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Capitulo treinta y ocho.

El clima estaba de la misma manera que su estado de animo, había convencido a su mejor amiga momo para ir por unos tragos. No le pregunto nada al respecto, sabía que no se encontraba de la mejor manera por lo que prefirió solo seguirla. Se sentaron en su mesa de siempre, Sana prendió un cigarro y le entrego uno a Momo quién también parecía querer uno. 

  — ¿Crees que por ser mala hija mis padres me abandonaron?— Pregunto de repente Sana.

Momo casi se ahoga con el humo de su cigarro cuándo escucho la pregunta de su amiga.

— Sana ¿Que sucede? ¿Por qué de repente me preguntas eso? — Momo se rasco un poco confundida— A ti no te gusta hablar de ese tema...

— No paso nada, es solo que siempre me he preguntando si no merecemos que nadie nos ame y no merecemos amar a nadie...— Respondió sana neutral e irónica. 

En sus palabras se veía la nostalgia, Dahyun la había matado eso le dolía más que un balazo. 

  — No pienses de esa manera, siempre has sido la más sentimental de las tres. Se que aún el pasado te atormenta, pero ahora las cosas son diferentes, no dejes que eso te afecte. 

  — Tienes razón, momoring.

Siguieron conversando un poco más, momo era cautelosa con todo lo que le decía y respondía a su amiga, no quería hacerla sentir peor. Al menos tenían días libres para distraerse en otras circunstancias sería peligroso hasta para Sana quién nunca se equivocaba. Tenía una idea de quién la había matado de esa manera y en la única que podía pensar era en Dahyun, no podía ser nadie más. 

Veía a Sana tan desanimada que se puso a pensar en algo para que revivieran sus ánimos, pronto tendría que irse por que tendría una cita con Nayeon, por eso mismo no había bebido mucho de su cerveza. Luego de meditarlo muchas veces, sabía que la única persona capaz de ayudar a Sana, era Tzuyu, así que le mando un mensaje para que viniera.

—Sana, me gustaría quedarme más tiempo pero tengo que ir a ver a Nayeon...— Dijo muy apenada Momo— No te preocupes, alguien viene muy feliz a verte y poder estar un rato contigo.

— ¿A quién le llamaste?— Pregunto curiosa Sana.

— La verás cuándo llegué, solo no seas mala— Momo le guiño el ojo y con su sonrisa de complicidad.

Sana no tenía idea de a quién pudo haber llamado, solo esperaba que no fuera nadie que no conociera. Luego de que momo se fue, ya había bebido 5 cervezas y  fumado 4 cigarros, pero se estaba aburriendo pensando que nadie vendría.  Estaba apunto de levantarse de la mesa para irse, pero miro que alguien venía entrando. Tzuyu tenía un bonito cuerpo y lo dejaba ver con esa ropa que traía, era sexy pero también podía llegar a ser muy linda.

  — Perdón por llegar un poco tarde, no tenía idea de que ponerme— Dijo Tzuyu muy apenada haciendo una reverencia como muestra de disculpa. 

  — Te hablo Momo ¿No?— Pregunto Sana.

  — Sí, pero si te molesta puedo irme...

— Esta bien, me alegro de verte también— Le sonrió Sana.

Tzuyu no sabía muy bien que estaba sucediendo, por lo poco que le comento Momo es que sus ánimos estaban por los suelos, quería ayudarla pero también se quería ayudar a ella misma... una oportunidad como esta, no era todos los días.

«Una persona triste, era una persona vulnerable» 

 No hablaban mucho, solo se limitaban a tomar y a darse una pequeña sonrisa. Sana no quería hablar del tema, tampoco quería estar sola, así que solo se concentraba en beber y fumar en aquel bar.Cada vez que volteaba a ver a la taiwanesa la encontraba mirándola, tenía esa mirada de un pequeño gatito, se reflejaba esa curiosidad que siempre traía en su mirada.

— Sana... no deberías beber mucho, recuerda que tienes que manejar— Expresó con preocupación Tzuyu.

— Esta bien, no vine en la motocicleta— Respondió sería, ella no tenía la culpa por lo que se sintió mal de contestarle tan fría— ¿Y ya no vas a ir a entrenar de nuevo?

— Sí, es solo que he estado un poco ocupada. Tendremos un evento deportivo, me toco jugar básquetbol y tengo que entrenar.

  — No sabía que jugabas basquet, creó que aún hay cosas que desconozco de ti— Rió Sana.

— Si quieres puedes venir a verme, me encantaría tenerte ahí— Sonrió Tzuyu dejando ver sus preciosos dientes.

— ¡Me encantaría— Le devolvió la sonrisa.

Poco a poco fueron matando el hielo, platicaban con delicadeza. Tenía tiempo que no conversaban de esa manera,  Tzuyu siempre fue buena escuchando a los demás.  Las horas pasaban, los minutos parecían ir muy rápido y ya casi se volvía media noche. Tenían que irse, pero no quería llegar a casa.

  — Tzuyu ¿Puedo quedarme contigo esta noche?— Pidió amable, con esa mirada de un gatito asustado. 

  — Claro que puedes— La miro.

Era su oportunidad, lo que tanto quería estaba por cumplirse. 

Tzuyu le mando un mensaje a Jeongyeon para que fuera por ella, no tardaría mucho en llegar por que estaba comiendo muy cerca del bar en dónde estaban. Sana estaba un poco mareada por lo que la tuvo que ayudar a caminar hasta la salida. Cuándo llego Jeongyeon no parecía muy feliz de ver a Sana, pero veía lo feliz que estaba la taiwanesa por lo que no quería arruinarles la velada.

El camino a casa fue rápido, cuándo se dieron cuenta ya estaban en el elevador del edificio de Tzuyu. Sana tenía los ojos cerrados, solo se dejaba guiar, su cuerpo ya estaba muy agotado, pero no quería dormir, al menos no ahora. Al llegar a la puerta, tzuyu abrió con cuidado. La dejo en el sofá de su sala y fue directo a la cocina por unos vasos y un poco más de alcohol.

— ¡La fiesta no tiene por que terminar aún!— Hablo muy animada logrando que Sana abriera los ojos de nuevo.

Sana acepto la copa de whisky que le dio la taiwanesa y estaba muy cargado que hizo una gesto de desagrado pero se lo termino tomando. Veía como poco a poco Tzuyu se iba acercando hasta quedar muy cerca de su rostro, poco a poco su cordura se desvanecía.

— Sana ¿Quieres jugar conmigo?— Dijo seductora Tzuyu poniendo parte de su cabello atrás.

— ¿A que?— Respondió aturdida Sana.

Tzuyu tenía escondido algo a sus espaldas. Se subió en Sana quedando frente a frente, y no parecía importarle por que no hizo que se quitara. 

  — ¡Nos divertiremos!— Volvió hablar Tzuyu.

Tenía escondido un pañuelo y con cuidado le tapo los ojos a Sana que no puso resistencia alguna. Le susurro unas palabras al oído, besaba con cuidado su oreja y con una de sus manos jalaba con cuidado su cabello sedoso.

— ¿Que haces Tzuyu?— Hablo sana quién se iba a quitar la venda pero Tzuyu no se lo permitió.

— Te dije que jugarías. Pon tu mente en blanco, piensa en lo que más quisieras tener en estos momentos y yo haré que todo eso se cumpla.

Sana obedeció a sus palabras y lo hizo, en su mente solo vagaba la silueta de Dahyun y su piel porcelana. El imaginársela le hacía sentir dolor a su corazón, le dolía. 

«Si Tzuyu quería, por que no terminar lo que interrumpieron esa vez» 

 — Utilizame como yo lo haré contigo esta noche— Expresó sana. 

Esas fueron las ultimas palabras de esa noche. Todo lo demás solo sería placer y lamentos, por que seguramente habría arrepentimientos. Sana desprendió de sus ropas a Tzuyu quién aún se encontraba encima de ella. Llevo sus manos en su entre pierna, podía sentir lo mojada que estaba aun rozando sus dedos con su ropa interior, gracias a ese acto dio un gemido muy cerca de su oído.

Tzuyu movía sus caderas mientras besaba el cuello y luego subía a sus labios para besarlos, al principió no metía su lengua pero luego termino . El corazón de Sana parecía que quería salir de su pecho, el solo hecho de imaginar que la que estaba encima suyo era nada menos que Dahyun, aún con todas esas palabras de odio que le gritó.

Las manos de ambas parecían no querer parar, al igual que sus bocas llenas de lujuria. Sana quién aún tenía sus ojos vendados, se dejo caer lentamente en el sofá. Sus manos no dejaban de jugar con el cuerpo de Tzuyu, quién parecía arder cada vez más.Perdían la noción del tiempo, era como si eso no fuera importante ahora. Aún con la cantidad que tenía, sus ojos empezaban a cerrar hasta quedar dormida dejando a una chica muy enojada encima de ella.

—¡Esto es en serio, Sana!—Expresó con enojo. 

Se levanto de Sana quién estaba dormida en su sofá, estaba tan molesta que sirvió un vaso de solo whisky sin agua ni nada más que esa bebida alcohólica.

  — Me lo volviste hacer Minatozaki, tonta.

Estaba demasiado enojada que la llevo con cuidado a su habitación, lo bueno es que gracias al ejercicio tenía fuerza o al menos la necesaria para llevarla a dormir. Con cuidado la recostó en su cama, le quito la venda de sus ojos y le fue quitando poco a poco la ropa... cuándo llego a su ropa interior se le vino una idea a la mente que la hizo sonreír.

La desprendió de toda su ropa, antes de acomodarla boca abajo le dejo unas marcas cerca de sus hombros y cuello, la acomodo con cuidado y le tomo unas fotos ya con la sabana dejando al descubierto una parte de su espalda.

— Si no lo hicimos, al menos te haré creer que si— Sonrió.

Cuándo termino de tomar su bebida, repitió la misma acción quedando completamente desnuda entro a la cama para abrazar a sana mientras dormía.

Sana quién dormía estaba teniendo un sueño, pero minutos después todo se volvió a esa pesadilla que la atormentaba de vez que se sentía vulnerable como un día como el de hoy. Sus manos apretaban las sabanas de la cama en la que se encontraba dormida, el sudor caía por su frente y tragaba saliva con cuidado. Se levanto rápidamente, al despertar noto que no se encontraba en su habitación y un poco de sus recuerdos de la noche anterior regresaron, pero no era tonta, por supuesto que reconocía la habitación. Sintió que no tenía ropa, al mirar a su lado veía a tzuyu durmiendo muy tranquila de la misma manera que ella, entonces recordó unos fragmentos y se lamentaba.

  — Ya despertaste— Dijo Tzuyu quién se estaba despertado apenas y bostezaba solo un poco y se estiraba. 

  —Mmm sí— Respondió nada más Sana.

Se levanto para ir al baño, al mirarse al espejo lo que miro no le gusto demasiado. Algo que odiaba Sana, era que le dejaran marcas como las que tenía en su cuello en estos momentos pero no era más que su culpa por permitirlo y dejarse llevar.

Escucho que alguien venía y era Tzuyu aún con su cuerpo desnudo yendo a abrazarla y darle un pequeño beso de buenos días.

— ¡Buenos días!— Dijo muy animada la taiwanesa— Ayer me dejaste sin palabras, quede impresionada— Mintió.

— Tzuyu...— Dijo Sana quién iba hablar pero Tzuyu no se lo permitió.

— No arruines lo que tuvimos ayer ¿si?— Dijo con delicadeza. 

— Debo irme. 

Sana fue a la habitación de nuevo para poder vestirse e irse, no tardo mucho cuándo ya estaba completamente vestida. Intentaba recordar todo los hechos de ayer pero su mente parecía no querer cooperar.

  — Sana...— Dijo Tzuyu— Mañana será mi evento deportivo, ayer me prometiste que irías.

— Si recuerdo eso, pero no te lo prometí— Respondió sería Sana— ¿En dónde serán?

  — En mi instituto— Respondió de inmediato.

 Tomo su cartera que estaba tirada en el suelo y al escuchar que sería en su instituto tuvo un recuerdo nada agradable.

  — ¿Recuerdas cuándo te avergonzabas que fuera ahí?—Rió irónica— Ahora me pides que vaya, no puedo evitar reírme. 

  Esas palabras resonaron en su cabeza, recordando como muchas veces la chica del enfrente la hizo sentir de menos, y ahora era ella quién la buscaba y la deseaba.

— Te veo ahí.

Solo acepto ir por que no tenía nada mejor que hacer, aún le quedaban un par de días libres y no quería solamente quedarse en su habitación acostada todo el día. Antes de salir llamo a un taxi que no tardo en llegar por ella, la ruta que tomo el conductor paso por su antiguo edificio en dónde solían vivir las tres, solo había cambiado un poco. 

Pensó que sería un día tranquilo luego de todo lo sucedido en la noche, pero estaba lejos de serlo. Se paro unas cuadras antes para que no la dejaran en dónde residía, no había nadie en los alrededores e incluso estaba un poco silencioso. Cuándo entro toda la atmósfera cambio completamente, no podía creer lo que estaba viendo en esos momentos.

  — El ilegitimo nos ha declarado la guerra el día de hoy— Gruño bae quién estaba muy enojada—El no sabe con quién se metió.

Todos veían el cuerpo sin vida de su compañero aún en el suelo, su muerte había sido muy fea. Tenía apuñaladas en todas partes de su cuerpo, fracturas en las costillas y le habían extraído 3 dedos de ambas manos.

  — Estas personas no andan jugando, seguro que quiere vengar la muerte de su padre— Dijo Momo analizando la situación.

Todos miraban a Sana, todos sabían que la responsable fue ella. No había dejado huellas, todo fue preciso como lo planeo.

— ¿Como saben que es el?— Pregunto Sana.

— Por qué Zhou me aviso que algo similar sucedió por ahí. Somos los más peligrosos y buscados, entonces solo queda los chinos que intentaron retarnos y del que nos deshicimos.

— Nadie pudo verme ese día, no había nadie más en esa habitación o me hubiera desecho de el también— Respondió Sana orgullosa.

— Ese no es el problema aquí, tenemos que ser precavidos e investigar quién es el responsable. Esa persona ha sido muy precavida respecto a todo esto, llegue a sospechar de muchos pero ese día murieron más de 50 personas... entonces eso deja a una lista de los cuerpos encontrados ese día— Dijo Bae.

Todos se empezaron a ir de la sala rumbo a sus habitaciones, excepto momo quién veía con mirada de interrogación a su mejor amiga. Le hizo una señal para que la siguiera al patio trasero y pudieran conversar un poco.

Al principio Momo no decía nada pero en sus ojos se veía felicidad, tenía ese brillo único que nunca había visto en su mirada, entonces supo que seguramente ya había formalizado con Nayeon.

 — ¿Todo bien momoring?— Pregunto feliz Sana.

— Sí, Nayeon por fin me dijo que si quiere que salgamos. Yo llegue a creer que me iba a rechazar pero termino siendo todo lo contrario...— Respondió muy orgullosa.

— Me alegro mucho por ti— Le sonrió con sinceridad. 

Llego a sentirse miserable por una parte, por que a todos parecía irles bien. Todo era fácil para los demás, se sentía estúpida por que en su vida era todo lo contrario. Con los días parecía todo ir de mal en peor y Momo noto esa mirada.

  — ¿Aún no te sientes bien?— Pregunto Momo, aunque su respuesta era obvia y es que observo las marcas en el cuello de su amiga— Por lo que veo si te divertiste con Tzuyu. 

  — No quiero hablar de eso...— Respondió sería— Quiero dormir, nos vemos luego.

El corazón de las dos chicas parecía distanciarse tomando otros caminos en el que no coincidirían y terminarían siendo un mal recuerdo. Ninguna quería eso, las dos buscaban su bienestar que terminaron alejándose por las malas decisiones que tomaban pensando que eran las correctas.

Ambas se perdían en ese camino en el que aún se encontraban caminando por buscar el final que las llevará a su felicidad, Dahyun perdida en un laberinto de decisiones y Sana perdida en un bosque lleno de recuerdos y miedos.

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