✧c.-003
N/A: La de veces que me he contenido a responder las dudas que dejabais en los comentarios solo porque la historia está llena de incógnitas, me pone muy nerviosa xD
Cap dedicado a Sonrmy_x ♡♡
Hoy os recomiendo 'KARMA' de Dutch Melrose. Es insano cuánto amo su discografía.
[...]
19 de enero, 21:34 (dos semanas después...).
"Entonces, ¿todo está bien entre vosotros?" Prem cuestionó, adentrándose tras él en el supermercado.
TaeHyung frunció el ceño, no entendiendo a qué se refería. Acababa de ver la imagen de un lobo negro azabache en un cartel cualquiera y aquellos ojos, inevitablemente, habían vuelto a él. Su cabeza era un completo caos.
"¿Entre nosotros?"
Prem asintió. "Sí, entre Jangmin y tú, ya sabes. Ibais a celebrar vuestro aniversario y el muy imbécil no sólo no apareció, sino que canceló todo en el último momento. Supuse que estarías muy enfadado cuando me llamaste, pero se ve que yo estaba equivocado, porque pareces bastante calmado, de hecho."
"Oh, eso... No, estoy bien, no pasa nada. La madre del compañero que cubría su turno sufrió un accidente doméstico, básicamente se cayó por las escaleras, así que ya no estaba disponible para cubrirle y no había nadie más. Pero estamos bien." Aseguró con una sonrisita que se intensificó antes de decir lo que iba a decir. "Por mucho que eso te moleste, claro..."
Tal y como esperaba, su amigo bufó.
"No me molesta que estéis bien, imbécil. Al contrario, me alegra porque eso significa que tú lo estás, pero por lo que a Jangmin corresponde, me es indiferente. Como si se cae por las escaleras y se abre la cabeza."
"¡Prem!" Medio horrorizado, medio riendo, TaeHyung no falló en reclamarle.
El susodicho dejó escapar una carcajada. "Es broma, es broma..."
"No, no lo es."
"Pues claro que no."
TaeHyung bufó. "Algún día me explicarás a qué viene ese odio tan interiorizado que tienes por él, ¿eh? Porque no me entra en la cabeza."
"¿Interiorizado? Acabo de decir abiertamente que podría abrirse la cabeza y me daría igual, ¿qué tiene eso de interiorizado?" El pelinegro frunció el ceño, confundido. "Y respondiendo a tu pregunta, no sé..." Encogiéndose de hombros, se mostró pensativo, mirando al techo como si necesitara darle un par de vueltas a lo que iba a decir. Sin embargo, no había nada en lo que tuviera que pensar. "Tal vez se deba a que es un imbécil que cancela vuestras citas más importantes en el último minuto y luego aparece en un bar cualquiera con sus compañeros de trabajo. O quizás que en los dos años que lleváis juntos, no se haya aprendido el nombre de Yeontan ni el mío, no recuerde tu cumpleaños con exactitud y mucho menos estuviera presente cuando celebramos tu ascenso como jefe de planta en el hospital... ¿Tal vez?"
Un suspiro abandonó los labios del pelirosa, sabiendo de antemano que no tenía —ni podía— objetar algo en su defensa. Básicamente porque no existía defensa como tal.
"Vaya... Esas son muchas razones..."
"Y hay más, pero no quiero excederme, creo que las que he mencionado son más que suficientes para que entiendas por qué me traería sin cuidado la noticia de que tu novio se cayera desde unas escaleras." Encogiéndose de hombros, dijo. "No quiere decir que me encontrarías a mí con el brazo extendido al otro lado de las escaleras, por supuesto."
"Claro, claro." Los ojos de TaeHyung se ampliaron ante la imagen. "Espero que no..."
Dejando escapar una risita, Prem suspiró, siguiéndole de cerca por el estrecho pasillo de los cereales y galletas, metiéndose las manos en los bolsillos mientras el rubio se encargaba de revisar productos que, claramente, nunca compraría. Algo fugaz cruzó su mente, cayendo en cuenta de que no habían tocado ese tema todavía y aquello le había creado un sinfín de dudas con las que no podía quedarse.
"Por cierto, TaeHyung..."
Este se giró para mirarle. "¿Qué ocurre?"
"Me dijiste que esa noche en la que casi te atracaron, creíste ver algo entre los matorrales, ¿verdad?" Cuestionó, viéndole asentir.
"No lo creí, había algo entre los matorrales, en realidad. Era un animal."
Su cabeza se ladeó, confundido. "¿Un animal?"
"Sí, los agentes de policía dijeron que era un perro cualquiera y dejaron el caso ahí, pero yo no estoy tan seguro de que fuese eso... Parecía más grande que un perro, como un lobo. Tenía los ojos grandes, brillantes y tan oscuros como su pelaje." Sufriendo un escalofrío sólo con recordarlo, suspiró. "Y sé que va a sonar estúpido esto que voy a decir, pero tuve la sensación de que había visto esos ojos en otro lugar antes. Como si me resultaran familiares, ¿sabes...? Parecían muy humanos."
"¿De verdad?"
Nuevamente, el rubio suspiró, zarandeando la cabeza tras asentir. "Soy consciente de lo absurdo que suena, ¿vale?"
Prem entrecerró los ojos. "No he dicho que me resulte absurdo y, de hecho, no lo es. Estás hablando con un biólogo licenciado en zoología y paleontología que en sus ratos libres investiga anomalías y criaturas mitológicas, TaeHyung, ¿cómo me va a resultar extraño cuando lo veo prácticamente a diario?"
"Cierto, cierto..." Dejando escapar una risita, asintió, todo rastro de vergüenza en su organismo desapareciendo tras comprender que Prem sí le entendía. "Aunque tampoco quiero darle demasiada importancia al tema. Estaba muy cansado, aturdido por todo lo sucedido, así que probablemente sólo estuviera alucinando un poco y sólo fuera impresión mía. Tal vez incluso sí que era un simple perrito callejero... La probabilidad de tener un hombre lobo acechando mi urbanización no suena nada factible." Bromeó, riendo incluso si Prem estuvo a punto de atragantarse con su propia saliva.
"Claro, sí... Comprendo." Rio entre dientes, su expresión de angustia pasando desapercibida cuando suspiró y tragó el nudo en su garganta.
Asintiendo otra vez y dejando finalmente aquel tema a un lado —incluso si en su cabeza aún estaba presente y lo estaría por bastante más tiempo del que le gustaría admitir en voz alta—, TaeHyung soltó la caja de cereales cuyos ingredientes estaba leyendo para seguir con su camino, siendo repentinamente interceptado cuando alguien más se le cruzó, a punto de chocarse con él de no ser porque se detuvo a tiempo. Un hombre alto, fornido, de cabello azabache y ojos oscuros. Esos mismos ojos que había visto antes.
"Oh." Pronunció, reconociéndolo al instante en que sus miradas se cruzaron. TaeHyung supo que el otro hombre también lo había reconocido por el modo tan inmediato en que sus ojos se suavizaron.
"Disculpe, doctor, no miraba por dónde iba."
TaeHyung le dedicó una sonrisita. "No se preocupe, eh, señor..."
"Jungkook. Mi nombre es Jungkook, Jeon Jungkook, a secas. Sin el «señor», probablemente debamos tener una edad similar." Dijo. El doctor asintió con la cabeza. "No tuve oportunidad de presentarme la primera vez que nos vimos."
"Completamente entendible, la verdad..."
"Lo sé, lo sé." Asintió, frunciendo un poco el ceño. "¿Es cliente habitual de este supermercado, doctor? No veo a ningún reponedor cerca y estoy buscando pañales para bebés, por si sabría decirme dónde están."
Recibiendo una diminuta sonrisa por parte de aquel hombre, TaeHyung se congeló en su lugar, sintiéndose repentinamente nervioso, con el corazón acelerado. Mareado, incluso. Él, viéndose a sí mismo en tercera persona, no podía decir con exactitud qué demonios le ocurría.
"Eh..."
"Están en el tercer pasillo según entras por la puerta, junto a las toallitas húmedas y el polvo de talco." Prem respondió en su lugar, sintiendo tensión en el ambiente. "Hay un cartel en grande que dice «Bebés» para que pueda ubicarlo mejor."
El azabache asintió, esbozando una sonrisa. "Genial, muchísimas gracias."
Y siendo víctima de su mirada también, Prem se la devolvió. "No es nada."
"Pues me marcho ya. Que pasen una buena noche y gracias otra vez por la ayuda. Nos vemos, doctor." Despidiéndose cordialmente, le tendió su mano. TaeHyung, por instinto, la sostuvo y apretó, sintiendo un escalofrío recorrerle el cuerpo entero no sólo por la sensación de piel contra piel, como si aquello fuese algo nuevo, sino porque Jungkook tenía una herida profunda y muy reciente en la mano que le alertó.
"Eh, s-su mano, señor... Tiene una herida..."
Mirándose el dorso de la mano, este asintió. "Sí, lo sé, no se preocupe. Tener un gato en casa adaptándose por primera vez a un recién nacido no es nada fácil. Esta es la prueba de ello..."
"Y de que debe cortarle las uñas, también." Señaló Prem, haciéndole reír.
"Cierto, cierto." Estuvo de acuerdo, pues era completamente cierto. "En fin, me marcho ya, que se me hace tarde. De nuevo, gracias. Nos vemos."
"Hasta pronto."
"Adiós..."
Un escalofrío recorrió el cuerpo de TaeHyung cuando le miró por última vez antes de que aquel hombre se marchara, vaciando sus pulmones como si llevase años conteniendo la respiración.
En cuanto no hubo rastro alguno del azabache, él se llevó la mano al pecho, no comprendiendo por qué su corazón se aceleraba de tal manera.
"¿Me lo parecía a mí o ese tal Jeon Jungkook estaba coqueteando contigo de una forma un poquito descarada?" Tras él, Prem murmuró. Y, completamente horrorizado, el rubio se giró como si lo que acabase de decir fuera una locura total. Que lo era.
"Por el amor de Dios, ¿qué estás diciendo, Prem? Ese hombre es el marido de la mujer embarazada que falleció en mis manos hace menos de un mes."
Prem palideció. "Oh... No tenía ni idea. Lo siento."
Zarandeando la cabeza, TaeHyung suspiró, no queriendo pensar en aquel hombre más tiempo de lo debido. "E-Es igual, sigamos con la compra o a este paso no saldremos nunca de aquí. Yeontan va a comenzar a creer que lo he abandonado..."
"Él siempre va a pensar que lo has a abandonado, de hecho."
Un bufido abandonó sus labios.
"No me hagas sentir mal, ¿quieres?" Pidió, provocándole una risita.
Jungkook avanzó por el pasillo en dirección a la salida, mirando hacia atrás con discreción para ver si TaeHyung o su acompañante seguían allí. Al no encontrarlos, suspiró, sacando su teléfono móvil que tenía varias notificaciones de la ubicación del rubio. Una sonrisa apareció en sus labios. Se había arrepentido tanto de invadir la privacidad del doctor por primera vez, incluso si gracias a eso no tuvo que lamentar ninguna desgracia, así que se prometió no volver a hacerlo. Sin embargo, ni siquiera había sido necesario para toparse con él, quién apareció en sus narices de forma repentina. Eso, en cierto modo, era algo que le inquietaba y muy en su interior, encontraba fascinante.
Sin embargo, contra todo pronóstico, zarandeó la cabeza con brusquedad. No estaba allí para coquetear con ningún cirujano con un novio imbécil, sino para comprar pañales y cereales para la criatura que, además de tío y padrino, también le había convertido repentinamente en padre. Pensar en Sungho como su responsabilidad le robó un suspiro.
"Dios, Balam, ¿qué voy a hacer yo sin ti...?"
Su teléfono sonó al poco tiempo de agarrar los pañales que buscaba, mirando las indicaciones y así ver si eran aptos para Sungho. Era un mensaje de Taesan.
Taesan:
Jefe, tengo noticias de Haon. No te van a gustar nada, me temo.
Deberíamos encontrarnos en algún lugar para poder hablar personalmente. No creo que tener está conversación por mensaje sea lo más correcto.
Frunciendo el ceño, apretó los labios, levantando la mirada en busca del rubio una última vez y tecleando una respuesta para Taesan mientras se llevaba consigo los pañales a elección. No esperaba nada bueno tras ese mensaje, pues era obvio que las cosas no estaban yendo del todo bien si Haon llevaba aproximadamente un mes sin dar señales de vida.
Jungkook:
Te espero en la cafetería de siempre. Estaré allí en veinte minutos.
Se guardó el teléfono en los bolsillos, dirigiéndose al mostrador inmediatamente después, levantando la vista de manera casi inconsciente por tercera vez en busca del rubio mientras pagaba, encontrándolo al final del pasillo con su acompañante. De nuevo, sus ojos se encontraron fugazmente y le sonrió a modo de despedida, agarrando los pañales antes de abandonar el supermercado.
Tenía que dejar de merodear alrededor de ese doctor. Era un hecho.
Media hora más tarde, tal y como habían acordado, Jungkook se encontró a sí mismo sentado en una mesa cualquiera del café, frente a Taesan, Boun y Leehan, quienes diez minutos antes habían cruzado la puerta.
"¿Y bien...?" Removiendo su café con una cuchara, levantó las cejas en dirección a los tres que tenía delante. "¿Cuáles son las noticias relacionadas con Haon?"
Taesan torció el gesto. "Lo cierto es que no sé cómo decirte esto..."
"Haon es un traidor."
La voz de Leehan sonó tan pronto como el más mayor de los dos comenzó a divagar, haciéndole soltar un suspiro. Esa era una broma forma, sí, no podía ponerlo en duda.
Jungkook entrecerró los ojos. "¿Cómo dices?"
"Trabaja de encubierto para la manada de Roy Liu y su sobrino, Daou." Explicaba Taesan, mientras un escalofrío recorría la nuca del azabache ante la mención de Liu. "Los que le hicieron eso a Balam."
"¿Qué?"
Aquellas palabras simplemente pasaron de largo. Entraron tan rápido como le salieron por las orejas, como si no quisiera oírlas Y es que, de hecho, no quería. Por nada del mundo. Sin embargo, muy dentro de él alcanzó a comprenderlas letra por letra.
"E-Eso..." Insistieron ellos, pero Jungkook definitivamente no podía creerlo.
"No, te digo que no. Eso no es posible."
¿Cómo iba a estar Haon involucrado en algo así? Eran de la misma manada. Habían sido criado juntos, crecieron juntos, mano a mano. Balam, Boun, Haon, Mingyu, Leedo —por consecuente, Leehan también— y él. Después llegaron las otras tres chicas, Yuqi, Juria y Soyeon, además de Jaehyun, junto con los más pequeños, Offroad y Taesan. Eran hermanos. Una familia. ¿Cómo iba Haon a traicionarlos?
Boun, que se había mantenido en silencio hasta entonces, se aclaró la garganta. "Jungkook..."
"¿Cómo va a estar Haon involucrado en eso, Boun? Él es- era... No. No puede ser."
"Deja a los chicos explicarse, ¿vale?"
Tan pronto como levantó la mirada, encontró dos pares de ojos en que le observaban con preocupación e inseguridad. De nuevo, zarandeó la cabeza, pues la realidad no quería hacerse paso en su cabeza.
"No, no... Ni siquiera sabemos con certeza si fueron ellos quienes atacaron a Balam y Offroad en el bosque."
"Sí lo sabemos. Balam apareció cerca de su territorio, así que la probabilidad es muy alta."
Leehan asintió. "Demasiado..."
"Noté que su ubicación se desactivaba varias veces nada más entrar al territorio de Roy, lo cual lleva sucediendo muchísimo en los últimos diez meses." La cifra exacta provocó un vuelco en el corazón del jefe. "Claramente no sabe que eso es cualquier cosa menos un impedimento, ya que sigo teniendo acceso total a su teléfono móvil. Activé su grabadora y cámaras tanto frontal, como trasera justo cuando Haon y ese hombre hablaban de negocios... Al parecer había hecho un trabajo para él anteriormente y estaba cobrándoselo. Relacionado con cazadores."
"¿Cazadores?"
Ellos asintieron, sabiendo lo que eso significaba para Jungkook. Leehan tomó la palabra, aventurándose. "Roy sigue participando activamente en la trata de licántropos, eso es un hecho. Sus contactos van variando, pero mayormente son cazadores que compran para luego vender nuestras pieles al mejor postor."
"Durante esa conversación que escuchamos, Taesan llamó a Haon de modo que sacara el teléfono del bolsillo y poder ver lo que tenía a su alrededor. Ahí no sólo confirmamos que estaba en la zona de Roy Liu, sino que había varios hombres con ellos allí."
"Sí... No pudimos ver mucho más, porque nos colgó la llamada y volvimos al bolsillo, pero esos segundos fueran suficientes para poder hacer una búsqueda rápida e identificar a la gran mayoría de ellos." Taesan explicó. "Como sospechábamos, son cazadores."
Jungkook se frotó el rostro hacia arriba hasta llegar a la nuca, sintiéndose impotente. Tras la perdida repentina de Balam, todo esto le quedaba demasiado grande. Era mucho para él. "Dios..."
"Tengo... Tengo las grabaciones, puedo pasártelas. Hay cosas que no podemos entender muy bien porque hablan en chino cada cierto tiempo, pero Yuqi puede encargarse de eso y tendrás actualizaciones pronto."
"Está bien." Él accedió, tragando saliva.
Probablemente —no, seguro—, lo que escucharía allí no le gustaría en absoluto, pero sabía que debía hacerlo para obtener las respuestas que buscaba. Para hacerle justicia a Balam, a Offroad y ese bebé recién nacido que había perdido a su madre incluso antes de nacer.
"Hemos planeado ir tras Haon tan pronto como haga el mínimo movimiento para confirmar nuestras sospechas, pero que está metido de lleno en lo que le pasó a Balam es un hecho. Desconozco si ha sido coaccionado o actuaba por voluntad propia, pero la realidad es la que es."
La decepción no tardó en cruzar su mirada momentáneamente. Incluso si las sospechas entorno a Haon estaban ahí, él nunca quiso verlas. Quizás porque ni siquiera podía comprender el hecho de que alguien que formaba parte de su familia les había clavado un puñal por la espalda. Era complicado cuando se trataba de alguien de su propia manada, al que conocían desde niños y junto al que había crecido desde entonces.
Lentamente, asintió, digiriendo la información como si de algún modo está fuera a dejar de doler. Nunca lo haría. No si Haon tenía las manos manchadas de sangre que le pertenecía a Balam.
"Comprendo, sí." Apenas murmuró. "Pero no hagáis nada, ¿de acuerdo? Dejádmelo a mí."
Ambos jóvenes se miraron. "¿A ti?"
"Eso he dicho."
"P-Pero dijiste que estabas fuera de esto y no querías involucrarte en cosas de la manada..."
Jungkook negó, un nudo en su estómago. "En esto sí. Si lo que decís es cierto y Haon está involucrado directamente con quienes le hicieron eso a Balam y a Offroad, no puedo permitir que se salgan con la suya así como si nada."
De nuevo, ellos asintieron.
"Está bien."
"Bien." Sentenció, apartando la taza de café que había dejado sobre la mesa. "¿Eso es todo?"
Taesan se mordió el labio inferior, volviendo a compartir una mirada con Leehan, quien lució que de angustiado que él, antes de menear la cabeza en señal de negación.
"No, eh... En realidad, hay algo más que deberías saber." Apenas murmuró, sacando de su mochila una pequeña carpeta que le ofreció. "Toma, échale un vistazo."
Jungkook frunció el ceño. "¿Qué es?"
Él se encogió de hombros, desconociendo si era o no lo correcto.
"Léelo. Podría interesarte... O eso creo."
Aún manteniendo el ceño fruncido, el azabache agarró aquella carpeta, revisándola sin tener ni idea lo que encontraría en ella, mucho menos la razón de que pudiera interesarle.
En otra zona de la misma ciudad, con algunas de horas de diferencia...
TaeHyung dejó el coche en el parking de la urbanización tras haber llevado a Prem con sus respectivas compras en casa (para ser él quien necesitaba ir a hacer la compra, terminó siendo quien apenas volviera con dos míseras bolsas), saliendo del coche y suspirando mientras quitaba del manos libres la llamada con su madre y se llevaba el teléfono al odio mientras bloqueaba las puertas.
"Sí, mamá, iré a casa este fin de semana, no te preocupes." Decía, mientras mantenía presionado el teléfono entre su mejilla y hombro, adentrándose en la urbanización. Doyum se encontraba en su cabina de siempre, sonriéndole a modo de saludo. "Buenas noches, Doyum."
"Buenas noches, señor Kim. Que pase una muy buena noche."
"Igualmente, muchas gracias."
"¿A quién saludas, hijo?"
TaeHyung avanzó hacia el ascensor, pulsando el botón de la séptima planta y suspirando. "Al guardia de seguridad de mi urbanización, Doyum. Es quien me ayudó cuando casi me atracan hace poco."
"Pues qué chico más agradable, ya podrías invitarle a cenar o algo..."
Una risita abandonó sus labios. "¿A cenar en una cita?"
"Eso ya te lo dejo a ti, hijo mío, sabes que no me gusta meterme en tu vida amorosa ni en la de tus hermanos." Le dijo. La risa del rubio aumentó mientras el ascensor subía.
"Tiene cincuenta años, mamá. Está casado y tiene dos hijos."
Ella emitió un chillido, haciéndole reír aún más fuerte. "¡Madre de Dios! Pero si sonaba como una persona jovencísima..." Horrorizada por lo que había propuesto a su hijo menor. Luego, dejó escapar un suspiro. "Bueno, pues cómprale algún detalle como agradecimiento..."
"Hecho."
"...y pídele el contacto de alguno de sus hijos para invitarlo a cenar." Finalizó.
Otro medio bufido medio risa resonó en el ascensor, zarandeando la cabeza una vez las puertas se abrieron.
"Y dale, mamá... Te recuerdo que tengo pareja desde hace dos años, ¿eh?"
"Ya, por desgracia me acuerdo de ello todos los días..." Dejando escapar un suspiro prolongado, no dudó en mostrarse decaída. Tampoco era un secreto que su madre y hermanas mayores detestaban la figura de Jangmin en su vida.
Él puso los ojos en blanco.
"No seas igual que Prem, ¿quieres? Ese pesado se pasa todo el tiempo hablando mal de Jangmin."
Su madre dejó escapar una risita, obviamente feliz. "Ay, Prem, qué chico tan guapo y divertido. Ese sí que me gusta para ti. Y te cuida tanto..."
"Porque es mi mejor amigo, mamá. Nos conocemos desde hace seis años."
Un leve y tenso silencio se cruzó en el ambiente. Claramente, la señora Kim tenía algo que objetar al respecto. "¿Seis...?" Fue a decir, arrepintiéndose al instante.
"Sí, claro, desde la universidad."
"Cierto, cierto." Su risita nerviosa sonó, haciéndole sentir algo confundido. "Es que ya sabes cómo soy, para mí siempre vas a ser mi bebé, así que cuando entraste en la universidad se sintió como ayer."
Comprendiéndolo, el rubio asintió, esbozando una sonrisita también. "Tampoco era un bebé por ese entonces, pero sí."
"Siempre vas a ser nuestro bebé, hijo, igual que tus hermanas."
"Bueno, bueno..." Riendo, se detuvo frente a la puerta de su apartamento, su sonrisa flaqueando y un repentino sudor frío recorriéndole la espalda tan pronto como sacó las llaves y fue a abrir, descubriendo que la puerta no tenía seguro. Él nunca se iba de casa sin echarlo. "Eh, mamá, te llamo mañana, ¿vale?"
"¿Pasa algo?" La preocupación fue notoria en su voz.
Tragando saliva, empuñó el picaporte con manos sudorosas. "No, tranquila. Se me está acabando la batería y estoy llegando a casa."
"Está bien, mañana hablamos."
Inmediatamente después, TaeHyung colgó la llamada, respirando hondo antes de pulsar los botones del número de emergencias mientras empujaba la puerta, aventurándose a entrar, dejando la puerta abierta en caso de tener que salir corriendo.
Todo estaba tal y como él lo había dejado antes de irse, pero las luces del pasillo y la entrada estaban encendidas, al igual que la de su habitación. El corazón se le encogió, dando un par de pasos hacia el interior. Podía sentir como comenzaba a sudar, víctima del nerviosismo y la tensión, el pánico.
Entonces, una voz sonó.
"¡Cariño! ¿Has llegado?" Y algunos segundos después, Jangmin apareció con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos brillantes, que se acentuaron al verle allí. "Eh, aquí estás."
TaeHyung respiró con alivio, relajando su postura y llevándose una mano al pecho.
"Joder, Jangmin, qué susto me has dado..." Rio, besando sus labios tan pronto como este lo alcanzó. "No esperaba que estuvieras aquí, pensé que estarías fuera."
"Iba a avisarte de que vendría, pero me quedé sin batería en el camino y he estado cargándolo hasta entonces."
"Ya veo... ¿y cómo es que estás aquí?"
La sonrisa de Jangmin aumentó, sus ojos adoptando un nuevo tipo de brillo que TaeHyung no había visto en ellos jamás. Un par de manos se acoplaron en su cintura, apretándola tan sólo un poco.
"Vine para darte una sorpresa."
"Oh." Pronunció, levantando las cejas. "¿Qué es?"
"Me han ascendido en el trabajo."
Sus ojos se ampliaron inmediatamente. "¡¿En serio?!" Chilló, abrazándole con rapidez. Jangmin asintió.
"Y tan en serio, sí. Ahora soy director ejecutivo, se acabó estar detrás de un mostrador atendiendo señoras mayores torpes que se traban pagando recibos de la luz." Bromeó. La sonrisa del rubio se borró de forma gradual. Jangmin rio. "Es broma, tonto." Dijo, golpeando su nariz suavemente. "El punto fuerte de todo esto es que el próximo viernes tengo una cena con mi jefe para firmar el nuevo contrato y me gustaría que estuvieras presente, ya sabes."
"¿De verdad?"
TaeHyung fue consciente de que su voz no debió sonar tan emocionado como lo hizo, pues normalmente no solía entrar dentro de sus planes. Eso no estaba bien, él lo sabía. Prem, sus hermanas y su madre lo repetido hasta la saciedad —tal vez, esa era una de las múltiples razones de por qué todas esas personas que había mencionado antes despreciaban tanto a Jangmin—, pero ahora mismo había tomado la decisión de que no quería pensar en ello y se emocionaría como nunca en su lugar.
"Claro que sí, ¿no quieres?"
"Por supuesto que quiero, Jangmin, ¿eres tonto? Me emociona muchísimo." Aseguró, sonriéndole de oreja a oreja. Jangmin asintió, abrazándole de inmediato. Un escalofrío recorrió su cuerpo, ignorándolo y aceptando los latidos acelerados de su corazón como algo correcto. "Estoy muy feliz por ti, cariño..."
"Gracias."
"Te quiero mucho."
Jangmin se quedó en silencio. Él sonrió, algo de tristeza habitando dentro de sí al no ser correspondido. Entonces, un suspiro abandonó sus labios, no queriendo pensar en ello tampoco.
Esa misma noche, al salir de tomar una ducha rápida y mientras Jangmin preparaba la cena, su teléfono sonó. Tenía un mensaje sin leer de un número desconocido, que inmediatamente abrió, frunciendo el ceño tras leer su contenido, cubriéndose con la toalla como podía.
+82 653 27...:
No deberías confiar en ese imbécil, doctor.
Su corazón dio un vuelco, sintiéndose confundido, fuera de lugar.
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