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Capitulo cuarenta y ocho.

El sábado había llegado y con ello un montón de emociones también. Les aviso a Nayeon, Chaeyoung, Mina y Jihyo que si podían ir a Jeju y todas terminaron aceptando. Sana se había encargado de invitar a Momo, Tzuyu y Jeongyeon por que tenía que venir con la taiwanesa de todos modos.

Todos se verían en el aeropuerto, el vuelo era corto por lo que no se molestaron en desayunar para llegar ahí. Cuándo todos llegaron se saludaron y subieron al avión. Todos estaban emocionados, Chaeyoung con Mina, Sana con Dahyun, Nayeon con Momo, Tzuyu con Jenongyeon y Jihyo quién iba sola.

Cuándo Momo se entero que Jeongyeon y Nayeon tuvieron un corto noviazgo, no dejaba de hacerle escenas de celos a la coneja. Se veían tiernas y adorables. Al llegar todas ya tenían distribuidas las habitaciones. Lo bueno es que pudieron alojarse en uno de los mejores hoteles, todo fue cortesía de Sana, Momo y Tzuyu quién no quiso quedarse en cualquier lugar. 

El clima estaba exquisito, el viento y el sol estaban en su punto. No era semana de vacaciones por lo que no habría muchas personas y eso les permitiría recorrer mejor el lugar. Lo primero que fueron a ver todas, era la enorme playa que estaba justo enfrente de su hotel y si que tenía una vista envidiable. 

Todos se separaron para visitar cada quién lo que quisiera. Sana y Dahyun decidieron ir a caminar por la playa, así que se dirigieron ahí. Iban caminando agarradas de las manos, muchos las veían pero no les importaba. Habían estado un buen tiempo separadas y ahora querían demostrar su amor cada vez que pudieran, y en el momento que sea.

—La playa es muy bonita. De pequeña mi padre siempre me decía que nos traería a mamá y a mi aquí—Contó nostálgica Dahyun.

Extrañaba a su papá, no tuvo mucho tiempo de convivir con el. Se fue antes de tiempo y le dolía.

—Muchas gracias por traerme aquí, me hace muy feliz compartir esto contigo—Volvió hablar Dahyun.

Sana vio lo desanimada que estaba su novia, así que se detuvo. Pensó en si sería buena idea y luego simplemente actuó. Con todas sus fuerzas cargo a Dahyun que por suerte habían ya llevado su ropa de playa y la llevo al mar en dónde ambas se metieron. Las personas las miraban por que parecían niñas pequeñas disfrutando sus vacaciones. Sana no paraba de reírse mientras la menor estaba un poco enojada. Pero luego termino riendo. Estaban enfrente la una de la otra, la japonesa sacudió su cabello mojando aún más a Dahyun. Se sumergía y le echaba agua a su menor quién parecía disfrutarlo. 

—Eres una niña pequeña, Minatozaki—Bufó Dahyun.

—Lo soy—Salió Sana por fin a la superficie—Pero a eso venimos. Nos divertiremos y siempre recordaremos este viaje.

Nunca olvidarían este viaje, eso era seguro.

—Algo me dice que este viaje será inolvidable—Dijo animada Dahyun.

—Quiero hacerlo inolvidable. Hoy iremos a comer a un lugar muy especial—Sonrió Sana.

Tardaron mucho tiempo jugando en la playa. Lo malo es que no llevaron nada y ahora sufrían las consecuencias del viento que parecía odiarlas. Decidieron ir de nuevo a su hotel para cambiarse, tomar un baño e ir a comer en dónde sana había reservado.

Ninguna de las chicas estaban en las habitaciones. El atardecer era muy bonito, aunque se arrepentía por que hubieran ido a caminar un poco más e ir a comer, pero su estomago pedía a gritos comida.

Ambas chicas se vistieron casual, por primera vez Dahyun veía a Sana en manga corta y shorts. Normalmente la japonesa usaba abrigos y pantalones, así que era una avance.

—Pensé que usarías un abrigo—Dijo sincera Dahyun.

—También yo pensé eso, pero no quiero que digan que tu novia esta loca. Aunque eso es verdad—Respondió con humor Sana.

Caminaban tranquilas mientras veían todas las tiendas, artículos y ropa que estaban en las tiendas de su alrededor.

—Sana puedes adelantarte al restaurante iré al baño primero—Mintió Dahyun.

—No tardes, si te pierdes me hablas e iré a buscarte.

Dahyun, asintió, fingió buscar un baño. Cuándo observo a la japonesa ya un poco lejos volvió a ver los puestos. Quería comprarle una pequeña pulsera para que le regalara y también tuviera algo con ella todo el tiempo,  así como ella tenía su collar que le obsequió.

Todos le parecían muy bonitos hasta que vio uno que parecía interesante. La señora lo levanto para que lo viera mejor, era echa a mano.

—Este tiene un símbolo de protección y de buena suerte. Es perfecto para dárselo a una persona especial—Dijo la señora amablemente.

Dahyun lo observaba detalladamente, se veía muy bonita y se la imagino en la muñeca de Sana.

—La quiero—Respondió Dahyun.

La señora se la entrego junto con su cambio. No le costó mucho, pero al menos tenía un significado y eso es lo que ella quería. No tardo mucho, así que camino de manera rápida al restaurante en dónde estaría Sana esperándola. Seguramente ya la estaría buscando y acertó, su celular empezó a sonar y era una llamada de su novia.Le daba ternura que su novia la cuidará de esa manera, no era sobre protectora ni posesiva, pero a veces era bien exagerada en su seguridad.

Lo primero que vio al entrar fue a Sana sentada en una de las mesas del otro lado. La vista de la mesa que había escogido era muy bonita, se veía muy preciosa revisando su celular ahí sentada. No lo negaba pero sana siempre tuvo un bonito perfil y hoy lo estaba admirando.

—¿Con quién hablas que hasta sonríes?—Fingió estar celosa Dahyun.

—Con nadie, te estaba mandando mensajes. Habías tardado, ya iba a ir a buscarte—Expresó preocupada.

—¿Tienes miedo de perderme? Acéptalo—Bufó Dahyun.

—Tengo miedo de perderte—Expresó con sinceridad.

—Te quiero mucho, sana.

Dahyun siempre quiso decirle otra palabra a Sana, se sentía lista pero no pensaba que la japonesa estuviera lista para escucharla. Platicaban mientras esperaban su comida, sana pidió mucha mientras que Dahyun no tenía mucho apetito. Pensaba más en el momento que le daría la pulsera, al igual que quería invitarla a ir al baile con ella.

—¿Te pasa algo? Veo que hoy estas muy callada—Pregunto preocupada la japonesa.

—No es nada, solo pienso en cosas de la escuela—Mintió.

—Deberías olvidar eso, al menos por hoy—Sana le sujeto la mano—Hoy vinimos a divertirnos y relajarnos con todas, pero al parecer solo nosotras.

Sana se levanto de su asiento para darle un pequeño beso en los labios a Dahyun. 

Cuándo se distrajo Dahyun no podía evitar sentirse observaba y al voltear a ver de quién se trataba atrapo a una pareja viéndolas. Cuándo vieron que los habían atrapado voltearon rápido a ver a otro lado. Lo encontró extraño, pero tampoco quiso decirle nada a Sana por que podría ser que las confundieron con alguien más y sería tonto alarmarla por nada.

Conversaron muy a gusto, sana no paraba de hacer sonreír a Dahyun. Parecían otra vez dos niñas pequeñas, en cada oportunidad que tenía tocaba su pierna ligeramente. Lo único que quería era provocarla y lo estaba consiguiendo.

—Basta—Gruño Dahyunr quién estaba molesta—Estamos en un lugar publico.

—¿Y eso que tiene? Pensé que te gustaba—Se defendió. Hacía pequeños gestos para que no se molestara la menor con ella.

—No me puedo enojar contigo. Te odio por eso—Dahyun le sonrió haciendo sus ojos aún más pequeños.

—Me encantas—Le sonrió de vuelta. Pero esta vez le daba una mirada profunda—No vuelvas a sonreír así, me dan ganas de querer desvestirte aquí mismo.

Sana era demasiado sincera en algunas ocasiones y muchas veces también una desvergonzada.

—Si lo haces, las personas me verían ¿Quieres eso?—Reto Dahyun a Sana. Solo tenía que ver su expresión para darse cuenta que había ganado.

—¡No! ¡Claro que no!—Respondió enojada. Había sido derrotada.

Dahyun aún sentía la mirada de esas personas. Cuándo miro disimuladamente ahí estaba esa pareja observándolas. Lo bueno es que ya se irían, ya habían terminado de cenar y sus amigas ya las estaban esperando.  Sana ayudo a pararse a su novia, fue para pagar su cena y fue ahí cuándo todo pareció descontrolarse. Mientras esperaba su cambio, veía que Dahyun tardaba. Solo había ido al baño, pero estaba tardando más de lo normal.

—¿Sana?—Dijo un hombre a sus espaldas.

No reconocía la voz, tampoco quería sonar grosera y aún lo que era más extraño es que sabía su nombre.

—¿Si?—Respondió la japonesa. 

Miro aquellas personas, sus ojos se hicieron grandes. Claro que reconocía a esas personas, para su mala suerte aún recordaba sus rostros. Ahora eran un poco más viejos, pero esos ojos, esas bocas y esos oídos podía reconocerlos siempre y en cualquier parte.

—¿Que es lo que quieren?

—¿Te acuerdas de nosotros? No puedo creer que seas tú—Dijo aquella mujer muy feliz—Estas grande y te vez saludable.

El simple hecho de escucharla hablar, lograba que sus defensas bajaran. Su cuerpo temblaba y no era para menos. 

—Para mi desgracia si lo hago—Respondió fría—Debo irme.

No iba a esperar a Dahyun, no adentro. Estaba por irse pero aquella mujer la sostuvo del brazo.

—Se que no debes estar muy feliz de vernos. No fuimos buenas personas en el pasado, nunca fuimos unos verdaderos padres para ti y no hay día que no me arrepienta de haber abandonado a mi hija...

Eran sus padres, las personas que más odiaba en el mundo. No les echaba la culpa de su actual vida, pero odiaba toda la violencia que le hicieron pasar.

—Ustedes nunca debieron ser padres. Ni siquiera deberían autodenominarse de esa manera, dejaron de serlo hace mucho tiempo—Sus palabras eran francas.

—Lo sabemos, pero nos arrepentimos. Intentamos ir a buscarte en el orfanato en dónde nos dijeron que estabas, pero cuándo llegamos te habías escapado—Dijo la mujer arrepentida—Pensamos que seúl te había tragado—La mujer intento tocar a Sana pero esta no lo permitió—Por favor, perdónanos y comencemos de nuevo.

No pudo evitar reírse llamando la atención de todos en el lugar e incluso la de Sana quién había salido del baño hace unos minutos. No quería entrometerse por lo que se encontraba viendo, veía la mano de Sana temblar y sabía que la estaba pasando realmente mal.

—¿Que los perdone? ¿Acaso son idiotas?—rió la japonesa—Nunca los perdonaré. Así que por favor no digas una estupidez así.

—Hija—Hablo el que era su padre.

—¿Hija? No vuelvas a decirme así...

La japonesa no pudo soportarlo más, el escuchar que la llamaran hija le rompió su corazón. Salió corriendo la japonesa sin mirar atrás, ni dejar a Dahyun le importo. Solo quería huir, era lo único que hacía cuándo se trataba de su pasado, no quería enfrentarlo.

—¡Sana, espera!—Gritó Dahyun asustada.

Los padres de Sana miraron a Dahyun.

—¿Tu eres algo de Sana no es así?—Pregunto la madre de la japonesa—¿Puedes entregarle esto? Solo quiero hablar con ella, explicarle las cosas.

—Disculpe que me entrometa, pero nada de sus palabras puede remediar todo lo que a sufrido todo este tiempo.

Dahyun no quiso seguir hablando, así que fue detrás de Sana. No la veía por ningún lado, así que fue directo a su hotel en dónde podría haber ido. Para su mala suerte no estaba ahí, nadie la había visto.

Intento pensar en muchos lugares, pero solo uno se le venía a la mente. Sana siempre amo la playa, seguramente ahí estaría. Así que sin pensarlo más se dirigió hasta ahí, corría lo más rápido que podía. No quería dejar a su novia en momentos difíciles como los que estaba teniendo ahora.

Intento buscar por toda la orilla, hasta que vio a lo lejos una chica que abrazaba sus rodillas. No tenía que ser muy inteligente para no darse cuenta que era Sana. Se acerco poco a poco, se escuchaba un llanto provenir de ahí. Cuándo estaba más cerca, vio como la japonesa estaba apunto de drogarse, así que corrió para detenerla.

—No lo hagas sana, no lo vale—Dijo Dahyun queriéndoselo—Aquí estoy—La rodeó con sus brazos para darle un abrazo—No puedo entender lo mal que la debes estar pasando, pero tengo una pequeña idea.

—Creen que es fácil hablarme como si nada, luego de haberme tirado como basura—Estaba muy enfadada, sus palabras la delataban.

Dahyun se alejo para sentarse a su lado. La arena era suave y podía enterrar sus pequeños pies.

—¿Quién es la verdadera Sana? Siempre me he preguntado eso, muchas veces sentía que nunca te conocía. Aún creó eso, me siento distante muchas veces.

—Mis padres cuándo aún vivía con ellos, me maltrataban. Nunca entendí que hice mal, mi madre nunca me defendió y en muchas ocasiones era ella la que me hería. A veces no había que comer, ellos se iban a buscar pero no les importaba. Me dejaban sin comer varios días, yo no entendía que hacía mal si me portaba bien—La japonesa miraba a Dahyun a los ojos— Un día simplemente me abandonaron, no volví a saber de ellos. No merecen decir que son padres, ni mucho menos llamarme hija.

—Nunca fueron unos verdaderos padres—Susurro Dahyun. Escuchar a Sana tan destruida le dolía.

—El orfanato solo fue peor, esas personas nos maltrataban. Muchas de las cicatrices que tengo en mi cuerpo, no fueron por lo que hago. Ellos nos los hacían, no solo a mi a todos los niños de ahí. Fue por eso que escapamos, ese lugar era peor que el infierno.

El solo hecho de imaginarse todo eso, entendía por que era desconfiada.

—De hecho, ni si quiera termine la primaria. El señor Zhou fue el que nos ofreció casa, comida y dinero a cambio de entrenar y volvernos fuertes para que más adelante les sirviéramos. Fue la razón por la que termine aquí, pero si me lo preguntaras nunca me gusto hacerlo.

Dahyun no sabía que decir, se había quedado sin palabras y eso la frustraba. Necesitaba decirle algo, necesitaba demostrarle su apoyo, pero simplemente sus palabras no salían.  

Se acerco poco a poco, la abrazo y con mucho cuidado quito las lágrimas de sus ojos.

—Ya no estas más sola, no te abandonare.

Empezaron a besarse, el beso era lento. Sana no quería dejar de besarla, eso la calmaba y era lo único que necesitaba en esos momentos. Bajaba sus manos intentando examinar la espalda de su novia Sus manos se ponían traviesas y eso solo significaba una cosa, las dos querían lo mismo.

¿Era eso su lengua? ¿Era eso lo que querían decir cuando hablaban de que las llamas tenían lenguas? Eso pensaba Dahyun cuándo sintió su lengua de la japonesa masajear la suya. La manera de besar de sana era tan única, la hacía sentir especial y era tan sincero que podrían estar teniendo sexo descontrolado, y no dejaría de ser tierno.

—Te necesito ahora, princesa—Susurro Sana. Estaba demasiado caliente que no podría parar, ya no.

No se percataron que estaban aún en la playa, así que Dahyunr se levanto y extendió su mano de la japonesa para que fueran a su habitación.

Al llegar, sus ropas se iban quitando una por una hasta que quedaron completamente desnudas. Sana estaba encima de Dahyun, la devoraba con sus besos y era su oportunidad. Estaba nerviosa, tenía tiempo que no estaba con nadie y tenía miedo de arruinarlo. Tenía que ser mágico.

Sana dejaba pequeños besos en el cuello de Dahyun junto con pequeñas mordidas. Podía notar que estaba demasiado excitada, su cuerpo temblaba como en su primera vez. Aún veía el temor en su mirada.

—¡No tengas miedo! ¡Yo jamás te haría daño!—Susurro Sana.

Dahyun sentía las caricias de sana en su piel, sus dedos eran suaves y sus besos eran mágicos. Nunca se había sentido de esa manera, estaba cediendo completamente a ella. No era como esa vez que Jackson intento tomarla a la fuerza, esta vez su cuerpo desde el primer beso quería y su cuerpo no mentía. Con sana perdería su virginidad mil veces y no le importaría.

Lo estaban haciendo de una manera amorosa, la japonesa tenía demasiado cuidado. Cuándo bajo a su entrepierna la miro como pidiendo permiso para continuar.

—Hazlo—Dijo entre gemidos Dahyun.

Sin pensarlo más Sana llevo sus labios a su entre pierna y empezó pasando ligeramente su lengua por el clítoris de Dahyun, estaba demasiado mojada y su sabor era igual de exquisito que la primera vez. El miedo había abonado sus cuerpos, ahora solo estaban siendo guiadas por la pasión.

Dahyun con la japonesa jugaba con sus pezones de la menor mientras estaba haciéndole sexo oral. Escuchar sus gemidos, eran música para sus oídos y no se cansaría de escucharlos. Sus cuerpos estaban sudados, pero la menor estaba disfrutando cada segundo.

Luego de terminar con su entre pierna de Dahyun regreso a besarla de nuevo. Sus lenguas se tocaban como una sinfonía que era solamente de las dos. Sana bajo su mano, Dahyun vio la intención de la japonesa y abrió sus piernas, deseaba ser penetrada por su novia. Era la única quién podía y se lo permitiría.

Primero empezó con un dedo, Dahyun soltó un gemido. Más cuándo sintió el dedo de la japonesa entrar y salir de su cuerpo, no podía dejar de gemir, arañaba la espalda de Sana. Mordía su hombro cuándo sintió el segundo dedo entrar.

—Estas muy estrecha, me encanta—Susurraba Sana en el oído de Dahyun—Debería besarte o todo el hotel te escuchara. 

Eso hizo, mientras introducía y sacaba sus dedos del centro de Dahyun la besaba. Su espalda estaba siendo arañada y le encantaba. Le mordía sus labios, le dolía pero no podía decirle que parara, estaban llegando a su climax las dos.  

—Vente para mi, princesa—Susurraba Sana.

Dahyun se sentía avergonzada por terminar tan rápido, por poco se venía en la mano de su novia. Pero el simple hecho de ser tocada por sana la volvía loca, nunca pensó que sucedería de nuevo, al menos no en el viaje. Pero ahora estaban desnudas en la cama de su habitación mientras no dejaban de besarse.

Podían separarse muchas veces, podrán estar con otras personas pero nunca podrían sentir lo que ambas sentían esos momentos.

Dahyun estaba decidida, se subió encima de Sana y le dejaba besos por todo su cuerpo. Le encantaba besar, ahora que la miraba mejor pudo notar nuevas cicatrices en su piel. Unos eran grandes y otros pequeños, se preguntaba cuántos golpes más podría aguantar ese pequeño cuerpo de sana. Cuántas cosas había tenido que pasar para que ahora estuvieran de esta manera. La ponía triste. No se había percatado del  pequeño nuevo tatuaje en su piel. Cuándo leyó que decía llevo sus manos a la boca por lo sorprendida que estaba.

—Te amo, Sana—Susurro Dahyun—Te amo, en verdad lo hago.

Siempre quiso decirlo, ahora estaba segura de que de verdad lo sentía.

—Te amo, princesa. Eres lo más puro que siente mi corazón, no te haría daño y daría mi vida por ti—Sana agarro la mano de la menor y lo llevo a su corazón—Mi corazón siempre quiere salirse de mi cuerpo cuánto estoy contigo.

—El mío también, no quiero volver a separarme de ti.

—No dejaré que te me escapes.

El amor era mágico, lindo y perfecto. Aunque en otras ocasiones era destructivo y fuera de ser perfecto era putrefacto. El amor que sentía ambas era mucho más grande que cualquier galaxia, solo necesitaban estar juntas para poder superar todo lo que la vida les pusiera de prueba.

Ambas se amaban, ambas estaban enamoradas y ahora las dos habían dicho ''Te amo'' siendo el sentimiento más sincero y puro de ambas.

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