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N/A: No puedo creer que después de años pensando en esta historia y tras otros tres años de haber publicado la sinopsis, Let Out The Beast esté finalmente sucediendo, pero aquí está. No sabéis lo mucho que me emociona esta historia y el género como tal, estoy deseando explorarlo más a fondo y que me acompañéis durante todo el proceso. Espero que os guste tantísimo como a mí me gusta xD

Cap dedicado a Miaonim_ ♡♡

Hoy os recomiendo 'HOME SWEET HOME'  de G-DRAGON ft. TAEYANG y DAESUNG, probablemente sea mi canción favorita del momento.

[...]

"¡Jungkook!" Una voz profunda sonó junto al susodicho, quien era incapaz de escuchar algo más que sus latidos desbocados, el sonido de su respiración errática y el chirrido que emitían sus colmillos afilados al unirse una y otra vez mezclándose con el impacto de los golpes.

Estaba acelerado, con su pelaje negro azabache camuflándose bajo la oscuridad de aquella fría y húmeda noche. Enfadado, lleno de rabia e impotencia, mientras visualizaba aquellos ojos que, con miedo, le observaban. Aún si se conocían de toda la vida, seguía mirándole así, como si no pudiera reconocerle en absoluto. Y no le culpaba, pues él tampoco se conocía a sí mismo desde hacía un buen tiempo.

Qué irónico.

"¡Jungkook!" De nuevo, aquella voz se dirigió a él. La conocía a la perfección, pues sonaba igual que su voz de la razón. Boun. Debía ser Boun. "¡Escúchame, Jungkook, tienes que escucharme!"

Aquello sonaba como una orden y era la prueba irrefutable de que esa voz sólo le pertenecía a alguien como Boun, el único capaz de gritarle aun estando a centímetros de distancia. Otros no se atrevían. La desesperación en su tono era palpable, el miedo, deseando obtener una mínima reacción por su parte. Pero Jungkook no podía. Simplemente no podía desconectar su cerebro de lo que estaba sucediendo, de lo que él mismo estaba haciendo allí.

Los gritos. El sonido de la lluvia, gotas estrellándose contra el suelo, una tormenta estruendosa pintando el cielo ya teñido de negro.

Su pelaje estaba húmedo, empapándose del agua que cada vez caía con más fuerza, impidiéndole ver todo aquello que le rodeaba con nitidez. Manchado de sangre espesa, roja y brillante, perteneciente a cualquiera que no fuese él mismo. Quizás, se trataba del individuo que tenía bajo sí, bocarriba y con las marcas de sus rasguños en el abdomen. O, tal vez, le pertenecían al primer cazador que derribó de un mordisco. De hecho, a lo mejor era suya, pero eso poco le importaba.

"¡Jungkook, por el amor de Dios, hazme caso!" Boun vociferó contra su oído, manteniéndose en su forma humana para que pudiera oírle. "¡Para! ¡Para ya!"

Pero, una vez más, parecía misión imposible. No podía detenerse, rasguñando con sus garras afiladas de tal modo que gotas de sangre salpicaban del cuerpo ajeno hasta impactar de lleno contra su pelaje oscuro, tiñéndolo de ese color tan repugnante. Jungkook no podía parar. No quería. Estaba rabioso, fuera de sí.

Hasta que algo filoso, fino y tan helado como un copo de nieve le atravesó la piel, un líquido espeso fluyendo en su sangre con una rapidez abismal, tanto que logró sentirse aturdido. Ni siquiera fue consciente del momento exacto en que dejó de sentirse inmenso y volvió a su forma normal. Humana y desnuda, quedando a la misma altura que Boun, a quien, observándolo, descubrió que portaba una aguja ensangrentada en sus manos y acababa de vaciar el contenido en él. La rabia que corría por sus venas aumentó, viendo a Boun como un nuevo objetivo.

Juraron nunca usar algo así en el otro. Jamás. Sólo cuando lo creyeran estrictamente necesario. Y él estaba seguro de que ese no era el momento, aunque claramente se equivocaba.

"¡¿Qué crees que haces?!" Escupió contra su rostro, empujándole sin ser capaz de medir su fuerza. Boun cayó hacia atrás. "¡¿Por qué me has hecho eso?!"

"¡Era necesario, Jungkook! ¡Ibas a matarlo!"

"¡¿Y qué?!"

Boun zarandeó la cabeza, sabiendo que esa persona que tenía delante no era su mejor amigo. "¡Que no eres un asesino!"

Su corazón dio un vuelco. Pues era cierto, no lo era. No era ningún asesino, sólo un hombre herido por la traición y la perdida doble. Fracasado como líder. No podía soportar la culpa, el dolor qué llevaba tiempo arrastrando. Era inaguantable.

"¡Pero él sí!" Grito, agarrando al individuo por el cuello de la camisa (o, más bien lo que quedaba de ella), zarandeándolo mientras, por primera vez tras aquel trágico, fatídico y traumático suceso, dejaba escapar lágrimas. "Él sí lo es, Boun... Ha arruinado nuestra manada, nuestra familia... Es un maldito traidor."

Viendo a su mejor amigo y alfa llorar en silencio, Boun inmediatamente lo abrazó, apartándolo de aquel al que una vez llamaron amigo.

29 de diciembre, 22:30 p.m (seis meses antes)...

Mantener dos velas apagadas sobre una tarta que parecía hecha a base de escombros, cuyo estado empeoraba por segundos, rodeada de comida chatarra, snacks grasientos y bebidas sin alcohol, no era la definición de «cumpleaños perfecto» que Jungkook tenía en mente; pero tampoco planeaba quejarse, pues esa había sido una petición directa de Balam, la cumpleañera y su persona favorita en el mundo. Él no podía negarle nada, no tratándose de un día especial y mucho menos cuando faltaba muy poco para salir de cuentas.

Jungkook se había prometido a sí mismo darle a ella y a ese bebé que estaba por llegar, todo lo que necesitaran.

"¿De verdad era necesario el triple queso en las hamburguesas?" Jaehyun, que por cómo miraba dicha hamburguesa, parecía ser cualquier cosa menos alguien cuya dieta se basaba mayormente en comer carne como un poseso.

Apareciendo junto a él con varios vasos de cartón, Boun se encogió de hombros. "Balam dijo que tenía antojo y Jungkook se las consiguió. No hemos podido hacer nada para impedirlo."

"Ella manda." Murmuró el azabache.

"Claro que manda, va a tener a la criatura en pocos días según el calendario, ¿sabéis lo que duele un parto?" Mingyu salió en defensa de la pobre y embarazada Balam, que ni siquiera se encontraba presente.

Dos de las tres mujeres presentes en el grupo se miraron entre sí, levantando las cejas antes de observarle con burla.

"¿Lo sabes tú, Gyu?"

"Eso, ¿hay algo de lo que no nos hayamos enterado hasta ahora?"

"¿Qué se te antoja? ¿Ya sientes las pataditas?"

Ambas, junto con Leedo, soltaron una carcajada al unísono, chocaron las palmas de las manos, mientras Mingyu bufaba, poniendo los ojos en blanco y riendo falsamente.

"Ja, ja, muy graciosas... Pero no. Lo único que digo es que Balam va a darnos al primer bebé del grupo y seguramente el único. Tenemos que cuidarlos, así que dejemos que coma todo lo que le apetezca y más. Para eso es si embarazo."

"Tienes razón." Juria estuvo de acuerdo.

Soyeon apretó su mejilla como si de un cachorro se tratase. "Sí, cielo. Muy bien hablado."

"Ya, bueno, tampoco me quejo... Lleva todo el embarazo pidiendo snacks a cual más raro que el anterior, esto es lo más normal que se le ha antojado." Encogiéndose de hombros, Jaehyun siguió mirando aquella hamburguesa con desagrado. "Me sorprende que no haya querido ponerle mantequilla de cacahuete o medio apio entre los panecillos."

Una carcajada sonó. "Eso es porque probablemente haya aborrecido todo eso."

"Pues también es verdad..."

Apareciendo con dos jarras de agua con gas y mucho hielo (otro de esos famosos antojos, cómo no), Boun meneó la cabeza de un lado a otro.

"¡Leehan, no te comas la tarta!" La voz de Yuqi sonó, seguido del ruido que su mano golpeando al susodicho hizo.

"¡Ay!"

"A todo esto, ¿dónde se encuentra la cumpleañera? Debería estar al llegar."

"Se le estaban hinchando los pies, así que Offroad y Haon la llevaron a dar un paseo, no creo que hayan ido muy lejos, de todos modos. Volverán en seguida."

De inmediato, Juria pareció horrorizada. "¡¿Se te hinchan los pies durante el embarazo?!"

"Te hinchas por todas partes, de hecho." Jungkook respondió, recolocando las velas en su lugar cuando estas se torcieron. "Putas velas de mierda..."

La pelirroja estuvo al borde del desmayo.

"Antojos que saben a mierda, pies hinchados, una criatura de casi cinco kilos creciendo dentro de mí..." Se lamentaba con cada cosa que decía, sudando frío y llevándose un mano a la frente cuando Soyeon comenzó a abanicarle con su mano. Ella señaló uno de los regalos que Jungkook había traído para Balam, cuyo lazo rosa destacaba. "¡Dame ese lazo! Voy a ligarme las trompas aquí mismo."

Jungkook bufó, alejando la montaña de regalos en caso de que Juria quisiera desafiar sus límites de creatividad. Como si ser su propia estilista no fuese suficiente. Ella lo fulminó.

"Sí, los cojones, cómo no me ha costado la vida envolverlos..." Dijo, usando un tono de voz sarcástico.

"¡Que no te comas la tarta, Leehan!" De nuevo, la voz de Yuqi, quién se había encargado de hacer la tarta, y un segundo golpe. "¡Suelta eso ahora mismo, Taesan joder! Lo vais a destrozar todo con vuestras garras.

Los más jóvenes lloriquearon. "¡Es que tenemos hambre!"

"¡Pues te esperas!"

"Alguien va a tener que daros prisa si no queremos sufrir una baja doble en el grupo..." Bromeaba Leedo, siendo una de las víctimas su hermano pequeño.

Entonces, como si su petición se hubiese cumplido de repente, Offroad apareció por la puerta a toda prisa, luciendo agotado, jadeando, con la lengua fuera. Todos le observaron en cuanto hizo acto de aparición, esperando que Balam llegase junto a él. Pero eso nunca sucedió, y sólo de esa forma, notaron que la ropa del muchacho se encontraba llena de sangre, junto a una profunda herida en la ceja.

Jungkook se le acercó inmediatamente. "¿Offroad? ¿Qué ha pasado?"

"¡Offroad!" Soyeon gritó, corriendo hacia él, que lloraba tras haber sido capaz de volver a casa sano y salvo. Juria fue detrás. "Dios mío, ¡¿qué te ha pasado?!"

Leehan y Taesan se acercaron también, acompañados por Yuqi, quien no tardó en hacerse hueco para poder examinar la herida ajena de cerca, suspirando con alivio al ver que se trataba de algo superficial.

"Te han dado un buen golpe en la cabeza, estás lleno de sangre..."

Él negó. "No... No es sólo mía." Dijo, acto seguido sollozó, mirando a los demás con terror y angustia "Ojalá lo fuese, p-pero no..."

Offroad lloró más fuerte, incapaz de ocultar su angustia. Yuqi le acunó el rostro. "No digas eso..."

"¿Y dónde están Haon y Balam?" Quiso saber Leehan. "¿No iban contigo?"

"Balam, e-ella... Dios... Nos atacaron en el bosque, cuando volvíamos a casa."

"¿Os atacaron?" Apenas pudo repetir Jungkook, su rostro desencajado por la preocupación. "¿Quiénes os atacaron?"

El susodicho sólo pudo encogerse en su lugar, presa del pánico, temblando. "No lo sé, Jungkook, no pude verlos, s-solo... Nos atacaron por la espalda. Haon, é-él ya no estaba con nosotros cuando sucedió, se marchó porque dijo que lo habías llamado. E-Entonces aparecieron, me golpearon en la espalda y Balam cayó a mi lado." Otro sollozo escapó de sus labios, hipando. "Le... Le dieron en la cabeza, Jungkook."

"Dios mío..."

Soyeon se llevó una mano a la boca, consternada. "¿Qué clase de monstruo es capaz de hacerle algo así a una mujer embarazada?"

"Cualquiera."

La sangre de Jungkook hirvió, su corazón acelerándose, lleno de impotencia y miedo.

"¿Dónde está? ¿Dónde está Balam?"

De nuevo, Offroad sacudió la cabeza. "Se la llevaron mientras alguien me golpeaba en la cara. No pude ver dónde..." Limpiándose la sangre con manos temblorosas, dijo, cabizbajo. "Lo siento mucho, jefe..."

Él no fue capaz de decir nada, un nudo en la garganta tan fuerte y apretado que le impedía hablar, permaneciendo con los dientes apretado y un inmenso dolor en el corazón, mientras escuchaba a los demás dándole palabras de consuelo al joven.

"¡Tengo su ubicación!" Taesan anunció. "Os la estoy enviando... Ya." Acto seguido, la sala se llenó de sonidos de alerta. "Está actualizada en tiempo real, con un poco de suerte no lo han tirado en cualquier parte. Programé un rastreador que os debió llegar en forma de virus, así nos manteníamos siempre ubicados en el mapa. Funciona sin cobertura, pero no si el aparato está apagado, así que daos prisa. Balam todavía debe estar por ahí fuera."

Leedo inmediatamente le pellizcó la mejilla. "Bendita sea tu cabeza."

"Perfecto, pues en marcha." Boun dijo, sacando su teléfono antes de ir hacia Jungkook, palmeando su hombro. "Vamos, jefe, tenemos que encontrarla antes de que su teléfono se quede sin batería."

Jaehyun dejó todo lo que estaba haciendo. "Voy con vosotros."

"Yo también." Soyeon agarró su abrigo y a Juria del brazo.

"Y yo." Mingyu fue tras ellas, saliendo por la puerta a toda prisa.

Leedo lo siguió a él, frenando a Leehan, su hermano pequeño, cuando dio dos pasos hacia ellos. "No, tú quédate ahí."

"Pero..."

Taesan le sostuvo el brazo desde atrás, recibiendo una mirada consternada por su parte. "Ayudáremos desde aquí, tranquilo." Aseguraba, viéndole asentir.

"Yuqi, encárgate de Offroad, ¿de acuerdo?" Jungkook ordenó, agarrando todo lo que necesitaba, luciendo y sonando tan alterado como debía estar. "Cúrale, que permanezca en reposo."

Los ojos brillantes del susodicho miraron a su jefe. "¿No puedo ir con vosotros?"

"No, no si estás herido."

Aquello fue lo último que Jungkook dijo, antes de salir despavorido en compañía de los demás, todos siguiendo a Boun, quien seguía el rastro de Balam a través de su propio teléfono. Tan sólo podía sentir su corazón acelerado aumentando las pulsaciones, la sangre fluyendo con rapidez en sus venas y la desesperación que sentía volverse más asfixiante. Sólo podía pensar en Balam, en el bebé que aún no nacía y un sinfín de posibilidades para ellos. Todas negativas, aterradoras y muy trágicas, que no hicieron más que incrementarse durante los siguientes cuarenta y cinco minutos.

"Debería estar por aquí cerca, o eso es lo que marca el rastreador." Masculló Boun, mirando su teléfono todo el tiempo.

Jungkook no dijo nada.

Se habían dividido para que la búsqueda fuese más eficaz. Jaehyun, Leedo y Mingyu iban juntos, Juria y Soyeon también, al igual que ellos dos. Boun era el único que podía calmarle un poco en esta situación.

"Por cierto... Eso que dijo Offroad sobre Haon, que desapareció porque lo llamaste, ¿es verdad?"

"Llevo sin hablar con él desde el martes."

El ceño de Boun se frunció. "Pues qué raro... ¿Por qué dijo eso, entonces?"

"No tengo ni idea."

"¡Jungkook, chicos! ¡Aquí!" La voz de Juria sonó a lo lejos, desgarrada y aterrorizada. Sólo así, el azabache supo que lo que encontrarían no sería de su agrado. "¡Rápido, venid!"

No dudó en hacer lo pedido, ordenándole a sus piernas que fueran más rápido cuando comenzó a correr como si la vida le dependiera de ello, esquivando ramas y matorrales conforme avanzaba, siguiendo el sonido de la voz de Juria, que cada vez se volvía más cercana. Tenía miedo, pero a la vez no podía pasar un segundo más sin ver a Balam. Su persona favorita en el mundo.

"¡Por favor, que alguien venga!" Los gritos de Juria y Soyeon se volvían más fuertes con el paso de los segundos, sus sollozos mezclándose entre sí. "¡Balam, por favor!"

"¡Aguanta, Balam, aguanta, por favor!"

"¡Jungkook!"

"¡Daos prisa!"

Jadeando, Jungkook apareció junto a ellas tan rápido que estuvo a punto de colisionar contra Soyeon, sosteniendo sus hombros para impedirlo. El cuerpo de Balam, tendido en el suelo y cubierto por un charco de sangre hizo que todo aquello que lo rodeaba se detuviera inmediatamente, sintiendo cómo todo su mundo caía en picado.

Tenía la boca agrietada, ensangrentada, la nariz y los pómulos rotos, varías marcas de arañazos en su rostro, extremidades y pecho. Sangraba por todas partes.

Boun, Jaehyun y Mingyu llegaron poco después.

"Oh, joder..." Masculló uno de ellos.

"Maldita sea, Balam..."

"Balam..." Susurró, cayendo de rodillas junto a ella, tomándole la mano. Estaba cálida; pero pálida, temblorosa, con los ojos abiertos, fijos en él. Parecía perdida, asustada. De hecho, era así cómo se sentía, pues no quería morir. Nadie lo hacía. Jungkook quiso llorar. "¿Qué te han hecho?"

Los ojos de Balam se llenaron rápidamente de lágrimas. "Jungkook... Chicos..."

Tras el azabache, Soyeon y Juria sollozaron, abrazándose mutuamente.

"Jungkook, lo siento... In- intenté defenderme, te lo prometo. Quise luchar, p-pero eran más fuertes que yo, no pude..." Ella negó, el nudo en su garganta siendo tan grande que incluso le impedía llorar como deseaba. "Lo siento tanto..."

Negando también, Jungkook le apretó la mano, haciéndole saber que estaba allí para ella, al mismo tiempo en que luchaba por no llorar.

"No tienes nada por lo que disculparte, Balam, nada de esto es tu culpa."

"P-Pero mi bebé..." De inmediato, Balam sostuvo su barriga abultada, intacta, aún tibia. El aire comenzó a sentirse cada vez más helado conforme los segundos pasaban. Tenía frío, temblaba, los dientes le chirriaban al chocar entre sí. Un profundo miedo la invadió, pero sólo se presentó a través de sus ojos brillantes, repletos de lágrimas. "Necesito- necesito que te encargues de él, Jungkook, que lo cuides. Por favor, hazlo por mí. Dime que puedes, por favor... Prométeme que lo harás."

Finalmente, un sollozo abandonó los labios del azabache, mientras asentía. "Sabes que lo haré siempre, Balam. Te lo prometo."

"Todos lo haremos, Bal." Aseguraba Boun, apretando los labios.

Saber que estaba herida y sufriendo les llenaba de impotencia, pero ser conscientes de que no podían hacer nada por ella, lo hacía de rabia.

Y sólo entonces, esbozando una pequeña sonrisa cansada y satisfecha, ella suspiró. "Bien..."

"Tenemos que llevarla al hospital, Jungkook." Jaehyun le dijo, aunque el azabache sabía que no se refería expresamente a ella.

¿Cómo no iban a poder salvarla? Balam era invencible. La mujer más fuerte, valiente e inteligente que conocía. Divertida, carismática, encantadora, con un genio poderoso y una seguridad notoria que la definía a kilómetros. El simple pensamiento hizo que se sintiera débil, fatigado. Caer en cuenta de que no había vuelta atrás, que ni siquiera siendo el líder de su propia manada, podía mantenerlos a salvo. Que no podía salvar a Balam por mucho que la quisiera.

El camino hacia el hospital se sintió como una montaña rusa. Conducía con su mente en silencio, pero todo a su alrededor era caótico. Muy ruidoso. Llantos, súplicas, palabras de ánimo entre los presentes, mientras que él sólo se encontraba allí, con las manos al volante y la mirada perdida. Estaba tan calmado que ni siquiera parecía afectado, pero lo estaba. Y cuando llegaron al hospital, fue que la histeria se presentó en su organismo. Porque estar allí, significaba algo. Balam llegaba, pero no para tener a su bebé, sino para salvar su vida. Intentarlo, siquiera. Y lo que inició como un día maravilloso, se había convertido en una verdadera pesadilla.

"Ya hemos llegado." Fue lo único que salió de su boca. Seguido de eso, aparcó la camioneta de cualquier forma, apresurándose en salir para agarrar el cuerpo inconsciente de Balam entre sus brazos y correr al interior del hospital sin mirar atrás. Sabía que Boun y los demás le seguían de cerca, por eso ni siquiera se molestó en hacerlo, tampoco en dar indicaciones.

No era un líder de la manada ahora, sino un hombre con el corazón roto. Y un hombre con el corazón roto jamás podría hacerse cargo de alguien más.

"Balam, aguanta." Susurraba a la dueña del cuerpo que tenía entre sus brazos, que ahora se encontraba pálida y helada contra sí. Aún si se había esforzado en colocarle su abrigo, nada cambiaba. "Aguanta, por favor..."

Irrumpió en el hospital a toda prisa, dejando atrás ambulancias que salían y enfermeros que terminaban su jornada, dándole una patada a la puerta debido a la falta de manos. Tan desesperado que le costaba reconocerse a sí mismo, sin poder escuchar la voz en su cabeza que siempre lo atormentaba. Quizás, porque esa voz solía pertenece a Balam todo el tiempo.

"¡Ayuda, por favor!" Gritó, nada más adentrarse, arrastrando los pies. Sus súplicas a voces alertaron a las personas tras el mostrador de recepción. "¡Que alguien me ayude, por favor!"

Varios enfermeros acudieron a él inmediatamente, agolpándose a su alrededor.

"¿Qué ha ocurrido?"

Jungkook negó, sintiendo a los chicos tras él mientras los enfermeros colocaban a Balam en una camilla. "La atacaron, no sabemos cómo o de qué forma... Está herida, ha debido perder mucha sangre."

"Está embarazada, salió de cuentas hace una semana."

"Entendido. La subiremos a quirófano en seguida, avisa al jefe de planta, Kyungsoo."

Uno de los enfermeros asintió y agarró la radio que llevaba consigo, asintiendo mientras empujaban la camilla de Balam hacia el ascensor más cercano. "Mujer embarazada con hemorragia externa y posible interna en recepción. Varias heridas de arma blanca en torso, cuello y rostro. Avisen al doctor Kim y preparen el quirófano número siete para su uso. Urgente."

"¿Cuál es su nombre? ¿Vienen con ella?" Otra enfermera se dirigió a ellos.

"Balam, su nombre es Balam. Sin apellidos." Soyeon respondió, con voz agitada. "Somos sus familiares más cercanos."

Ella asintió, deteniéndose a la espera de que las puertas se abrieran. "De acuerdo. Subiremos al quirófano número siete ubicado en la tercera planta, sólo uno de vosotros podrá acompañarnos en el ascensor, los demás deberán ir por las escaleras. Decidan rápido."

Sin embargo, no había nada que decidir.

"Jungkook, ve tú." Boun le dijo, empujándolo con sutileza. "Nos vemos arriba."

Y eso fue lo que Jungkook hizo. Tan pronto como las puertas del ascensor se abrieron, Boun y los demás desaparecieron escaleras arriba. Él siguió a los dos enfermeros y a Balam hacia el interior, siendo consciente de que él también podría necesitar un médico si su corazón continuaba así de acelerado. Tampoco podía hacer nada para cambiarlo, en realidad.

Llegaron a la tercera planta de inmediato, habiéndose negado a soltar la mano fría y delgada de Balam todo el tiempo, incluso cuando fue obligado a salir primero. No quería dejarla sola, pues en algún momento de sus vidas, se lo había prometido.

Balam estaría muy enfadada cuando despertase, si llegara a saber que Jungkook la había dejado sola en su peor momento. No se lo perdonaría jamás.

"Debemos trasladar a la paciente a quirófano, usted necesita quedarse en la sala de espera, señor." Le indicaba la doctora. Jungkook permaneció en silencio, ido, con su mente en otra parte. "Señor." Repitió, usando un tono de voz más alto esta vez. Sólo así, reaccionó, devolviéndole la mirada. "Quédese en la sala de espera con sus demás acompañantes, ¿de acuerdo? El doctor Kim se está preparando para la operación y tendrá noticias tan pronto como todo termine."

Lentamente, Jungkook asintió. En definitiva, ese hombre no era él.

Miró a Balam, memorizando sus facciones aún si era consciente de que verla así por última vez le perseguiría de por vida como una pesadilla interminable, como algo de lo que nunca jamás podría recuperarse. Ella solía estar llena de vitalidad, energía, pero por alguna razón ya no podía verlo de esa manera. Había cambiado tanto.

No tardó en apartar la mirada, pues sólo tener sus ojos sobre ella dolía. Entonces, conforme giraba la cabeza y se enfocaba en el pasillo que tenía delante, algo en el ambiente se sintió extraño, pesado. Un hombre a lo lejos, de espaldas a él, rubio y usando una bata blanca se encontraba, charlando con otro de los enfermeros que lo habían atendido con anterioridad. Apenas girándose para que pudiera verle el rostro, sus ojos se encontraron de manera fugaz. Como si estuviera fríamente orquestado.

El corazón de Jungkook dio un vuelco que ni siquiera tenía permitido, su garganta secándose mientras que la distancia entre ambos se volvía nula.

"Doctor Kim, traigo a la paciente." La enfermera que lo acompañaba habló. El hombre se giró completamente hacia ambos. "Presenta signos de violencia avanzados. Heridas de arma blanca, golpes y posible hemorragia interna. Está embarazada."

Balam fue arrebatada de sus manos cuando otro enfermero empujó su camilla al interior del quirófano, no dándole tiempo siquiera a decir algo. Él jadeó, viendo cómo se alejaba a cámara lenta.

"Tengo el informe ya, gracias, Hinata. Procederemos a la operación de inmediato."

Aquello fue todo lo que dijo el doctor Kim, esbozando una sonrisa amable. Pero, por alguna razón, para Jungkook no fue suficiente.

"Por favor, sálvenlos a ambos." Pidió, buscando los ojos de aquel hombre, que no tardaron en posarse sobre él, suavizándose inmediatamente. Consternado, este asintió. No era la primera vez que alguien suplicaba por algo así; tampoco sería la última. Jungkook sostuvo su brazo, la placa con su nombre «Dr. Kim TaeHyung. Cirujano». "Es mi vida entera, doctor."

Y al momento en que el doctor atrapó sus dedos, dándoles un suave apretón, Jungkook sufrió un escalofrío que lo sacudió de pies a cabeza.

"Haremos todo lo posible, se lo aseguro." Asentía, no queriendo sonar esperanzador, pero sí entregándole un poco de esa tranquilidad que no duraría eternamente.

El doctor Kim desapareció por la puerta del quirófano poco después, dejándole una sensación hormigueante por todo el cuerpo, que no terminó de evaporarse ni siquiera cuando las horas pasaron y él se reunió con los demás en la sala de espera. Todos lloraban como bebés, lo cual no era nada extraño, pues se consideraban familia mutuamente desde el día en que se conocieron. Perder a uno de ellos era perder a un hermano.

Por ello mismo, cuando aquel doctor salió del quirófano usando la misma bata blanca con la que entró y quitándose la mascarilla que estaba usando, el corazón de Jungkook se lanzó por sí solo al abismo. Él sabía que no traería buenas noticias. Lo sabía desde el primer momento en que vio a Balam tirada en el suelo; mas no se rindió.

"¿Familiares de Balam...?" Pronunció. Todos se pusieron pie, así que se acercó a ellos, dejando escapar un suspiro. "Buenas noches."

"Buenas noches, doctor."

"Buenas noches..."

"¿Ya ha terminado la operación?" Juria quiso saber. "¿Cómo está Balam? ¿Y el bebé?"

"El bebé está en observación, pero fuera de peligro. Tiene pulmones muy fuertes, eso seguro, y un corazón sanísimo. Dos kilos ochocientos, ni un gramo más ni un gramo menos." Esbozó una sonrisa tras decir aquello. "Es un niño, por cierto, y uno de los bebés más bonitos que he ayudado a traer."

Los ojos del azabache se llenaron de lágrimas. Soyeon y Juria se abrazaron entre ellas, felices tras recibir una buena noticia.

"Ow... Otro hombre más en la familia." Leedo lloriqueó.

"¿Y-y qué hay de Balam? ¿Cómo está ella?"

Sólo entonces y ante la mención de la muchacha, TaeHyung tragó saliva antes de abrir la boca. Decir aquellas palabras nunca sería fácil.

"Por desgracia, la paciente presentaba varias contusiones y una hemorragia interna que le hizo desangrarse poco antes de llegar al hospital." Murmuró, apretándose las manos. "Hemos intentado hacer todo lo posible por salvarla, pero lamento decirles que no ha sido posible. Lo siento muchísimo."

Un silencio sepulcral se formó por varios segundos. Luego, el ruido que hizo el cuerpo de Soyeon tras caer sobre la silla retumbó por toda la sala de espera. Juria se dejó caer a su lado, perpleja.

"No..." Ella susurró, tan fuera de sí que necesitó agachar la cabeza y mirar al suelo. "No, no, no, Balam, no..."

"Lo siento muchísimo." Repitió el doctor, luciendo consternado.

Jungkook no le miró a la cara esta vez, tragando saliva. Tampoco era dueño de sí mismo como para hacerlo. No le quedaban lágrimas, fuerzas ni ganas para llorar. Tan sólo levantó la cabeza y miró a punto fijo tras el doctor Kim.

"¿Puedo entrar a ver al bebé, doctor?" Susurraba, casi como una súplica. Y, para fortuna de ellos, este asintió.

"Por supuesto, venga conmigo. Le guiaré hasta la unidad neonatal."

Asintiendo también, Jungkook caminó tras el doctor sin mencionar palabra alguna. En completo silencio por parte de ambos. TaeHyung tampoco quiso irrumpir en su burbuja, permitiéndole llevar el duelo a su manera. Afortunadamente, la unidad neonatal no se encontraba a más de diez metros de distancia, un sinfín de cunas donde bebés diminutos descansaban pudiendo apreciarse tras una ventana transparente.

Jungkook dejó escapar un suspiro tembloroso, situándose junto al doctor Kim.

"Ya hemos llegado."

"¿Cuál es?" Quiso saber, en busca del pequeño. El doctor señaló una cuna en concreto a través del cristal, apuntando hasta que Jungkook pudo encontrarla.

"Es ese bebé de ahí, el del gorrito rosa. La camiseta que su madre estaba usando era del mismo color, así que pedí que lo mantuvieran." Explicó. Jungkook esbozó una sonrisa, admirando aquella criatura tan pequeña y arrugada. "No mentí cuando dije que ha sido uno de los más bonitos que he ayudado a traer a este mundo."

La sonrisa del azabache aumentó, asintiendo. "Lo sé... Es precioso. Balam siempre tuvo muy buenos genes." Dijo, y un par de lágrimas lo traicionaron.

TaeHyung le observó con pesar.

"Lamento mucho su pérdida, señor..."

"Gracias, doctor."

"¿Tiene nombre?" Quiso saber. Los ojos del azabache viajaron a él, provocando un escalofrío mutuo. "El bebé, digo. ¿Balam y usted pensaron nombres para su hijo? Así podemos referirnos a él como algo más que «el bebé»."

E inexplicablemente, aquella pregunta inocente y simple causó una pequeña risita en Jungkook, quien negó, pasándose la lengua por los labios. No podía creer que su primera risa, después de la tormenta y del dolor que perder a Balam le había producido, fuera en ese mismo hospital.

"Sungho, se llamará Sungho."

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