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〈3〉

-Mi profesora cuando iba en prescolar decía que todo dibujo necesitaba tener forma y ser limpio, también que debía de pintar de una manera uniforme si no se arruinaría- Explicaba con la voz relajada mientras movía su mano con un lapiz celeste, intentaba pintar el cielo tras una gran casa símilar a la de la abuela Yang. Hyunjin solo mantenía su atención, limitandose a meter alguna que otra palomita a su boca -Luego de eso ya no quise pintar, pienso que lo hago mal-

-Eso no es cierto, eres el pequeño más talentoso que eh conocido- Mucha mentira esto no era, él no conocía ni convivía en lo más mínimo con otros niños de la misma edad de Jeongin, no tenía por qué y tampoco era como que quería hacerlo -Los artistas no son todos iguales, Picasso, Da Vinci o Van Gogh, ¿Son iguales entre si?-

-Mmm no...-Susurró, deteniendo sus movimientos y pensando con un ligero puchero.

-Claro que hay ciertas cosas que debes respetar, por ejemplo, convinaciones de colores o cosas así, pero no dejes que nadie te diga que lo que haces esta mal- Le alentó. Pese a la diferencia de edad que tenían, muy notable a decir verdad, las mayores con el tiempo habían confiado en que nada malo les pasaría ya que solían llevarse bastante bien -Yo dibujaba un poco también en la escuela, pero no era nada comparado a tu edad, probablemente todavía dibujaría hombres de palito- Bromeó de manera efectiva, haciendo que Jeongin soltara una suave carcajada y sus ojitos se achinaran más de lo que ya eran.

-¡Quiero ser un famoso artista, Jinnie!- Exclamó con emoción -Cuando crezca haré que mis pinturas y dibujos sean admirados junto a todos los que mencionaste. ¡Y tú estarás ahí!- Le apuntó, logrando que Hyunjin riera con ternura.

Quién diría que un niño como él tendría tanta determinación ante un mundo que está hecho para fracasar.

-Prometo estar ahí cuando suceda, tesoro- Le revolvió los cabellos juguetonamente.

Podían pasarse una eternidad hablando entre ellos, en apenas los meses que se conocían casi parecían ser chicos de la misma edad, compartían bromas e ideas, también y ya que Jeongin solía ser un chico bastante curioso e inteligente, tenían muchos temas de los cuales debatir de manera seria, y a veces también no tanto.

Se mantuvieron así hasta que el gran reloj ubicado cerca de la puerta de entrada marcó las 10PM, horario exacto que la madre del pequeño le había impuesto ya para dormir. Hyunjin se percató de esto claramente, pero hizo oidos sordos y comenzó a hablar de nuevo.

-Sabes, a veces te envidio mucho, Innie- Mencionó con un puchero y cejas alzadas, pero el menor solo parpadeo sin comprender -Mi madre casi nunca estaba en casa, ella era profesora en una escuela casi a las afuerzas de la ciudad, entonces solo podía verla los fines de semana-

-Oh, papá también solía ser mucho así, hacía a mamá llorar por la noche- Al escuchar eso salir con tanta naturalidad de los labios del menor lo hizo entristecer un poco, él era conciente de las cosas que pasaban en su casa, pero no a tal punto de comprender él por qué de las mismas.

-Tu debiste ser un gran soporte para ella, ¿Verdad?- Recibió un asentimiento sonriente -Asi debes ser siempre, ella te ama y te mima siempre que puede, ¿Sabes cuanto hubiese dado por que mi mamá me diera un abrazo cuando tenía tu edad?- Inconcientemente la mano de Hyunjin rozó la suave piel del menor, siempre tan delicada y bien cuidada.

-No lo se...- Respondió con simpleza, pero antes de que pudiese hacer cualquier cosa se paró, quedando un poco más alto que el pelilargo, quien lo miraba claramente sorprendido desde la comodidad de su asiento, y mucho más cuando sintió como dos brazos rodeaban su cuello -Tal vez ella no pudo, pero yo puedo darte todos los abrazos siempre que necesites, como mamá lo hace conmigo-

Ese simple acto, tan lleno de inocencia y puro de corazón hizo que algo se moviera dentro del pecho de Hyunjin, sus mejillas se pusieran rosadas y una pequeña sonrisa creciera en su rostro. Tardó unos segundos en asimilar la situación antes de envolverlo también con sus brazos, presionandolo contra su pecho sin imponer mucha fuerza. Jeongin se sentía extrañamente cálido, incluso sin ser un niño muy afectivo lograba coincidir muy bien con su mayor.

Los minutos pasaban sin parecer eternos o forzados, solo dos chicos dejandose ser y sumidos en un abrazo que deseaban nunca romper, aunque eso no fuera posible. El bostezo proviniente de Jeongin hizo que Hyunjin cayera en cuenta nuevamente de que su horario de sueño se había atrasado más de lo usual. Entonces en esa misma posición lo cargó, él era liviano y algo delgado, asi que no le fue mayor problema hacerlo y terminó subiendo las escaleras directo a aquella habitación que tenía un lindo cartel de zorrito.

-Ya es hora de irse a la cama, mi pequeño tesoro- Susurró a un ya somnoliento Jeongin. Lo acostó en su cama y con cuidado despegó los brazos que no querían soltar su cuello.

-¿Debo dormir ya?- Puchereó razcando uno de sus ojos.

-Tus ojos estan cerrandose por si solos, además tienes clases mañana y si tu mami se entera que no pudiste dormir bien, ¡Dios! Quien sabe que me podría pasar- Exageró haciendo un totalmente actuada cara de asombro, logrando que en su boca se formara una perfecta "O" y una carcajada escapara de los labios de Jeongin -Vamos, sin quejas-

-Esta bien- Susurró, acomodandose en su pequeña camita.

Al cabo de unos minutos el pequeño se quedó dormido luego de un largo día de juegos y nuevas aventuras, ya que para ellos, incluso si Jeongin ya tenia casi 9, el tiempo les seguía pasando de una manera más lenta a comparacion de los adultos, quienes ya al estar acostumbrados a rutinas y su entorno general, la alegría y curiosidad por el mundo ya casi es nula.

Entonces, Hyunjin, con cuidado de no ser demasiado ruidoso se levantó, escuchando como la puerta principal en el piso de abajo se abría y junto a esta entraban dos voces susurrando.

El pelilargo veía todo desde la escalera, las dos mujeres habían al fin llegado a casa luego de un largo día de papeleos y cosas sin importancia, como lo decían ellas. Se veían algo decaidas, quizá por el agotamiento o, ¿Podría ser que no hicieron bien aquel "papeleo"? No lo sabía con certeza, entonces decidió ignorarlo e ir a su respectiva habitación.

Se arrojó con la cama con pesadez, las tardes ahora que Jeongin y su mamá habían llegado lograban hacer que todo pasara más rápido, los minutos parecían no alcanzar cuando pasaba tiempo con aquel menor de ojos de zorro.

Aunque hubo algo en el día que lo había dejado pensando más de lo normal.

Por la tarde, mientras jugaban en el patio trasero la musica del tan reconocido camión de helados llegó hasta sus oidos, haciendo que a ambos se les hiciera agua la boca del solo pensar en aquel dulce sabor. Y ya que Hyunjin no le negaba nada a su pequeño tesoro fueron hasta donde este se había detenido.

-Uno de fresa y otro de chocolate, por favor- Pidió con cortesía Jeongin acompañado de una sonrisa que hacía a todos derretirse por su ternura, como el helado ante el sol.

Pero esto no era lo curioso o extraño, al contrario, sentados en la acera de la casa miraban los coches pasar como si nada, el barrio era muy tranquilo como ya les habían mencionado, entonces no había mucho más para hacer que solo sentarse y disfrutar de un rico helado. Lo que causo alboroto en el interior de Hyunjin fue la manera tan peculiar que Jeongin tenía de disfrutar dicho postre.

Su lengua giraba en torno a la punta, haciendo que algunos hilos de saliba escaparan por la comisura de sus labios y cayeran directamente en sus piernas desnudas, ya que portaba unos pantaloncillos cortos. Los ojos del mayor se mantenian en su boca, sin poder despegarse ya que una fuerza mayor lo atraía, sentía sus mejillas calentarse y su estomago dar un giro cuando lo insertó casi por completo dentro de su cabidad, haciendo al mismo tiempo que sus rosados labios se estiraran intentando tomar más de él.


-Oh, mierda- Susurró al sentir la incomodidad dentro de su pantalon, no podía ser posible que este pensando en tales cosas sobre Jeongin, sabiendo que este solo se encontraba a una habitación de distancia. ¿Podría oirlo? No debía correr el riezgo.

Optó mejor por levantarse rápido y adentrarse en el cuarto de baño, una ducha con agua helada probablemente lo haga olvidar, pero cuando se miro al espejo las imagenes ya no paraban. Su cabeza comenzó a formular de manera intantanea uno y mil escenarios donde el pequeño le hacía lo mismo solo que a diferencia de un helado era su...

-No, no, no, no- Un temblorio recorrió todas sus extremidades antes de dejarse caer al suelo, chocando sus rodillas fuertemente con el marfil brillante y color grisaceo que adornaba el suelo, su respiración estaba acelerada y mordía sus labios intentando no hacer ningún ruido.

Entonces cuando una gota de liquido carmín hizo contraste al chocar con el frio suelo, cayó en cuenta de había tenido un orgasmo, un orgasmo pensando en un niño de 8 años...


Apenas estamos comenzando...

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