Ese hijo de puta..." Sollozó, permitiendo que Juria le limpiase las lágrimas tras patear a Haon. "Dijo que simplemente quería darme una lección porque no le gustaban mis normas absurdas. Y ahora Balam está muerta..."
"Ignóralo, cariño, no le mires. No merece la pena."
"Exacto. Lleváoslo de aquí, chicos, encerradlo en el refugio para que Yuqi pueda curarle las heridas y ya veremos qué hacer con él más tarde." Ordenaba Soyeon, que solía liderar la manada en momentos como ahora, cuando Jungkook no estaba en condiciones para actuar, dar órdenes o simplemente pensar.
Mingyu y Leedo hicieron lo pedido, sosteniendo los hombros de Haon y levantándolo del suelo sin importarles muy poco su condición, mucho menos cuando este soltó un alarido por el dolor, sollozando aún más fuerte. Lo arrastraron por unos segundos, sus pies dejando un rastro de huellas en el barro. Hasta que la voz de Jungkook los detuvo, lleno de rabia.
"Esperad." Pidió, levantándose como pudo con la ayuda de Boun, quitándose la manta que cubría sus hombros ahora que volvía a tener ropa cubriendo su desnudez y acercándose a Haon, cuyos ojos brillaron con miedo al verle llegar de nuevo. Tan pronto como estuvo frente a él, lo señaló. "Dime el nombre del cazador Lobogris con el que planeaste todo esto."
Lentamente, Haon negó.
"No, no p-puedo..."
Sólo entonces, ladeando la cabeza y entrecerrando los ojos, Jungkook no lució afectado en absoluto, asintiendo antes de elevar su pierna derecha y hacerla impactar contra el pecho ajeno, enviándolo al suelo. Ambos de sus hombros, todavía sostenidos por Leedo y Mingyu, terminaron dislocándose. Él gritó de dolor, retorciéndose nuevamente en el barro.
"¡No!"
"Dímelo ahora mismo." Ordenó. Haon levantó la mirada sólo para ver como el líder de su antigua manada sostenía un palo de madera. "O te prometo que vamos a celebrar un cumpleaños imaginario sólo para poder usarte como piñata."
"No puedo, Jungkook, n-no... No tienes ni idea de lo que esa gente es capaz de hacerme si se entera de que les he delatado. Me matarán..."
Las cejas del azabache se elevaron. "¿Y qué crees que voy a hacer yo, Haon?"
"Jungkook..." Susurró, zarandeando la cabeza. "Por favor, no..."
"Ya no eres de los míos, eres un traidor. Sabes mejor que nadie lo que se le hace a los que traicionan a su propia manada." Le recordó, mientras rozaba con el palo su pierna. "Y tú no sólo has fallado a nuestra lealtad, sino que has puesto en peligro a mi gente. Mi familia."
Haon volvió a sollozar. Jungkook tan sólo se encogió de hombros, luciendo indiferente. Sin embargo, al ver que no respondía, lanzó el primer golpe, azotándole la rodilla con aquel palo. Nadie hizo nada para detenerlo aún si el grito que dejó escapar resonó por todo el bosque y los alrededores, sólo se movieron con rapidez para taparle la boca, introduciendo una piedra de granito que arañó sus comisuras labiales.
El palo comenzó a subir por su muslo hacia arriba, deteniéndose justo sobre el estómago. "Si no hablas, me aseguraré de que el siguiente golpe te rompa todas las costillas." Lo señaló. "Te va a doler tanto que desearás tener a esos cazadores frente a ti en mi lugar... Y para tu desgracia, seguiré siendo yo."
Para el momento en que le observó, con los ojos llenos de lágrimas, Haon descubrió que Jungkook sonreía, sus comisuras elevadas en una sonrisa pérfida destacando en un semblante frío. Realmente le odiaba.
Él volvió a negar, su mirada volviéndose suplicante al saber que no tenía escapatoria. Entonces, comenzó a farfullar algo que no pudo ser oído. Boun le arrancó la piedra de la boca, rasgándole los labios en el proceso hasta que pudo saborear su propia sangre de inmediato.
"Habla." Jungkook azotó su espalda con suavidad. "Dime el nombre de ese cazador antes de que se me acabe la paciencia, Haon. Vamos."
Haon escupió sangre antes de poder tomar la palabra siquiera, limpiándose las comisuras. Soyeon hizo una mueca de desagrado.
"Repugnante..."
"Jang... Jangmin. El líder de los cazadores Lobogris que planeó todo esto... Su nombre es Choi Jangmin." Pudo decir, finalmente, logrando que el corazón de Jungkook diese un vuelco. "Balam no tenía valor alguno para él, así que la propuse para darte una lección, p-porque pensé que la dejaría en libertad sin hacerle daño."
"¿Y qué hay de Offroad?"
"Él sí... E-Es un lobo blanco, Jangmin tiene debilidad por los lobos blancos, al señor Roy Liu le fascinan, así que paga mucho por ellos." Susurró, sudando frío. "Dijo que me daría una buena parte si se lo entregaba..."
Sólo entonces y sin mediar palabra alguna, Jungkook azotó la espalda baja de Haon con el trozo de madera que tenía en sus manos, negándose a escuchar nada más por su parte. Él se desplomó hacia un lado, inconsciente. Luego, lo pateó desde atrás.
"Suficiente." Escupió, lanzando el palo en cualquier parte. "Juria, quítale el teléfono y guárdalo para dárselo a Taesan en cuanto lleguemos a casa, que lo rastree. A ver si conseguimos algo de ese cazador antes de que él encuentre otra presa." Ordenó, ella asintió de inmediato. "Leedo, Mingyu, llevaos a este enfermo y dejadlo en el sótano. Atadlo y encerradlo hasta que Yuqi vuelva, que Offroad no lo vea... Y, sobre todo, que no sepa cuáles eran las verdaderas intenciones de este kamikaze, ¿de acuerdo? No puede saber que él era el objetivo."
Los demás asintieron.
"Entendido, jefe."
"Muy bien."
Él también asintió, sintiendo la rabia comenzar a formarse en su estómago y masticando su propio labio inferior. "Choi Jangmin, prepárate, porque cuando te encuentre lo vas a lamentar." Aseguraba, hablándole al silencio. "Y te encontraré, te encontraré..."
Si ese desgraciado se atrevía a ponerle una mano encima a quien no debía, no se apiadaría de él.
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